LA ZONA NEGRA : La sangre de Malawi.

Si no fuera trágico sería una anécdota. Lo que pasa es que ya van ocho muertos y no hay quien pare la cacería de personas acusadas de «vampirismo». Sucede en Malawi, uno de los países africanos más pobres donde el vudú, la brujería y el chamanismo están más presentes, en especial el área de Blantyre, la segunda ciudad del país. 


Se trata de un lugar pacífico, cuya historia no es una sucesión de guerras y dictaduras como alguno de sus vecinos, pero que en algunos aspectos sigue anclado en el subdesarrollo y el analfabetismo. 

Las primeras noticias de este fenómeno de búsqueda de «vampiros» se dieron en un control policial en Chileka, cerca de la carretera que va al aeropuerto de Blantyre. Un hombre fue linchado cuando volvía de un hospital cercano. Un familiar ha revelado que lo confundieron con un vampiro porque era epiléptico y tuvo un ataque en ese control policial. 

A partir de ahí, el rumor de la existencia de vampiros corrió más rápido que el sentido común y se organizaron partidas de vigilantes voluntarios para ir a buscarlos por las calles. El pasado jueves una turba quemó a un hombre y a otro lo lapidó. El 16 de septiembre, una muchedumbre mató a otras tres personas al señalarlas como «vampiros». 

El problema es que, además, en ese contexto de locura colectiva, hay gente que actúa como si lo fuera. Dos personas fueron detenidas por la policía acusadas de tratar de morder y chupar la sangre de otras personas, aunque no hay nadie hospitalizado por ese motivo en los hospitales del país. 

Las autoridades ya han detenido a 140 ciudadanos acusados de formar parte de esas bandas que buscan a «vampiros» casa por casa. El presidente de Malawi, Peter Mutharika, se ha visto obligado a recorrer las zonas del país donde se están montando este tipo de turbas «para prevenir más muertes de gente inocente». 

El personal de Naciones Unidas en el país, así como las ONG, han hecho listas de barrios y poblaciones a las que no pueden acceder por miedo a los ataques de estas bandas ciudadanas organizadas. En algunas culturas africanas beber sangre es un ritual que se practica para tener buena fortuna en la vida y ganar dinero rápido. En lugares como Nigeria o el Congo hay subastas periódicas de objetos que han pertenecido a suicidas, porque según esas creencias se convierten en mágicos. 

Por ejemplo, por una soga con la que una persona se ahorcó se pueden pagar auténticas fortunas. Si estas reliquias pertenecieron a un niño multiplican su valor. Durante décadas a señores de la guerra como el rebelde ugandés Joseph Kony se les han atribuido poderes mágicos, tales como poder escuchar los planes del enemigo, volverse invisibles o poder hechizar a sus propios soldados para enviarlos sin miedo a la batalla. 

Lo que en realidad nos encontramos es un uso masivo de drogas para causar esos efectos. Que no hayan capturado a Kony en 30 años contribuye a ese mito.








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