ESPAÑA ME MATA : Huelgas de médicos y congresos médicos = menos mortalidad.

En una huelga de médicos en Israel, en el 2000, los sepultureros notaron que el trabajo les bajó en las áreas donde la huelga se siguió, mientras que se mantuvo igual en las que los médicos no se adhirieron. En una carta al BMJ, "Doctors' strike in Israel may be good for health", Judy Siegel-Itzkovich, editora científica del Jerusalem Post, atribuyó el fenómeno a la parada de la cirugía programada, la cual probablemente aporta mejoras de ciertas dolencias, pero que, por sí misma, puede generar complicaciones y mortalidad


Unos años más tarde, en 2008, en una revisión sistemática de 156 trabajos que habían analizado el impacto sobre la mortalidad de varias huelgas de médicos en todo el mundo, "Doctors' strikes and mortality: a review" (Las huelgas de los médicos y la mortalidad: una revisión), se consideró demostrado que durante las huelgas de médicos la mortalidad poblacional o se mantiene o baja, pero nunca sube. Los autores del trabajo, como la editora judía, también piensan que el fenómeno es una medición indirecta de la sobreactuación quirúrgica tan habitual en la práctica clínica que, curiosamente, se muestra cuando la actividad programada cesa drásticamente durante un período determinado.

En esta línea, un grupo de investigadores de Harvard han estudiado qué pasa con los pacientes del corazón durante los días de los congresos de la especialidad. "Mortality and treatment patterns among patients hospitalized with acute cardiovascular conditions during dates of National Cardiology Meetings" (Mortalidad y patrones de tratamiento entre pacientes hospitalizados con afecciones cardiovasculares agudas durante las fechas de las reuniones nacionales de cardiología). 

En EEUU hay dos grandes congresos de cardiólogos cada año, el de la American Heart Association (AHA) y el de la American College of Cardiology (ACC), que mueven entre 10.000 y 20.000 asistentes en cada edición, en función del año. El trabajo citado es un estudio retrospectivo, publicado en JAMA Internal Medicine, que seleccionó 8.570 pacientes, beneficiarios de Medicare, que habían ingresado por infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca o paro cardíaco en todos los hospitales estadounidenses durante los 82 días de congresos de AHA y de ACC en el período 2002 a 2011. Los datos se compararon con otra selección de pacientes que habían sido hospitalizados ​​por las mismas causas en días equivalentes de las semanas inmediatamente anteriores y posteriores de las de los congresos.



Impacto de los congresos en la mortalidad de los pacientes

Resultados sólo en los grandes hospitales universitarios: 

a) mortalidad (hasta 30 días después del alta) por insuficiencia cardíaca de pacientes de alto riesgo: días de congreso, 17,5% (CI 95%, 13,7%-21,2%) vs días normales, 24,8% (CI 95%, 22,9%-26,6%), p<0 51="" 59="" 66="" 69="" 95="" aco:="" alto="" as="" b="" card="" congreso="" d="" de="" font="" ingresados="" los="" mortalidad="" nbsp="" normales="" p="" pacientes="" paro="" por="" riesgo="" vs="" y="">

En resumen, en los grandes hospitales universitarios los pacientes de alto riesgo ingresados ​​durante los días de congreso por insuficiencia cardíaca y por paro cardíaco murieron menos. En cambio no se encontraron diferencias en la mortalidad ni por infarto de miocardio en todos los riesgos, ni por insuficiencia cardíaca ni por paro cardíaco en pacientes de bajo riesgo. Tampoco se encontró ninguna diferencia en la mortalidad de ningún diagnóstico estudiado en los hospitales no universitarios.



Impacto de los congresos en las angioplastias

La tasa ajustada de angioplastias intervencionistas en los hospitales universitarios se redujo durante los días de congreso, 20,8% vs 28,2%, p=0,2; y se concluyó que los pacientes ingresados ​​por infarto de miocardio, cuando la plantilla de especialistas está reducida, reciben menos intervenciones pero, en cambio, este hecho no afecta a la mortalidad específica.

Las huelgas de médicos y los congresos ofrecen dos situaciones casi-experimentales para identificar el impacto de la sobreactuación médica. En el primer caso se observa en la mortalidad asociada a la cirugía programada, y en el segundo se ve como en los hospitales universitarios, desprovistos de los expertos más significados durante unos días, los equipos que quedan tienen más tendencia a concentrarse en las actuaciones más efectivas, tal como se demuestra en la reducción de angioplastias probablemente innecesarias.

Más difíciles de interpretar son los resultados de la mortalidad de pacientes de alto riesgo con insuficiencia cardíaca y los equivalentes que han sufrido un paro cardíaco, pero hay que pensar que dadas las situaciones críticas de ese grupo de pacientes, cuando los centros disponen de toda la oferta asistencial, están más predispuestos a indicar actuaciones terapéuticas heroicas, aunque esto último es sólo una suposición.









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