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Sacha Guitry
La zona del Verso: HASTA MAÑANA.
In Memoriam
Los últimos poemas de Mario Benedetti 14 Septiembre 1920/17 Mayo 2009
Hasta mañana
Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño
que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido
por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?
Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte.
Mario Benedetti
LA ZONA DE LOS NOMBRES : MARIO BENEDETTI.
La zona del verso: EL ACRÓBATA.
trapecio, en silencio tras
el redoble de pronto enmudecido, a través
del aire sorprendido, más veloz que
el peso de su cuerpo, que otra vez
no llegó a tiempo de caer.
Solo. O aún menos que solo,
menos, pues mutilo, pues fáltanle
las alas, fáltanle mucho,
una falta que le obliga
a avergonzados revoloteos con una atención
implume, ya sólo desnuda.
Denodadamente ligero,
con paciente agilidad,
con calculada inspiración ¿Ves
cómo se agazapa para el vuelo, sabes
cómo conspira de pies a cabeza
contra quien él es: sabes, ves
cuán arteramente se enhebra en su antigua figura y,
para asir en su puño el mundo mecido,
extiende los brazos recién nacidos de sí?
más hermoso sobre todo en este preciso,
preciso, por lo demás ya pasado, instante.
La zona del Verso: ALEGRIA DE ESCRIBIR.
¿A dónde va la corza escrita por el bosque escrito?
¿A tomar agua escrita
que refleje su hocico puntualmente?
¿Por qué alza la cabeza? ;escucha algo?
Se apoya en cuatro patas que la verdad le presta.
Mueve bajo mis dedos una oreja.
Silencio, esa palabra, susurra en el papel
como las otras y remueve ramas
por las palabras del bosque cansadas.
En la hoja blanca de papel acechan
letras que pueden componerse mal,
frases que pueden ser un cerco
y no habrá salvación.
En la gota de tinta un regimiento
de cazadores enfocan la mira
listos para correr pluma empinada abajo,
cercar la corza y preparar el tiro.
Olvidan que esto no existe
Otras leyes gobiernan el blanco sobre negro
parpadeará el ojo el tiempo que yo quiera
y podré dividirlo en pequeñas eternidades
llenas de balas quietas en el aire.
Por siempre, si lo ordeno; nada pasará aquí.
Ni una hoja caerá si no lo quiero
ni las pezuñas hollarán la hierba
¿Existe pues un mundo sobre el cual
soy un destino independiente?
¿Ese tiempo al que une la cadena de signos,
existe bajo mis órdenes constantes?
La alegría de escribir.
La posibilidad de eternizar.
La venganza de una mano mortal.
Wislawa Szymborska.
La zona del Verso: BREVE
SERÁN NECESARIAS MUCHAS VIDAS PARA VIVIR UNA PASIÓN DIGNA DEL ALMA.
NO SE NOS DA TIEMPO A RECTIFICAR, A COMPRENDER AL MENOS, Y NOS MORIMOS CASI SIN HABER VIVIDO.
EL ERROR MÍO FUE CREER QUE ME ALCANZABA LA VIDA PARA TODO ESO.
DULCE MARÍA LOYNAZ.
La zona de los NOMBRES: Wislawa Szymborska.
(Kórnik, Poznan, 1923) Poetisa polaca, considerada una de las más singulares de su país, que recibió el premio Nobel de Literatura 1996. Hija de un funcionario, en 1931 se trasladó con su familia a Cracovia, ciudad en la que se asentó de forma definitiva. Estudió filología y sociología después de la Segunda Guerra Mundial en la Universidad Jagellónica, tras lo cual inició su andadura literaria, consagrada esencialmente a la poesía, aunque también a la crítica y el ensayo en diversas publicaciones periódicas, en particular en Vida Literaria. Ahí aparecieron desde 1968 sus "folletines literarios", a modo de poco convencionales críticas, que serían publicados en forma de libro en dos volúmenes, Lecturas facultativas, (1973 y 1981). Su primer poema publicado, en 1945, "Busco la palabra", apareció en el Diario Polaco, y es a partir del poemario Por eso vivimos (1952) cuando obtuvo reconocimiento público.
El inicio de su itinerario creativo se produjo bajo las normas estilísticas del realismo socialista imperante y denota tanto el estremecimiento por los crímenes de la guerra reciente como su identificación con los sufrimientos del pueblo polaco y su esfuerzo por superarlos. En esa estela, aunque ya anunciando algunas de las características de su obra posterior, en particular la ironía para abordar poéticamente los dilemas filosóficos que la inquietan, escribió Preguntas hechas a una misma (1954).
Pero será con Llamada al Yeti (1957) cuando romperá definitivamente con los preceptos del régimen, en un ajuste de cuentas con su actitud anterior y también con la de la sociedad oficial. A partir del año anterior, en Polonia como en otros países, se inició un fuerte movimiento de rechazo de la imposición soviética y del doctrinarismo comunista, en forma de rebeldía nacionalista. Szymborska optó por la reflexión filosófica y ética, tomando distancia de los debates concretos, y siempre tiñendo de su peculiar humor sus indagaciones poéticas sobre el espíritu humano individual.
Sucesiva y discretamente, fueron apareciendo sus obras de madurez: La sal (1962), Cien alegrías (1967), Todo caso (1972), Gran número (1976), Gente en el puente (1986), hasta llegar a Fin y principio (1993). Szymborska, pese a abordar de forma continua lo que considera los más hondos recovecos del ser humano, tiende a despojar su poesía de gravedad retórica, para lo cual recurre al distanciamiento intelectual y emocional por medio del aludido humorismo presente en casi todos sus libros, junto con el frecuente recurso del lenguaje coloquial, la sencillez, los versos breves y la estructura de estrofas clásica.
Otro de los rasgos de su obra es su facultad para desvelar lo insólito a través de los hechos y los fenómenos aparentemente más insignificantes y cotidianos. En realidad, su visión de la sociedad es pesimista y amarga, de modo que los individuos disponen tan sólo de la lucidez y la ironía para afrontar sus dolorosas relaciones con el medio que les determina.
La zona del verso: BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.
Wislawa Szymborska.
La zona del verso: SI ACASO...
Tenía que ocurrir.
Ocurrió antes. Después.
Más cerca. Más lejos.
Ocurrió; no a ti.
Te salvaste porque fuiste el primero.
Te salvaste porque fuiste el último.
Porque estabas solo. Porque la gente.
Porque a la izquierda. Porque a la derecha.
Porque llovía. Porque había sombra.
Porque hacía sol.
Por fortuna había allí un bosque.
Por fortuna no había árboles.
Por fortuna una vía, un gancho, una viga, un freno,
un marco, una curva, un milímetro, un segundo.
Por fortuna una cuchilla nadaba en el agua.
Debido a, ya que, y en cambio, a pesar de.
Qué hubiera ocurrido si la mano, el pie,
a un paso, por un pelo,
por casualidad,
¡Ah, estás? ¿Directamente de un momento todavía entreabierto?
¿La red tenía un solo punto, y tú a través de ese punto?
No dejo de asombrarme, de quedarme sin habla.
Escucha
cuán rápido me late tu corazón.
Wislawa Szymborska.
La zona del verso: PROSPECTO.
Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
Soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
Comparezco ante los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
¡ disolverme bajo la lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un poco de agua.
Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad química.
Eres todavía un hombre (una mujer) joven,
deberías sentar la cabeza de algún modo.
¿Quién ha dicho
que la vida hay que vivirla arriesgadamente?
Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecido (agradecida)
por haber caído de pies.
No habrá más comprador.
La zona del Verso: NADA SUCEDE DOS VECES.
Nada sucede dos veces
Ni va suceder, por eso
Sin experiencias nacemos
Sin rutinas moriremos.
En esta escuela del mundo
Ni siendo malos alumnos
Repetiremos un año
Un invierno, un verano.
No es el mismo ningún día,
no hay dos noches parecidas
igual mirada en los ojos
dos besos que se repitan.
Ayer mientras que tu nombre
En voz alta pronunciaban,
Sentí como si una rosa
Cayera por la ventana.
Ahora que estamos juntos,
vuelvo la cara hacia el muro,
¿rosa? ¿cómo es la rosa?
¿Cómo una flor o una piedra?
Dime porqué, mala hora,
Con miedo inútil te mezclas.
Eres y por eso pasas.
Pasas, Por eso eres bella.
Medio abrazados, sonrientes,
Buscaremos la cordura,
aun siendo tan diferentes
cual dos gotas de agua pura.
Lo leyó Patxi Lopez en su
investidura.
La zona del verso: OTRO CORAZÓN.
yo me ofrecí a llevarla un día más a la Era
un día más con una ilusión
Presurosa, soñadora, emprendí el camino
falda larga, blusa blanca, zapatillas de loneta
y un sombrero para el sol
Canturreaba alegremente, me paraba y cogía una flor
Ya se veía la Era
Los hombres al verme, dejaron su labor
Todos menos uno
El que yo amaba tanto
Aquel por quien tenía loco el corazón
Ni siquiera levantó la mirada
siguió trabajando
ni el murmullo y la admiración de los otros
ni un músculo le alteró
Dejé la comida a Padre
no podía estar más tiempo
no era de buena educación
otro día más y él ni caso
Yo que voy a la Era cada día por él
sin importarme el polvo del camino
el cansancio , ni el sol
Noté que la emoción nublaba mis ojos
mis labios temblaban
¡Pero no!
de un manotazo me sequé las lágrimas
cogí un cántaro de agua
me tragué mi orgullo,
y ante el hombre que me ignoraba le dije casi sin voz:
¿un poco de agua fresca para el calor?
Él dudó un instante
poco a poco su esbelta figura irguió
las rodillas me temblaban
anhelante busqué su mirada
una sonrisa, algún gesto amable que no matara mi ilusión
Bebió un poco
una gotas de agua por la comisura de sus labios
se deslizó
mi corazón latía deprisa
estaba tan cerca de él
el tiempo para mí se paró
Me devolvió el cántaro
al hacerlo, sus manos fuertes mi mano rozó
empecé a perder la vista
perdí la noción de las cosas
recuerdo unos brazos fuertes
una respiración agitada
y el latido de otro corazón.
Mª R.
La zona ácida: EL BANQUERO.
Una tarde un famoso banquero iba en su limusina cuando vió a dos hombres en la orilla de la carretera comiendo cesped.
Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar. Le preguntó a uno de ellos:
-¿Porqué están comiendo cesped?
-No tenemos dinero para comida.- dijo el pobre hombre- Por eso tenemos que comer cesped.
-Bueno, entonces vengan a mi casa que yo les alimentaré- dijo el banquero.
-Gracias, pero tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, debajo de aquel arbol.
-Que vengan tambien.- dijo nuevamente el banquero.
Volviendose al otro pobre hombre le dijo:
-Ud tambien puede venir.
El hombre, con una voz lastimosa dijo:
-Pero señor, yo tambien tengo esposa y seis hijos conmigo!!!
-Pues que vengan tambien.- respondió el banquero.
Entraron todos en el lujoso y enorme coche. Una vez en camino, uno de los hombres miró al banquero y le dijo:
-Sr., es usted muy bueno. Muchas gracias por llevarnos a todos!!!
El banquero contestó: -¡Hombre, no tenga vergüenza, soy muy feliz de hacerlo!
Les va a encantar mi casa...¡El cesped está como de veinte centímetros de alto!
Moraleja:
Cuando creas que un banquero te está ayudando, piensateló dos veces.
La zona del Verso: LA CARICIA DEL MAR
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