LA ZONA PÚBLICA : Sobran malthusianos.

Cada generación ha disfrutado de una calidad de vida superior creada por sus congéneres anteriores. Pero la Agenda 2030 está a punto de cambiar esa ecuación. 


Sólo existen dos posibilidades: ser muchos y ricos o pocos y pobres.

Friedrich August von Hayek




Hace un poco más de dos siglos, en 1798, un intelectual y clérigo anglicano llamado Thomas Robert Malthus creyó haber entendido que era inexorable el colapso de la humanidad como resultado del desequilibrio que se producía entre el exceso de personas y los recursos disponibles para alimentarlas. Ese desequilibrio hacía que la existencia de la humanidad no fuera “sostenible”. Según su Ensayo sobre el principio de la población (An Essay on the Principle of Population) mientras la producción de alimentos crecía en proporción aritmética la población lo hacía en proporción geométrica. Poca gente ha sido tan enormemente exitosa propagando una idea tan falsa. Seguramente sin saberlo, el buen Malthus iniciaba una poderosa tradición que hoy es todo un éxito: la de alarmar a la población con predicciones falsas, acomodar los datos para no cambiar las predicciones y desprestigiar a quienes cuestionen la alarma y las predicciones.

Malthus creía que la sobreexplotación de los recursos naturales conduciría a la miseria. Su ensayo, si bien establecía una serie de catástrofes, carecía de datos que sostuvieran la argumentación general, lo que explica su rotundo fracaso. Pero el empecinamiento de Malthus por sostener sus tesis lo llevaron a hacer modificaciones entre las diferentes ediciones adecuando las argumentaciones a las conclusiones, y no al revés. Como sea se equivocó, los recursos disponibles no crecieron en forma aritmética sino que se multiplicaron de una manera tan asombrosa que superaron lo que se necesita para alimentar a todos los terrícolas. Para la época en que escribió su ensayo más del 90% de la población era pobre, mientras que apenas dos siglos después menos del 10% de la humanidad vivía en esas condiciones.

Según los datos de FAO, actualmente es menor a un dígito el porcentaje de la población que pasa hambre y esto no es por falta de alimentos sino por factores relacionados con la guerra, la logística, etc. La humanidad se ha multiplicado pero sin embargo vive mucho más y en mejores condiciones. La amenaza de que la superpoblación haría escasear los recursos y el espacio ha sido rotundamente desmentida por los hechos. Malthus no pudo prever que la economía crecería mucho más que la población, generando una gran cantidad de riqueza en un período brevísimo. Respecto del espacio, utilizamos sólo una pequeña parte del planeta, aún descartando zonas inhóspitas. Las alarmas encendidas por Malthus no tuvieron en cuenta la increíble capacidad humana para crear ciencia y tecnología que adaptara el espacio y los recursos, de manera que no existe un solo indicador que mida el bienestar humano que no haya mejorado en los últimos dos siglos.

Sin embargo, a pesar de ser los humanos una especie generadora de semejantes proezas, triunfan en el mundo ideologías que nos consideran como agentes contaminantes, viles ofensores de un planeta que padece nuestra existencia. Poco difiere el fallido argumento malthusiano de la prédica ecologista ligada a las políticas que proponen desandar el camino de crecimiento, confort y calidad de vida humanos para evitar, de nuevo, el apocalipsis de insostenibilidad generado por el Homo sapiens. Se trata de un denodado ejercicio de autohumillación.

El relato que describe a la humanidad como un parásito del planeta es recurrente y volvió con renovados bríos en el emblemático año 1968 cuando Paul Ehrlich publicó “La bomba de población”, libro tan exitoso como su par malthusiano y que sostenía la misma tesis. Algo muy interesante sucedió cuando el economista contemporáneo Julian Simon sostuvo justamente lo contrario: que el crecimiento de población es la base de la abundancia de recursos porque es la gente la fuente de las innovaciones y cuanta más haya, mayor cantidad de recursos y mayor eficiencia en su uso. Simon le hizo una apuesta a Ehrlich: que eligiera una canasta con materias primas que creyera que iban a ser menos abundantes y, por tanto, más caras a futuro. Si realmente esa canasta se volvía más costosa en diez años, Ehrlich habría ganado la apuesta, caso contrario el victorioso sería Simon. Ehrlich eligió cobre, cromo, níquel, estaño y tungsteno. En el período de la apuesta, para la década del 80 del siglo pasado, la población mundial aumentó en más de 800 millones de personas, pero los cinco materiales estaban más baratos. Simon tenía razón.

Julian Simon

Paul Ehrlich, biólogo y experto en demografía es el padre de la ecología evolutiva y del término "desarrollo sostenible"


Otro ejemplo del mismo dogma malthusiano se encuentra en el resumen anual del Foro Económico Mundial, más conocido como Foro de Davos (sí, sí, ese de “no tendrás nada y serás feliz») de 1973, en el que se comenzaron a discutir cómo establecer nuestros “límites para el crecimiento”. Unos años antes se había fundado el Club de Roma, otro grupo de expertos e iluminados que encargó en 1972 un texto que justamente se llamó “Los límites del crecimiento”. La alarma era la misma: la gente vs. el ambiente y sus recursos. El texto anunciaba catástrofes que, por supuesto, jamás se concretaron, pero las soluciones propuestas para el futuro seguían siendo las mismas: reducir la población y el nivel de consumo. Tal cual le pasó a Malthus, su fracaso predictivo fue un éxito editorial, traducido a 30 idiomas y vendido por millones.

Lo que la humanidad debería revisar, más que su huella planetaria, es su apego a los embaucadores y a las predicciones fracasadas. El neomalthusianismo está más vivo que nunca en el ecologismo político que propone limitar el crecimiento y el desarrollo para evitar un desequilibrio que, como se ha demostrado, carece de asidero. Las políticas ecologistas proponen recuperar la sostenibilidad limitando el bienestar. Calefaccionarse menos, comer peor, viajar menos, producir y consumir menos energía. Y desde ya, estas propuestas se erigen como leyes de sostenibilidad mundial. Si bien el fracaso de la planificación centralizada es una constante en la historia, la excusa ecológica ha servido para que reviva la idea de una política pública global de control sobre todos los ciudadanos del mundo, la Agenda 2030.

Las ediciones sucesivas de las cumbres, foros y congresos que concentran cientos de jefes de Estado son un aquelarre destinado a afirmar, en cada ocasión, que el mundo está en grave peligro. En la misma tónica el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) se ha convertido en la autoridad encargada de avalar este alarmismo a pesar de que existen cientos de científicos desmontando una tras otra todas sus tesis. Es abrumadora la lista de predicciones del IPCC no cumplidas, pero curiosamente, pasa lo mismo que con las voces catastrofistas del pasado, sus yerros son venerados por la prensa y los gobiernos. Las predicciones de la ONU fallaron una y otra vez, las climáticas, las alimenticias, las sanitarias. Sin embargo, no han cambiado su prédica contraria al libre desarrollo humano.

Los malthusianos, los de antes y los de ahora, han descartado siempre la masiva capacidad de crear prosperidad de la especie que más detestan: la humana. El periodismo alarmista es parte de este problema, toman fragmentos de titulares, buscan el escándalo y jamás dicen que los escenarios cataclísmicos tienen una probabilidad minúscula de ocurrir, ¡y eso consta incluso en los informes del IPCC! Los desastres naturales han disminuido en un 90% en el último siglo pero los titulares de los periódicos se regodean con las imágenes de incendios o inundaciones como si fueran plagas divinas, venganzas de la madre Tierra. Omiten decir que padecemos menos las inclemencias porque somos más ricos y desarrollados, y por ende, podemos defendernos mejor. Son nuestras adaptaciones las que nos protegen, no las que nos condenan. Pero esta difusión ignorante y alarmista es la base de las creencias del público masivo. Esto ocurre porque la ideología de la ecología política no tiene por objetivo el progreso científico, si así fuera, no silenciarían ni desprestigiarían a quienes debaten con sus teorías científicas. Se trata sólo de dar soportes narrativo para el intervencionismo creciente, y si la evidencia no se amolda, peor para la evidencia, lo político es sagrado y está primero.

El ecologismo político es sistemáticamente anticapitalista. Sospechosamente, va contra el sistema que en 200 años generó tanta prosperidad que dio por tierra con el ensayo de Malthus, casi parece una venganza. Ve, en el desarrollo y el crecimiento que consiguieron que la vida sea más larga, un mal por sus efectos sobre la naturaleza. El problema es mayúsculo porque se trata de la ideología predominante y está creando pesimismo y aprensión respecto del futuro, afectando particularmente a las nuevas generaciones que se perciben como enemigas del planeta. El alarmismo climático está provocando depresión y angustia en los niños obligados a consumir este dogma permanentemente: en la escuela, en las redes, en los medios, en el marketing, en el deporte. Un relato verde destinado a proyectar vergüenza y culpa, adoctrinando a los niños para que sean agentes de su ideología.

El ecologismo neomalthusiano cree que las soluciones provienen de la imposición de multas, cupos y restricciones al crecimiento, siempre por medio del control y la regulación del Estado. Cada reunión de líderes mundiales reclama mayores intervenciones para frenar nuevos apocalipsis siempre inminentes. Pareciera que la creencia en el apocalipsis ambiental les proporciona un propósito místico, un modo de elevación espiritual y se consideran a sí mismos como semidioses que crean el bien a costa de sacrificar la vida de muchos, pero nunca la propia. Por eso usan sus jets privados para reunirse y decir que los simples mortales debemos dejar de usar el combustible de un simple automóvil. Más y más intervención de los expertos iluminados para amoldar el comportamiento de los ciudadanos. Más y más ingeniería social que es, ni más ni menos, que más poder para regular nuestras vidas.

Como cada vez que se juntan los líderes atacados por el neomalthusianismo, la conclusión a la que llegan es que la única forma de resolver estos grandes problemas es a través de una gobernanza centralizada de expertos. Tal es la propuesta de la Agenda 2030 y del famoso Gran Reinicio. El ecologismo político cree que debemos cambiar nuestro modo de vida de manera radical y ese dogma no puede ser cuestionado. La Agenda 2030 es un libro sagrado rubricado por la inmensa mayoría de los líderes y poderosos del mundo. El enemigo es, claro está, el ser humano libre, capaz de elegir por sí mismo su futuro.

Pocas espadas más eficientes al servicio del colectivismo como la narrativa verde, no existe gobierno, plataforma electoral, organización o empresa que no la tenga como fin y misión. Todo, por supuesto, ha de ser sostenible, palabra mágica que no dice mucho, pero que lo es todo. Tenemos políticos e influencers dándonos sermones en los que nos culpan, como especie, de ser responsables de catástrofes que no se han cumplido ni por aproximación. Pero no hay caso, el ecologismo neomalthusiano, pese a los datos que desmienten tanto a su precursor como a sus sucesivos profetas, siguen anunciando peligros que son causados ​​por la intervención humana sobre la naturaleza. Es evidente que el verdadero enemigo es, para los neomalthusianos, la humanidad misma. Privilegian a la naturaleza como a una diosa, antes que a la humanidad.

Asistimos inermes, mientras tanto, a políticas de decrecimiento, que es eso que llaman “sostenible”. Propuestas que detienen o ralentizan el crecimiento económico y que estancan a los países más pobres. No existe forma de que los países salgan del subdesarrollo sin fuentes de energía sólidas como la fósil o la nuclear, oponerse a ellas es lisa y llanamente ecocolonialismo y es criminal. Las alarmas ambientales de cualquier índole no se evitan empobreciendo la calidad de vida, sino apostando a las soluciones que la humanidad, libremente, va a encontrar como lo viene haciendo desde que es especie.

Afortunadamente, todas las predicciones de que la existencia de la humanidad empeoraría han sido un rutilante fracaso. No hay apocalipsis en el horizonte, estamos mejor que hace dos siglos y, si somos libres, estaremos mejor en el futuro. Los humanos no nos resignamos, creamos, somos pensantes, encontramos soluciones. Por eso, cada generación ha disfrutado de una calidad de vida superior creada por sus congéneres anteriores. Pero la Agenda 2030 está a punto de cambiar esa ecuación ¿Dejaremos que el ecologismo neomalthusiano consiga que nuestros hijos vivan peor que nosotros?



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La pandemia de COVID-19 es uno de los eventos de enfermedades infecciosas más manipulados de la historia, caracterizado por mentiras oficiales en una corriente interminable dirigida por burocracias gubernamentales, asociaciones médicas, juntas médicas, medios de comunicación y agencias internacionales. Hemos sido testigos de una larga lista de intrusiones sin precedentes en la práctica médica, incluidos ataques a expertos médicos, destrucción de carreras médicas entre médicos que se niegan a participar en el asesinato de sus pacientes y una reglamentación masiva de la atención médica, dirigida por personas no calificadas con una enorme riqueza, poder e influencia. Esto ya había ocurrido anteriormente.

Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, un presidente, gobernadores, alcaldes, administradores de hospitales y burócratas federales están determinando tratamientos médicos basados ​​no en información científica precisa o incluso basada en la experiencia, sino para forzar la aceptación de formas especiales de atención y «prevención». —incluido el remdesivir, el uso de respiradores y, en última instancia, una serie de inyecciones de ARN mensajero esencialmente no probadas. Por primera vez en la historia del tratamiento médico, los protocolos no se formulan en función de la experiencia de los médicos que tratan con éxito a la mayor cantidad de pacientes, sino de personas y burocracias que nunca han tratado a un solo paciente, incluidos Anthony Fauci, Bill Gates, EcoHealth Alliance, los CDC, la OMS, los funcionarios estatales de salud pública y los administradores de hospitales.

Los medios de comunicación (TV, periódicos, revistas, etc.), las sociedades médicas, los consejos médicos estatales y los propietarios de las redes sociales se han designado a sí mismos como la única fuente de información sobre esta llamada “pandemia”. Se han eliminado sitios web, se ha satanizado a médicos clínicos altamente acreditados y experimentados y a expertos científicos en el campo de las enfermedades infecciosas, se han destruido carreras y toda la información disidente se ha etiquetado como «desinformación» y «mentiras peligrosas», incluso cuando proviene de los mejores expertos. en los campos de virología, enfermedades infecciosas, cuidados críticos pulmonares y epidemiología. Estos apagones de la verdad ocurren incluso cuando esta información está respaldada por extensas citas científicas de algunos de los especialistas médicos más calificados del mundo. Increíblemente, incluso las personas, como el Dr. Michael Yeadon, un exdirector científico jubilado y vicepresidente de la división científica de la compañía farmacéutica Pfizer en el Reino Unido, que acusó a la compañía de fabricar una inyecciones extremadamente peligrosa, son ignoradas y demonizado. Además, él, junto con otros científicos altamente cualificados, han declarado que nadie debería tomar esta vacuna.

El Dr. Peter McCullough, uno de los expertos más citados en su campo, que ha tratado con éxito a más de 2000 pacientes con COVID mediante el uso de un protocolo de tratamiento temprano (que los supuestos expertos ignoraron por completo), ha sido víctima de un ataque particularmente violento. por aquellos que se benefician económicamente de las inyecciones. Ha publicado sus resultados en revistas revisadas por pares, informando una reducción del 80 % en las hospitalizaciones y una reducción del 75 % en las muertes mediante el uso de un tratamiento temprano. A pesar de esto, está bajo una serie implacable de ataques por parte de los controladores de información, ninguno de los cuales ha tratado a un solo paciente.

Ni Anthony Fauci, los CDC, la OMS ni ningún establecimiento médico gubernamental han ofrecido nunca ningún tratamiento temprano que no sea Tylenol, hidratación y llamar a una ambulancia una vez que tenga dificultad para respirar. Esto no tiene precedentes en toda la historia de la atención médica, ya que el tratamiento temprano de infecciones es fundamental para salvar vidas y prevenir complicaciones graves. Estas organizaciones médicas y cómplices federales no solo ni siquiera sugirieron un tratamiento temprano, sino que atacaron a cualquiera que intentara iniciar dicho tratamiento con todas las armas a su disposición: pérdida de la licencia, eliminación de los privilegios del hospital, vergüenza, destrucción de la reputación e incluso arresto. 

Un buen ejemplo de este ultraje contra la libertad de expresión y el suministro de información de consentimiento informado es la reciente suspensión por parte de la junta médica de Maine de la licencia médica de la Dra. Meryl Nass y la orden de someterse a una evaluación psiquiátrica por prescribir ivermectina y compartir su experiencia. en este campo. Conozco personalmente a la Dra. Nass y puedo dar fe de su integridad, brillantez y dedicación a la verdad. Sus credenciales científicas son impecables. Este comportamiento de una junta de licencias médicas recuerda la metodología de la KGB soviética durante el período en que los disidentes eran encarcelados en gulags psiquiátricos para silenciar su disidencia.

OTROS ATAQUES SIN PRECEDENTES

Otra táctica sin precedentes es eliminar a los médicos disidentes de sus puestos como editores y revisores de revistas y retirar sus artículos científicos de las revistas, incluso después de que estos artículos se hayan impreso. Hasta este evento pandémico, nunca había visto tantos artículos de revistas siendo retractados, la gran mayoría promoviendo alternativas al dogma oficial, especialmente si los artículos cuestionan la seguridad de las vacunas. Normalmente, un trabajo o estudio enviado es revisado por expertos en el campo, lo que se denomina revisión por pares. Estas revisiones pueden ser bastante intensas y puntillosas en los detalles, insistiendo en que todos los errores dentro del artículo se corrijan antes de la publicación. Por lo tanto, a menos que se descubra un fraude o algún otro problema oculto importante después de que el artículo esté impreso, el artículo permanece en la literatura científica.

Ahora somos testigos de un número creciente de excelentes artículos científicos, escritos por los mejores expertos en el campo, que se retiran de las principales revistas médicas y científicas semanas, meses e incluso años después de su publicación. Una revisión cuidadosa indica que en demasiados casos los autores se atrevieron a cuestionar el dogma aceptado por los controladores de las publicaciones científicas, especialmente en lo que respecta a la seguridad, los tratamientos alternativos o la eficacia de las vacunas. Estas revistas dependen de la amplia publicidad de las compañías farmacéuticas para sus ingresos. Han ocurrido varios casos en los que poderosas compañías farmacéuticas ejercieron su influencia sobre los propietarios de estas revistas para eliminar artículos que de alguna manera cuestionan los productos de estas compañías.

Peor aún es el diseño real de artículos médicos para promocionar medicamentos y productos farmacéuticos que involucran estudios falsos, los llamados artículos escritos por fantasmas. Richard Horton es citado por The Guardian diciendo que «las revistas se han convertido en operaciones de lavado de información para la industria farmacéutica«. Los artículos fraudulentos «escritos por fantasmas» patrocinados por gigantes farmacéuticos han aparecido regularmente en las principales revistas clínicas, como JAMA y New England Journal of Medicine, y nunca se eliminarán a pesar del abuso científico comprobado y la manipulación de datos.

Los artículos escritos por escritores «fantasma»

Los artículos escritos por fantasma implican el uso de empresas de planificación cuyo trabajo es diseñar artículos que contengan datos manipulados para respaldar un producto farmacéutico y luego hacer que estos artículos sean aceptados por revistas clínicas de alto impacto, es decir, las revistas que tienen más probabilidades de afectar la toma de decisiones clínicas de los médicos. Además, proporcionan a los médicos en la práctica clínica reimpresiones gratuitas de estos artículos manipulados. The Guardian encontró 250 empresas dedicadas a este negocio de escritura fantasma. El paso final en el diseño de estos artículos para su publicación en las revistas más prestigiosas es reclutar expertos médicos reconocidos de instituciones prestigiosas, para agregar su nombre a estos artículos.

De vital importancia es la observación de los expertos en el campo de las publicaciones médicas de que no se ha hecho nada para detener este abuso. Los especialistas en ética médica han lamentado que debido a esta práctica generalizada “no se puede confiar en nada”. Si bien algunas revistas insisten en divulgar información, la mayoría de los médicos que leen estos artículos ignoran esta información o la excusan, y varias revistas dificultan la divulgación al requerir que el lector encuentre las declaraciones de divulgación en otro lugar. Muchas revistas no controlan tales declaraciones y las omisiones de los autores son comunes y sin castigo.

En cuanto a la información puesta a disposición del público, prácticamente todos los medios de comunicación están bajo el control de estos gigantes farmacéuticos u otros que se están beneficiando de esta “pandemia”. Sus historias son todas iguales, tanto en contenido como en redacción. Los encubrimientos orquestados ocurren a diario y los datos masivos que exponen las mentiras generadas por estos controladores de información se ocultan al público. Todos los datos que llegan a los medios de comunicación nacionales (televisión, periódicos y revistas), así como las noticias locales que ve todos los días, provienen únicamente de fuentes «oficiales», la mayoría de las cuales son mentiras, distorsiones o se fabrican completamente de la nada, destinado a engañar al público.

Los medios de televisión reciben la mayor parte de su presupuesto publicitario de las compañías farmacéuticas internacionales; esto crea una influencia irresistible para informar sobre todos los estudios inventados que respaldan sus vacunas y otros supuestos tratamientos. Solo en 2020, las industrias farmacéuticas gastaron 6.560 millones de dólares en este tipo de publicidad.

La publicidad televisiva de Pharma ascendió a 4.580 millones, un increíble 75% de su presupuesto. Eso compra mucha influencia y control sobre los medios. Los expertos mundialmente famosos en todos los campos de las enfermedades infecciosas están excluidos de la exposición de los medios y de las redes sociales en caso de que se desvíen de alguna manera de las mentiras y distorsiones inventadas por los fabricantes de estas vacunas. Además, estas compañías farmacéuticas gastan decenas de millones en publicidad en las redes sociales, con Pfizer a la cabeza con $55 millones en 2020.

Si bien estos ataques a la libertad de expresión son lo suficientemente aterradores, aún peor es el control virtualmente universal que los administradores de hospitales han ejercido sobre los detalles de la atención médica en los hospitales. Estos mercenarios ahora están instruyendo a los médicos a qué protocolos de tratamiento se apegarán y qué tratamientos no usarán, sin importar cuán dañinos sean los tratamientos «aprobados» o cuán beneficiosos sean los tratamientos «no aprobados».

Nunca en la historia de la medicina los administradores de hospitales han dictado a sus médicos cómo practicarán la medicina y qué medicamentos pueden usar. El CDC no tiene autoridad para dictar a hospitales o médicos sobre tratamientos médicos. Sin embargo, la mayoría de los médicos cumplieron sin la menor resistencia.

La ley federal Care Act alentó este desastre humano al ofrecer a todos los hospitales de EE. UU. hasta 39.000 dólares por cada paciente de la UCI que pusieran respiradores, a pesar de que desde el principio era obvio que los respiradores eran una de las principales causas de muerte entre estos pacientes confiados y desprevenidos. Además, los hospitales recibieron 12.000 dólares por cada paciente que ingresaba en la UCI, lo que explica, en mi opinión y en la de otros, por qué todas las burocracias médicas federales (CDC, FDA, NIAID, NIH, etc.) hicieron todo lo posible para prevenir la vida – ahorro de tratamientos tempranos. Dejar que los pacientes se deterioraran hasta el punto de necesitar hospitalización significó mucho dinero para todos los hospitales. Un número creciente de hospitales están en peligro de quiebra, y muchos han cerrado sus puertas, incluso antes de esta “pandemia”. La mayoría de estos hospitales ahora son propiedad de corporaciones nacionales o internacionales, incluidos los hospitales universitarios.

También es interesante notar que con la llegada de esta «pandemia» hemos sido testigos de un aumento en las cadenas corporativas de hospitales que compran varios de estos hospitales financieramente en riesgo. Se ha observado que estos gigantes hospitalarios están utilizando miles de millones en ayuda federal para el Covid para adquirir estos hospitales financieramente en peligro, lo que aumenta aún más el poder de la medicina corporativa sobre la independencia de los médicos. A los médicos expulsados ​​de sus hospitales les resulta difícil encontrar personal de otros hospitales para unirse, ya que también pueden ser propiedad del mismo gigante corporativo. Como resultado, las políticas obligatorias de vacunación incluyen un número mucho mayor de empleados de hospitales. Por ejemplo, Mayo Clinic despidió a 700 empleados por ejercer su derecho a rechazar una vacuna experimental peligrosa, esencialmente no probada. Mayo Clinic hizo esto a pesar de que muchos de estos empleados trabajaron durante lo peor de la epidemia y están siendo despedidos cuando la variante Omicron es la cepa dominante del virus, tiene la patogenicidad de un resfriado común para la mayoría y las vacunas son ineficaces en la prevención de la infección.

Además, se ha comprobado que la persona asintomática vacunada tiene un título nasofaríngeo del virus tan alto como una persona infectada no vacunada. Si el propósito del mandato de vacunación es prevenir la propagación viral entre el personal del hospital y los pacientes, entonces son los vacunados quienes presentan el mayor riesgo de transmisión, no los no vacunados. La diferencia es que un enfermo no vacunado no iría a trabajar, el esparcidor vacunado asintomático sí lo hará.

Lo que sí sabemos es que los principales centros médicos, como Mayo Clinic, reciben decenas de millones de dólares en subvenciones del NIH cada año, así como dinero de los fabricantes farmacéuticos de estas «vacunas» experimentales. En mi opinión, esa es la verdadera consideración que impulsa estas políticas. Si esto pudiera probarse en un tribunal de justicia, los administradores que hacen estos mandatos deberían ser procesados ​​con todo el peso de la ley y demandados por todas las partes perjudicadas.

El problema de la bancarrota de los hospitales se ha vuelto cada vez más agudo debido a los mandatos de vacunación de los hospitales y, como resultado, una gran cantidad de personal de los hospitales, especialmente enfermeras, se niegan a ser vacunados por la fuerza. Todo esto no tiene precedentes en la historia de la atención médica. Los médicos dentro de los hospitales son responsables del tratamiento de sus pacientes individuales y trabajan directamente con estos pacientes y sus familias para iniciar estos tratamientos. Las organizaciones externas, como los CDC, no tienen autoridad para intervenir en estos tratamientos y hacerlo expone a los pacientes a graves errores por parte de una organización que nunca ha tratado a un solo paciente con COVID-19.

Cuando comenzó esta pandemia, los CDC ordenaron a los hospitales que siguieran un protocolo de tratamiento que resultó en la muerte de cientos de miles de pacientes, la mayoría de los cuales se habrían recuperado si se hubieran permitido los tratamientos adecuados. La mayoría de estas muertes podrían haberse evitado si se hubiera permitido a los médicos utilizar un tratamiento temprano con productos como la ivermectina, la hidroxicloroquina y una serie de otros medicamentos seguros y compuestos naturales. Se ha estimado, en base a los resultados de los médicos que tratan con éxito a la mayoría de los pacientes con covid, que de las 800.000 personas que se nos dice que murieron a causa de covid, 640.000 no solo podrían haberse salvado, sino que, en muchos casos, podrían haber regresado a su estado anterior. El estado de salud de la infección había requerido un tratamiento temprano con estos métodos probados. Este descuido del tratamiento temprano constituye un asesinato en masa. Eso significa que en realidad habrían muerto 160.000, mucho menos que el número de muertes a manos de burocracias, asociaciones médicas y juntas médicas que se negaron a defender a sus pacientes. 

Increíblemente, a estos médicos expertos se les impidió salvar a estas personas infectadas con Covid-19. Debería ser una vergüenza para la profesión médica que tantos médicos siguieran sin pensar los protocolos mortales establecidos por los controladores de la medicina.

La Organización Mundial de la Salud repitiendo el fraude del 2009

También hay que tener en cuenta que este evento nunca cumplió con los criterios de una pandemia. La Organización Mundial de la Salud cambió el criterio para hacer de esto una pandemia. Para calificar para un estado pandémico, el virus debe tener una alta tasa de mortalidad para la gran mayoría de las personas, lo que no ocurrió (con una tasa de supervivencia del 99,98 %), y no debe tener tratamientos existentes conocidos, que este virus tuvo, en hecho, un número creciente de tratamientos muy exitosos.

Nunca se ha demostrado que las medidas draconianas establecidas para contener esta «pandemia» artificial tengan éxito, como enmascarar al público, los cierres y el distanciamiento social. Varios estudios cuidadosamente realizados durante temporadas anteriores de gripe demostraron que las mascarillas, de cualquier tipo, nunca habían impedido la propagación del virus entre el público.

De hecho, algunos estudios muy buenos sugirieron que las máscaras en realidad propagan el virus al dar a las personas una falsa sensación de seguridad y otros factores, como la observación de que las personas rompían constantemente la técnica estéril al tocar la máscara, al quitarse la máscara incorrectamente y al filtrar sustancias infecciosas, aerosoles alrededor de los bordes de la máscara. Además, las máscaras se desechaban en estacionamientos, senderos para caminar, se colocaban sobre mesas en restaurantes y se colocaban en bolsillos y carteras.

A los pocos minutos de ponerse la máscara, se pueden cultivar varias bacterias patógenas de las máscaras, lo que pone a la persona inmunosuprimida en un alto riesgo de neumonía bacteriana y a los niños en un mayor riesgo de meningitis. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Florida cultivó más de 11 bacterias patógenas del interior de la máscara que usan los niños en las escuelas.

También se sabía que los niños esencialmente no corrían ningún riesgo de enfermarse por el virus o transmitirlo.

Además, también se conoció que el uso de una máscara por más de 4 horas (como ocurre en todas las escuelas) produce una importante hipoxia (niveles bajos de oxígeno en sangre) e hipercapnia (niveles altos de CO2), que tienen una serie de efectos nocivos para la salud, incluyendo el deterioro del desarrollo del cerebro del niño.

Sabemos que el desarrollo del cerebro continúa mucho después de los años de la escuela primaria. Un estudio reciente encontró que los niños nacidos durante la «pandemia» tienen un coeficiente intelectual significativamente más bajo; sin embargo, las juntas escolares, los directores de escuelas y otros burócratas educativos obviamente no están preocupados.

HERRAMIENTAS DEL OFICIO DE ADOCTRINACIÓN

Los diseñadores de esta pandemia anticiparon un retroceso por parte del público y que se harían grandes preguntas embarazosas. Para evitar esto, los controladores alimentaron a los medios con una serie de tácticas, una de las más utilizadas fue y es la estafa de «verificación de hechos». Con cada confrontación con evidencia cuidadosamente documentada, los «verificadores de hechos» de los medios respondieron con el cargo de «desinformación» y un cargo infundado de «teoría de la conspiración» que fue, en su léxico, «desacreditado». Nunca nos dijeron quiénes eran los verificadores de hechos o la fuente de su información de «desacreditación», solo teníamos que creer a los «verificadores de hechos». Un caso judicial reciente estableció bajo juramento que los «verificadores de hechos» de Facebook utilizaron la opinión de su propio personal y no expertos reales para verificar «hechos». Cuando las fuentes se revelan, de hecho, son invariablemente los corruptos CDC, la OMS o Anthony Fauci o simplemente su opinión. Aquí hay una lista de cosas que fueron etiquetadas como «mitos» e «información errónea» que luego se demostró que eran ciertas.

Los vacunados asintomáticos están propagando el virus de la misma manera que los infectados sintomáticos no vacunados.

Las vacunas no pueden proteger adecuadamente contra nuevas variantes, como Delta y Omicron.

La inmunidad natural es muy superior a la inmunidad de las vacunas y lo más probable es que dure toda la vida.

La inmunidad de la inyección no solo disminuye después de varios meses, sino que todas las células inmunitarias se ven afectadas durante períodos prolongados, lo que pone a las personas vacunadas en un alto riesgo de contraer todas las infecciones y el cáncer.

Las inyecciones COVID pueden causar una incidencia significativa de coágulos de sangre y otros efectos secundarios graves

Los defensores de la inyección exigirán numerosos refuerzos a medida que aparezca cada variante en escena.

Fauci insistirá en la inyección covid para niños pequeños e incluso bebés.

Se requerirán pasaportes de vacunas para ingresar a un negocio, volar en un avión y usar el transporte público.

Habrá campos de internamiento para los no vacunados (como en Australia, Austria y Canadá)

A los no vacunados se les negará el empleo.

Hay acuerdos secretos entre el gobierno, instituciones elitistas y fabricantes de vacunas.

Muchos hospitales estaban vacíos o tenían poca ocupación durante la pandemia.

La proteína pico, spike de la inyeción ingresa al núcleo de la célula, alterando la función de reparación del ADN celular.

Cientos de miles han muerto por las inyecciones y muchas veces más han resultado dañados permanentemente.

El tratamiento temprano podría haber salvado la vida de la mayoría de los 700.000 que murieron.

La miocarditis inducida por la inyección (que se negó inicialmente) es un problema importante y desaparece en un período breve.

Lotes mortales especiales (lotes) de estas inyecciones se mezclan con la masa de otras inyecciones contra el Covid-19

Varias de estas afirmaciones de quienes se oponen a estas vacunas ahora aparecen en el sitio web de los CDC, la mayoría aún identificadas como «mitos». Hoy en día, una amplia evidencia ha confirmado que cada uno de estos llamados «mitos» eran de hecho ciertos. Muchos incluso son admitidos por el “santo de las vacunas”, Anthony Fauci. Por ejemplo, incluso nuestro presidente con discapacidad cognitiva nos dijo que una vez que se lanzara la vacuna, todas las personas vacunadas podrían quitarse las máscaras. ¡Ups! Nos dijeron poco después: los vacunados tienen altas concentraciones (títulos) del virus en la nariz y la boca (nasofaringe) y pueden transmitir el virus a otras personas con las que entran en contacto, especialmente a sus propios familiares. Continúen con las máscaras una vez más; de hecho, se recomienda el doble enmascaramiento.

Otra táctica de los defensores de la vacuna es demonizar a aquellos que rechazan vacunarse por una variedad de razones. Los medios de comunicación se refieren a estos individuos de pensamiento crítico como «antivacunas», «negadores de vacunas», «resistentes a las vacunas», «asesinos», «enemigos del bien común» y como los que prolongan la pandemia. Me han horrorizado los ataques viciosos, a menudo despiadados, de algunas personas en las redes sociales cuando un padre o un ser querido relata una historia del terrible sufrimiento y la eventual muerte que ellos o su ser querido sufrieron como resultado de las vacunas. Algunos psicópatas tuitean que están contentos de que el ser querido haya muerto o que la persona vacunada muerta fuera un enemigo del bien por contar el evento y debería prohibirse. Esto es difícil de conceptualizar. Este nivel de crueldad es aterrador y significa el colapso de una moral, decente.

Ya es bastante malo que el público caiga tan bajo, pero los medios de comunicación, los líderes políticos, los administradores de hospitales, las asociaciones médicas y las juntas de licencias médicas están actuando de una manera similar, moralmente disfuncional y cruel.

LA LÓGICA, EL RAZONAMIENTO Y LA EVIDENCIA CIENTÍFICA HA DESAPARECIDO EN ESTE EVENTO

¿La evidencia científica, los estudios cuidadosamente realizados, la experiencia clínica y la lógica médica han tenido algún efecto para detener estas inyecciones ineficaces y peligrosas? ¡Absolutamente no! Los esfuerzos draconianos para vacunar a todos en el planeta continúan (excepto la élite, los trabajadores postales, los miembros del Congreso y otros expertos).

En el caso de todos los demás medicamentos y vacunas convencionales anteriores que están siendo revisadas por la FDA, las muertes de 50 o menos personas que de otro modo no se explicarían darían lugar a la interrupción de la distribución del producto, como sucedió en 1976 con la vacuna contra la gripe porcina. Con más de 70.500 muertes y 5.410.493 efectos adversos reportados luego de la inyección K0 B1T entre Europa y EE.UU al 23 de abril de 2022 todavía no hay interés en detener este programa de vacunas mortales.

Peor aún, no existe una investigación seria por parte de ninguna agencia gubernamental para determinar por qué estas personas están muriendo y resultando grave y permanentemente lesionadas por estas vacunas. Lo que sí vemos es una serie continua de encubrimientos y evasivas por parte de los fabricantes de vacunas y sus promotores.

La guerra contra los medicamentos reutilizados y los compuestos naturales, efectivos, baratos y muy seguros, que han demostrado sin lugar a dudas que han salvado millones de vidas en todo el mundo, no solo ha continuado sino que ha aumentado en intensidad.

A los médicos se les dice que no pueden proporcionar estos compuestos que salvan vidas a sus pacientes y, si lo hacen, serán retirados del hospital, se les quitará la licencia médica o serán castigados de muchas otras maneras. Muchas farmacias se han negado a surtir recetas de lvermectina o hidroxicloroquina, a pesar de que millones de personas han tomado estos medicamentos de manera segura durante más de 60 años en el caso de la hidroxicloroquina y décadas en el caso de la ivermectina. Esta negativa a surtir recetas no tiene precedentes y ha sido diseñada por aquellos que desean evitar métodos alternativos de tratamiento, todo basado en proteger la expansión de la vacuna para todos. Varias empresas que fabrican hidroxicloroquina acordaron vaciar sus existencias del medicamento donándolo a la Reserva Nacional Estratégica, lo que hace que este medicamento sea mucho más difícil de conseguir. ¿Por qué el gobierno haría eso cuando más de 30 estudios bien hechos han demostrado que este medicamento redujo las muertes entre un 66 % y un 92 % en otros países, como India, Egipto, Argentina, Francia, Nigeria, España, Perú, México, ¿y otros?

Los críticos de estos dos medicamentos que salvan vidas suelen estar financiados por Bill Gates y Anthony Fauci, quienes están ganando millones con estas vacunas.

Para detener aún más el uso de estos medicamentos, la industria farmacéutica y Bill Gates/Anthony Fauci financiaron investigaciones falsas para demostrar que la hidroxicloroquina era una droga peligrosa y que podía dañar el corazón. Para hacer este caso fraudulento, los investigadores administraron a los pacientes con covid más enfermos una dosis casi letal del medicamento, en una dosis mucho más alta que la utilizada en cualquier paciente con covid por el Dr. Kory, McCullough y otros médicos «reales» y compasivos. que en realidad estaban tratando a pacientes con covid.

Ivermectina

Los medios de comunicación controlados, por supuesto, martillaron al público con historias sobre el efecto mortal de la hidroxicloroquina, todo con una mirada aterrorizada de pánico falso. Se demostró que todas estas historias sobre los peligros de la ivermectina no eran ciertas y algunas de ellas eran increíblemente absurdas.

El ataque a la ivermectina fue aún más cruel que el de la hidroxicloroquina. Todo esto, y mucho más, se relata meticulosamente en el excelente libro nuevo de Robert Kennedy, Jr: The Real Anthony Fauci, Bill Gates, las grandes farmacéuticas y la guerra global contra la democracia y la salud pública. Si está realmente preocupado por la verdad y por todo lo que ha ocurrido desde que comenzó esta atrocidad, no solo debe leer, sino estudiar este libro cuidadosamente. Está completamente referenciado y cubre todos los temas con gran detalle. Esta es una tragedia humana de proporciones bíblicas diseñada por algunos de los psicópatas más viles y despiadados de la historia.

Millones han sido asesinados y lisiados deliberadamente, no solo por este virus diseñado, sino por la vacuna misma y por las medidas draconianas utilizadas por estos gobiernos para “controlar la propagación de la pandemia”. No debemos ignorar las “muertes por desesperación” provocadas por estas medidas draconianas, que pueden superar los cientos de miles. Como resultado, millones han muerto de hambre en países del tercer mundo. Solo en los Estados Unidos, de las 800.000 personas que murieron, afirmadas por las burocracias médicas, más de 600.000 de estas muertes fueron el resultado de la negligencia deliberada del tratamiento temprano, bloqueando el uso de medicamentos reutilizados altamente efectivos y seguros, como el hidroxicloroquina e ivermectina, y el uso forzado de tratamientos letales como remdesivir y uso de ventiladores.

Para agravar todo esto, debido a los mandatos de vacunación entre todo el personal del hospital, miles de enfermeras y otros trabajadores del hospital han renunciado o han sido despedidos. Esto ha resultado en una escasez crítica de estos vitales trabajadores de la salud y reducciones peligrosas de camas de UCI en muchos hospitales. Además, como ocurrió en el Sistema de atención médica del condado de Lewis, un sistema de hospitales especializados en Lowville, Nueva York, cerró su unidad de maternidad luego de la renuncia de 30 empleados del hospital por las desastrosas órdenes obligatorias de vacunas del estado. La ironía en todos estos casos de renuncias es que los administradores aceptaron sin vacilar estas pérdidas masivas de personal a pesar de los desvaríos sobre sufrir escasez de personal durante una «crisis». Esto es especialmente desconcertante cuando nos enteramos de que las inyecciones no previnieron la transmisión viral y que la variante predominante actual es de patogenicidad extremadamente baja.

LOS PELIGROS DE LAS INYECCIONES CADA VEZ SON MÁS REVELADOS POR LA CIENCIA

Si bien la mayoría de los investigadores, virólogos, investigadores de enfermedades infecciosas y epidemiólogos han sido intimidados para guardar silencio, un número creciente de personas de alta integridad con una gran experiencia se han presentado para decir la verdad, es decir, que estas vacunas son mortales.

La mayoría de las vacunas nuevas deben someterse a pruebas de seguridad exhaustivas durante años antes de ser aprobadas. Las nuevas tecnologías, como las vacunas de ARNm y ADN, requieren un mínimo de 10 años de pruebas cuidadosas y un seguimiento extenso. Estas nuevas supuestas vacunas fueron «probadas» durante solo 2 meses y luego los resultados de estas pruebas de seguridad se mantuvieron y continúan manteniéndose en secreto. El testimonio ante el Senador Ron Johnson de varios de los que participaron en el estudio de 2 meses indica que prácticamente nunca se realizó ningún seguimiento de los participantes del estudio previo al lanzamiento. Las quejas sobre complicaciones fueron ignoradas y, a pesar de las promesas de Pfizer de que Pfizer pagaría todos los gastos médicos causados ​​por las «vacunas», estas personas afirmaron que no se pagó ninguno.  Algunos gastos médicos superan los 100.000 dólares.

Como ejemplo del engaño de Pfizer y los demás fabricantes de vacunas de ARNm, está el caso de Maddie de Garay, de 12 años, que participó en el estudio de seguridad previo al lanzamiento de la vacuna de Pfizer. En la presentación de la Senador Johnson con las familias de los heridos por la vacuna, su madre habló de las convulsiones recurrentes de su hija, que ahora está confinada a una silla de ruedas, debe ser alimentada por sonda y sufre daño cerebral permanente. En la evaluación de seguridad de Pfizer enviada a la FDA, su único efecto secundario aparece como un «dolor de estómago». Cada persona envió historias horribles similares.

Los japoneses recurrieron a una demanda FOIA (Freedom of Information Act) para obligar a Pfizer a publicar su estudio secreto de biodistribución. La razón por la que Pfizer quería que se mantuviera en secreto es que demostraba que Pfizer mintió al público y a las agencias reguladoras sobre el destino del contenido de la vacuna inyectada (el portador de nanolípidos encerrado en ARNm). Afirmaron que permaneció en el sitio de la inyección (el hombro), cuando de hecho su propio estudio encontró que se diseminó rápidamente por todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo en 48 horas.

El estudio también encontró que estos portadores de nanolípidos mortales se acumularon en concentraciones muy altas en varios órganos, incluidos los órganos reproductivos de hombres y mujeres, el corazón, el hígado, la médula ósea y el bazo (un órgano inmunológico importante). La concentración más alta estaba en los ovarios y la médula ósea. Estos portadores de nanolípidos también se depositaron en el cerebro.

Incidencia alarmantemente alta de cánceres

El Dr. Ryan Cole, un patólogo de Idaho, informó un aumento dramático en los cánceres altamente agresivos entre las personas vacunadas (no informado en los medios). Encontró una incidencia alarmantemente alta de cánceres altamente agresivos en individuos vacunados, especialmente melanomas altamente invasivos en jóvenes y cánceres uterinos en mujeres. También están apareciendo otros informes de activación de cánceres previamente controlados entre pacientes de cáncer vacunados. Hasta el momento, no se han realizado estudios para confirmar estos informes, pero es poco probable que tales estudios se realicen, al menos estudios financiados por subvenciones de los NIH.

La alta concentración de proteínas espiga encontradas en los ovarios en el estudio de biodistribución podría muy bien afectar la fertilidad en mujeres jóvenes, alterar la menstruación y aumentar el riesgo de cáncer de ovario. La alta concentración en la médula ósea también podría poner a los vacunados en un alto riesgo de leucemia y linfoma. El riesgo de leucemia es muy preocupante ahora que han comenzado a vacunar a niños desde los 5 años de edad. Ninguno de estos fabricantes de inyecciones contra el covid-19 ha realizado estudios a largo plazo, especialmente en lo que respecta al riesgo de inducción de cáncer. La inflamación crónica está íntimamente relacionada con la inducción, el crecimiento y la invasión del cáncer, y las vacunas estimulan la inflamación.

A los pacientes con cáncer se les dice que deben vacunarse con estas inyecciones mortales. Esto, en mi opinión, es una locura. Estudios más recientes han demostrado que este tipo de vacuna inserta la proteína espiga dentro del núcleo de las células inmunitarias (y muy probablemente de muchos tipos de células) y, una vez allí, inhibe dos enzimas de reparación de ADN muy importantes, BRCA1 y 53BP1, cuyo deber es reparar daño al ADN de la célula. El daño del ADN no reparado juega un papel importante en el cáncer.

Existe una enfermedad hereditaria llamada xeroderma pigmentoso en la que las enzimas reparadoras del ADN son defectuosas. Estas personas desafortunadas desarrollan múltiples cánceres de piel y, como resultado, una incidencia muy alta de cáncer de órganos. Aquí tenemos una inyección que hace lo mismo, pero en un grado menos extenso.

Una de las enzimas de reparación defectuosas causadas por estas vacunas se llama BRCA1, que se asocia con una incidencia significativamente mayor de cáncer de mama en mujeres y cáncer de próstata en hombres.

Cabe señalar que:

Nunca se realizaron estudios sobre varios aspectos críticos de este tipo de inyección.

Nunca han sido probados para efectos a largo plazo.

Nunca se han probado para la inducción de autoinmunidad.

Nunca se han probado adecuadamente para la seguridad durante cualquier etapa del embarazo.

No se han realizado estudios de seguimiento en los bebés de mujeres vacunadas.

No hay estudios a largo plazo sobre los hijos de mujeres embarazadas vacunadas después de su nacimiento (especialmente cuando se producen hitos del desarrollo neurológico).


Nunca se ha probado para efectos en una larga lista de condiciones médicas:


Diabetes

Enfermedad del corazón

aterosclerosis

Enfermedades neurodegenerativas

Efectos neuropsiquiátricos

Inducción de trastornos del espectro autista y esquizofrenia

Función inmune a largo plazo

Transmisión vertical de defectos y trastornos

Cáncer

Trastornos autoinmunes

La experiencia previa con las vacunas contra la gripe demuestra claramente que los estudios de seguridad realizados por investigadores y médicos clínicos vinculados a compañías farmacéuticas fueron esencialmente mal hechos o diseñados a propósito para mostrar falsamente la seguridad y encubrir los efectos secundarios y las complicaciones. Esto se demostró dramáticamente con los estudios falsos mencionados anteriormente diseñados para indicar que la hidroxicloroquina y la ivermectina eran ineficaces y demasiado peligrosas de usar. Estos estudios falsos resultaron en millones de muertes y graves desastres de salud en todo el mundo. Como se indicó, el 80 % de todas las muertes fueron innecesarias y podrían haberse evitado con medicamentos reutilizados seguros y económicos con un historial de seguridad muy largo entre millones de personas que los han tomado durante décadas o incluso toda la vida.

Es más que irónico que quienes afirman que son responsables de proteger nuestra salud aprobaron un conjunto de inyecciones mal probadas que ha resultado en más muertes en menos de un año de uso que todas las demás vacunas combinadas administradas en los últimos 30 años. Su excusa cuando se enfrentaron fue: «Tuvimos que pasar por alto algunas medidas de seguridad porque se trataba de una pandemia mortal».

En 1986, el presidente Reagan firmó la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles, que brindó protección general a los fabricantes farmacéuticos de vacunas contra litigios por lesiones por parte de familias de personas lesionadas por vacunas. La Corte Suprema, en una opinión de 57 páginas, falló a favor de las compañías de vacunas, lo que permitió efectivamente a los fabricantes de vacunas fabricar y distribuir vacunas peligrosas, a menudo ineficaces, a la población sin temor a las consecuencias legales. El tribunal insistió en un sistema de compensación por lesiones por vacunas que ha pagado solo una cantidad muy pequeña de recompensas a una gran cantidad de personas gravemente lesionadas. Se sabe que es muy difícil recibir estos premios. Según la Administración de Recursos y Servicios de Salud, desde 1988 el Programa de Compensación por Lesiones por Vacunas (VICP) ha acordado pagar 3.597 indemnizaciones entre 19.098 personas lesionadas por la vacuna que solicitan una suma total de $ 3.8 mil millones. Esto fue antes de la introducción de las inyecciones Covid-19, en las que las muertes por sí solas superan todas las muertes relacionadas con todas las vacunas combinadas durante un período de treinta años.

En 2018, se promulgó la ley de «derecho a probar» que permitió el uso de medicamentos experimentales y todos los tratamientos no convencionales en casos de condiciones médicas extremas. Como hemos visto con la negativa de muchos hospitales e incluso la negativa general de los estados a permitir que la ivermectina, la hidroxicloroquina o cualquier otro método «oficial» no aprobado traten incluso los casos terminales de Covid-19, estas personas infames han ignorado esta ley.

Extrañamente, no usaron la misma lógica o la ley cuando se trataba de la ivermectina y la hidroxicloroquina, las cuales se habían sometido a extensas pruebas de seguridad en más de 30 estudios clínicos de alta calidad y habían brindado excelentes informes sobre eficacia y seguridad en numerosos países.  Además, teníamos un registro de uso de hasta 60 años por millones de personas, usando estos medicamentos en todo el mundo, con un excelente historial de seguridad. Era obvio que un grupo de personas muy poderosas en conjunto con conglomerados farmacéuticos no querían que terminara la pandemia y querían las vacunas como única opción de tratamiento. El libro de Kennedy presenta este caso usando amplia evidencia y citas.

El Dr. James Thorpe, experto en medicina materno-fetal, demuestra que estas inyecciones contra el covid-19 administradas durante el embarazo han resultado en una incidencia de aborto espontáneo 50 veces mayor que la notificada con todas las demás vacunas combinadas. Cuando examinamos su gráfico sobre malformaciones fetales, hubo una incidencia 144 veces mayor de malformaciones fetales con las inyecciones Covid-19 administradas durante el embarazo en comparación con todas las demás vacunas combinadas. Sin embargo, la Academia Estadounidense de Obstetricia y Ginecología y el Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología respaldan la seguridad de estas vacunas para todas las etapas del embarazo y entre las mujeres que amamantan a sus bebés.

Cabe señalar que estos grupos de especialidades médicas han recibido una importante financiación de la empresa farmacéutica Pfizer. El Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología, solo en el cuarto trimestre de 2010, recibió un total de $11.000 solo de la compañía farmacéutica Pfizer. La financiación de las subvenciones del NIH es mucho mayor. La mejor manera de perder estas subvenciones es criticar el origen de los fondos, sus productos o programas favoritos. Peter Duesberg, debido a que se atrevió a cuestionar la teoría favorita de Fauci sobre el SIDA causado por el virus del VIH, ya no recibió ninguna de las 30 solicitudes de subvención que presentó después de salir a bolsa. Antes de este episodio, como la autoridad líder en retrovirus en el mundo, nunca se le había negado una subvención del NIH. Así funciona el sistema “corrupto”, a pesar de que gran parte del dinero de las subvenciones proviene de nuestros impuestos.


ESTE ES SOLO UN PEQUEÑO EXTRACTO DE LA INMENSA LISTA DEL INFORME DE FINANCIACIÓN DE PFIZER A ORGANIZACIONES MÉDICAS, CIENTÍFICAS, DE PACIENTES Y CÍVICAS DE EE UU EN 2010. AQUÍ EL ORIGINAL, AQUÍ TRADUCIDO 


LOTES CALIENTES: LOTES MORTALES

Ahora ha aparecido un nuevo estudio, cuyos resultados son aterradores. Un investigador de la Universidad de Kingston en Londres completó un análisis extenso de los datos de VAER (un subdepartamento de los CDC que recopila datos voluntarios sobre complicaciones de las vacunas), en el que agrupó las muertes informadas después de las vacunas según los números de lote de las vacunas del fabricante.  Las inyecciones se fabrican en lotes grandes llamados lotes. Lo que descubrió fue que las inyecciones se dividen en más de 20.000 lotes y que uno de cada 200 de estos lotes (lotes) es demostrablemente mortal para cualquiera que reciba una inyección de ese lote, que incluye miles de dosis de vacunas.


TEXTO ORIGINAL


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