“A los austriacos nos encanta el senderismo. Y para ello es ideal llevar una mochila adecuada”. Así empezó el embajador de Austria en España, Christian Ebner, la defensa del sistema conocido como mochila austriaca que analiza el Gobierno español de reojo desde hace años. Se trata de una cuenta de ahorro individual configurada con aportaciones del empresario a nombre del trabajador y que acompaña al empleado a lo largo de toda su vida laboral y que pude ser rescatada en caso de despido o en el momento de la jubilación.
Christian Böhm, consejero delegado de APK, es casi uno de los ideólogos de ese mecanismo. Hace unos días en la sede la patronal Foment en Barcelona intentó explicar algunas de las bondades del sistema. Y también de sus miserias. Boehm detalló que a grandes rasgos el sistema consiste en aportar un 1,53% del salario del empleado a un fondo privado. “No se sabe muy bien por qué se decidió ese porcentaje de aportación”, bromea Boehm. El capital más lo intereses será siempre propiedad del empleado.
Ese dinero se invertirá a través de unos fondos privados en el mercado para conseguir la mayor rentabilidad pero siempre con la garantía de que nunca se registrarán pérdidas. Y aquí radica uno de los problemas del mecanismo –explicó Boehm– puesto que se pensó que se podría obtener una rentabilidad anual del 6% y la realidad muestra que ha sido inferior: un 3,72%. Esa baja rentabilidad se produce porque se debe ser prudente con las inversiones (hay ocho fondos para escoger) ya que deben garantizarse siempre el capital. “Yo preferiría que cada trabajador decidiera su perfil de inversión para aumentar la rentabilidad”, reflexiona el austriaco.
Aunque el sistema ha despertado mucho interés en otros países, lo cierto es que el impacto real sobre el trabajador es reducido ya que la mochila es más bien pequeña. Según sus datos aportado por Boehm, las aportaciones a los fondos que gestionan las mochilas en Austria son unos 1.500 millones de euros y hay unos 3,1 millones de beneficiarios. Así pues de media les corresponde unos 500 euros por persona. Obviamente habrá diferencias entre trabajadores ya que en este grupo se incluyen desde los trabajadores que están realizando aportaciones desde el 2002 hasta los que se acaban de incorporar al mercado de trabajo.
En el turno de preguntas en la sede de Foment, se requirió al experto austriaco si se daban situaciones de fraude en el que el trabajador conminaba a su empresa a ser despedido para poder hacer líquida su mochila. Boehm dijo desconocer casos de fraude salvo alguno muy aislado.
En febrero pasado el Gobierno de Pedro Sánchez incluyó en su hoja de ruta de reformas estructurales la mochila austriaca. Ya había tratado de introducir a principios de esta década el equipo del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Y volvió al debate público en las sucesivas negociaciones de investidura de Ciudadanos tras las elecciones generales del 2015 y el 2016.
La decisión reabre numerosos interrogantes para los expertos y los agentes sociales. La clave reside, destacan, en qué diseño del paradigma austriaco se pretende aplicar y cómo se va a financiar.
La decisión reabre numerosos interrogantes para los expertos y los agentes sociales. La clave reside, destacan, en qué diseño del paradigma austriaco se pretende aplicar y cómo se va a financiar.
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