La represión franquista se ensañó con el último alcalde republicano de Lanjarón (Granada) y su familia. Francisco Gálvez Peralta y su hijo mayor fueron fusilados frente a la tapia del cementerio municipal de Granada en los días posteriores a la sublevación de julio de 1936. Su mujer, Blanca Lozano, fue encarcelada y fusilada meses después. También fue asesinado el segundo hijo del matrimonio, apuñalado en la calle a la luz del día por fascistas del pueblo.
El 14 de Abril de 1931 traía a Lanjarón el júbilo de sus habitantes, celebrando la libertad y la II República.
El teniente de alcalde del municipio, Manuel López López, fue ejecutado en agosto de 1936 junto a dos de sus siete hijos en el barranco del Carrizal. Los sepultaron en cal viva. Días después asesinarían al tercer hijo. Al cuarto, lo ejecutaron en la tapia del cementerio de Granada en 1945.
Unas 200 personas de Lanjarón fueron fusiladas por los franquistas durante la Guerra Civil. Las muertes, en su mayoría, no fueron inscritas. Los investigadores han identificado a 129 personas, aunque el número de víctimas de la represión fue superior.
La Junta de Andalucía. colocó su placa a los fusilados de la Guerra Civil en el cementerio de Granada. Más.
Finalizada la guerra, siguieron las detenciones, comenzaron los procesos sumarísimos, la incautación de bienes… Este pueblo de la Alpujarra granadina sufrió como otros muchos el siniestro periodo de la represión franquista, pero el Ayuntamiento de Lanjarón, gobernado por el PP, parece haber hecho borrón.
Una publicación, editada por la concejalía de Turismo en 2014, omitía lo sucedido en el pueblo durante la Guerra Civil, ocultando la represión del régimen franquista y hasta resucitaba el sobrenombre de Generalísimo.
“Durante la Guerra Civil no se produjo gran devastación en Lanjarón aunque sí se alteró la vida del pueblo”, decía literalmente la revista en un apartado que titulaba “Historia del siglo XX”. Nada de detenciones, nada de encarcelaciones, nada de ejecuciones. Su peculiar relectura de la historia del pueblo, en la que banaliza la Guerra Civil y la dictadura, recuerda a los NODOS de la propaganda franquista reemitidos por La 2 de TVE, por esas mismas fechas.
El padre y cuatro de los siete hijos de la familia López Mingorance fueron fusilados durante la Guerra Civil y la posguerra. Tres de ellos están en el último barranco antes de llegar a Órgiva, otro cayó en Torvizcón y al quinto, al que llamaban ‘Germinal’, le volaron la cabeza en la tapia del cementerio de Granada en enero del 45.
La represión franquista no sólo se ensañó con los republicanos del municipio. El pueblo fue objetivo de bombardeos militares de las tropas franquistas, pero eso, según la revista municipal, parece que tampoco existió.
Para más inri, la publicación, que se presenta como un “magazine internacional” traducido en cuatro idiomas, dedica un generoso párrafo a los “visitantes ilustres” del municipio y da el mismo trato al “Generalísimo Franco”, engrandeciendo la figura del dictador, que al poeta Federico García Lorca.
Coloca así al mismo nivel al verdugo y a la víctima en unas líneas en las que afirma que “la época de mayor esplendor del pueblo” fue desde finales del siglo XIX hasta la década de los 70 del siglo XX, cuando en el municipio “se congregaban miembros de la nobleza, artistas e intelectuales”. Y entre paréntesis, para asombro de cualquier historiador, destaca entre esos “miembros de la nobleza, artistas e intelectuales”, por este orden, a “Eugenia de Montijo, Alfonso XIII, María Luisa Fernanda de Borbón, Federico García Lorca, Pedro Antonio de Alarcón, Gerald Brenan, Julio Romero de Torres, el Generalísimo Franco, Generales del Ejército, Manuel Fraga, Felipe González, catedráticos…” (sic). Un tótum revolútum financiado con fondos públicos que encierra una perversa manipulación de la historia.
Dice la revista que todos nobles, artistas e intelectuales visitaron Lanjarón para disfrutar de sus aguas termales. Y en efecto, las aguas termales de Lanjarón fueron en otra época un atractivo para veraneantes, pero hasta donde saben los lugareños, Franco pasó por Lanjarón de largo, de camino hacia Órgiva.
No se bajó del coche ni visitó el pueblo ni mucho menos pasó temporadas en el balneario, pero la publicación municipal lo coloca entre los “ilustres” agüistas y exalta la figura del dictador utilizando el sobrenombre del “Generalísimo”, como en la dictadura.
No se bajó del coche ni visitó el pueblo ni mucho menos pasó temporadas en el balneario, pero la publicación municipal lo coloca entre los “ilustres” agüistas y exalta la figura del dictador utilizando el sobrenombre del “Generalísimo”, como en la dictadura.
Lanjarón Fuente de la Plaza 1910. Foto.
Lanjarón es más conocido hoy por el agua embotellada que lleva el nombre del pueblo y que está en manos de una multinacional que por su balneario. Pero también es conocido por las ocurrencias de su alcalde, Eric Escobedo (PP).
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