El destino convirtió el sábado 26 de noviembre de 2011 en una fecha marcada en rojo en el almanaque de la carrera espacial. Desde Cabo Cañaveral (EEUU) partía una de las misiones más ambiciosas para explorar el Planeta Rojo con el envío del rover (vehículo) Curiosity y en Peña del Hierro (entre Riotinto y Nerva) comenzaba a caminar el proyecto Vida subterránea en la Faja Pirítica Ibérica (IPBSL).
Ambos comparten la misma misión: encontrar evidencias de vida marciana. Uno en las entrañas del espacio sideral y otro a casi 1.000 metros de profundidad, por debajo del nivel del mar partiendo de la zona minera.
El Centro de Astrobiología lidera los trabajos en la Cuenca Minera onubense que apuntan a la búsqueda del tipo de vida microbiana responsable de las características inusuales del río rojo. La misma que bien pudiera desarrollarse en el subsuelo de Marte.
"Porque si allí hay vida, estamos seguros que sería subterránea, bien protegida de las radiaciones ultravioletas que la hacen imposible en superficie", afirma el catedrático de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Ricardo Amils, director del proyecto IPBSL.
El tipo de vida microbiana podría ser responsable de algunas de las características detectadas en dicho planeta, como la presencia de sulfatos (jarosita) y óxidos de hierro (hematites), o la generación de metano recientemente detectado en la atmósfera del Planeta Rojo.
El proyecto Vida Subterránea en la Faja Pirítica se desarrollará durante tres meses y recoge gran parte de la información almacenada y obtenida a través del proyecto MARTE, un trabajo de colaboración que llevaba la firma del Centro de Astrobiología y la NASA y que se desarrolló entre 2003 y 2006 en el entorno del río Tinto.
Ahora el IPBSL se propone caracterizar los ecosistemas detectados durante el desarrollo del proyecto Marte, los cuales son responsables del característico ácido sulfúrico e ión férrico que le dan al río Tinto su singular coloración, apunta Ricardo Amils.
El proyecto sale adelante gracias a la financiación obtenida por el programa Ideas de la Fundación Europea para la Ciencia (European Science Foundation) y se alargará durante el próximo lustro, tiempo en el que se abordará, al margen del estudio geofísico que ha permitido detectar las zonas de mayor interés geomicrobiológico, una campaña de perforación pionera que acaba de comenzar en Peña del Hierro, en unos terrenos propiedad de la Fundación Río Tinto.
Allí, de la mano de la Compañía General de Sondeos, la empresa que realiza las perforaciones, ha comenzado la toma de muestras para estudios geológicos y microbiológicos en uno de los lugares del mundo que se considera como el mejor análogo geoquímico terrestre de Marte.
Según Ricardo Amils, "los datos obtenidos servirán para evaluar con mayor precisión la posibilidad de que la vida se haya o se esté desarrollando en el Planeta Rojo en perfecta sintonía con los datos que generará el rover Curiosity".
Precisamente a bordo del vehículo que aterrizará en Marte en agosto de 2012 va uno de los instrumentos científicos desarrollados por el Centro de Astrobiología (CAB) y cuyo investigador principal es el ingeniero español y actual director del CAB, Javier Gómez Elvira.
Se trata de una estación con distintos instrumentos para medir las condiciones ambientales del lugar del amartizaje, que son fundamentales para conocer la habitabilidad de Marte. En la misma misión viaja un difractómetro de rayos X que medirá con exactitud la composición mineral que encuentre en las rocas marcianas.
Esa especie de detector de la huella dactilar de los minerales ha sido previamente probado en Riotinto, junto a otros instrumentos que están actualmente analizando la superficie y Marte o que lo serán en misiones futuras.
El amplio equipo científico desplazado a Peña del Hierro trabaja con las muestras obtenidas en una cámara anaerobia preparada para la ocasión y que simula las condiciones (sin oxígeno) existentes en Marte. En ese ambiente hostil marciano simulado manipulan las muestras obtenidas en el subsuelo.
Los científicos tratan de determinar si la vida puede desarrollarse en ausencia de radiación, al mismo tiempo que pretenden averiguar sus posibles aplicaciones en el campo de la biotecnología ambiental.
El Centro de Astrobiología lidera los trabajos en la Cuenca Minera onubense que apuntan a la búsqueda del tipo de vida microbiana responsable de las características inusuales del río rojo. La misma que bien pudiera desarrollarse en el subsuelo de Marte.
El tipo de vida microbiana podría ser responsable de algunas de las características detectadas en dicho planeta, como la presencia de sulfatos (jarosita) y óxidos de hierro (hematites), o la generación de metano recientemente detectado en la atmósfera del Planeta Rojo.
El proyecto Vida Subterránea en la Faja Pirítica se desarrollará durante tres meses y recoge gran parte de la información almacenada y obtenida a través del proyecto MARTE, un trabajo de colaboración que llevaba la firma del Centro de Astrobiología y la NASA y que se desarrolló entre 2003 y 2006 en el entorno del río Tinto.
Ahora el IPBSL se propone caracterizar los ecosistemas detectados durante el desarrollo del proyecto Marte, los cuales son responsables del característico ácido sulfúrico e ión férrico que le dan al río Tinto su singular coloración, apunta Ricardo Amils.
El proyecto sale adelante gracias a la financiación obtenida por el programa Ideas de la Fundación Europea para la Ciencia (European Science Foundation) y se alargará durante el próximo lustro, tiempo en el que se abordará, al margen del estudio geofísico que ha permitido detectar las zonas de mayor interés geomicrobiológico, una campaña de perforación pionera que acaba de comenzar en Peña del Hierro, en unos terrenos propiedad de la Fundación Río Tinto.
Allí, de la mano de la Compañía General de Sondeos, la empresa que realiza las perforaciones, ha comenzado la toma de muestras para estudios geológicos y microbiológicos en uno de los lugares del mundo que se considera como el mejor análogo geoquímico terrestre de Marte.
Según Ricardo Amils, "los datos obtenidos servirán para evaluar con mayor precisión la posibilidad de que la vida se haya o se esté desarrollando en el Planeta Rojo en perfecta sintonía con los datos que generará el rover Curiosity".
Precisamente a bordo del vehículo que aterrizará en Marte en agosto de 2012 va uno de los instrumentos científicos desarrollados por el Centro de Astrobiología (CAB) y cuyo investigador principal es el ingeniero español y actual director del CAB, Javier Gómez Elvira.
Se trata de una estación con distintos instrumentos para medir las condiciones ambientales del lugar del amartizaje, que son fundamentales para conocer la habitabilidad de Marte. En la misma misión viaja un difractómetro de rayos X que medirá con exactitud la composición mineral que encuentre en las rocas marcianas.
Esa especie de detector de la huella dactilar de los minerales ha sido previamente probado en Riotinto, junto a otros instrumentos que están actualmente analizando la superficie y Marte o que lo serán en misiones futuras.
Los científicos tratan de determinar si la vida puede desarrollarse en ausencia de radiación, al mismo tiempo que pretenden averiguar sus posibles aplicaciones en el campo de la biotecnología ambiental.
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