LA ZONA NATURAL : Las cabras trepadoras del árbol del Argán.

El mundo nunca dejará de sorprendernos, especialmente en lo que concierne a los animales. En algún punto de Marruecos encontramos los famosos arganes, cuyo fruto reporta un cotizado aceite exportado el todo el mundo. Sin embargo nadie sabía la otra particularidad de estos árboles similares al olivero: sus cabras trepadoras. Si queréis saber más de una de las atracciones turísticas de Marruecos más curiosas, no podéis dejar de leer este artículo.


En el suroeste de Marruecos, concretamente la Ruta 40, entre la costa de Essaouira y Agadir, ambas capitales atlánticas, podemos encontrar infinitas hectáreas de arganes, un árbol sagrado para la cultura bereber debido a sus ricos frutos, similares a las olivas, cuyo aceite es utilizado como alimento y artículo de cosmética en todo el mundo.

Sin embargo, un espectáculo que pocos conocen es el de sus cabras trepadoras. La zona semidesértica del sur de Marruecos sirve de lugar de cultivo y ganado que cruzan constántemente los arganes durante sus travesías. Casi treinta cabras son capaces de trepar al mismo tiempo entre las ramas del argán, de entre 10 y 17 m de altura generalmente, posándose entre las copas de estos árboles capaces de vivir 150 años.

Las cabras trepadoras de árboles suben por los arganes buscando su fruto, el cual tragan hasta convertirse en aceite. La población local, acostumbrada a este particular espectáculo, aprovecha el estiércol de sus cabras hasta manipularlo con tal de extraer el aceite que, de otro modo, puede llevarles unas 20 horas de extracción.


Si os disponéis a viajar a Marruecos y recorrer esta región nada mejor que echar un vistazo en algunas de estas plantaciones que crecen en el suroeste, productores de aceite de argal. Sin embargo, debeis tener en cuenta que no siempre los envases de argal que compréis seran originales, pues muchos proveedores locales mezclan escasas cantidad de argal con aceites baratos. 



Las cabras trepadoras de Marruecos es una atracción turística única en el mundo que, si bien no os llevará un día entero, puede suponer una agradable parada en el camino. Con suerte podréis tomaros unas tostadas de argan, similar a la crema de cacahuetes cuando está bien fermentado.



MÁS:





LA ZONA PÚBLICA : Una formación política de la provincia de Huelva, reclama un acceso a la Autovia A-49.


LA FORMACIÓN POLÍTICA FORO CIUDADANO “RETOMA” UN PROYECTO PARA CONECTAR VILLALBA DEL ALCOR, (HUELVA), CON LA AUTOVÍA A-49.


De acuerdo a documentos municipales, el Ayuntamiento de la localidad de Villalba del Alcor, en Huelva, contaba entre los Proyectos, de los que daba cuenta en diciembre de 2011, construir un acceso a la Autopista A-49 que une Sevilla con Huelva.

Al parecer, y según se desprende de dicha información, esta iniciativa partía del Grupo municipal de PSA+PA+Ep-And.

Todo parece indicar, a tenor de los hechos, que este Proyecto quedó aparcado tras la ruptura mediante Decreto de Alcaldía, por parte de Manuela Daza, PSOE, en 2012, por el que se anulaba el Pacto suscrito entre este Portavoz y la Alcaldesa en funciones. Por lo que, esta Formación hacía público este Proyecto nuevamente, a través de la Web de la nueva Formación Foro Ciudadano de Villalba, Siglas con las que, al parecer, aspiraría a la Alcaldía en las elecciones Municipales de 2015



Tras la ruptura, dicho Proyecto no parecía estar incluido entre los planes de la Alcaldía en funciones, a pesar de que, en junio de 2009, en el Acto de nombramiento por el que Manuela Daza, PSOE, tomaba el Bastón de Mando, se exponía dicho Proyecto, calificándolo de "deuda histórica", presentando el mismo como un objetivo a desarrollar durante la legislatura de la recién nombrada Alcaldesa. 

Petición de la Formación Foro Ciudadano Villalbero en Change.Org.



Fuente: Facebook.



Más:
Foro Ciudadano de Villalba presenta su proyecto a los Villalberos
Noticia de la ruptura del Pacto en la Prensa.
Foro ciudadano de Villalba invitó el pasado 20 de marzo en un pleno ordinario a todos los partidos políticos a sumarse al proyecto de conectar Villalba con la autopista a-49.










ESPAÑA ME MATA : Las Mutuas al descubierto.



¿Por qué este cambio de nombre?, pues porque además de las competencias relativas a los accidentes y enfermedades profesionales ahora tendrán algunas competencias en las enfermedades comunes. También se produce un cambio en la definición, hasta ahora eran “asociaciones constituidas por empresarios” y con la nueva ley pasan a ser “asociaciones privadas de empresarios”. Una manera de remarcar más todavía más el carácter privado de las mutuas.

Las mutuas se financian básicamente con las cotizaciones por accidentes de trabajo y con una fracción de las cotizaciones por contingencias comunes. Todas las empresas, así como los autónomos y autónomas han de contratar los servicios de una mutua al constituirse y deben de ingresar a la Tesorería de la Seguridad Social un porcentaje del salario de cada persona trabajadora, ese porcentaje dependerá del tipo de actividad. 

Por ejemplo para el personal que trabaje en oficinas el porcentaje es del 1% y para el de minas del 7,15%. Posteriormente la Tesorería de la SS ingresará todo ese dinero a la mutua. Aunque las aportaciones sean empresariales no debemos olvidar que son rentas del trabajo, de nuestro trabajo y por tanto nuestro dinero. Bien, a cambio de ese dinero, cuando tenemos un accidente laboral o enfermedad profesional la mutua se hace cargo de los gastos, por tanto cuanto menos tiempo estemos de baja, menos pruebas nos realicen, menos muertes por enfermedades profesionales existan, más beneficio le queda a la mutua.



Teniendo en cuenta lo anterior los intereses económicos de las mutuas entran en clara confrontación con nuestra salud. Tanto es así que cuando tenemos un accidente laboral las mutuas intentan que nos demos de alta lo antes posible y a toda costa, si aun así a los pocos días volvemos a recaer desvinculan la dolencia del accidente laboral y te desvían a la Seguridad Social para que sea el erario público el que corra con los gastos. 

España se encuentra en una situación única dentro de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), según los datos de las mutuas desde el año 2000 al 2004, en nuestro país no se produjo ninguna muerte por enfermedad profesional, en el año 2005 ya hubo 3 muertes. 

En cambio, según el Grupo de Investigación de Salud Laboral de la Universidad Pompeu y Fabra, en España mueren 14.000 hombres y más de 2.000 mujeres por enfermedades contraídas en el lugar de trabajo, cada año hay 9.400 personas muertas por cáncer, 3.600 por enfermedades cardiovasculares y 1.700 por enfermedades respiratorias contraídas en el lugar de trabajo y ninguna de estas muertes aparece en los registros de las mutuas. 


Estimaciones de mortalidad laboral en España

Esto implica que las mutuas no pagan las compensaciones correspondientes a los familiares de las trabajadoras y trabajadores fallecidos por enfermedad profesional.

Pues bien, además de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales, ahora con la nueva legislación las mutuas también tendrán competencias en las enfermedades comunes (las no relacionadas con el trabajo). La ley 35/2014 permite a las mutuas proponer a la Inspección Médica de los Servicios Públicos de Salud el alta de una trabajadora o trabajador que esté de baja por enfermedad común. Para realizar esas propuestas de alta las mutuas podrán disponer de nuestro historial clínico y si así lo consideran, podrán someternos a reconocimientos y exámenes médicos. 


Una vez hecha la propuesta de alta, la Inspección Médica de los SPS deberá responder a la mutua en un plazo de 5 días. Si estima la petición emitirá el alta y si la deniega deberá realizar un informe médico que justifique la continuidad de la baja. La Inspección Médica también podrá citar a la persona que esté de baja para hacerle una revisión médica, pero dentro de esos mismos 5 días.

Cuando se legisla de esta manera se da a entender que las trabajadoras y trabajadores nos dedicamos a estafar a la Seguridad Social, con ansias desmesuradas por convertir el absentismo laboral en tendencia. Por otra parte se transmite una desconfianza total hacia las y los profesionales del Sistema Público de Salud, ya que desde el primer día de la baja el personal médico de las mutuas puede realizar el seguimiento de dicha baja, o lo que es lo mismo, cuestionar su diagnóstico. 

Unos profesionales que acceden a su puesto de trabajo sin ningún tipo de prueba u oposición objetiva, los de las mutuas, cuestionando de manera sistemática el trabajo de profesionales sanitarios que han conseguido su plaza mediante una oposición.

Pero salgamos de lo abstracto, pongámosle nombres, las mutuas, al igual que los mercados no funcionan solas, sino que hay un grupo de personas que las dirigen. 

Tomemos como ejemplo la Mutua Asepeyo, cuyo órgano de gobierno está compuesto, entre otras personas por: José Mª Juncadella Salisachs (de Arena Media Communications España, SA), José Luís Martínez Olivares (El Corte Inglés, SA), Luis Planas Martínez (Hoteles Valle de Arán, SA), José Abargues Morán (Ford España, SL), Antonio Alastuey González (Renault España, SA), F. Xavier Amorós Corbella (Sociedad General Aguas de Barcelona, SA), Joaquín Folch-Rusiñol Faixat (Industrias Titán, SA), Cécile Virginie Hesse (Danone, SA), María Soledad Luca de Tena y García-Conde (Diario ABC, SL)

Las mutuas, obligadas a vender su negocio privado de prevención. Más.

Resulta extraño que directivos pertenecientes a empresas como Danone, Ford, Renault, Aguas de Barcelona, El Corte Inglés, ABC, entre otras, sean las que dirijan una entidad que se dedique a la sanidad, pero más extraño resulta que desde el poder político se les transfieran competencias que son de la Sanidad Pública. No consideramos de recibo que estas personas sean las que miren con lupa nuestras bajas e historiales médicos, estableciendo estrategias de persecución y presión tratándonos de delincuentes.

Alguien debería dar una explicación de este atropello y desde la CGT de Murcia aprovechamos estas líneas para exigirla. Si no hay recursos para que la sanidad sea universal, si las Urgencias de los hospitales están desbordadas, si las personas afectadas por la Hepatitis C no reciben el tratamiento necesario, ¿cómo es posible que se inviertan tantos recursos médicos para el seguimiento de las bajas médicas?. 



El médico de cabecera, el de la mutua y el de la inspección médica; repetición de las mismas pruebas y/o análisis en un espacio muy reducido de tiempo, expedientes y solicitudes que van y vienen de un departamento a otro y que deben de ser tramitadas y respondidas. ¿Cuánto dinero cuesta esto?, ¿Por qué tanta inversión en perseguirnos?.

Para la CGT esta Ley da un paso más en esa “carrera a ninguna parte” que los gobiernos liberales han emprendido de privatización de todo lo público, violando los principios de equidad, universalidad y eficiencia para todas y todos.













Más:












LA ZONA PÚRPURA : El Bulo de las Hermanas de la Cruz.

Captura de la Web de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, en Sevilla, recogida el 12 de junio de 2014, en la que se desmentía una noticia que circulaba a través de la aplicación móvil Wassap, la cual solicitaba ayuda para esta Congregación, por encontrarse saturada de peticiones de personas con necesidades básicas. En la publicación, la Congregación aclaraba que: "pese a lo anterior, ellas, en nombre de los pobres, siempre tienen necesidades. Por tanto, para socorrer a los pobres y necesitados, podéis hacerles llegar vuestros donativos cuando las veáis por la calle o directamente en cualquiera de sus casas".

LA ZONA ECOLÓGICA : Oda a Jesús Quintero.

Un vídeo, una noticia, un titular. Alterando el orden no se altera el producto. Un titular, una noticia, un vídeo. El vídeo del que nadie supo de su existencia, y que se escondía detrás de las críticas, al que cierto sector de la política de Huelva, más afín al PSOE (Partido Socialista), sometía a Jesús Quintero, al cual, le recordaban que, en su currículum, constaban condecoraciones, títulos y reconocimientos por parte de instituciones Onubenses que se podían sentir agraviadas por titulares poco "agraciados".


Unos titulares sacados de contexto, al calor de la exaltación política pre electoral Onubense, en este caso, a pocos meses de dos convocatorias electorales, se encargaban de que la FOE (Federación Onubense de Empresarios), pusiera el grito en el cielo y clamara justicia en febrero de 2015. 

Una justicia para censurar la palabra, y otra para defender lo indefendible. Lo más llamativo de las críticas, quizás sea el detalle de reprochar al Galardonado Quintero el que, en un auditorio con 200 personas, el verbo fluya tan explícitamente, y un "condecorado", olvide que, bajo el humo de las fábricas contaminantes que "matan", circula gente como el criticado, con Medallas otorgadas por la Tierra que mancilla.

Carta de Ignacio Caraballo, presidente de la Diputación de Huelva, publicada en su cuenta de Twitter el 5 de febrero de 2015.

La matriz de la polémica se encontraba en las palabras que ante el mencionado Auditorio, pronunciaba Jesús Quintero, refiriéndose a un anecdotario del que se transcribieron los comentarios "utilizados" astutamente por la parte crítica, para defender una Industria que, los que vapulean la libertad de expresión, no defienden, por otro lado. 

En el fondo de la cuestión, se encontraba una referencia al cierre de la Factoría de ENCE, ubicada en la provincia Onubense. 

EL COMENTARIO, (transcripción del vídeo).

"...qué parece Venecia. Me acuerdo que iba un día "a gusto" con un amigo. No sé porqué iba tan "a gusto"...Y, entonces, digo: "Cádiz es maravillosa. Los atardeceres en la Bahía, la luz, la ciudad...es una maravilla". Y se acerca el otro, que estaba todavía más "tocao" que yo, y me dijo: "Y además, te voy a decir una cosa: no va ni una chimenea", (risas). Eso me pareció maravilloso; sobretodo a mi, que vengo del Polo de desarrollo con más veneno de Europa."

Seguidamente, Quintero dirige una frase, a uno de los personajes encarnados por el dúo Los Morancos: "¡Omaita..., hasta ahora no han quitado La Celulosa!", (refiriéndose a la Factoría que ENCE posee en Huelva). Y prosigue: "Porque nací en ese pueblo, en San Juan del Puerto. Además, mi madre se llamaba María, mi padre José. Y..." (aquí el periodista se encoge de hombros, y abre los brazos, dejando la frase incompleta, pero la respuesta en el aire). El final de aquella parte del discurso, finaliza con aplausos.  

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha otorgado a la papelera de Ence una prórroga por 60 años, con un plazo adicional superior a 50, para la concesión de ocupación de los terrenos de su centro de operaciones en la ría de Pontevedra. Más.






Más:



LA ZONA SUENA : Rick Astley.

LA ZONA PÚBLICA : El nuevo Ingreso Mínimo de Solidaridad, una burla para los trabajadores andaluces.

El día 6 de febrero de 2014, se publicaba en el BOJA el Decreto 2/1999, de 12 de enero, por el que se regula el Programa de Solidaridad de los Andaluces para la Erradicación de la Marginación y la Desigualdad en Andalucía después de casi un año de paralización del anterior Programa. 



En lo sustancial, no presenta modificaciones que nos permita hablar de la incorporación de nuevos objetivos sociales, pues sigue siendo una ayuda económica para la familia en su conjunto -que deberá estar constituida y empadronada con un año de antelación- cuyos ingresos mensuales máximos por todos los conceptos y por todos sus miembros no alcance el 62% del Salario Mínimo Interprofesional -42.947 pts.- incrementando un 8% por cada miembro de la unidad familiar distinto del solicitante hasta un máximo equivalente al 100% de dicho SMI -antes no se marcaba una limitación.-

En cuanto a los aspectos positivos, podríamos reseñar el nuevo concepto de las unidades familiares unipersonales que contempla, con la nueva reforma, a las personas individuales mayores de 25 años bajando la edad necesaria para ser perceptor de la ayuda en 10 años, si bien siguen exigiendo haber acreditado un año viviendo sola.

El Ingreso Mínimo de Solidaridad ya es por fin una ayuda compatible con la percepción de cualquier pensión, subsidio, renta e ingreso. Algo que parecía ser lo mínimo exigible por fin se recoge en este decreto. Así mismo, deja de ser discriminatorio con las parejas de hecho pues antes sólo computaba a los descendientes o ascendientes del solicitante.


La declaración de ingresos de los miembros de la unidad familiar ya no es referida a los doce meses anteriores a la fecha de la solicitud, sino que pasa a referirse al mes anterior por lo que contribuye, por una parte, a agilizar la gestión del procedimiento -antes y después de la entrega de la solicitud- y, por otra, permite responder de manera puntual a situaciones de emergencia social. Se crea, además, una Comisión de Seguimiento que tendrá como funciones el examen, evaluación y control de la ejecución del programa, y que prevé reunirse, al menos, semestralmente.

En lo referente a los aspectos negativos, resalta el hecho de que esta ayuda tendrá una duración máxima de seis meses, sin posibilidad de prórroga, haya alcanzado o no el perceptor una digna y adecuada integración social. Si a esto se suma que en este nuevo texto se entiende desestimada una solicitud cuando han transcurrido tres meses sin que se hubiese dictado resolución, nos encontramos con una clara falta de voluntad por parte de la administración andaluza de asumir en todos sus términos el objetivo que teóricamente persigue y que no es otro que la inserción social, trasladando al propio interesado toda la responsabilidad en ese proceso pues se exime de la obligación que tiene de resolver, o bien de ampliar los plazos cuando el volumen de solicitudes así lo aconsejan (artículo 42 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre)

Esto sólo quiere decir dos cosas: o bien, que el gobierno de la Junta tiene la confianza de haber descubierto la varita mágica que le permita resolver en tres meses lo que antes no fue capaz de resolver en un año y medio para cada procedimiento, o bien pretende eliminar de un plumazo miles de solicitudes por la vía burocrática.



La idea que la administración andaluza tiene de la solidaridad pasa por negar a cualquier ciudadano no comunitario la posibilidad de ser destinatarios de estas ayudas, lo que nos puede llevar a situaciones discriminatorias como significaría conceder la ayuda a un ciudadano alemán y negársela a un saharaui.

Por último, su disposición transitoria única dice textualmente "los procedimientos en que, a la entrada en vigor del presente Decreto, no se haya dictado resolución, se regirán por las disposiciones previstas en el mismo" Esto quiere decir que las miles de familias que había solicitado esa ayuda antes de la paralización del decreto anterior ni siquiera van a tener ya derecho a obtener respuesta.

La conclusión final es que este Ingreso Mínimo de Solidaridad no es de ninguna manera un instrumento de prevención de la exclusión social sino una medida que sólo sirve para paliar los efectos más degradantes de la misma y que, en consecuencia, es a todas luces insuficiente para garantizar unos medios de vida dignos y una efectiva inserción de las personas a la que va destinada. Creo que estamos hablando una vez más de algo parecido a una limosna que, para colmo, se va a repartir entre pocos.




LA ZONA INSÓLITA : Los niños "rata".

Prefieren que les llamen los «nómadas de las alcantarillas». Son los 4.000 niños que viven en las cloacas de la capital de Mongolia y que cada día salen a la superficie para mendigar o prostituirse. Abandonados por sus familias y cazados por la policía, viven y mueren bajo tierra. Allí también paren a sus hijos.


La tapa oxidada de la alcantarilla chirría al deslizarse y el diminuto Manhaisan se asoma por la rendija como un ratón, mira a ambos lados y sale a la superficie de un brinco. Su amigo Soso le sigue los pasos y, tras él, el resto de la pandilla. El hambre puede al frío, hay que ganar algo de dinero. Las chicas alquilando sus cuerpos infantiles por un par de dólares en las paradas de autobuses; ellos buscando algo de comer en los vertederos o, si tampoco esta noche hay suerte, entregándose también a alguno de los borrachos que vagan en los descampados. La vida no es fácil para nadie en las calles de la capital de Mongolia, pero lo es mucho menos para los pequeños que viven bajo ellas.

Los niños de las cloacas de Ulan Bator no figuran en ningún registro, no saben lo que es el colegio o la familia, no le importan a nadie, no son atendidos si enferman ni enterrados si mueren. Sólo existen en el mundo que ellos mismos han creado en el subsuelo, donde los mayores no pueden hacerles más daño y las tuberías del agua caliente ofrecen el calor para sobrevivir a las temperaturas de la capital más fría del mundo.


«No tenemos a nadie, pero cuidamos unos de los otros. Ésta es nuestra casa», dice el pequeño Manhaisan, de 13 años y escuálidos 125 centímetros de altura. Los padres de Manhaisan debieron alegrarse el día que nació su hijo su nombre traducido significa Belleza Eterna, pero poco después lo abandonaron porque no tenían qué darle de comer y sus llantos no dejaban de recordarles su absoluta miseria. Manhaisan, de ojos tristones, mofletes sonrojados y pelo alborotado, ha vivido los últimos ocho años en los desagües de la ciudad con la banda de pillos que, con el tiempo, se ha convertido en su familia.

El menor del grupo tiene 10 años y el mayor 17, pero otros más pequeños, de cinco o seis años, van y vienen, se unen un día a esta pandilla y al siguiente desertan a otra que les ofrezca más comida. Ellos, los pequeños, son la excepción en la ley del subsuelo. El alcantarillado está dividido por distritos numerados desde la época de la ocupación soviética y cada grupo defiende agresivamente su territorio, si es necesario, a muerte. «Cruzar al lado enemigo supone pelea, algunos amigos han muerto al ser cazados cuando iban en busca de algo de comida», cuenta Soso, el inseparable compañero de Belleza Eterna.

Mongolia, atrapada entre la Siberia rusa y el norte de China, ha vivido por segundo año consecutivo un invierno atroz, el peor en medio siglo. Temperaturas de hasta 50 grados bajo cero han provocado la muerte de más de dos millones de animales y han puesto a la mitad de los dos millones y medio de mongoles al borde de la hambruna. Miles de nómadas, acostumbrados a vivir del ganado de las estepas, se han desplazado a las ciudades en busca de trabajos y alimentos inexistentes, sus hijos han sido los últimos en incorporarse a los cerca de 4.000 niños de la calle de Mongolia.


El cobijo de Manhaisan y el resto de los muchachos tiene 50 metros cuadrados de espacio, apenas dos metros de altura y cuatro agujeros de salida: dos situados en medio de la carretera, uno en una acera y el otro en la de enfrente. Latas, desperdicios y basura flotan en el suelo, completamente inundado por el agua. 

Los niños evitan en lo posible contactar con el fondo saltando de un lado a otro como ardillas. Duermen, juegan y, en el caso de los mayores, tienen relaciones sexuales sobre las cañerías, con la escasa lumbre de alguna vela o fogata. Las adolescentes que se quedan embarazadas, sea el padre el novio de la pandilla o el cliente sin nombre, dan a luz en las cloacas y varios bebés han sido encontrados en los últimos meses viviendo con las bandas del subsuelo.

Las camas se organizan cada noche situando varios cartones entre dos tuberías y los desniveles de las paredes hacen de repisas para dejar algo de comida o colgar la ropa. Los muros son pintados con los nombres de los líderes del grupo para marcar el territorio. Aunque la primavera ha llegado a Mongolia, las temperaturas todavía rozan los 14 grados bajo cero algunas noches. Nada más entrar en las cloacas, sin embargo, el calor y la humedad pueden ser sofocantes, los cambios de temperatura han provocado ya la muerte de varios niños este año.



Soso tiene 15 años y cuenta que sus padres murieron de neumonía. Sus abuelos se hicieron cargo de él, pero también fallecieron al poco tiempo. «La pandilla me aceptó y me vine con ellos», recuerda con la cabeza gacha. «Mis padres me dijeron que iba a ser un luchador, quiero ser luchador profesional, como los de la televisión», dice repitiendo el sueño infantil de todo mongol, ser una estrella del deporte nacional.

Los ciudadanos de Ulan Bator se han acostumbrado a los niños de las cloacas y la mayoría muestran su desprecio hacia ellos llamándolos «sucios» o «ratas». Los parques, descampados, avenidas comerciales y aceras están llenas de agujeros por donde los niños salen y entran, una situación que avergüenza a éste orgulloso pueblo que llegó a formar el mayor imperio que jamás haya conocido el hombre. 

Los guerreros mongoles, a las órdenes de Genghis Khan primero y de sus descendientes después, lo conquistaron todo a su paso en los siglos XII y XIII, desde Rumanía a Corea y desde Siberia al Golfo Pérsico, antes de ver su reinado desvanecerse en guerras tribales y disputas civiles.

Mongolia terminó siendo ocupada primero por los chinos y finalmente por la Unión Soviética. La caída del régimen estalinista y la retirada de los rusos llevó al país de un sistema comunista a uno capitalista de la noche a la mañana a principios de los 90. El mongol medio, que con los soviéticos tenía garantizado un trabajo, un apartamento, la cesta de la compra y la pensión, se vio abocado a buscarse la vida.


La gente se quedó sin los empleos públicos, miles de personas fueron expulsadas de los apartamentos comunales del Estado y los subsidios llegados desde Moscú, que representaban una tercera parte de la economía nacional, desaparecieron. Los primeros niños comenzaron a ser abandonados o huyeron de familias rotas por la miseria, el alcohol y la violencia. El instinto de supervivencia los llevó al calor de los túneles subterráneos.

El padre Gilbert conoce a casi todos los chicos y chicas de las cloacas. Este energético cura cuarentón se pone cada miércoles al volante de su furgoneta y recorre el alcantarillado de la ciudad repartiendo té caliente y pan. La mayoría de los pequeños son alcohólicos, drogadictos, tienen enfermedades sexuales, no saben leer ni escribir y algunos sufren también graves problemas psíquicos. «Cuando se marcharon los rusos había apenas 20 o 30 niños en la calle. Y mire ahora, nadie tendría que vivir en sitios como éstos, es inhumano», dice este cura católico, que mantiene un refugio para 120 menores. 

En el hogar del padre Gilbert los niños van al colegio, tienen comida, un médico que les atiende a diario y ropa limpia que ponerse cada día. «Al principio fue duro, porque han vivido asalvajados y lo rompían todo, se escapaban deslizándose por las ventanas, pero ahora son muy buenos», asegura el religioso.

En Mongolia los padres tienen la costumbre de ponerle a sus hijos nombres que tengan algún significado. Erdenechimeg es Adorno Precioso y Batmonh Siempre Fuerte. 

Ella, de 11 años, tiene los ojos y la frente cubiertos por un pelo moreno y despeinado, los pantalones sucios y agujereados y la piel ennegrecida por la suciedad. Siempre Fuerte, en cambio, viste su cuerpo de muñeco con pantalones sueltos, una chaqueta de pana verde y un gorro de lana, de forma que nadie diría que vive en el alcantarillado.

Los dos son apenas unos niños, a pesar de llevar ya más de cinco años en los sumideros de la ciudad. «Cuando vemos el camión de la basura salimos corriendo tras él hasta que se para y tira las sobras», dice Erdenechimeg mordiendo la manzana podrida que acaba de recoger de uno de los pequeños vertederos de la ciudad.


Los miembros de las pandillas de Ulan Bator suelen dividirse al amanecer. Unos marchan a la estación de trenes a cargar maletas, otros a los aparcamientos para lavar coches, los más jóvenes piden limosna y prácticamente todos están dispuestos a prostituirse.

Rara vez ganan más de un dólar por cabeza al día: cuando se prostituyen casi nunca reciben el dinero prometido; si lavan un coche, el conductor suele marcharse sin darles la propina. 

Quizá porque viven bajo tierra y rehuyen el contacto con la gente, los niños del alcantarillado han dejado de ser vistos como personas por muchos ciudadanos de Ulan Bator. 

La realidad es que, bajo tierra, ellos han logrado crear una sociedad a menudo más civilizada que la de la superficie. La mayoría de los menores no roban y, si lo hacen, suele ser en los supermercados cuando el hambre se hace insoportable. 

El poco dinero que logran reunir siempre es repartido en grupo, los cumpleaños de los miembros de la banda se celebran con vodka y reuniones en las que se agasaja al protagonista del aniversario y adolescentes de 14 o 15 años certifican su amor por la compañera o compañero de correrías con bodas ficticias en las que sellan su alianza.

Una modesta sociedad que tiene sus momentos más duros cuando es alterada desde el exterior. Una vieja furgoneta policial ha sido aparcada en el centro de la ciudad llena de niños de entre cuatro y 10 años. 

Las autoridades recogen a los más pequeños de vez en cuando para llevarlos a la veintena de refugios instalados por diversas agencias internacionales en Ulan Bator. Batmonh, Siempre Fuerte, se ríe al contar cómo se escapa de los centros pidiendo permiso para ir a hacer pis. «Salgo corriendo y vuelvo con mis amigos al túnel», dice orgulloso. 

La vida es mucho más difícil para los mayores. Las organizaciones internacionales que trabajan en Mongolia Unicef, World Vision y demás les prestan menos atención y la policía sólo les visita de noche para darles palizas que han dejado a muchos de ellos lisiados. «También nos pegan los niños que viven en casas, llegan con palos y nos maltratan, les tenemos miedo», asegura Manhaisan, mientras el resto del grupo asiente con la cabeza. 

Las adolescentes son violadas a menudo y no pueden denunciar las agresiones porque ninguna comisaría les abre sus puertas o porque los atacantes han sido los propios policías.


La jornada de la pandilla varía según la época del año y las temperaturas. En invierno pasan la mayor parte del tiempo a cubierto y ahora que llega la primavera aprovechan para tratar de ganar algo más de dinero en el exterior, a menudo regresando sólo para dormir cinco o seis horas bien entrada la madrugada.

Cada año entre 15 y 20 de ellos mueren, ya sea abrasados tras la explosión de una tubería de agua caliente o congelados al no llegar a tiempo a su cloaca en las noches de más frío. El Gobierno ha decidido dejar abiertas la mayoría de las entradas del alcantarillado de la ciudad en contra de las constantes peticiones de los vecinos para que sean bloqueadas. 

Ningún niño sobreviviría un solo día de invierno en Ulan Bator sin sus refugios y los que no encuentran un hueco en el subsuelo o son rechazados por las bandas ya asentadas tienen que cavar sus propios agujeros para resguardarse por las noches.


El mundo de las cloacas tiene, como el de la superficie, sus propios líderes, normalmente los jóvenes que más tiempo han pasado en las alcantarillas. Sukhbaatar, de 17 años, y Ijilbaatar, de 16, llevan casi una década viviendo bajo tierra y su veteranía les da cierta autoridad. 

Los dos tienen aspecto de estar enfermos, pero conservan el buen humor. «Somos los nómadas del subsuelo», bromea el mayor de los dos al hablar de los motivos por los que su banda cambia de desagüe cada tres o cuatro semanas.

Sukhbaatar partió de las estepas hacia la capital junto con sus padres hace 10 largos años. Fue abandonado en la misma estación de Ulan Bator. Los dos siguientes años vivió en el vagón de ese mismo tren, realizando una y otra vez el trayecto de regreso a casa en busca de su familia. «No los encontré. Un día me bajé en el mismo sitio donde fui abandonado y me refugié aquí abajo», cuenta tratando de retener las lágrimas ante el resto de la pandilla.«Echo de menos a mi madre», dice finalmente con los ojos humedecidos y dándose media vuelta. 

Para adolescentes como Sukhbaatar no hay otro futuro que las cloacas. Al no estar registrados no pueden trabajar, cobrar ningún subsidio o alquilar una casa, en el hipotético caso de que contaran con el dinero.

El último día que CRÓNICA pasó con los niños del alcantarillado varios vecinos rodearon las entradas. «Sois la vergüenza del país, no dejéis que el extranjero tome vuestras fotografías, qué va a pensar el mundo», repetía una señora con las bolsas de la compra en las manos. 

Al día siguiente varios operarios sellaron las alcantarillas aprovechando que los niños habían salido a ganar algo de dinero, ya saben, ellas vendiendo sus cuerpos infantiles y ellos tratando de evitar tener que hacer lo mismo urgando en los vertederos. Fue imposible encontrarlos.«Somos los nómadas de las alcantarillas», había dicho Sukhbaatar.



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