LA ZONA DE PADRES: El "Efecto Mozart"


La expresión "Efecto Mozart" se refiere a los efectos que puede producir a personas escuchar las melodías de W. A. Mozart
La década de 1990 marcó el surgimiento en Estados Unidos de muchas investigaciones y libros de divulgación basados en el famoso "Efecto Mozart": una pequeña y temporal elevación de los puntajes de ciertos tests como consecuencia de escuchar música de Mozart. 
Postal 

La versión popular de la controvertida teoría fue expresada sucintamente por un columnista musical del New York Times: "Investigadores han determinado que oír a Mozart te hace más inteligente". 
Los promotores que venden CD dicen que induce ese efecto. 
Florida dio una ley que exige que en las escuelas estatales se escuche música clásica a diario, y en 1998 el gobernador de Georgia dio un presupuesto de $105,000 anuales para que cada niño que naciese en su estado tuviese un caset o un CD de música clásica. 
Mozart: la infancia de un músico genial.
Uno de los investigadores del proyecto original comentó: "No creo que haga daño. Yo apoyo que los niños sean expuestos a experiencias culturales maravillosas. Pero creo que el dinero podría ser mejor invertido en los programas de educación musical".

En 1993, la psicóloga Frances Rauscher y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin describieron que la exposición de 36 estudiantes durante 10 minutos de la sonata para dos pianos en re mayor K.448 (véase catálogo Köchel) tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio temporal. 
Pinchar en la imagen para escuchar.


Este efecto duraba supuestamente unos 10 minutos y el hallazgo fue publicado en 1993 en la revista Nature. Desde entonces, se han intentado repetir estos experimentos y nunca se ha llegado al mismo resultado.

La influencia de la música de W. A. Mozart en el cerebro según algunos investigadores radica en los patrones y el cronometraje. 
El presunto efecto Mozart también se utiliza para designar los efectos de la música sobre el comportamiento humano, indistintamente de su género.

Existe una serie de productos que se aprovechan de este presunto efecto, entre ellos el "baby Mozart".

Esta estatua a Mozart está dentro de un parque al que llaman "el parque del millón de rosas", Viena (Austria).

Independientemente de la validez que se dé al primer estudio sobre el efecto Mozart, la música sinfónica e instrumental se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando según los casos, la relajación, la concentración, la memorización, la creatividad, el análisis
Todo esto que hace la música se debe, presuntamente, a las ppm (pulsaciones por minuto) que tiene en especial la música de Mozart.




La relación con el sistema auditivo

El sistema auditivo se desarrolla en un momento muy temprano en el feto: en el quinto mes de gestación el bebé ya empieza a reaccionar a los estímulos sonoros de su madre. 
El autor de estas investigaciones, Don Campbell, propone que el niño, desde su etapa fetal sea estimulado musicalmente por su madre. De este modo, mejorará su crecimiento, su desarrollo intelectual, físico y emocional y su creatividad. 
Don Campbell
Don Campbell, músico y autor de los bestseller "El efecto Mozart" y "El efecto Mozart para niños" analizó la Música de Mozart y descubrió que algunas de sus melodías tenían un efecto inmediato sobre la salud, la creatividad y el poder de concentración.


Con esto, se refuerzan los lazos afectivos madre e hijo. 
Este científico norteamericano explica por qué es la música de Mozart y otros compositores, y no la de otros estilos, la que induce estos efectos sobre el cerebro. 

Este efecto también sigue dando buenos resultados durante los primeros cinco años de vida, estimulo capaz de formar seres inteligentes pero además emocionalmente sanos.
También se ha realizado en simios. No obstante debe tenerse cuidado de no saturarlo. 
La música al igual que otros ejercicios de estimulación debe ser dosificada; no más de 10 minutos dos veces al día es suficiente, en horarios entre las 7:00 y 10:00 de la mañana y 7:00 y 10:00 de la noche, ya que los momentos de juego y sueño del bebe pueden aprovecharse para escuchar esta música. 
En los adultos, Mozart y otros autores de la época provocan estados de relajación y también les estimula la inteligencia, por lo que no está de más poner atención a unas cuantas composiciones.




Estudios científicos sobre el efecto Mozart

En 2003 la revista Nature publicó una investigación de la Universidad de California que reforzaba la idea concluyendo que solo diez minutos de una sonata para piano de Mozart bastaban para mejorar nuestro razonamiento espacial.
En 2007 un reporte publicado por el Ministerio alemán de investigación, del que se hizo eco Nature, y un análisis posiblemente de toda la literatura científica relacionada con música e inteligencia, concluye que "escuchar pasivamente la música de Mozart —o cualquier otro tipo de música del agrado de uno— no hace a una persona más inteligente. 

Pero otros estudios deberían ser realizados para comprobar si la audición de música podría incrementar a largo plazo el coeficiente intelectual de un niño...". 
En mayo de 2010 un equipo de científicos de la Universidad de Viena comprobó la influencia de la música de Mozart en 3.000 personas, y los resultados no registraron ningún incremento en la inteligencia de los sujetos que habían sido sometidos al experimento.
También se han reportado casos de personas con diversas enfermedades psiquiátricas que han tenido mejoría escuchando regularmente música de Mozart, aunque en todos los casos se ha citado el efecto placebo.



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