LA ZONA G8 : La extraña relación entre España, los Estados Unidos y un telescopio espacial ruso.

Como todos sabemos, las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos no pasan por su mejor momento. Pero hasta el momento las sanciones contra Rusia lideradas por los EEUU y secundadas por la Unión Europea no han alcanzado de lleno el ámbito espacial. Más que nada, porque sin la participación rusa la estación espacial internacional (ISS) debería ser abandonada inmediatamente. No obstante, poco a poco el cerco se cierra y ya podríamos tener la primera víctima de esta nueva Guerra Fría 2.0. Hablamos del proyecto de telescopio espacial ultravioleta WSO-UV (World Space Observatory Ultraviolet), más conocido en Rusia como Spektr-UV.

Telescopio WSO-UV (Spektr-UF) (NPO Lávochkin).

Este telescopio, construido por la empresa NPO Lávochkin, contará con un espejo primario de 1,7 metros de diámetro -el del Hubble tiene 2,4 metros- y una batería de instrumentos dedicada a observar el universo en el espectro ultravioleta. En cierto modo, se puede decir que el WSO-UV será el verdadero sucesor del Hubble, ya que el futuro James Webb, que observará en el infrarrojo, será un aparato muy diferente. WSO-UV no estará situado en una órbita baja circular como el Hubble, sino en una órbita geosíncrona inclinada 51,6º, lo que permitirá observar objetos de forma continuada -hasta 30 horas- sin las interrupciones provocadas por la sombra de la Tierra. 

WSO-UV tendrá una masa al despegue de 2900 kg y contará con el telescopio T-170M de diseño Ritchey-Chrétien, con una focal de 17 metros. NPO Lávochkin suministrará la plataforma Navigator con la aviónica del satélite. Será lanzado desde Baikonur mediante un cohete Protón (inicialmente debía ser un Zenit-3F).

Modelo del telescopio T-170M en la sede de NPO Lávochkin (NPO Lávochkin).

El proyecto, que lleva años intentando ver la luz, cuenta con una importante participación internacional. España colabora en el WSO-UV a través de la Universidad Complutense de Madrid y suministrará uno de los dos instrumentos principales, la cámara ISSIS (Imaging and Slitless Spectroscopy Instrument). El otro instrumento es el espectrómetro WUVS (WSO-UV Spectrograph, en realidad un conjunto de tres espectrógrafos), que inicialmente debía ser construido en Alemania pero que finalmente será fabricado en Rusia. Madrid también albergará uno de los dos centros de control del segmento de tierra del observatorio (el otro estará en Moscú). Lamentablemente la fecha de lanzamiento del WSO-UV se ha visto retrasada una y otra vez por culpa de restricciones presupuestarias. Hace unos años estaba previsto lanzarlo a mediados de esta década, pero finalmente Roscosmos decidió dar prioridad a otro observatorio espacial, el Spektr-RG, dedicado a la detección de rayos gamma. El Spektr-RG cuenta con una fuerte colaboración alemana -que construirá el instrumento eROSITA- y será lanzado en 2017. Por este motivo, Roscosmos y sus socios decidieron posponer el lanzamiento del WSO-UV hasta 2020.

Detalles del WSO-UV (NPO Lávochkin).

Pero si el telescopio espacial ruso no tenía suficientes problemas, ahora se suma el efecto de las sanciones. La agencia espacial rusa decidió usar en su momento sensores fabricados en el extranjero que fueran resistentes a la radiación para el instrumento WUVS, por lo que firmó un contrato con la empresa británica E2V para que le suministrara dichos sensores. En principio, las sanciones norteamericanas no deberían afectar a este contrato, pero resulta que los sistemas de E2V emplean tecnología estadounidense que, según las últimas sanciones, no puede ser exportada a Rusia. El resultado: la empresa E2V no entregará a Rusia los sensores por los que Roscosmos ya había pagado. Aparentemente, E2V está buscando una solución a este atolladero que pasa por desarrollar ellos mismos los componentes fabricados en EEUU, pero no está nada claro que sea posible y, en todo caso, los sensores no serán entregados a Rusia en el plazo previsto. Y así es como España se ha visto involucrada de forma indirecta en las sanciones contra Rusia… pero como víctima. Naturalmente, siempre es posible que de aquí a 2020 las cosas hayan mejorado (o no).

Modelo del telescopio T-170M (NPO Lávochkin).

Y esto no es la primera vez que esto ocurre. Ya a comienzos de 2013, cuando el conflicto en Ucrania todavía no había comenzado, los Estados Unidos bloquearon la exportación de componentes para el satélite ruso Geo-IK-2 por considerarlo un proyecto militar. Lo importante en este caso no era la verdadera finalidad del satélite en cuestión, dedicado a estudios geofísicos, sino castigar a Rusia por su postura con respecto a Siria y en el caso Snowden. Pero el WSO-UV podría no ser la última víctima de las sanciones. Roscosmos ya ha anunciado con la boca pequeña que deberá posponer o cancelar algunos proyectos por culpa de las sanciones y de la depreciación del rublo. Más concretamente, la modernización del sistema de comunicaciones Gonets corre peligro debido a la dependencia de Roscosmos de componentes de alta tecnología fabricados en Europa y, por lo tanto, susceptibles de caer bajo los efectos de las sanciones.

Por supuesto, si la guerra de las sanciones se agravase, Rusia siempre podría responder cancelando las exportaciones de motores RD-180 para los cohetes Atlas V norteamericanos o impidiendo el acceso de los astronautas de la NASA y la ESA a la ISS. Pero evidentemente es de suponer que el Kremlin se guarda estos ases en la manga por si la situación se pone seria de veras. En cualquier caso, esta ventaja no le durará a Rusia muchos años. Los EEUU ya están diseñando motores sustitutos del RD-180 y en unos años entrarán en servicio una o varias naves tripuladas norteamericanas capaces de llevar astronautas hasta la ISS. Para entonces esperemos que el WSO-UV y su cámara española hayan alcanzado el espacio.




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