Preparo madre en la cesta, la comida para padre
yo me ofrecí a llevarla un día más a la Era
un día más con una ilusión
Presurosa, soñadora, emprendí el camino
falda larga, blusa blanca, zapatillas de loneta
y un sombrero para el sol
Canturreaba alegremente, me paraba y cogía una flor
Ya se veía la Era
Los hombres al verme, dejaron su labor
Todos menos uno
El que yo amaba tanto
Aquel por quien tenía loco el corazón
Ni siquiera levantó la mirada
siguió trabajando
ni el murmullo y la admiración de los otros
ni un músculo le alteró
Dejé la comida a Padre
no podía estar más tiempo
no era de buena educación
otro día más y él ni caso
Yo que voy a la Era cada día por él
sin importarme el polvo del camino
el cansancio , ni el sol
Noté que la emoción nublaba mis ojos
mis labios temblaban
¡Pero no!
de un manotazo me sequé las lágrimas
cogí un cántaro de agua
me tragué mi orgullo,
y ante el hombre que me ignoraba le dije casi sin voz:
¿un poco de agua fresca para el calor?
Él dudó un instante
poco a poco su esbelta figura irguió
las rodillas me temblaban
anhelante busqué su mirada
una sonrisa, algún gesto amable que no matara mi ilusión
Bebió un poco
una gotas de agua por la comisura de sus labios
se deslizó
mi corazón latía deprisa
estaba tan cerca de él
el tiempo para mí se paró
Me devolvió el cántaro
al hacerlo, sus manos fuertes mi mano rozó
empecé a perder la vista
perdí la noción de las cosas
recuerdo unos brazos fuertes
una respiración agitada
y el latido de otro corazón.
Mª R.
yo me ofrecí a llevarla un día más a la Era
un día más con una ilusión
Presurosa, soñadora, emprendí el camino
falda larga, blusa blanca, zapatillas de loneta
y un sombrero para el sol
Canturreaba alegremente, me paraba y cogía una flor
Ya se veía la Era
Los hombres al verme, dejaron su labor
Todos menos uno
El que yo amaba tanto
Aquel por quien tenía loco el corazón
Ni siquiera levantó la mirada
siguió trabajando
ni el murmullo y la admiración de los otros
ni un músculo le alteró
Dejé la comida a Padre
no podía estar más tiempo
no era de buena educación
otro día más y él ni caso
Yo que voy a la Era cada día por él
sin importarme el polvo del camino
el cansancio , ni el sol
Noté que la emoción nublaba mis ojos
mis labios temblaban
¡Pero no!
de un manotazo me sequé las lágrimas
cogí un cántaro de agua
me tragué mi orgullo,
y ante el hombre que me ignoraba le dije casi sin voz:
¿un poco de agua fresca para el calor?
Él dudó un instante
poco a poco su esbelta figura irguió
las rodillas me temblaban
anhelante busqué su mirada
una sonrisa, algún gesto amable que no matara mi ilusión
Bebió un poco
una gotas de agua por la comisura de sus labios
se deslizó
mi corazón latía deprisa
estaba tan cerca de él
el tiempo para mí se paró
Me devolvió el cántaro
al hacerlo, sus manos fuertes mi mano rozó
empecé a perder la vista
perdí la noción de las cosas
recuerdo unos brazos fuertes
una respiración agitada
y el latido de otro corazón.
Mª R.
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