La transcripción de cuatro tablillas de la antigua Babilonia, datadas entre el 350 y 50 a. C., revela que aquella civilización ya utilizaba elementos geométricos para calcular la posición de Júpiter. El hallazgo reescribirá los libros de historia de la astronomía: hasta ahora se pensaba que fueron los europeos del siglo XIV los primeros en conocer las posiciones y trayectorias de los cuerpos con estos métodos.
Las siete líneas de una de las tablillas, escritas con signos cuneiformes, ofrecen los datos geométricos de los trapecios que usaban los astrónomos babilónicos para seguir los movimientos de Júpiter. / Mathieu Ossendrijver/Science
“La idea de calcular el desplazamiento de un cuerpo en un espacio con la velocidad y el tiempo se suele remontar a la Europa del siglo XIV, pero yo muestro que en cuatro antiguas tablillas cuneiformes babilónicas, el desplazamiento de Júpiter a lo largo de la eclíptica se calcula sobre la superficie de una figura trapezoidal obtenida dibujando su desplazamiento diario respecto al tiempo”.
Así explica su descubrimiento el investigador Mathieu Ossendrijver, de la Universidad Humboldt de Berlín (Alemania), en Science. Su artículo –portada de la revista– presenta la forma más antigua de calcular la posición de un cuerpo mediante la geometría, y sugiere que los antiguos astrónomos babilonios pudieron haber influido en el nacimiento de esta técnica en la ciencia occidental.
Mathieu Ossendrijver
El análisis de Ossendrijver se ha centrado en la interpretación del texto de las tablillas, que parecen haber sido escritas en Babilonia entre el año 350 y 50 a. C. y están prácticamente intactas. En ellas se describen dos intervalos del periodo en el que Júpiter aparece por primera vez en el horizonte, calculando su posición a los 60 y los 120 días.
La tablilla es de barro, con escritura cuneiforme y del tamaño de un móvil. / © Dale Cherry
El investigador explica a Sinc que una de las tablillas, que llegó al Museo Británico en 1881 tras ser recogida en un lugar desconocido de Irak, presenta siete líneas que se pueden traducir con estos datos aparentemente crípticos, pero que ayudan a trazar gráficas sobre el movimiento del planeta:
Línea 1: El día cuando aparece: 0; 12, hasta 1,0 días, 0; 9,30.
Línea 2: 0;12 y 0; 9,30 es 0; 21,30, tiempos de 0,30.
Línea 3: es 0; 10,45, 1,0 veces es 10; 45.
Línea 4: después de completar 1,0 días, hasta 1,0 días 0; 1,30
Y así sucesivamente.
Esos textos y números cuneiformes contienen cálculos geométricos basados en la superficie de un trapecio, que se puede representar con sus lados ‘cortos’ y ‘largos’, lo que ayuda a seguir a Júpiter por la bóveda celeste. Hasta ahora se pensaba que los astrónomos de Babilonia realizaban sus operaciones solo con conceptos aritméticos, no geométricos.
Portada de ‘Science’ dedicada a las tablillas babilónicas
Aquellos científicos babilónicos también calcularon el tiempo en el que Júpiter cubre la mitad de su distancia durante 60 días, al dividir el trapecio en otros dos más pequeños y de igual superficie.
“Mientras que los antiguos griegos usaban figuras geométricas para describir configuraciones en el espacio físico, estas tablillas utilizan la geometría en un sentido abstracto para definir el tiempo y la velocidad”, destaca Ossendrijver.
Según el autor, estas valiosas piezas redefinen nuestros libros de historia en el sentido de que los eruditos europeos que trabajaban en Oxford y París durante el siglo XIV no fueron los primeros en desarrollar estos cálculos. De hecho, iban siglos por detrás de sus homólogos de la antigua Babilonia, que incluso apuntaban en sus tablillas las instrucciones para construir arcas como la de Noé.
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