EPIGRAMAS PARA LA VIDA I

La gente es una boca enorme, que se traga a la gente. Ayer pasó a mi lado un conocido, cuando quise llamarlo se lo habían comido.

Te quiero tanto, que sólo deseo sufras la mitad de mis dolores.

Tendremos que edificar nuevas ciudades para ponerle a las calles los nombres de todos los masacrados.

Un gramo de heroína cuesta alrededor de 300 dólares, pero nadie se inyecta dólares, porque sale más caro.

El drama de los creyentes llega cuando descubren que dios es ateo.

Tengo un tic: TU.

Hay miles de sudamericanos exiliados: son los que no se meten en política y se han quedado.

Me he preguntado muchas veces, si no había llegado el momento de pegarme un tiro. Y cuando, por fin, conseguía el dinero para el arma siempre terminaba comprando un libro.

A la mayoría de la gente no le gustan las cosas desagradables, pero se empecina en hablar de sí mismas.

Mi mayor deseo, el más grande de mis deseos, el que hayan periódicos para que lean los muertos.

¿Sabes que hoy ha caído del andamio un obrero de la construcción; nosotros estábamos follando a esa hora.

Desde que me dejaste, no te has ido.

Si me detienen, y me torturan, desaparecerás por unos instantes de mis pensamientos.

Te apuesto doble contra sencillo: dentro de cien años no te querrá nadie.

Me he comprado un billete de lotería, y si gano, te prometo que se acabarán todos tus problemas: me iré lejos de aquí.

Si pudiéramos leer los pensamientos de los demás y los demás los nuestros, la mentira seria una víscera.

La policía ha matado a dos muchachos en una manifestación, pero no te digo donde porque fue en un país democrático.

Un día no habrá pobres, ni explotados, ni altos índices de mortalidad infantil, ni intereses bancario. Los poetas nos las veremos negra con tanta felicidad.

La edad ideal es esa, precisamente.



Extracto de "Autorizado a vivir" de Eduardo Mazo.

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