LA ZONA NATURAL : Nutriscore.

Apenas el Gobierno anuncia su futura implantación, expertos y consumidores alertan sobre las "paradojas" del sistema.

Etiquetado NutriScore

Esta misma semana, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social anunciaba la futura implantación en España del Etiquetado Nutricional Frontal, un sistema que servirá como referencia de la calidad nutricional de los alimentos y bebidas y para el que se han seguido recomendaciones de entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Europea (UE). Sin embargo, el arranque de esta iniciativa no ha sido bueno y la polémica ha saltado a la calle de inmediato.

Recordemos que el código NutriScore consiste en un gráfico con coloración gradual del verde al rojo en cinco niveles, como si de un semáforo se tratara. Cada producto destacará el color que le corresponda en función de su contenido en azúcares, grasas saturadas, sal, calorías, fibra y proteínas. Los colores verdes identificarán los alimentos más saludables y los rojos, los de menor calidad nutricional.

Según explica Dieta Coherente, NutriScore "parece a priori, un logotipo de fácil comprensión", ya que con su uso debería ser más fácil saber la calidad nutricional de los productos que se consumen. "Pero cuando se mira la letra pequeña sobre este nuevo sistema, han surgido las primeras polémicas", asegura.

GRANDES 'SORPRESAS'

La ONG Open Food Facts, que recoge información sobre productos alimentarios de todo el mundo, ha calculado lo que establecería ese nuevo semáforo sobre decenas de alimentos que están a la venta. La plataforma SinAzúcar.org, ha recopilado la información para recrear las etiquetas de NutriScore con determinados productos.

"Mientras la Coca-Cola Zero sale muy bien parada, el aceite de oliva suspende de forma rotunda"

La principal sorpresa, según explica la nutricionista Amil López Viéitez, creadora de la Dieta Coherente, es que, "aunque los refrescos tienden a estar mal valorados, la Coca-Cola Zero sale muy bien parada con una B (verde claro, es decir, un notable). En cambio, el aceite de oliva, el alimento más venerado y utilizado en la dieta mediterránea, suspende de forma rotunda con solo una D".

"Como los valores se calculan por 100 gr de producto y tiene mayor peso en el algoritmo, el valor calórico total del alimento sobre las ventajas de las grasas saludables del aceite de oliva, aparecen ciertas incongruencias", indica. Según esto, tendría mejor nota una Coca-Cola Zero que el aceite de oliva virgen extra, algo verdaderamente llamativo. 

Otro caso curioso son los cereales de desayuno y los zumos comerciales. Según esta experta, "son altos en azúcares por lo que darían una puntuación mala (roja), pero por su contenido alto en fibra o en fruta, respectivamente, se les confiere puntuación verde". "Se quedan en la zona amarilla, lo que puede sugerir al consumidor que su consumo es recomendable", alerta.

Etiquetado NutriScore de diversos alimentos / SinAzúcar.org

Se estima que el 60% de los alimentos de la cesta de la compra son procesados o envasados. En cualquier caso, aunque el etiquetado frontal implante este nuevo sistema, para que puedas elegir entre distintas opciones de alimentos procesados (entre dos tipos de yogur, por ejemplo) desde la plataforma Dieta Coherente recuerdan que lo mejor es que tu alimentación se base en "alimentos frescos, naturales y de temporada, que no necesitan ninguna etiqueta".

Dieta Coherente señala que, quizás, la industria alimentaria modifique la composición de sus productos envasados para mejorar su clasificación Nutriscore, pues el consumidor, ante dos productos de la misma categoría, se decantará, a un precio similar, por el que mejor clasificación tenga. Es decir, el verde oscuro o el claro mejor que el naranja o rojo, lo que redundará en una mayor densidad de nutrientes y menor presencia de ingredientes menos saludables.

LA OCU PIDE MEJORAS

Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) considera que el nuevo semáforo es "una buena noticia para los consumidores", ya que España opta de manera definitiva por un "sistema más claro y menos confuso" que va a permitir obtener una información más adecuada sobre las cualidades nutricionales de los distintos alimentos que el consumidor tiene a su disposición en el mercado.

La entidad recuerda que este etiquetado es diferente al sistema de Etiqueta Nutricional Evolucionada o ENL basado en el tamaño de las porciones y que ha sido puesto en marcha de forma unilateral por una parte de la industria. Sin embargo, la OCU cree que sería conveniente que el nuevo etiquetado frontal "reflejara también una información específica de los nutrientes más críticos, sal, azúcar, grasa y grasas saturadas de los productos procesados".

Para mejorar el etiquetado, la OCU considera necesario "introducir información más detallada, también con colores y por 100 gr, para consumidores que necesiten de una información adicional

Además, para mejorar el etiquetado, considera necesario "introducir esta información más detallada, también con colores y por 100 gr (en un sistema similar al semáforo usado en Reino Unido) para consumidores que necesiten de una información adicional por sus circunstancias de salud".

Igualmente, la organización cree que se deberían de tener en cuenta otros aspectos en la definición de los criterios del nuevo etiquetado como, por ejemplo, la presencia de aditivos, la lista de ingredientes, la relación entre nutrientes o el grado de procesamiento del producto que tenemos entre manos.

En el proceso de elaboración de la normativa, va a pedir al Ministerio que tenga en cuenta la opinión de los consumidores y de sus asociaciones y que introduzca estos cambios para mejorar la información nutricional que van a recibir los mismos sobre los alimentos.

OPINAN LOS ENDOCRINÓLOGOS

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Seen), que agrupa a los endocrinólogos de nuestro país, también se ha manifestado sobre esta cuestión. La entidad considera que este método de etiquetado "quizás no es el óptimo, ya que puede generar cierta confusión entre los consumidores, especialmente si la elección del alimento se basa únicamente en este código de colores", explica.

En concreto, señala que NutriScore "no sirve" para hacer un listado general de alimentos en los que todos los que obtengan la misma letra sean comparables por su calidad nutricional. "En Francia, donde el modelo se instauró hace dos años, algunos alimentos precisaron adaptaciones, algo que podría ocurrir en España, ya que, por ejemplo, el aceite de oliva virgen extra obtiene una D en Nutriscore", recuerda.

Los endocrinólogos apuestan por los "sistemas mixtos de etiquetado" (composición nutricional y calidad nutricional)

Por ello, la Seen apuesta por los "sistemas mixtos de etiquetado" (composición nutricional y calidad nutricional), dado que son los que, a su juicio, "más información ofrecen al consumidor y se interpretan fácilmente". Además, defiende que la información sobre la calidad nutricional ha de prevalecer sobre la información de los nutrientes y que se deben establecer las raciones de consumo aconsejadas, que cubran los requerimientos nutricionales y sirvan como medida de prevención primaria de obesidad. Asimismo, la Sociedad recomienda contemplar un etiquetado dirigido al público infantil, al menos en los productos orientados a este grupo de edad, que sea fácil de interpretar.

Del mismo modo, alude a la existencia de diversos trabajos científicos que sugieren que la utilización de logotipos en el etiquetado frontal de los envases "reduce los esfuerzos del consumidor y el tiempo para interpretar y entender las etiquetas".



NUEVE RECOMENDACIONES

Los especialistas en Endocrinología y Nutrición ofrecen nueve recomendaciones sobre la materia para los consumidores:

1.- Una adecuada formación nutricional le facilitará una mejor elección de los alimentos.

2.- Los alimentos que se deben consumir con más frecuencia no precisan etiquetado nutricional: alimentos frescos (frutas, verduras, carnes, pescados, huevos).

3.- Limite el consumo de productos ultraprocesados: bebidas azucaradas, precocinados, galletas, bollería, carnes procesadas, lácteos azucarados, cereales refinados, bebidas energéticas. La mayoría de estos alimentos contienen en exceso al menos una de las siguientes sustancias: sal, grasas poco saludables y azúcar.

4.- Además de la composición nutricional es fundamental valorar la calidad nutricional.

5.- También es importante tener en cuenta la cantidad de la ración y la frecuencia de consumo.

6.- Hay alimentos poco saludables independientemente de que se les asigne el color verde o ámbar o la letra A en el etiquetado: refrescos y bebidas edulcoradas.

7.- Hay alimentos saludables que podrán tener asignados colores ámbar o rojo o letra E por tener solo en cuenta los nutrientes y no su calidad nutricional: frutos secos, aceite de oliva.

8.- Además de los datos que figuran en la información nutricional es importante revisar la lista de ingredientes (en la que se describen de mayor a menor).

9.- Cabe destacar el concepto de densidad energética, como información a la hora de revisar el etiquetado, limitando el consumo de aquellos alimentos con alta densidad energética (4.1-9 kcal/g) salvo si la fuente calórica fundamental son grasas saludables (mono y poliinsaturadas).

SISTEMA VOLUNTARIO

Desde el Ministerio de Sanidad se asegura que en el año 2019 será obligatorio este sistema para todos los productos alimentarios de venta en España. En ese plazo, estará aprobado el Real Decreto que modificará la vigente ley del etiquetado.

En Francia, donde fue impulsado en enero de 2017, ya está presente en todos los supermercados. Se van a sumar Bélgica, Portugal y ahora también España.

El caso del Reino Unido, como señalaba la OCU, es diferente. A diferencia del sistema de etiquetado nutricional europeo, en este país, en lugar de porcentajes máximos diarios de cada componente alimentario para adultos, se utiliza un semáforo nutricional basado en tres colores: el verde, el ámbar y el rojo. El verde indica que el alimento es saludable en uno de los cuatro componentes: grasas totales, grasas saturadas, azúcares y sal; el ámbar señala que hay que ir con cuidado con las cantidades y el rojo que las mismas no son recomendables.

Actualmente, la etiqueta frontal es un sistema voluntario que los Estados europeos pueden utilizar o no, a pesar de que la OMS lo recomienda. De hecho, en España ya hay algún supermercado que lo está aplicando.

La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, ha explicado que el objetivo de la implantación de NutriScore es que la ciudadanía "pueda comparar con otros productos semejantes de forma sencilla y tomar una decisión informada y motivada para seguir una dieta más saludable". De todos modos el uso del sistema será voluntario para los distintos productores, aunque el Gobierno desea que se imponga como un estándar.







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LA ZONA CEREBRO : La ventana de Overton.

La ventana de Overton es una teoría política que describe cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a largo plazo.

Según esta teoría, ni siquiera los temas tabúes quedarían libres de sus efectos, por lo que podría llegar a cambiarse de manera radical la valoración general que la sociedad tiene sobre asuntos como el incesto, la pederastia o el canibalismo. Para esto no es necesario ningún lavado de cerebro ni la implantación de un régimen dictatorial, sino el desarrollo de una serie de técnicas avanzadas cuya implementación pasaría desapercibida por la sociedad. Profundicemos.


Orígenes del concepto

Este fenómeno fue estudiado por Joseph Overton, quien observó que para cada área de gestión pública tan solo un estrecho rango de potenciales políticas son consideradas como aceptables. Este rango no varía cuando las ideas cambian entre los políticos, sino que son elegidas por la sociedad en general.

Joseph P. Overton

Joseph Overton desarrolló un modelo vertical de políticas que van desde “la más libre” en la parte superior del espectro hasta “la menos libre” en la parte inferior. Esto se relaciona con la intervención gubernamental, en la que las políticas aceptables se enmarcan en una ventana que puede moverse dentro de este eje, ampliándose o reduciéndose.


Las etapas de la ventana de Overton

En principio, parece imposible que la sociedad pueda aceptar algunos de los tabúes comentados. Sin embargo, la teoría de la ventana de Overton defiende que este hecho puede darse. Para ver en qué consisten las distintas etapas de la ventana de Overton, nos centraremos en un tabú concreto, por ejemplo, el canibalismo.

Etapa 1: de lo impensable a lo radical

En la primera etapa, el canibalismo se encuentra por debajo del nivel más bajo de aceptación de la ventana de Overton. La sociedad lo considera una práctica propia de inmorales o sociópatas. Esta idea se considera repugnante y ajena a toda moral. En este punto, la ventana está cerrada y no se mueve.

Para comenzar con el cambio de opinión, se traslada la idea al ámbito científico, ya que para los científicos no deben existir temas tabúes. Así, la comunidad intelectual analizaría las tradiciones y rituales de algunas tribus, a la vez que se crea un grupo radical de caníbales que son advertidos por los medios de comunicación.

Etapa 2: de lo radical a lo aceptable

Tras la etapa 1, la idea ha pasado de ser impensable a discutirse. En la segunda etapa, se persigue la aceptación de la idea. Con las conclusiones de los científicos, podrá calificarse de intransigentes a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre el tema tratado.

Las personas que se resistan comenzarán a ser vistos como fanáticos que se oponen a la ciencia. Los intolerantes son condenados públicamente a medida que la idea va perdiendo sus connotaciones negativas, llegando incluso a cambiar el nombre de canibalismo por antropofagia o antropofilia. Poco a poco, los medios de comunicación harían que el hecho de comer carne humana pueda considerarse como algo aceptable y respetable.

Etapa 3: de lo aceptable a lo sensato

Consiguiendo que el consumo de carne humana se convirtiese en un derecho común, podría pasarse de una idea en principio inaceptable a algo sensato. Mientras tanto, quienes sigan oponiéndose a la idea seguirán siendo criticados. Estas personas pasarían a ser consideradas radicales que están en contra de un derecho fundamental.

Por otro lado, la comunidad científica y los medios de comunicación insistirían en que la historia humana está repleta de casos de canibalismo, sin que esto fuese extraño para esas antiguas sociedades.

Etapa 4: de lo sensato a lo popular

En estos momentos, el canibalismo se convierte en un tema predilecto. La idea comienza a mostrarse en las películas, en series de televisión y en cualquier otro método de entretenimiento como algo positivo. A su vez, se ensalza a personajes históricos que hayan estado relacionados con estas prácticas. El fenómeno es cada vez más multitudinario, y continúa reforzando su imagen positiva.


Etapa 5: de lo popular a lo político

Finalmente, la ventana de Overton, cerrada al principio, se ha abierto de par en par. En esta última etapa comienza a prepararse la maquinaria legislativa que legalizará el fenómeno. Los partidarios del canibalismo se consolidan en la política y comienzan a buscar más poder y representación.

Así, una idea que en principio era impensable e inmoral en todos sus aspectos, ha llegado a establecerse en la conciencia colectiva como un derecho mediante una teoría que puede cambiar la percepción pública sobre cualquier idea, por disparatada que pueda ser.





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LA ZONA PÚBLICA : Triclosan.

El triclosán, un popular antibacteriano presente en productos cotidianos como champú, dentífrico, desodorante, lavavajillas, e incluso en telas y zapatos, sería tóxico para el sistema nervioso y las neuronas, según los resultados de una investigación de científicos chilenos. 


El trabajo, cuyos primeros resultados fueron publicados por la revista Frontiers in Molecular Neuroscience, ha sido desarrollada por investigadores del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI), perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Según informaron desde el BNI, los hallazgos del equipo, que es liderado por Genaro Barrientos, doctor en Biología Celular y Neurociencias, se suman a descubrimientos efectuados anteriormente por este investigador y otros grupos alrededor del mundo, en los que se han descrito daños por toxicidad a nivel hepático, intestinal y del músculo esquelético y cardíaco a causa del triclosán.

En otros países, como Estados Unidos y Australia, se han detectado también concentraciones de este químico en tejidos de animales y humanos. "Considerando la evidencia existente, pensamos que es muy relevante seguir explorando este área y los efectos de este químico, ya que el uso de productos con antimicrobianos está asociado a ciertas costumbres que hoy predominan", comentó Barrientos. Los investigadores hicieron un diseño experimental para estudiar conducta y efectos neurológicos en modelos de ratones y neuronas en cultivo. 

"Lo más importante que encontramos es que el triclosán afecta la formación y procesamiento de memoria", explicó Barrientos, también investigador del Centro de Estudios en Ejercicio, Metabolismo y Cáncer, CEMC.

Experimento en ratones 

Las pesquisas establecieron que el triclosán alteró el funcionamiento de las neuronas, pero lo más interesante fue el resultado con los ratones: se usaron seis animales de control y otros seis de prueba que, después de tres inyecciones con un día de separación, fueron liberados en un laberinto con una recompensa en el otro extremo. "¿El resultado? Los animales expuestos al tóxico fallaron y dieron vueltas sin sentido", precisó. Las pruebas, indicó, demostraron que el compuesto afecta seriamente a la memoria y el sentido espacial, y lo que es peor, "no se necesitan altas concentraciones del tóxico para producir el daño". Tras los hallazgos, la recomendación de los científicos es: "Compre jabón normal y corriente, eso es suficiente".

Los estudios señalan que la orina humana presenta cerca de dos micromolares de triclosán (micromolar: concentración de una millonésima de peso molecular por litro), pero el estudio chileno apunta a que en concentraciones mil veces menores a la que se estima en las personas, los efectos ya son tóxicos. En ese contexto, la alerta es especialmente sensible para los niños y las personas mayores, ya que el compuesto podría alterar el desarrollo y gatillar enfermedades neurodegenerativas. El triclosán lleva mucho tiempo en el mercado y, aunque su presencia está detallada con letra pequeña en cada producto, lo más óptimo sería eliminarlo.

Sobre esa base, el próximo paso de los investigadores es analizar las concentraciones de triclosán en cerebros humanos, estudio que consideran trascendental pero que aún no han podido comenzar por falta de fondos.








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LA ZONA TECNO : Comprar un móvil a un niño.

Navidad, día de Reyes, cumpleaños ... todas ellas son épocas propicias para que, o bien los padres regalen un primer móvil a sus hijos, o bien sean estos los que lo pidan. Surgirán entonces las preguntas más habituales en estos casos: ¿Cuál es la edad recomendada para regalar un primer móvil a un niño/a? ¿Cómo debo gestionar su uso? ¿Qué móvil compro a un niño? Hemos hablado con expertos para conocer diferentes puntos de vista a la hora de afrontar este momento que tarde o temprano llega.


Cuál es la mejor edad para el primer teléfono móvil de un niño

Según el último estudio del INE sobre "Equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares en España", correspondiente al año 2016, en España sigue creciendo el número de niños que tienen su primer teléfono móvil a edad temprana.

En 2016, uno de cada cuatro niños de 10 años tenía un teléfono móvil. La diferencia respecto al año anterior apenas es de 1 punto, más o menos la media de crecimiento de este dato desde 2011. Cuando cumplen 11 años el porcentaje sube casi a la mitad, pero es a partir de los 12 años cuando tres de cada cuatro niños tienen teléfono móvil.

Esa edad coincide con el paso del colegio a un instituto de educación secundaria. Es lo que dicen las cifras y lo habitual, pero ni las estadísticas ni la presión social deben decidir por los padres sobre cuándo es el mejor momento para que un menor tenga acceso a un teléfono móvil propio.



María Zabala es experta en Alfabetización y Ciudadanía digitales, colabora habitualmente con el sector público, empresas, familias, centros educativos y estudiantes para fomentar un uso positivo, creativo, responsable y seguro de la tecnología y es autora de iWomanish, publicación sobre cultura digital para padres y educadores.

María coincide con el resto de expertos consultados por Xataka: que un niño tenga un teléfono móvil a los 9 o a los 13 años no depende tanto de la edad como sus necesidades y por supuesto circunstancias. Y eso quienes mejor lo conocen son los padres.

"No es lo mismo el primer hijo que el tercero y no es lo mismo un niño introvertido o con pocos amigos que un niño con muchos amigos o mucha curiosidad o un niño con muchas aficiones no tecnológicas que un niño cuya única afición es consumir videos"

¿Es mejor a los 9 o a los 13 años? Si un niño tiene claro cómo comportarse, hábitos saludables, se relaciona con normalidad .... ¿por qué ponerle una edad concreta para tener teléfono móvil?

"Es más, el tema no es el dispositivo sino lo que se haga con él. Un smartphone con datos que puede conectarse a Internet en cualquier parte o un smartphone en el que el perfil de usuario del niño le permite hacer cualquier descarga sí que debería esperar a que el niño en cuestión esté preparado para usarlo después de haber usado otros dispositivos. Sin embargo, un móvil que sólo se conecta a Internet vía wi-fi o que no puede hacer descargas sin la autorización de los adultos puede resultar una vía de autonomía digital progresiva en positivo"

Luchar contra el "todos mis amigos ya tienen un teléfono"

Si no ha sido a la edad de 9-10 años, es bastante probable que con el paso a la educación secundaria, la entrada en la adolescencia y una vida social más intensa e independiente, los niños/as argumenten que todos sus compañeros de clase o amigos ya tienen su teléfono móvil. Primero de todo, calma y, como apunta María Zabala, comprobarlo.

"Cuando nuestro hijo empieza a recordarnos que es ‘el único que no tiene móvil’ de su clase, lo primero que podemos hacer es contrastarlo con algún otro padre. En segundo lugar, igual que hacemos con otras cosas (cuándo les dejamos ir solos a comprar pan o irse de viaje en grupo pero sin ti o mandarle a un campamento…), es importante no dejarse llevar por prejuicios o presiones y hacer lo que uno considere: esperar o permitir"

Rebeca Díez, Doctora en Comunicación con la tesis “Los valores educativos y las competencias en los videojuegos de la TDT infantil española” es profesora en el Campus de Gandia (Universitat Politècnica de València) y codirectora del Congreso de redes sociales #Comunica2 junto con Marga Cabrera, también profesora de la misma universidad y fundadora del Observatorio de Nuevos Medios en España. Ambas firman el capítulo "Padres analógicos frente a huérfanos digitales" del libro "Los Nativos digitales no existen". En su caso, que los niños empiecen a usar el teléfono cuanto antes es positivo si el motivo es ser una herramienta tecnológica, pero recalcan que "la edad dependerá de la familia y la decisión de los padres", no de los niños.

"Se ha adelantado la edad a la que los niños tienen un móvil que suele ser entre los 11 y 13 años. ¿Correcto? Si el móvil se utiliza para estar en contacto con su grupo de amigos y para estar localizable, siempre que los padres así lo consideren, es buena edad"



Otra situación compleja de gestionar es cuando los padres están divorciados o no llegan a un acuerdo común sobre dar o no un teléfono a su hijo/a. O ambas situaciones a la vez. Con los claros matices de que cada familia es un mundo y cada niño diferente, lo que prima es la conversación en busca de un acuerdo que deberá aceptar el menor.

"Si los padres no están de acuerdo e igual que sucede en otros ámbitos, habrá que buscar el consenso. Y si los padres están divorciados, si eso significa que no puede haber acuerdo en que uno dé móvil y el otro no lo apruebe, suelo recomendar que los padres acuerden con el niño una especie de ‘contrato de uso’ que aclare cómo va a usarse el dispositivo. Debería poder hablarse sobre el tema, pensando en el niño, pero como la vida es como es, que quede claro cuáles son las normas de cada progenitor"

¿Para qué quiere un niño un teléfono móvil?

Si seguimos analizando los datos del INE en España, si bien hasta los 11-12 años no hay un porcentaje alto de niños que tienen teléfono móvil, no ocurre lo mismo con el acceso a un PC (desde los 10 años lo usan el 88%) ni tampoco a Internet (91% a partir de los 11 años).



En buena parte de los casos, más del 50%, el primer teléfono móvil de un niño proviene de un regalo, casi siempre del lado de los padres que sienten que con el teléfono móvil en manos de sus hijos, ganan en seguridad y control sobre ellos, sabiendo en todo momento dónde están y qué hacen.

Habitualmente las ventajas asociadas a que un menor tenga un teléfono móvil se quedan del lado de tenerlo localizado, que pueda llamar a sus padres y esté “socializado” con sus amigos. Pero no es lo único ni tampoco lo más importante.

Sin embargo, un teléfono móvil, hoy en día, tiene en su capacidad de comunicación casi lo de menos. La conectividad a Internet es necesaria y muy útil para muchas facetas de su vida, y los padres y adultos no deben dejarles de lado por un falso afán de protección. Como en otras facetas de la vida, lo que corresponde a los padres es una labor de educación en ese mundo digital.

Y esa labor parental no arranca con la aceptación de la entrega de un primer smartphone. Es de mucho antes.


Si atendemos a los expertos consultados, la decisión sobre dar o no un teléfono móvil a un niño (y el tipo de teléfono) va a depender bastante más del uso que se vaya a hacer de él que de la edad.

"Los niños no piden un móvil porque lo ‘necesiten’ para ser felices o sentirse integrados en su grupo. Puede que piensen que sí, pero un niño con muchos amigos o muy popular no necesitará tener móvil para que lo inviten a planes. Los niños piden un smartphone para llevar el mundo en el bolsillo y tener libertad, pero casi todo lo que hacen con ese móvil podrían hacerlo también con una Tablet (salvo sacarla de casa con igual comodidad). Desde luego, un niño de 9 años con smartphone y datos móviles es un niño con demasiada autonomía"

Aunque dependerá de cada familia, compartir el teléfono de los padres suele ser un primer paso en la autonomía de los niños con ese dispositivo. Con ese equipo, que puede incluir un perfil concreto para los hijos (sin posibilidad de descargar aplicaciones, por ejemplo), los menores pueden crear perfiles de Instagram que gestionarán desde ese teléfono o grupos de Whastapp entre amigos que usan en ese teléfono de los padres.

"Lo que desde luego es buena idea es hablar con los niños sobre para qué quieren un perfil social o una app, qué esperan obtener de ese uso…"

En esa conversación previa con los niños, incluso antes de tener su dispositivo propio, podremos sentar las bases de su comportamiento con el teléfono móvil, conocer sus necesidades (que en muchos casos pueden satisfacer con un tablet o un ordenador, para ver vídeos, escuchar música o o incluso participar en redes sociales) y educarlo en un uso responsable y en positivo de la tecnología.

Cómo gestionar el uso del primer móvil de un niño

Si bien a la hora de acertar con el momento de que un hijo/a tenga el primer teléfono móvil, cada padre/madre debe tener la última palabra y no hay trucos mágicos para saberlo, los expertos coinciden en una máxima: poner reglas de uso y dejar claro que el teléfono no es suyo. Incluso si hubiese llegado como regalo, buena parte del uso que harán de él requerirá de Internet. "E Internet cuesta un dinero que pagan los padres. Así que, de alguna forma, su móvil y su Internet son de sus padres"

Lo primero a realizar será acordar con los niños unas condiciones de uso que pueden incluir momentos de desconexión, sitios donde puede usarse o no el teléfono móvil, así como razones por las que los adultos pueden revisar o no el dispositivo. Esas reglas y normas de uso pueden establecerse de forma escrita o hablada, pero para María Zabala, hay dos máximas que deben conocer tanto padres como menores.

"Todos deben asumir que, ante un mal uso, pasan dos cosas: el niño está aprendiendo y debe equivocarse para hacerlo; y las consecuencias avisadas deben respetarse y no pasarse por alto"


Por la red hay numerosos tipos de contratos, muchos de ellos basados en el famoso acuerdo de Janell Burley Hofmann con su hija de 12 años cuando le entregó su primer teléfono móvil. En él quedan recogidas normas de uso, horarios, tiempos y normas de comunicación, que, como me cuentan Rebeca y Marga, son "igual que las que establecemos sobre educación y el saber estar tanto en clase, como en la familia o ante personas desconocidas; la red es el mundo real extrapolado a miles de personas. Si los niños tienen claras esas normas, deberían seguirlas en su mundo online"

El tipo, cantidad y modo de cumplir esas normas de uso quedan del lado de cada familia. No es lo mismo una en que se ha realizado un acompañamiento desde los 6 años en el uso en positivo de la tecnología que en otra donde la entrega del primer teléfono es el primer contacto del menor con Internet, por ejemplo. A partir de esa edad esa labor será más difícil básicamente porque el menor se ve totalmente autónomo, incluso con más conocimientos que los propios padres.

María Zabala tiene su propia adaptación del contrato para iKids, como los denomina ella. En él podemos encontrar los aspectos fundamentales que deseamos no tanto en el uso del dispositivo como en el aprendizaje que deseamos que tengan los menores con el teléfono móvil. De forma general podrían ser:

Límites y normas sobre tiempo de pantalla y desconexión.

Necesidad de pensar dos veces antes de compartir mensajes o fotos o videos.
Importancia de dejarse guiar para aprender.
Protagonismo de su individualidad, su vida offline y sus aficiones.

Rebeca Díez y Marga Cabrera recomiendan buscar en los aspectos negativos que queremos evitar a la hora de establecer reglas de uso del smartphone.

"Hay aspectos negativos a tener en cuenta y son normas que se establecen en casa día a día como no utilizar el móvil cuando se está en familia, por ejemplo, durante la comida, no dejar el móvil durante las horas de estudio ni tampoco que se cargue en el dormitorio del niño durante la noche. Al igual que nos sentamos con nuestros hijos para ver la tele desde pequeños, debemos ver qué dicen, a quién, cómo, qué foto de perfil han decidido poner y advertirles de que no deben hablar de su vida privada ni indicar dónde viven o a qué colegio van; son datos que no interesan realmente a nadie y que pueden generar problemas. Si los padres estamos en redes, no nos verán como analfabetos tecnológicos y, si no estamos, se verán en un terreno por explorar libremente sin ningún tipo de recomendación"



La importancia de crear cuentas específicas en los móviles para niños

Otro pilar fundamental para María Zabala a la hora de gestionar el primer teléfono es no ofrecer el terminal tal cual sino crear una cuenta como menor y poder limitar las descargas o uso del mismo, necesitando el permiso de los padres para determinadas tareas, lo que facilitará el poder ir graduando su autonomía digital. "Si a los 12 años no les dejamos hacer solos muchas cosas, en esto también podemos participar". Con esta decisión, de las más importantes según María Zabala, los padres podrán intervenir de las decisiones que vayan tomando los niños con sus móviles.

"Son muchos los padres que instalan apps de control parental en el móvil de sus hijos para revisar tiempo de conexión o apps más utilizadas, y esto es positivo sobre todo si utilizamos la información para dialogar con ellos. La relación que los padres establecemos con nuestros hijos en términos del uso de su Smartphone suele tener que ver con advertencias sobre peligros o con mensajes de ‘estás siempre pegado al móvil’, así que podemos intentar encontrar otras conversaciones que tengan que ver con sus opciones para participar de la tecnología de formas creativas y ‘diferentes’ a lo típico"


Esa labor parental en positivo es clave. Conviene insistirles en que no limite su mundo a su teléfono móvil, "que entienda que puede hacer muchas más cosas con su tiempo, incluso digitales pero sin smartphone de por medio".

Si esos primeros pasos con el teléfono móvil se realizan de forma conjunta y temprana, hay beneficios. Lo más directo es que, en esas conversaciones y gestiones, los adultos van a aprender y saber más de lo que les gusta e interesa. De hecho, si no lo gestionan los padres, los niños adquieren una libertad enorme que nadie les está indicando cómo afrontar y en la que es probable que choquen con situaciones que no les beneficien.

"Ellos aceptarán con más facilidad que intervengamos en algunas decisiones si estrenan móvil con 13 que si lo hacen con 17"

¿Y si los padres no saben cómo enfrentarse a esos temas técnicos de creación de cuentas, limitar usos o gestionar el propio teléfono del menor? Es inevitable pensar que la tecnología ha complicado la educación.

"Es todo mucho más difícil porque antes creíamos tener controlado qué veían o qué leían los menores. Ahora, necesitamos más dedicación y más tiempo, pero sobre todo aprender, aprender con ellos para sacar partido a las redes y a las apps por lo mucho que nos pueden aportar y, al mismo tiempo, advertir y conocer los peligros que son muchos y, en ocasiones, muy poco controlables"

Qué móvil comprar a un adolescente: recomendaciones y mejores modelos

Todos los expertos consultados coinciden en lo que un primer teléfono móvil debe tener si vamos a regalarlo a un niño/a: que sea básico, sencillo de manejar, no muy caro y sobre todo que entiendan que el propietario es el padre, madre o ambos, que son quienes han pagado por él y lo dotan del plan de datos si así se ha acordado.

"Los niños preadolescentes necesitan un smartphone sencillo, que les permita comunicarse vía teléfono y con capacidad para las apps más utilizadas, WhatsApp e Instagram. Lo lógico es empezar con un teléfono básico y económico"

El primer teléfono de un niño/a debe ser capaz de ejecutar las aplicaciones más usadas a su edad o realizar y recibir llamadas. No hay características técnicas más deseables que otras, pero como enfatiza María Zabala, "como el móvil no debe ser entendido como un juguete, mejor evitar que parezca un juguete".

Es habitual que ese primer teléfono sea un terminal de segunda mano, ya usado por los padres o un hermano mayor y con el que durante dos o tres años puedan funcionar. Algunas estrategias para gestionar esos primeros años pueden desembocar en la compra o paso a un modelo superior como recompensa por el buen uso del anterior.

Pero mucho cuidado con las prestaciones o tecnologías que incluya el modelo que decidamos prestarles en cada momento, especialmente el primero. Que los padres sepan cómo enfrentarse a los temas técnicos relacionados con el nuevo teléfono móvil es importante.

Rebeca y Marga apuntan a esas capacidades tecnológicas como base importante en la gestión del uso del primer teléfono móvil de un hijo.

"El móvil es como cuando llegó la televisión. Los padres podemos decidir qué ven nuestros hijos porque conocemos el contenido de determinada película o serie. Lo mismo pasa con el móvil. Si nosotros desconocemos cómo utilizarlo o en qué redes están nuestros hijos y por qué, no podremos acompañarles en este aprendizaje"

Si el teléfono que dejemos a los menores admite la identificación por huella, restringir uso de aplicaciones o creación de diferentes perfiles, y los padres no entienden de qué manera se gestionan y funcionan esas características, no van a poder educar en un buen uso por ejemplo de las contraseñas o protección de los datos personales. "Ellos podrán crearse otro perfil sin que lo sepamos o nos demos cuenta"

María Zabala, que ya vive esta situación como madre, insiste en la necesidad de tener esos conocimientos técnicos, pero no abrumarse ni por no conocerlos todos ni por tener que aprender.

"Los padres no siempre sabemos cómo afrontar las situaciones que van surgiendo mientras nuestros hijos crecen; no es algo que pase sólo con la tecnología. Cuando queremos mediar de manera tecnológica en los primeros dispositivos de nuestros hijos, es importante en primer lugar tomárnoslo con calma, no podemos saber de todo"

Para conseguir ese aprendizaje hay numerosas webs en las que informarse. La propia tienda de móviles puede ser un pilar o servirnos de asesoramiento, y no hay que olvidar que tanto Apple como Google tienen paso detallados para configurar la cuenta desde la que los hijos gestionen sus móviles.


En relación a qué sistema operativo escoger para el primer teléfono de un niño, las dos opciones del mercado, iOS y Android, son válidas pero con importantes matices y diferencias entre ellas. En Android contamos con la posibilidad de crear diferentes perfiles de usuario y gestionar la configuración de forma más o menos amplia dependiendo del fabricante. Pero hay un ecosistema de aplicaciones inmenso y numerosas maneras de establecer un control parental.

Si optamos por iOS, hay una buena gestión de la familia (aunque cada uno con su dispositivo), control más estricto de las aplicaciones y seguridad del dispositivo, aunque hay que conocer que no admite diferentes perfiles en un mismo dispositivo, además de que estos son de precio más alto que equivalentes en Android.

Respecto a las opciones de configuración y control parental, son muy completas y organizadas, y podemos recurrir a esta opción a falta de diferentes perfiles en un mismo dispositivo. Si vamos a dejarle nuestro iPhone a un niño o configurar para su uso un modelo viejo (o incluso nuevo si así queremos), existe la opción de Restricciones, que incluye prácticamente todo lo que necesitamos para gestionar ese teléfono, desde localización a restricción de aplicaciones, uso de la cámara, la tienda de aplicaciones o contenido no apto para la edad que marquemos. Incluso podemos limitar el volumen de audio del dispositivo.


Más posibilidades de modelos y características diferentes admite abrazar a Android para el primer teléfono de un menor. Dentro de la gama de entrada, que es la que recomendamos atendiendo a las directrices de los expertos consultados, hay decenas de modelos con diferentes tamaños de pantalla, acabados y configuraciones.

13 móviles de menos de 150 euros recomendados para niños

Comprar un teléfono móvil a un niño es una decisión estrictamente personal y responsabilidad de los padres o tutores. Aunque se puede escoger un terminal de cualquier gama y características, en Xataka hemos escogido 13 modelos de variadas características pero de gama de entrada y con un precio de mercado actual inferior a los 150 euros, atendiendo a las recomendaciones de los expertos.

La única excepción de nuestras recomendaciones que sobrepasa los 150 euros es el modelo de iPhone. Pese a que su precio es mucho más alto que el equivalente en prestaciones de Android, hemos considerado conveniente incluirlo para que sea tomado en consideración por aquellos que prefieren iOS a la hora del primer teléfono de un niño.


Si no queremos optar por un modelo de segunda mano o generación anterior, como el iPhone 6, el iPhone SE es un terminal compacto, con cuerpo de metal para resistir mejor las caídas, mucha memoria interna y con el siempre interesante ecosistema y seguridad de iOS, pero a un precio mucho más alto que el equivalente en Android.









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