Seguimos asistiendo al lento y oculto desarrollo de proyectos encubiertos que dan pie a millonarios estudios subsidiados por gobiernos y entidades u organizaciones, no siempre tan anónimas en pos de “disminuir” la cantidad y la calidad del género humano, según la filosofía del malthusianismo y la agenda mafioso-climática. Y, a ser posible, sustituirlo por la máquina híbrida, casi perfecta en continuo desarrollo.
La élite que lleva a la práctica la campaña de ingeniería social, se ha encargado con avidez de ponerle rostro a uno de sus peones. Su nombre; Deborah J. Anderson. En este caso, proveniente de la lifeboat fundation - safeguarding humanity, (Fundación del bote salvavidas: salvaguardar la humanidad).
En el siguiente post, desvelamos más, a cerca de todo su contenido orientado a reconducir al género humano hacia los impredecibles rumbos del nuevo orden mundial.
Una nueva investigación que publica la prestigiosa revista ‘New England Journal of Medicine’ apunta la necesidad de una nueva ‘revolución anticonceptiva’ que reduzca y estabilice la población humana en todo el mundo para proteger al planeta del estrés que genera la actividad de la raza humana y preservar sus tesoros naturales para las generaciones futuras.
Deborah J. Anderson
Deborah Anderson, profesora de Obstetricia/Ginecología, Microbiología y Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (Estados Unidos), apunta la necesidad de otra ‘revolución anticonceptiva’, como la que tuvo lugar en el siglo XX, para ofrecer opciones para las poblaciones que actualmente no reciben servicios de anticoncepción moderna puede ser la respuesta a este problema medioambiental.
La población humana en expansión está estresando al planeta, recuerda la experta. Los niveles peligrosos de gases de efecto invernadero producidos por los humanos están causando el calentamiento global y la alteración del clima. El rápido agotamiento de los recursos de los bosques y los océanos está destruyendo los hábitats naturales y contribuyendo aún más al cambio climático.
A medida que la población continúa creciendo, estas presiones aumentarán y se volverán más críticas. Actualmente hay 7.700 millones de personas en la Tierra y las Naciones Unidas pronostican que la población humana alcanzará los 9.000 millones para 2050 y probablemente 11.200 millones para finales de siglo.
«Con aproximadamente el 40 por ciento de los embarazos no planificados, parece el momento oportuno para que otra revolución anticonceptiva brinde opciones a las diversas poblaciones que actualmente no están siendo atendidas por la anticoncepción moderna«, apunta Anderson.
Señala que, si bien la revolución anticonceptiva del siglo XX produjo varios métodos efectivos que reformaron la sociedad, existe la necesidad de más opciones.
«Están surgiendo nuevos conceptos de anticoncepción que podrían ayudar a llenar el vacío restante, incluida la anticoncepción masculina que se está probando en ensayos clínicos. Además —añade–, existe un nuevo enfoque llamado tecnología de prevención multipropósito (MPT) que ofrece doble protección contra el embarazo no deseado y las infecciones de transmisión sexual altamente prevalentes, como el VIH1 y el virus del herpes simple tipo 2″.
Anderson cree que el liderazgo apropiado y una inyección de fondos podrían reavivar la investigación, la educación y los servicios de anticoncepción. «Esta inversión se compensaría rápidamente con ahorros en la atención médica y otros costos atribuibles a la contaminación y el calentamiento global, que en Estados Unidos actualmente suponen un total de 240.000 millones de dólares al año (215.000 millones de euros) y se espera que aumente a 350.000 millones (314.000 millones de euros) en la próxima década si no se toman medidas drásticas de mitigación».
Brian R. Cartmell, uno de los más destacados donantes de la lifeboat foundation, según el sitio web.
EPÍLOGO
Estos "expertos" no dicen nada nuevo que no sepamos ya a través del «Informe Kissinger» que posiblemente tomó la idea del filósofo inglés Bertrand Russell, distinguido con el premio Nobel de la Paz que en su libro «The Impact of Science Upon Society» (El impacto de la ciencia sobre la sociedad), de 1953, propone una solución dramática para diezmar la población:
«Pero los malos tiempos, dice usted, son excepcionales y podemos enfrentarnos a ellos con métodos excepcionales. Esto ha sido más o menos cierto durante la luna de miel del industrialismo, pero no seguirá siendo cierto a menos que se disminuya enormemente el aumento de la población del mundo.
La guerra, hasta ahora, no ha tenido un efecto muy grande en este aumento, que continuó a lo largo de las dos guerras mundiales. De hecho, ha sido frustrante a este respecto. Pero tal vez la guerra bacteriológica resulte más efectiva.
Si en cada generación se propagase por el mundo una peste negra, los sobrevivientes podrían procrear libremente sin poblar demasiado el mundo. Quizá el estado de cosas sea algo desagradable, pero ¿y qué? Las personas de veras nobles son indiferentes a la felicidad, especialmente a la ajena».
La guerra, hasta ahora, no ha tenido un efecto muy grande en este aumento, que continuó a lo largo de las dos guerras mundiales. De hecho, ha sido frustrante a este respecto. Pero tal vez la guerra bacteriológica resulte más efectiva.
Si en cada generación se propagase por el mundo una peste negra, los sobrevivientes podrían procrear libremente sin poblar demasiado el mundo. Quizá el estado de cosas sea algo desagradable, pero ¿y qué? Las personas de veras nobles son indiferentes a la felicidad, especialmente a la ajena».
O que no sepamos de boca de David Rockefeller, quien intervino (en el marco del Business Council for the United Nations), como presidente del Grupo Rockefeller, en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada la primera quincena de septiembre de 1994 en El Cairo (Egipto) organizada por la ONU.
Un discurso en el que se observan varias tendencias propagandísticas. Primero, Rockefeller destaca la idea de la necesidad de contener el crecimiento humano para evitar una superpoblación. De ahí que se haga imprescindible aprobar medidas eugenésicas.
En segundo lugar, hay que resaltar el papel preponderante y exclusivo que Rockefeller desea otorgar a la ONU en esta tarea de controlar el desarrollo de la población mundial. La ONU es el organismo que los bilderbergs quieren como gobierno mundial, controlado, claro está, por una élite privada. Es decir, por ellos.
Un discurso en el que se observan varias tendencias propagandísticas. Primero, Rockefeller destaca la idea de la necesidad de contener el crecimiento humano para evitar una superpoblación. De ahí que se haga imprescindible aprobar medidas eugenésicas.
En segundo lugar, hay que resaltar el papel preponderante y exclusivo que Rockefeller desea otorgar a la ONU en esta tarea de controlar el desarrollo de la población mundial. La ONU es el organismo que los bilderbergs quieren como gobierno mundial, controlado, claro está, por una élite privada. Es decir, por ellos.
También hay que recordar las palabras del entonces ministro de finanzas japonés, Taro Aso, y de la flamante nueva directora del BCE, Christine Lagarde, que "se preguntaban" cómo los viejos, personas improductivas, no tenían remordimientos de conciencia por el dinero que estaban costando a la sociedad; los instaban a morir.
Más:
"El Club Bilderberg quiere reducir la población mundial" - RT
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