La Guardia Civil encontró unas piezas romanas entre los restos de un incendio, en una finca de La Rinconada. Los objetos recuperados son un miliario y el fuste de una columna. También se hallaron cuatro fragmentos de épocas más recientes, de columnas conocidas como genovesas. Estos restos arqueológicos fueron trasladados a Itálica para su restauración, según informó el instituto armado en una nota de prensa.
El hallazgo se produjo a finales de mayo de 2014, cuando dos agentes de la Guardia Civil de Sevilla patrullaban por las inmediaciones de una finca de La Rinconada. El cortijo había sufrido un incendio en 2013, en el que los agentes también habían intervenido.
En aquella ocasión, el fuego se declaró por la noche y los guardias no vieron los restos. A finales de mayo, estaban patrullando cuando vieron que las puertas de la finca estaban abiertas, por lo que entraron, pensando que podría haber dentro alguien robando. Fue entonces cuando a uno de los agentes, aficionado a la Historia, le sorprendió ver una inscripción en latín entre los restos de aquel incendio.
Se trataba del miliario, pieza con la que los romanos marcaban la distancia de sus calzadas. En concreto, el encontrado en la finca de La Rinconada indicaba la milla 1 de una vía que aún está por determinar. El guardia civil pensó que podía tratarse de un resto romano y así se lo transmitió a sus superiores, quienes a su vez solicitaron una investigación a una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de El Ronquillo. Finalmente, tanto los especialistas de la Guardia Civil como expertos en la materia de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta confirmaron que tanto el miliario como el fuste de la columna eran romanos.
Los restos fueron sacados de la finca y trasladados al conjunto arqueológico de Itálica, donde estaban siendo restaurados. Se desconocía de qué calzada podía ser el miliario, así como la procedencia de las piezas encontradas en la finca. Una primera hipótesis apunta a la posibilidad de que vinieran de algún derribo, ya que uno de los propietarios del cortijo tiene una empresa de derribos y en los últimos años había utilizado la finca para vaciar escombros y trasladar material.
De hecho, en la parcela había numerosas lozas y tejas esparcidas por el suelo. Los trabajadores y vecinos de las fincas próximas aseguraban no haber visto nunca ninguna pieza similar en las inmediaciones, de ahí que cobrara fuerza la teoría de que proceden de algún derribo que hubiera tenido lugar en otro punto de la provincia de Sevilla en los últimos años.
Hielva Información, contactó con uno de los agentes de la Guardia Civil que descubrió los restos. El guardia explicó que el miliario estaba en un principio cubierto por una estructura de madera, que se quemó en el incendio y permitió dejar la piedra a la vista. Tras el incendio del año 2013, los agentes no llegaron a ver nada porque era de noche. No fue hasta esta segunda inspección cuando se dieron cuenta de que había restos arqueológicos en la finca.
La columna encontrada estaba rota en varias partes, posiblemente por el cambio de temperatura experimentado durante el incendio y las labores de extinción que llevaron a cabo los Bomberos de la Diputación Provincial de Sevilla.
El hallazgo se produjo a finales de mayo de 2014, cuando dos agentes de la Guardia Civil de Sevilla patrullaban por las inmediaciones de una finca de La Rinconada. El cortijo había sufrido un incendio en 2013, en el que los agentes también habían intervenido.
En aquella ocasión, el fuego se declaró por la noche y los guardias no vieron los restos. A finales de mayo, estaban patrullando cuando vieron que las puertas de la finca estaban abiertas, por lo que entraron, pensando que podría haber dentro alguien robando. Fue entonces cuando a uno de los agentes, aficionado a la Historia, le sorprendió ver una inscripción en latín entre los restos de aquel incendio.
Se trataba del miliario, pieza con la que los romanos marcaban la distancia de sus calzadas. En concreto, el encontrado en la finca de La Rinconada indicaba la milla 1 de una vía que aún está por determinar. El guardia civil pensó que podía tratarse de un resto romano y así se lo transmitió a sus superiores, quienes a su vez solicitaron una investigación a una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de El Ronquillo. Finalmente, tanto los especialistas de la Guardia Civil como expertos en la materia de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta confirmaron que tanto el miliario como el fuste de la columna eran romanos.
Los restos fueron sacados de la finca y trasladados al conjunto arqueológico de Itálica, donde estaban siendo restaurados. Se desconocía de qué calzada podía ser el miliario, así como la procedencia de las piezas encontradas en la finca. Una primera hipótesis apunta a la posibilidad de que vinieran de algún derribo, ya que uno de los propietarios del cortijo tiene una empresa de derribos y en los últimos años había utilizado la finca para vaciar escombros y trasladar material.
De hecho, en la parcela había numerosas lozas y tejas esparcidas por el suelo. Los trabajadores y vecinos de las fincas próximas aseguraban no haber visto nunca ninguna pieza similar en las inmediaciones, de ahí que cobrara fuerza la teoría de que proceden de algún derribo que hubiera tenido lugar en otro punto de la provincia de Sevilla en los últimos años.
Hielva Información, contactó con uno de los agentes de la Guardia Civil que descubrió los restos. El guardia explicó que el miliario estaba en un principio cubierto por una estructura de madera, que se quemó en el incendio y permitió dejar la piedra a la vista. Tras el incendio del año 2013, los agentes no llegaron a ver nada porque era de noche. No fue hasta esta segunda inspección cuando se dieron cuenta de que había restos arqueológicos en la finca.
La columna encontrada estaba rota en varias partes, posiblemente por el cambio de temperatura experimentado durante el incendio y las labores de extinción que llevaron a cabo los Bomberos de la Diputación Provincial de Sevilla.
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