El jefe de la "Iglesia Católica", el llamado "Papa", lleva como símbolo de su primacía, una Mitra con forma de pez con la boca abierta.
La explicación oficial que se nos da es que la Mitra simboliza al cristiano, que es pescado por Cristo. Recordemos que en griego, las iniciales de "Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador" forman la palabra 'Pez"... Sin embargo, el origen de la Mitra es en mucho anterior al cristianismo.
En ningún lado de la Palabra de Dios nos habla del uso de la Mitra por los apóstoles, obispos o ancianos, ni tampoco establece una primacía entre ellos, pues la única cabeza es Cristo.
"Y El es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; El que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado" (Colosenses 1.18).
Entonces, ¿de donde viene la utilización de la Mitra ?
Tenemos que volver la vista de nuevo a las religiones paganas; es en Babilonia donde el sumo sacerdote del culto a Semíramis, llevaba una Mitra como símbolo del "dios Dagon", el dios pez.
La Fama y poder de Semíramis, su arrolladora personalidad debe haber sido algo fuera de serie, para lograr reunir a millones de hombres en una fuerza de combate que conquistó al Medio Oriente y además invadir a la India.
Cuando el ejército macedonio - persa ocupó Babilonia, se produjo la huida del sumo sacerdote y algunos adeptos a la ciudad de Pérgamo y de allí a Italia, estableciéndose como religión Etrusca.
Es allí, ya en tiempos de la influencia romana, cuando el culto paso al Imperio y fue Julio Cesar, tras ser iniciado en los inisterius babilónicos, el que unifica el poder religioso y político en una misma persona, pasando a ser el propio Cesar la reencarnación de un dios.
Desde entonces los emperadores romanos llevaban la Mitra como símbolo del sumo sacerdocio de la religión pagana, llamándose "Pontificex Maximus".
Es Constantino, en el edicto de Milán del año 313 D.C., quien legaliza la religión cristiana y, posteriormente, la instituye como religión oficial del Imperio.
Se unifican, en este importante personaje, los primados político y religioso - cristiano del Imperio.
Es a partir de él, que los "Papas y obispos" llevan el título de "Sumos Pontífices" y la Mitra , como símbolos de su primacía religiosa.
De cómo la política del paganismo se degrada intelectualmente.
Se adoptaron los ritos gentílicos de pompa y esplendor; los vistosos trajes, las mitras, las tiaras y las hachas; los oficios procesionales, las lustraciones y los vasos de oro y plata; el lituo romano, insignia principal de los augures, se convirtió en báculo pastoral.
Se edificaron las iglesias sobre las tumbas de los mártires y fueron consagradas con ritos tomados de las antiguas leyes de los pontífices romanos.
Las fiestas y conmemoraciones de los mártires se multiplicaron tanto como los innumerables hallazgos ficticios de sus restos; el ayuno vino a ser el gran medio de ahuyentar al demonio y de apaciguar a Dios; el celibato la mayor de las virtudes, se hicieron romerías a Palestina y a las tumbas de los mártires, y grandes cantidades de tierra y polvo traídas de los Santos Lugares fueron vendidas a precios enormes, como antídotos contra el demonio; se ensalzaron las virtudes del agua bendita.
Se introdujeron en las iglesias imágenes y reliquias que eran adoradas a usanza de los dioses gentiles, y se operaban milagros y prodigios en ciertos parajes como en tiempo de los paganos.
Se invocaban las almas bien aventuradas de los cristianos muertos y se creía que andaban errantes por el mundo o rondaban cerca de los sepulcros; se multiplicaron las iglesias, los altares y los hábitos penitenciarios.
Se inventó la fiesta de la purificación de la Virgen , para desterrar la intranquilidad del ánimo de los convertidos paganos que echaban de menos las lupercalias o fiestas de Pan.
El culto de las imágenes, de los pedazos de cruz o de huesos, de los clavos y otras reliquias, un verdadero fetichismo, fue cultivado; dos argumentos se empleaban para demostrar la autenticidad de estos objetos; uno la autoridad de la Iglesia , otro el poder obrar milagros.
Eran venerados hasta los raídos trajes de los santos y la tierra de los sepulcros.
Se trajeron de Palestina unos esqueletos, que se afirmaba eran los de San Marcos, Santiago y otros antiguos justos.
La apoteosis de los antiguos tiempos de Roma fue sustituida por la canonización, y santos tutelares ocuparon el lugar de las divinidades mitológicas locales.
Luego vino el misterio de la Transustanciación , o la conversión por el sacerdote del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo, y al paso que transcurrían los siglos iba siendo la paganización más completa.
Se instituyeron fiestas religiosas en recuerdo de la lanza con que fue atravesado el costado del Salvador, de los clavos con que fue asegurado a la cruz y de la corona de espinas; y aunque varias abadías poseían a un tiempo algunos ejemplares de estas incomparables reliquias, nadie se atrevía a decir que era imposible la autenticidad de todas ellas.
Se puede afirmar que realmente el Catolicismo es por tanto una simbiosis perfecta de Cristianismo Primitivo y Paganismo.
Cabria decir que el Paganismo logro sobrevivir en el Catolicismo difuminando sus señas de identidad.
La dudas, el debate y las preguntas fundamentales en torno al Catolicismo serían:
1.-¿El Catolicismo es una adaptación Pagana del Cristianismo con una asimilación de los diferentes cultos y creencias que se dieron en el entorno geográfico e histórico del Imperio Romano hasta la creación de una Religión identificadora y unificadora para todo el Imperio Romano, que ha sobrevivido posteriormente a su creación hasta llegar a nuestro días, con un inmenso poder y capacidad de influencia?
O por el contrario:
2.- ¿ El Catolicismo es fruto de una adaptación del Paganismo al Cristianismo, por parte de ciertos sectores Cristianos, que salvando en parte el fondo ético y moral del Cristianismo aceptaron las formas Paganas Cristianizándolas, para una mejor propagación de su visión Cristiana, convertida ya en Catolicismo, y sirviendo de elemento de unión e identificación para todo el Imperio Romano?
La Biblia señala en relación a las influencias en materia de religión y la relación con Dios:
"El es el objeto de tu alabanza y tu Dios" (Deuteronomio 10.21)
"
Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro. Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitara su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro.
El que da testimonio de estas cosas, dice. Ciertamente, vengo en breve. Atoen, sea así. Ven: Señor Jesús" (Apocalipsis 22.18-20).
El Culto a los Santos:
En las epístolas de Pablo, Pedro o Judas, aparecen en numerosas ocasiones, referencias a los santos como personas que se han entregado a Dios. Siempre son personas vivas, no tienen otro requisito ni mérito que el haber aceptado el mensaje de Salvación, es decir, simples cristianos.
La palabra "Santo" es, pues sinónimo de apartado del mundo para Dios. No significa esto que sea un ermitaño, sino que ha renunciado a los deseos de la carne para servir en espíritu al Señor.
Esto lo hace cualquier cristiano, no de nombre, sino de verdad, aquel que cumple verdaderamente el Evangelio de Cristo. "A la iglesia de Dios que está en Corinto, santificados en Cristo Jesús, llamados santos, y a todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar, Señor de ellos y nuestro" (I' de Corintios 1.2).
Entonces, ¿por qué la "Iglesia Católica" y otras religiones nombran "Santos" a personas que han muerto y que según los dirigentes han hecho méritos que les distinguen de los demás fieles?, ¿por qué son objeto de culto y tienen un papel de intermediación entre Dios y los hombres, tal y como ya vimos que se le atribuye también a Maria?
De nuevo tenernos que remontarnos a las religiones paganas es en Babilonia donde los hombres adoraban a casi cinco mil dioses y diosas.
Estos no siempre habían sido divinos, sino que hubo una época en que fueron personas, héroes vivientes en la tierra, y después de su muerte se les reconoce, por sus méritos, como objeto de culto.
De hecho, cada día estaba dedicado a un dios particular que les protegía, de la misma forma que en la actualidad existe un santoral cristianizado, por ejemplo, 22 de noviembre es el día de "Santa Cecilia" patrona de la música, etc.
Las poblaciones, los gremios o distintos trabajos, todo tiene su "Santo Patrónía" que les protege y a el se implora en caso de necesidad.
Es muy extendida, también, la costumbre de poner a los recién nacidos el nombre del "Santo/a" a quien se le pide que proteja a esa criatura.
La religión romana es una religión politeísta; existen infinidad de dioses o numina, ya que todo acto de la vida humana y cualquier proceso natural está presidido y viene provocado por la voluntad de un numen.
Los dioses, por tanto, se distinguen por su actividad; unos tienen nombre y otros no lo tienen.
Es una religión fundamentada en el temor que inspiran las fuerzas que los dioses representan.
El romano intenta conseguir la pax deorum, es decir, tener contentos a los dioses y mantenerlos siempre propicios. Para ello se realizan unos ceremoniales muy rigurosos y cercanos a la magia.
El hombre religioso posee la virtud de la pietas o cumplimiento de todo lo que se debe a los dioses.
La religión romana y el contacto de los hombres con los dioses es eminentemente práctico; da la impresión de que cada acto de culto es un contrato por el cual el hombre se compromete a realizar determinados actos a los dioses, si éstos, a su vez, cumplen lo que se les pide.
En cada domus hay un altar doméstico en que se rinde culto a los dioses familiares.
Estos dioses son los siguientes:
Los lares.
Son los dioses tutelares de la casa y de los lugares habitados.
El lar familiar preside la vida de la familia, vela por la prosperidad y salud de sus miembros, sus salidas y entradas de la casa.
Los lares reciben culto en el lararium, una capillita situada en el atrio de la casa.
Periódicamente se les ofrecen sacrificios incruentos (miel, pasteles, vino, incienso), especialmente en los cumpleaños de los miembros de la familia.
Los penates.
Son los dioses de la intimidad y de la despensa. Protegen la comida y la bebida.
Sus imágenes suelen conservarse en el tablinum o junto a la despensa o el hogar. A ellos se ofrecen las primicias de las comidas. Se identifican con la casa; son miembros de la familia y participan de todos los acontecimientos; emigran con la familia si ésta cambia de casa. Garantizan el derecho y los deberes de hospitalidad.
El genios.
El genio es el dios tutelar de cada persona a lo largo de su vida. Suscita los deseos en las personas y hay que aplacarlo cuando se le contraría.
El genio determina el carácter de la persona cuando nace. Las mujeres, sin embargo, no tienen genius, sino que están protegidas por Iuno.
El genius más importante de la familia es el del pater; cuando éste estaba a punto de morir, su heredero debía recoger en su boca el último aliento del moribundo; de esta manera le traspasaba su genio.
Vesta.
Es la divinidad del fuego, del hogar. No tiene imágenes porque el fuego es su imagen.
El culto de Vesta fue extendido, además, como un importantísimo culto del Estado.
El culto a los muertos.
Al morir, el genio de cada persona se convierte en man. Los manes son, por tanto, las almas de los difuntos de la familia que, aun después de muertos, siguen perteneciendo a ésta y se les rinde culto como si fueran dioses.
Si se descuida su culto, los manes se convierten en lemures o espíritus malvados que traen desgracias a la familia; el pater debía, en este caso, realizar ritos de expiación y purificación.
Por supuesto, existen también fantasmas, las laruae (esqueletos), unos seres terriblemente malvados que vuelven locas a las personas.
Dioses menores.
Son espíritus protectores o diosecillos buenos que protegen la casa: la puerta, la economía, las arcas, los armarios, etc.
Dioses en torno a las personas.
Desde que nace hasta que muere, la vida del hombre está protegida en todos sus actos por una legión de dioses (más de doscientos). Igualmente las tareas agrícolas cuentan con la protección de sus dioses particulares.
El catecismo de la religión católica anima a los fieles a orar e imitar a quienes, debido a sus buenas obras, han sido declarados santos por la jerarquía eclesiástica '"...los testigos que nos han precedido en el reino, especialmente los que la Iglesia reconoce como "santos", participan en la tradición viva de la oración, por el testimonio de sus vidas...
Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra... podernos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero..." (pag. 732). Es esta la postura oficial de la "Iglesia .
Por supuesto, la Biblia , no está de acuerdo con esta práctica: "No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni practique adivinaciones, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitonisos, ni magos, ni quien pregunte a los muertos porque es abominación a Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de delante de ti" (Deuteronomio 18.10-12).
De hecho, comunicarse con personas que han muerto no es más que una forma de espiritismo:
"Y si os dijeren. Preguntad a las pitonisas y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo á su Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme á esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8.19-20).
La Fama y poder de Semíramis, su arrolladora personalidad debe haber sido algo fuera de serie, para lograr reunir a millones de hombres en una fuerza de combate que conquistó al Medio Oriente y además invadir a la India.
Cuando el ejército macedonio - persa ocupó Babilonia, se produjo la huida del sumo sacerdote y algunos adeptos a la ciudad de Pérgamo y de allí a Italia, estableciéndose como religión Etrusca.
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