David Rockefeller, banquero de la legendaria familia que controló el banco Chase Manhattan durante más de una década y ejerció una enorme influencia en todo el mundo, falleció en su casa de Pocantico Hills (Nueva York), a los 101 años.
Rockefeller murió por causas naturales, mientras dormía en su residencia.
En 1946, David se convirtió en el primer y único banquero de la familia al incorporarse al Chase National Bank (el “Banco Rockefeller”), asociado con la familia por mucho tiempo.
Chase National cambió su nombre posteriormente a Chase Manhattan Bank en 1955, y en la actualidad es conocido como JP Morgan Chase & Co.
También se suele asociar al banco con la industria petrolífera, a la que ha financiado, debido a las conexiones de los directivos con las compañías surgidas de Standard Oil, y especialmente con Exxon Mobil.
Rockefeller era uno de los más famosos globalistas del planeta, convirtiéndose en uno de los miembros del comité de dirección del secretista y elitista Grupo Bilderberg,
En 1973 David Rockefeller creó la Comisión Trilateral, bajo la influencia de, entre otros, Zbigniew Brzezinski.
También estuvo íntimamente relacionado con el Consejo de Relaciones Exteriores o CFR, otra entidad promotora del globalismo.
Así pues, Rockefeller estuvo en el centro de la expansión del globalismo desde sus inicios y formó parte de las principales entidades elitistas y globalistas del mundo, controlando gobiernos, servicios secretos como la CIA y moldeando el mundo del futuro.
Rockefeller, junto a personajes como Henry Kissinger o Jacob de Rothschild, es considerado una de las figuras más oscuras del globalismo, cuyo poder se extiende por encima de gobiernos e incluso corporaciones.
Cabe destacar que Rockefeller recibió nada más y nada menos que 6 trasplantes de corazón a lo largo de su vida, el último de los cuales recibió a los 99 años. El primer trasplante lo recibió en 1976.
Es decir, corazones de hasta 6 personas sirvieron para mantener en vida a uno de los elitistas más odiados del mundo en muchos círculos, aunque ahora los medios de comunicación de todo el mundo, se empeñen en venderlo como un filántropo que donaba grandes cantidades de dinero a beneficencia.
Se va pues, una de las figuras más oscuras de las élites, aunque deja tras de sí gran cantidad de sombras, muerte y maldad como obra en la tierra.
Esperemos que otras basuras humanas como Henry Kissinger, Jacob de Rothschild, Zbigniew Brzezinski o George Soros se vayan con él y si puede ser, se lleven con ellos a toda la gentuza que les obedece y que colabora o ha colaborado en sus planes siniestros.
TEXTO ORIGINAL
ROTHSCHILD 1; ROCKEFELLER 0.
Morir en la élite, por la élite y, a causa de la élite, es solo un mero trámite. Un cambio de roles y la moneda con la que los criminales en la sombra pagan el peaje al otro lado para dejar libre el asiento desde el que se pulsa el botón que controla a los gobiernos y la economía mundial.
Dentro de la gran estancia en donde estos psicópatas durmientes vaticinan, financian y programan el destino del mundo, se produce esa guerra secreta con una banda sonora que suena a metálico y a caja registradora, dentro de una nube de humo que lo cubre todo como si de una máscara protectora se tratase. Una máscara que envuelve la verdad para no ser expuesta al resto de los mortales por cuestiones de seguridad.
Dentro de la oscura estancia, se producirá no sólo el crimen oscuro, sino la planificación del asesinato encubierto por el canibalismo económico disfrazado de ONG, Fundación y causas sociales que componen el trasfondo de las políticas con las que los monstruos de la filantropía alimentan a muchos gobiernos.
En el caso de David Rockefeller, si su muerte pudo esperar 101 años, también pudo haberlo hecho otro medio siglo, pero la balanza se inclinó por el peso excesivo de la codicia de aquellos socios infieles con los que se produjo la unión, impulsados por la misma codicia.
Aquí el arma es el tiempo. Y, las causas, las pone la víctima. La élite mata en silencio y sin dejar rastro, aunque las causas sean “naturales”. Lo importante es dejar un buen sabor de boca entre el público, ansioso por ver como el monstruo va a la tumba con las manos vacías. Un acertado mensaje de tranquilidad dirigido al mundo, por parte de los asesinos, que da energías a los desvalidos e indefensos ciudadanos para continuar chocando contra un muro de satisfacciones e insatisfacciones dosificadas según el ritmo de la caja registradora.
Kykuit conocido también como el John D. Rockefeller Estate, en el National Trust del condado de Westchester, Nueva York, Construido por orden deJohn D. Rockefeller. Concebido en gran medida por su hijo, John D. Rockefeller, Jr., y enriquecido por la colección de arte del vástago de tercera generación, gobernador de Nueva York, y el vicepresidente de los Estados Unidos, Nelson Rockefeller, que ha sido el hogar de cuatro generaciones de la familia.
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