LA ZONA NATURAL : ONS (LA ISLA)

En el siglo primero ya tenemos la primera noticia sobre la isla: Plinio el Viejo la cita en su descripción de la Península Ibérica como insula Aunios. Pero tendría que ser hasta el año 899 cuando las menciones se hacen más frecuentes. 



Ese año es donada por el rey Alfonso III al obispo de Santiago de Compostela, quien ostentaría la posesión de la isla hasta el siglo XVI, cuando pasa a manos de la familia de los Montenegro. Pero su poblamiento es bien más antiguo: aparecen útiles líticos desde el paleolítico (conservados en el Museo Provincial de Pontevedra) y también restos calcolíticos y de la edad de los metales.


De la cultura castreña nos quedan los restos de los dos castros de la isla, situado en el Alto da Altura (monte do Castro), al sur de la isla, en la aldea de Canexol. A pesar de que se encuentra sin excavar, todavía se ven en la montaña los restos de las construcciones defensivas. Este castro fue romanizado entorno al siglo I, si bien los restos romanos son escasos. Otro castro más pequeño se sitúa en la parte norte de la isla, cerca del mar, en el paraje denominado A Cova da Loba.



En la edad media, a pesar de no haber constancia documental ni restos físicos de ningún monasterio, debió de existir alguna comunidad de monjes eremitas, como fue habitual en otras islas gallegas, incluso mucho más pequeñas, y como demuestra la toponimia y el sarcófago antropomorfo conocido como Laxe do Crego (Lastra del Clérigo).

Durante la Guerra de la Independencia se construyen dos baterías o fortificaciones defensivas, las dos a la vera del mar: una un poco más al norte del actual muelle de atraque, conocida como Castelo das Rodas, y otra un poco más al sur, construida sobre los restos de otra fortificación más antigua. Hoy en día es poco lo que queda de ellas, si bien se puede apreciar todavía su estructura (las piedras fueron aprovechadas para la construcción de viviendas).



Durante todos estos siglos, los colonos de la isla pagaban rentas, primero al arzobispo y después a las familias de Montenegro y Valladares. Aunque hoy ya no se pagan rentas, los vecinos de la isla siguen siendo considerados como colonos, debido a que las casas donde habitan y las tierras donde labran no son de su propiedad. Hay quien considera la situación isleña como un régimen feudal agiornato (todavía en la primera mitad del siglo XX los vecinos pagaban a la familia Riobó una renta por sus viviendas y estaban obligados a venderle todo el pulpo que pescaban.

A comienzos del siglo XIX se empiezan a establecer colonos procedentes de la comarca del Morrazo, principalmente de Bueu y en menor número de Cangas. A finales de ese mismo siglo el marqués de Valladares instala una fábrica de salazón en la isla, conocida popularmente como o almacén, que constituyó un revulsivo importante para la economía isleña, por entonces feudal dependiente de un terreno poco productivo y una pesca agobiada por las cargas rentales y excesivamente dependiente del tiempo.

A mediados de la década de 1920 se hace una gran repoblación de pinos con el fin de explotar su madera para la construcción de barcos. De ese gran pinar casi nada queda, salvo algún ejemplar aislado.


Vista de Onzeta y Cíes desde Fedorentos.

Antes de la expropiación de la isla en 1941 ostentaba la propiedad el famoso Didio Riobó, descendiente de la familia burguesa local que la había adquirido en 1929. Durante la Guerra Civil, Didio fue incansablemente perseguido debido a sus ideas republicanas, y acabó suicidándose en la propia isla en el año 1936.


Didio Riobó

A la guerra le siguió una acusada hambruna acentuada por la propia situación geográfica y socioeconómica de la isla; sin embargo la población no dejaba de crecer, pudiéndose hablar de superpoblación (la isla llegó a tener 530 habitantes en 1955). En este periodo se dota a la población de la isla de escuelas y de iglesia. La falta de infraestructuras, la carencia de un puerto, hace que el paso de las embarcaciones de pesca tradicionales a las de motor, unido a las dificultades e incomodidades que el aislamiento (en invierno hay largos periodos en los que no se puede acceder por el estado de la mar) producen determinaron que muchos de los habitantes vayan retornando a tierra firme manteniendo solamente una residencia temporal en la isla, aunque culturalmente siguen vinculados a la misma. Por este motivo se produjo un progresivo declive poblacional que ha reducido significativamente el número de habitantes.

En 1982 es cedida a la Junta de Galicia y hoy es de dominio público, a pesar de que los vecinos todavía no ostentan las propiedades de sus casas.



El faro; es uno de los de mayor alcance de España y también uno de los más grandes. Se sitúa en la parte más alta de la isla, en la aldea y monte de O Cucorno. Se encendió por primera vez el 3 de abril de 1865. En 1932, el faro se revistió exteriormente con azulejos y, junto a los de Sálvora y Sisargas, fue de los últimos faros de petróleo a presión que existieron. En 1990 su alimentación se reconvirtió a energía fotovoltaica. 

El faro, que tiene la peculiaridad de estar recubierto de azulejo, es obra del arquitecto Rafael de la Cerda, quien construyó otro gemelo en la isla de A Rúa (ría de Arosa).

Batería de As Rodas; en ruinas, al norte del muelle. Vid. más arriba.

Batería do Castelo; en ruinas; al sur del muelle.Vid. más arriba.

Castro de Canexol; Vid. más arriba.

Castro de A Cova da Loba. Vid. más arriba.

Viejo cementerio; bajo el castro de Canexol. Tiene más de 200 años de antigüedad.

Iglesia de San Joaquín; de hechura moderna, pero probablemente construida sobre otra más antigua.





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