El 2016 dejó entre los mexicanos un mal sabor de boca. La aceptación del presidente Enrique Peña Nieto tocó su piso histórico más bajo con apenas el 24% de aceptación, mientras que el peso cerrará el año como una de las monedas más devaluadas del mundo y los expertos auguran que 2017 dejará más hoyos en sus bolsillos.
Cuando todo falla, los mexicanos acuden a aquello que les puede dar la esperanza de un futuro mejor o al menos van en búsqueda de alguien que les pueda dar pistas de cómo será su futuro. El lugar donde encuentran todo junto es el tradicional Mercado de Sonora en la Ciudad de México, famoso por concentrar en el mismo espacio a curanderos, santeros, chamanes, brujos, adivinadores y aquellos que dicen tener la cura para todos los males.
El Mercado de Sonora es toda una aventura, al llegar, inmediatamente un desconocido advierte a los visitantes que cuiden sus monederos y carteras, pero para quienes buscan un contacto con la magia, el riesgo no importa.
Inaugurado en 1959, siempre ha sido conocido como el "mercado de los brujos", gracias a su pasillo 9 en el que se concentran una treintena de locales que ofrecen experiencias mágicas.
Aquí se ofrecen desde las clásicas limpias con hierbas o con huevo, lecturas de cartas hasta magia china, ritos caribeños de Palo Mayombe así como algunas ceremonias que requieren el sacrificio de animales vivos, que se venden en otra área de mercado.
Algunos locatarios comentaron a Infobae que estos últimos días de diciembre la clientela no falta, incluso visitantes de otros lugares del país acuden en búsqueda de ayuda para que el año que está por iniciar sea mejor que el que está terminando.
"Aunque cada año el país se ponga más feo, la gente siempre viene a pedir ayuda en el amor y que no le falte el trabajo o a veces nada más viene a que le leas las cartas y por estas fechas viene mucho a ver qué rituales pueden hacer para cerrar el año", comenta Ana, una lectora de Tarot.
Para sorpresa de muchos, según algunos locatarios, quienes más acuden aquí son jóvenes que buscan algún "amarre" para unir su vida a la de otra persona, otros más prefieren el clásico "toloache", una infusión que presuntamente quiebra la voluntad de ser amado.
Pero también asisten personas de la tercera edad a quienes los médicos tradicionales han desahuciado y buscan prolongar su estancia en este mundo con la intervención divina.
"Viene mucha jovencita que la dejó el novio o que no le hacen caso y pues están muy clavadas con el muchacho…vienen a buscar desde amarres, polvos, para que les hagan caso. Hay quien prefiere comprar velas de 'ven a mí', es decisión de cada quien", cuenta Carmen, que se especializa en curar males de amores y en quitar "trabajos" hechos por otros brujos.
Precios según las necesidades
Como contaron algunos de los locatarios, a este mercado acuden todo tipo de personas, por eso, los precios se adaptan a cada necesidad, tanto en los productos como en los servicios.
Una lectura de cartas puede ir desde los 250 pesos (USD 12,5) hasta los 500 pesos (USD 25). Un "amarre" es más caro, según explican, porque requiere más trabajo: los más baratos rondan entre los 5.000 y 6.000 pesos ( de USD 250 a USD 300), pero hay algunos que llegan alcanzar hasta los 60.000 pesos (USD 3.000).
"Ahí sí depende de la persona hasta dónde quiere llegar o cuándo le quiere parar", dice Carmen.
– ¿Y funciona?, se le pregunta.
– Hay casos en los que nada más se necesita una ayudadita, pero pues como dicen, si es para tí, te va a llegar sólo, si no, ni aunque te pongas enfrente.
Estela, quien atiende un local contiguo al de Carmen, le pide que cuente la historia del futbolista, muy conocida por todos.
Un día, un jugador de futbol acudió al mercado para conocer su suerte. Una de las brujas le leyó los caracoles, pero el deportista se burló de todas las predicciones. Después regresó a pedir ayuda "porque todo le salió cierto" y para sacarlo de apuros, la misma adivinadora le cobró 250.000 pesos (unos USD 12.500).
En este pasillo abundan estatuas de todo tipo de santos, desde la Virgen de Guadalupe, considerada la santa madre de los mexicanos, hasta la Santa Muerte, una polémica figura que ha cobrado fuerza entre un segmento de la población que siempre está en contacto con el peligro, como los policías, los delincuentes y los narcotraficantes.
El señor Domingo, que se dedica a la limpieza espiritual, advierte que con la Santa Muerte hay que tener cuidado "porque así como te da, también te quita".
A veces la gente sólo acude para buscar alguna figura religiosa que aquí le puede salir más barata que en otros lugares, como es el caso de San Judas Tadeo, conocido como el santo de las causas perdidas o imposibles, que es muy socorrido por personas de escasos recursos y quienes están en la cárcel.
¿Y para el año nuevo?
Por estos días, lo que abunda en el mercado de Sonora son quienes buscan consejos para que el 2017 sea un año próspero. Prolifera la venta de las llamadas semillas de la abundancia, una mezcla de lentejas, habas, frijol, maíz y otros granos pintados de dorado que, según los creyentes, si se guardan en la alacena pueden garantizar el alimento durante los siguientes 12 meses.
"Yo vengo todos los años a comprar mis semillas, mis velas para prender cada principio de mes y cosas para regalar", comenta una cliente.
Las cajas con 12 velas son muy buscadas en diciembre, hay que empezar a prenderlas el 1 de enero y las siguientes 11 el día primero de cada mes, para atraer virtudes como la inteligencia, la abundancia y la transmutación de todo lo malo.
También se buscan las trenzas de ajo, que como su nombre lo dice, es una tira de ajos con listones rojos que ayudan a mantener las envidias lejos del hogar o la manteca de cacao, para limpiar el aura.
La venta de amuletos también aumenta, entre los más populares están los colibríes –el pájaro disecado- y las herraduras para colocar en la puerta de la casa, que según cuentan, atraen la buena suerte. Creencias de otras culturas llegaron también al pasaje de la magia, como los budas y los gatos asiáticos que mueven la pata y que colocados en la entrada del negocio atraerán clientes todo el tiempo.
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