ESPAÑA ME MATA : El "Copago"de la muerte


La Guardia Civil de Algeciras detenía a 84 médicos que prestaban su servicio en el Área de Gestión Sanitaria (AGS) del Campo de Gibraltar por un presunto delito de cohecho. Los profesionales sanitarios habrían cobrado por firmar certificados de defunción que posteriormente cobraban, entre 30 y 50 euros cada uno de ellos, cuando dicho servicio no debe ser remunerado ya que forma parte de sus competencias.


Según EL MUNDO fuentes cercanas a la operación, denominada 'Tanatos', los médicos habían sido interrogados y puestos en libertad. Prestaban sus servicios en los centros dependientes del AGS del Campo de Gibraltar que incluye a los hospitales del Servicio Andaluz de Salud (SAS) en La Línea de la Concepción y el Punta de Europa, en Algeciras. A estos hay que sumar los centros de salud repartidos por todo el área de influencia de la bahía de Algeciras e incluso no se descartaba que pudieran existir algunos casos en zonas más cercanas a la capital de la provincia, Cádiz.

Hospital Punta Europa de Algeciras

La operación se iniciaba hacía varios meses cuando los agentes tuvieron sospechas de las presuntas irregularidades cometidas por algunos doctores. Rápidamente se puso en marcha una investigación que confirmaba algunas de las pesquisas. De hecho, en las últimas semanas, los agentes habían recabado información en los hospitales afectados y se habían llevado documentación que podría estar relacionada con el caso. En relación a la posible cantidad de dinero defraudado no se disponía de cifras pero, las mismas fuentes señalaban, que "podía ser una cantidad importante".

Desde la Junta de Andalucía, según confirmaron en un comunicado oficial, ya se había abierto una investigación interna para intentar esclarecer los hechos. La consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales anunciaba que "tomaría las medidas necesarias para esclarecer estos hechos, que estaban siendo investigados por la Fiscalía".

Además, la Junta comunicaba que abriría los expedientes necesarios con el objetivo de depurar responsabilidades en el caso de que se demostraran estos delitos.


La administración tuvo conocimiento de que la Fiscalía, a través de la Guardia Civil, procedía a investigar a facultativos del Campo de Gibraltar por un presunto delito de cohecho y de falsedad documental, a raíz de la denuncia de una funeraria, que habría denunciado ante el juez que había médicos que cobraban por expedir certificados de defunción y que incluso habrían llegado a modificar horas y fechas de los fallecimientos. 

Inmediatamente, se procedió a abrir una información reservada paralela a la investigación judicial, con el objetivo de depurar responsabilidades, en caso de que se comprobara que los hechos eran ciertos.


LA ZONA PÚBLICA : La Justicia amenazada de Lugo

Las juezas de Lugo Estela San José y Pilar de Lara, han llevado los casos de corrupción más importantes en Galicia, trabajaban bajo las amenazas por parte de guardias civiles, lo que las obligó a ir con escoltas. Fueron, incluso, seguidas con coches oficiales.


Operación Carioca contra la corrupción policial

Pilar de Lara desmanteló una presunta red mafiosa de proxenetismo y corrupción policial como parte de la conocida como operación Carioca en Lugo. La jueza ha sufrido amenazas desde que mandó a prisión a los cabecillas de la trama, entre ellos el cabo de la guardia civil Armando Lorenzo Torre.

Amenazas desde un foro de guardias civiles

“Marioneta, la venganza se sirve en plato frío, no te olvides de ello. Yo no me olvido”. Este es uno de las amenazas dirigidas a la jueza, publicado en un polémico foro de Internet que responde al nombre de El Faro Verde, en el que escriben sobre todo agentes y que administra la Asociación Unificada de Guardias Civiles.


Armando Lorenzo Torre

Un agente conocido, especializado en seguridad

El autor del mensaje era ‘60Folios’, un alias desde el que recibía constantes insultos y tras el que, según denunciaba el abogado de la jueza al subdelegado del Gobierno en Lugo, se escondía un agente conocido en la ciudad, J. M. B., especializado en seguridad ciudadana y explosivos.

Seguimientos a las juezas desde coches oficiales

Según fuentes de los juzgados, citadas por El País, se detectaron “seguimientos incluso desde vehículos oficiales” a la jueza Pilar de Lara y, también, a Estela San José, instructora del caso de la “trama de las multas” o la Operación Campeón.

Imputados delitos a agentes, políticos y poderosos empresarios

“Las juezas han sufrido amenazas, vejaciones, insultos, pintadas denigrantes y calumnias cuyo objetivo era dañar o destrozar, como en el caso de Estela San José sus vidas privadas”. Pilar de Lara y su compañera en Lugo cometieron el ‘error’ de imputar delitos a agentes, políticos y empresarios con poder.

Estela San José y Pilar de Lara, FOTO INTERVIÚ

Un empresario amenazó a la jueza De Lara

En 2013, el empresario Miguel García Gesto, imputado por el caso Pokémon, una trama de presunta corrupción municipal que salpica a casi una veintena de Ayuntamientos gallegos, fue detenido por amenazar e insultar a De Lara en un lugar público.

Acoso en Internet contra la jueza San José

La magistrada Estela San José ha sufrido acoso en Internet, también de J.M.B, en marzo de 2009. Se trata del mismo guardia civil que, supuestamente, se esconde bajo el nick 60Folios, aunque entonces lanzaba sus ataques bajo los nombres Habemus o Tiodelavara.


Miguel García Gesto

Más de mil personas recorrieron Lugo en una Manifestación celebrada en 2011 en apoyo a las dos juezas amenazadas. Más.

El acusado se libró del juicio

J. M. B., que fue denunciado por San José y se libró del juicio al límite tras reconocer los hechos, está de nuevo imputado, junto a dos personas más, en otro procedimiento penal por presunto delito de injurias, amenazas y calumnias contra las dos magistradas.

San José sufrió en su despacho una crisis nerviosa y tuvo que seguir tratamiento psicológico y tomar medicación.

Falta de apoyo institucional

Fuentes cercanas a las magistradas critican la impunidad, la falta de apoyo institucional y la pasividad de los superiores en el instituto armado ante las amenazas de las que seguían siendo víctimas.







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LA ZONA DE PADRES : Carta de un padre de una niña con cáncer

Mi nombre es Fernando, padre de una joven oncológica actualmente en tratamiento, en el hospital «Virgen de la Salud» de Toledo.


Me dirijo a todos los ciudadanos para que escuchen las verdades de un padre que asistió al pleno del día 15 de mayo del 2014, en el salón de plenos del Ayuntamiento de Toledo, un pleno en el que se denigró, maltrató y despreció a unos padres que en ningún momento, repito, en ningún momento faltaron al respeto, a ningún representante de la ciudadanía, solo los miembros del Grupo Municipal del Partido Popular faltaron a las más elementales leyes de humanidad, dignidad y respeto. Solo una señora del grupo se quedó en su asiento, Ana Isabel Bejarano, a la cual le agradecimos su humanidad, dignidad, y actitud ante nuestras reivindicaciones.

El resto de miembros del PP abandonaron sus asientos, el señor Arturo García-Tizón el primero, al cual le quise entregar el documento que se iba a leer. Y me respondió y cito palabras textuales: «no me importa nada» y solo pude contestarle: «soy padre de una niña oncológica» y volvió a decir «no me interesa». 


La sensación de impotencia que sientes, ante estas palabras realizadas por un representante de los ciudadanos, que ante todo se debe a la ciudadanía, la falta de la más mínima humanidad, comprensión, tacto y respeto no solo a los padres (también faltó a nuestros hijos, que ya tienen bastante con el calvario que pasan), hace que este señor no merezca la calificación de persona, y menos de ser representante del pueblo.

Arturo García Tizón y sus concejales abandonan el Pleno del Ayuntamiento de Toledo cuando va a hablar la madre de una niña con cáncer. Más.


Fachada Ayuntamiento de Toledo

En lo más profundo de mis convicciones humanas, sociales e ideológicas me pregunto ¿en qué estamos fallando cuando personas de esta catadura moral y humana pueden llegar a gobernar a nuestra sociedad? Concienciémonos de todo lo ocurrido, tenemos todavía tiempo para cambiar esta sinrazón que siempre ataca a los más débiles.

Gracias por su tiempo, el que tal vez falte a nuestros hijos.


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La zona de la Radio : Larreadio

“Se murió mi marido. Y al otro día de morirse, me fui a la escuela. Se ha muerto mi hijo. Y al otro día de morirse, me fui a la escuela. Porque es superior a mí. Me gusta mucho la escuela. Me gusta mucho aprender [...] A lo mejor estaba fregando el suelo, se me venía un poquito y lo escribía. Y cuando terminaba de fregar el suelo había escrito una poesía”. 



Puede que la historia de Amalia, una mujer de la provincia de Jaén de más de 80 años, sea la de muchas mujeres que tuvieron que abandonar el colegio para ponerse a trabajar cuando eran unas niñas. Pero la historia de Amalia es suya, es única y probablemente no se estaría narrando en este reportaje si previamente un periodista no le hubiera dado voz. Alejandro Pérez (Jaén, 1985) cuenta historias de gente sencilla a través de la radio en directo. Lo hace con calma, sin prisas, subido a una mula, que carga la emisora Fm portátil, la antena, los micrófonos y la mesa de mezclas. Es Larreadio.

“El periodismo que me interesa es el que está en la calle, buscando historias. Necesita sus propios tiempos y eso a veces no casa con el modelo imperante donde prima la inmediatez más allá de la propia historia. Creo en el periodismo que sale a la calle a buscar, con más o menos dinero pero con la voluntad de preguntar, explicar y dar a conocer un aspecto determinado de la sociedad. No tenemos mucho que ver con los gabinetes y las ruedas de prensa. Es como comprar un tomate en una tienda o criarlo tú, no hay color”, explica Alejandro, durante una ruta que lo llevaría desde Jaén hasta Tarifa (Cádiz). 



Lo acompañaba, en una burra, José Manuel Alguacil (Padul, Granada, 1981), director de fotografía. Él realizaría un documental sobre la experiencia titulado Alejandro, la mula y la radio. La memoria contra el olvido, para el que iniciaron una campaña de crowdfunding.

“Nuestro objetivo es escuchar, descubrir y contar las historias de un territorio todavía desconocido. Andalucía vista por dos andaluces”, afirmaba José Manuel, que tuvo la suerte de aprender de Gabriel García Márquez cómo contar un cuento, la clase que impartía el Nobel de Literatura en la Escuela de Cine de Cuba, donde estudió este joven granadino.

Ambos han explorado territorios ajenos al suyo, al otro lado del Atlántico. Alejandro ha sido monitor y expedicionario de la Ruta Quetzal en Colombia, Panamá y Costa Rica, voluntario en Argentina y Uruguay. En Colombia y Ecuador, José Manuel ha impartido talleres de teatro y fotografía en las pequeñas comunidades que rodean el Río Putumayo para acercar otras culturas a las comunidades rurales. Pero es Andalucía lo que los ha unido. Los dos se conocieron en una manifestación de Stop Desahucios en Granada, cuando el Ayuntamiento desalojó a los vecinos de las cuevas de San Miguel.


Alejandro le habló de Amalia, la mujer que aprendió a escribir poesía fregando, de Manuel, un hombre que trenza esparto a seis euros la hora, de todas aquellas personas que le abrieron sus casas y sus vidas en una primera ruta por la provincia de Jaén. Alejandro escuchó con entusiasmo y allí mismo, en una protesta por el derecho a la vivienda, fraguaron esta segunda expedición por las veredas de feriantes, maquis, tratantes de ganado, cabreros y vendedores de pescado. Un periplo que intentaba recoger la esencia de pueblos de Jaén, Córdoba, Málaga y Cádiz.

“Afrontamos este nuevo recorrido con curiosidad, ganas de andar y un poco de incertidumbre porque viajar con una mula y una burra es un tanto impredecible. Además de la emisora llevamos un espectáculo de títeres de sombra. La idea es utilizar el teatro para contar las historias que también buscamos”, añadía Alejandro. No sabe qué vidas le esperarán ahora. “Y el no saberlo es uno de los motores del proyecto. Tengo confianza en la diversidad de todos estos pueblos y en las personas que viven en ellos. Mi intención es poder captar lo que ocurre en estas poblaciones relacionándolo con el pasado. La mula y la radio son los medios. Espero encontrar historias que ayuden a entender los cambios que se están produciendo y acerquen a generaciones por las que ha pasado algo más que el crecimiento económico“.

Según palabras de Alejandro, confían en llegar a los más jóvenes en unos pueblos que ya de por sí, están olvidados: “Me decía un pastor: ‘El campo nadie lo quiere y del campo viene todo’. En mi opinión hay que recuperar y revalorizar la sabiduría popular mejorando y ampliando las oportunidades de la gente, conectar los pueblos con el resto del mundo como fuentes de cultura y de vida”. 

¿La mula es la misma que la de la anterior expedición? “No, la estuvimos buscando hasta el último día en una feria de ganado en Los Palacios. Pero no la encontramos”, aclaraba José Manuel. La nueva se llama Amparo y la burra acompañante, prestada generosamente por una asociación para la preservación del burro, lleva por nombre Estrella. 



Los primeros días del viaje pararon en La Pedriza, en Alcalá la Real, el pueblo donde nació Leandra, la abuela de Alejandro: “Esto simboliza muy bien nuestro proyecto, que es conocer las raíces, recuperar la memoria y reinventar esa memoria, traerla al presente y hacerla nuestra”.



TEXTO ORIGINAL OLIVIA CARBALLAR









LA ZONA DEL MISTERIO : Rebeca Méndez, la loca del Muelle de San Blas

Su historia comenzó en 1971, cuando días antes de casarse con su novio Manuel, éste se fuera a pescar y nunca regresara. 

Rebeca, el mismo día en el que estaba previsto su boda, acudió al Muelle de San Blas, en Nayarit (México), y esperó a su prometido vestida incluso de blanco. 

Cuenta la gente de Nayarit, lugar donde se ubica el conocido “Muelle de San Blas” que hace aproximadamente unos 60 años, una mujer joven de alrededor de 17 años, vivía a las orillas del muelle y trabajaba en uno de los restaurantes para los marineros ubicado en dicho lugar.


Imagen de Rebeca Méndez Jimenez, esperando en el muelle de San Blas a que llegara su amor. Foto: El Universal.


Un día, llego un marinero extranjero de unos 20 años de edad, que trabajaba en uno de los embarques de atún y salmón del muelle y conoció a esta jovencita, los dos vivieron un tórrido romance un tiempo, mientras el permaneció en el lugar, antes de zarpar hacia su viaje rumbo al norte de las aguas del pacifico

El marinero prometió a la joven volver un día y casarse con ella. Ella bañada en lagrimas le juró por el mar que lo esperaría para casarse, ya que era su primer amor y estaba verdaderamente loca por el, por lo cual, cada domingo acudía al muelle de San Blas a esperarlo… pero su espera parecía ser eterna, ya que ningún barco a su amor le devolvía. Pasaron muchos años, y ella siempre estaba en el muelle esperando muchas tardes a aquel marinero que la había enamorado locamente y que iba a regresar por ella para casarse.

Pero esas esperas no fueron en balde, ya que la tristeza, la desesperación, la nostalgia y la soledad la fueron atrapando hasta el punto de enloquecerla… tanto fue así, que empezó a acudir al muelle vestida de novia y con un ramo de flores en las manos para esperar a su amado… mucha gente la veía y le llamaba la atención verla así, algunos la ignoraban, pero no falto el atrevido que le preguntara que porque estaba vestida de novia, a lo que ella respondía: “ Mi amado llega mañana y llega por el muelle…Yo le prometí esperarlo...... esperarlo con éste vestido, así me reconocerá”…. Y así fue como a partir de aquel entonces cada domingo se le veía aquella mujercita que con el paso de los años y como el tiempo no perdona, su pelo ya era blanco, su piel ya estaba endurecida y reseca por el sol, sus manos tenían marcas, ella ya había envejecido junto al mar y la gente la empezó a llamar “La loca del Muelle de San Blas”.


El verdadero apodo de Rebeca, era el de la chica de Humo. Así es como la conocía su compañero.

Dicen que su casa, que se encontraba arriba de unas rocas junto al muelle, estaba llena de fotos de aquel marinero desaparecido, así como también conservaba parte de su vestimenta de novia, una Biblia, un rosario y todo lo que ocuparía para la boda que soñó junto a aquel amor que la trastornó. 

Un día, la gente al verla sola y llorar junto al muelle, pensaron que seria mejor que estuviera en un hospital para enfermos mentales, para que pudiera mitigar su dolor al salir de su locura, y así fue como una tarde del mes de abril, varias personas con trajes de médicos llegaron al muelle para trasladarla al manicomio, pero ella no lo permitió, alegando que ella pertenecía al mar, que su cuerpo y alma estaba enraizados en el mar y que nunca se separaría de el, porque ahí llegaría su amor por ella algún día y no se cansaría de esperarlo.

Nunca se supo si el marinero realmente la abandonó o murió en unos de los viajes que hacia junto al mar. Nadie sabe si “La loca del Muelle de San Blas” tenía familia, amigos o alguna persona que se hiciera cargo de ella… nunca nadie tampoco supo como se llamaba. 

Se ganaba la vida barriendo las calles y pidiendo monedas a los turistas que llegaban al muelle… dicen que a cada persona que le daba algunas monedas les decía: “Mañana va a llegar, mi novio llegará al muelle y nos vamos a casar”. 



Mucha gente no entendía de que se trataban aquellas frases y solían ignorarlas, pero algunos otros le preguntaban que era lo que quería decir con eso y ella les contaba toda su historia y decía que era lo único que tenía grabado en la mente, que había olvidado todo hasta su nombre pero que nunca olvidaría algo y que por eso lo repetía constantemente : “Voy a esperar a mi amado, voy a cumplir la promesa que le hice junto al mar, llevo este vestido para que me reconozca y aquí estaré siempre sola con mi espíritu en el Muelle de San Blas”.

Allí lo esperó durante años hasta que murió el miércoles 19 de setiembre del 2012 a la edad de 63 años. Según informaba el diario «El Universal», Rebeca padecía trastornos mentales, y su familia esparciría sus cenizas en el mar desde el propio muelle de San Blas, tal y como era su deseo.


LA ZONA INSÓLITA : Los muertos Votantes

La familia de un hombre que vivió en la playa de La Antilla (Lepe, Huelva) hasta 1997, José Luis Danta Gil, vivía un curioso calvario cada vez que se acercaban unas elecciones. No porque tuvieran discusiones sobre el sentido del voto, o porque siempre les tocara una mesa electoral, o porque el trabajo les obligara a tramitar el voto por correo, sino porque a Danta Gil le seguían convocando a votar cada vez que se acercaba una cita con las urnas. Hasta ahí todo normal, porque nació en 1926 y tendría todas las características para poder votar, aunque en el caso de este hombre nacido en Sevilla se daba una circunstancia muy concreta: falleció hacía 17 años, pero para el censo electoral seguía vivo. Y no parecía que hubiera forma de convencerle de lo contrario.

De esta forma, como pasaba cada vez que había una cita con unas elecciones, la oficina del censo electoral de Huelva le convocaba para votar en las elecciones europeas del 25 de mayo 2014, sin que su hijo, José Luis Danta Rubio, se pudiera explicar como habían podido cometer ese fallo, en la familia. 

Su hijo mezclaba la ironía con la indignación cundo habló para eldiario.es/andalucia, pero estaba claro que en la familia estaban hartos de que su padre "no descansara en paz" cada vez que había que acudir a votar. 

Su padre falleció el 1 de agosto de 1997, y fue enterrado en el cementerio municipal de Lepe dos días después, "en un nicho que se dio de alta en el Ayuntamiento con un alquiler para los siguientes 40 años". Es decir, en el Ayuntamiento sabían desde el 3 de agosto de ese año que su padre falleció, y a todas las administraciones se les informó debidamente, como siempre que fallece una persona.

"Desde la familia informamos a todas las instituciones habituales de la defunción, sin embargo se le ha convocado a votar mediante el envío de su tarjeta censal a su casa", explicaba Danta Rubio, mientras mostraba la tarjeta censal que especificaba que su padre seguía viviendo en la Avenida de Huelva de la playa onubense. "No es la primera vez que pasa, pero ya empezamos a cansarnos".

Según sus palabras, la familia había veces que se lo tomaba ya como una anécdota, un punto en el que aseguraba que "el día que lo designen para acudir a una mesa electoral, nos vamos a hartar de reír en casa". Y es que esa posibilidad existía, ya que al estar incluido en el censo electoral sin haber sido modificados sus datos, podría haber sido llamado perfectamente para ocupar cualquier cargo en una mesa electoral.


Lo enrevesado sería que, en caso de no presentarse, la familia tendría que iniciar un proceso para demostrar su fallecimiento, con el fin de evitar la consiguiente multa. Para más Inri, los partidos políticos le enviaban también los sobres a su nombre para que pudiera votar en las elecciones con su correspondiente papeleta dentro. Todo muy de Berlanga.



José Luis Danta Gil nació en Sevilla, y trabajó como minero en distintos destinos. El primer contacto que tuvo con la playa de La Antilla fue en 1974. Como otras muchas personas de la época, se fijó en la tranquilidad de esta zona del litoral onubense, y compró una vivienda en la urbanización 'Las Flores', a unos 300 metros de la playa. No estuvo allí demasiado tiempo, ya que sus obligaciones profesionales le llevaron a Galdakao (Vizcaya), aunque sus últimos días de vida sí los pasó en la playa lepera.



Su hijo, natural de otra zona minera, la localidad onubense de Nerva, "heredó" la pasión de su padre por la playa, y decidió quedarse a vivir en ella durante todo el año. Algo que, cada vez que había cita electoral, le provocaba un disgusto.


Danta Rubio enfatizaba que en su día pagó y liquidó todos los impuestos de su padre contraídos con el Ayuntamiento de Lepe, incluido el ultimo, el de su nicho, de modo que ironizaba con que "saben ustedes de sobra que su dirección no es la Avenida de Huelva de La Antilla, sino el cementerio de Lepe"."Ya estoy cansado de hacer de correo de la administración, así que lo tienen que hacer es darle de baja de una vez y dejarlo descansar en paz, y al mismo tiempo a mi familia", concluía.


Ayuntamiento de Lepe

A los Danta parece perseguirles una maldición en forma de error adminstrativo con este caso. Y con otro lamentablemente similar. La madre de José Luis murió hacía siete años, y también estaba enterrada en el cementerio de Lepe. Desde que falleció le ha seguido llegando la documentación para votar con total regularidad, "pero en las tres últimas elecciones ya se dieron cuenta del error y decidieron subsanarlo, con lo que no nos explicamos qué puede pasar para que con mi padre, porque nosotros seguimos el mismo trámite que se realiza cuando fallece una persona, así que no entendemos nada".

A la familia le explicaron que la oficina del censo electoral se basa en el padrón local a la hora de mandar las tarjetas de información censal. Cuando su padre murió en 1997 nadie le dio de baja como vecino de Lepe, de modo que seguía inscrito. Y cada vez que nuestros políticos nos convocan a meter una papeleta en una urna, solo es cuestión de esperar, y la tarjeta para su padre llegó con macabra puntualidad.