LA ZONA PÚBLICA : La Caridad de Lidl

Piden comida para sobrevivir y eso “daña la imagen” del monstruo alemán del consumismo. Esperan en la puerta el carro de los que todavía pueden empujarlos, porque cada día están menos llenos o más vacíos. 


Algunos tienen estudios universitarios, otros edad para estar protegidos, los más desesperados, sin luz, agua e incluso techo, pero llenos de dignidad porque no les importa pedir comida y si no se lo permiten, recurren a las basuras o a los desechados por caducidad

Lidl, que extiende los malos tratos a sus trabajadores por los 8.000 supermercados repartidos en 17 países del mundo, no quiere indigentes en sus puertas, mientras esconde su estructura de propiedades tras una elaborada fachada de red de empresas. 

El caso que nos ocupa especialmente ha ocurrido en Chiclana, Cádiz, y ha sido denunciado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Sólo se trata de VIVIR DE LO QUE NADIE QUIERE O TIENE A BIEN DONAR. No tienen “sangre azul” ni influencia social, sólo son, nada más y nada menos, ciudadanos en precariedad extrema. MERECEN UN RESPETO.

LA IMAGEN y el respeto se gana respetando, sabiendo en qué sociedad se vive, en qué estado se encuentra y actuando en consecuencia. Parece que el poderoso de las ofertas no lo sabe o no lo quiere saber con tal de vender, vender, vengan los artículos de donde vengan. 

Los consumidores, abrumados por la publicidad de tantos artículos, muchos de ellos inútiles y sin garantías, acuden a llenar las arcas de quienes están denunciados en diversos medios europeos por vigilancia por cámaras de los trabajadores, víctimas además de presuntos “mobbing”.



Ante la situación que tiene instaurada la crisis-estafa, Andalucía no podía estar libre de estos abusos. Os reproduzco el artículo-denuncia que la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, publicó sobre uno de los casos conocidos, esta vez en Chiclana:

Pimientos, lechugas y manzanas en estado óptimo, chacinas al vacío,… pero que deben salir de los lineales para evitar podredumbres. Todo ello le vale al indigente. Una vez llena las bolsas y conseguido el alimento para el día, se agencian un carro sobrante, de los muchos que sobran, y andando a su casa cargadas hasta arriba de comida, tal vez con la que nunca hubieran imaginado que se alimentarían. Pero eso no les hace perder su orgullo ni les provoca vergüenza. 

Cada vez son más los que al cierre de los supermercados se ven arrastrados por necesidad a obtener algún alimento. Si bien la escena no es nueva, empieza a ser cotidiana desde el comienzo de la crisis, principalmente en las grandes ciudades y a la puerta de las grandes superficies de la alimentación. 

La paradoja reside en que a la vez que algunos buscan comida en los contenedores,  cada español malgasta una media anual de 163 kilos por persona (7,7 millones de toneladas en total), LO QUE EN ANDALUCÍA SUPONDRÍA ALGO MÁS DE 1,4 MILLONES DE TONELADAS.

Es imposible no ver de vez en cuando a gente, y no siempre indigentes, que no hace poco ganaban para un sustento digno, que levantan la tapa del contenedor y revuelven dentro con el único fin de llevarse algo a la boca. 

En muchos casos, familias en las que hasta hace no mucho todos sus componentes trabajaban y el desempleo y el fin de prestaciones les obliga a ello. "Prefiero que me vean haciendo esto, que robar", dicen algunos mientras recogen alimentos. Son familias en las que casi todos son desempleados, sobre todo de la construcción, aunque cada día son más las profesiones técnicas y que fueron bien pagadas. 

Con lo recogido comen cuatro personas dos o tres día, además que cada 15 días la parroquia les da una bolsa de alimentos, pero es insuficiente y ello les empuja a acudir a aquel lugar. Además de la comida, el gasto lo debe repartir también en pañales, ropa y calzado. 


Una de las explicaciones más frecuentes es "Menos mal que la casa en la que vivimos es de mi suegro, porque si tuviéramos cargas hipotecarias estaríamos en la calle. No pagamos más que la luz y la bombona", resoplan después de tomar aire.

LIDL fue fundada en la década de los años 1930 por un miembro de la familia Rider bajo el nombre de Lidl & Lebensmittel Sortimentsgroßhandlung, como supermercados convencionales. 

En los años 70 comenzarían a abrirse los primeros con el aspecto actual. Existen más de 8.000 supermercados distribuidos por 17 países alrededor del mundo. En la actualidad, Lidl es la segunda cadena más grande de supermercados en Alemania, y es el principal competidor de Aldi, otra cadena similar.

Sindicatos alemanes y de otros países ha criticado a Lidl por malos tratos a los trabajadores, el incumplimiento de las directivas europeas sobre tiempo de trabajo y otros abusos. 

Esto ha sido publicado en el Black Book on the Schwarz Retail Company (Libro negro de la empresa minorista Schwarz), publicado en Alemania y ahora disponible en inglés. 

The Guardian en el Reino Unido, entre otras denuncias ha informado que Lidl espía en su trabajo con cámaras, hace extensas observaciones del comportamiento del trabajador, en particular centrándose en tratar de despedir a las trabajadoras que podrían quedar embarazadas, y también obliga al personal a hacer trabajo a destajo, que ahora es ilegal en la Unión Europea

Los administradores de Lidl niegan las acusaciones. En el sitio de Lidl no se proporciona información pública sobre como contactar con los altos directivos de la empresa y la compañía esconde su estructura de propiedades tras una elaborada fachada de red de empresas. En Italia en 2003, un juez en Savona sentenció a Lidl por políticas antisindicales, delito en ese país. 


El alcalde de Chiclana, Cádiz, en 2011 en la inauguración del supermercado junto a sus responsables. L. V.

En marzo de 2008, la revista de noticias alemana “Stern” publicó un artículo de portada en el que presentaba informes de vigilancia sistemática de Lidl a los trabajadores, incluidos los detalles más íntimos de sus asuntos privados. En España, Lidl también ha recibido denuncias por parte de trabajadores y sindicatos por presunto mobbing y otros motivos. 


Texto transcrito abajo



Desde la APDHA-Cádiz queremos visualizar la injusta situación a la que se enfrentan las personas más afectadas por la crisis-estafa que estamos viviendo. En este caso, a través de un caso concreto como es el de una joven de que se sitúa frecuentemente junto a la puerta de un supermercado LIDL en Chiclana de la Fra., en la zona residencial de Los Gallos (Crt. De la Barrosa). Esta joven representa la situación por la que están pasando miles de personas en nuestro país, en el que los recursos públicos puestos a disposición de la ciudadanía son insuficientes y cada vez más escasos debido a las políticas de recortes del gobierno.

Es por esto que la joven ha decidido acudir periódicamente a la puerta del mencionado supermercado, para recibir la solidaridad de las personas que libremente le proporcionan alimentos o algunas monedas. Sin embargo, tanto los trabajadores del LIDL, como la responsable del establecimiento, presionan diariamente a la joven para que abandone el aparcamiento.

Miembros de la APDHA hemos tratado de mediar en la situación y conocer las causas que provocan que la empresa esté presionando a esta persona para que abandone el exterior del comercio. En la reunión mantenida con la responsable del centro, se nos manifestó que es una cuestión de imagen que no se corresponde con los intereses de la empresa. Por este mismo motivo tampoco han permitido a otras asociaciones que realicen campañas de recogida de alimentos en las proximidades de la puerta del establecimiento. A pesar de exponer la situación de necesidad por la que están pasando estas personas y a tenor de que la mendicidad no es ilegal, la responsable rechaza la posibilidad de permitir la estancia de esta persona en la zona.

Por lo tanto, desde la APDHA queremos manifestar nuestro rechazo a estas actitudes que censuran la solidaridad, a estas políticas comerciales que rechazan la posibilidad de que los clientes se comporten de forma solidaria más allá de las compras en su establecimiento.

En unas fechas cargadas de simbolismo precedidas por la “gran cuesta del año”, son siempre los más desfavorecidos los que sufren las consecuencias de los sistemas de poder que a todos los niveles van mermando las oportunidades de los que carecen de privilegios, recursos y cada vez más, de derechos.

Hacemos una llamada a todas las personas que quieran manifestar su rechazo a estas actitudes a usar su página de Facebook (https://www.facebook.com/lidlespana) para denunciar el caso. Además, en las próximas semanas convocaremos una concentración a las puertas del establecimiento para manifestar públicamente nuestro malestar.






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