Las últimas noticias sobre policías de Estados Unidos siempre han tenido relación con el conflicto racial latente que vive ese país desde la muerte de varios jóvenes negros por disparos de varios agentes.
Sin embargo, esta historia la protagoniza un policía consciente de su servicio a la sociedad. Mark Engravalle, agente del cuerpo de Policía de Roeland Park (Kansas, EEUU), recibió una llamada por robo en un supermercado Walmart.
Cuando llegó al lugar del robo, Engravalle se encontró a Sarah Robinson llorando acompañada de dos de sus seis hijas, que estaban con los pies descalzos y sucios. De hecho, la mujer sólo había cogido prendas para poder vestir a sus pequeñas.
Fue entonces cuando el agente se percató de la situación que tenía ante sí. Desde que su marido murió en 2012, Robinson y sus hijas viven entre su coche y alguna habitación que consigue alquilar. "No tenemos nada y es realmente duro", explica entre lágrimas a la NBC la propia Robinson.
Mark Engravalle
Por esa razón, Engravalle, después de multar a Robinson por el robo con 300 dólares, entró en el supermercado y les compró pañales, toallitas y zapatos para sus hijas.
"Los dos estábamos llorando. Había comprensión mutua. Ella me dijo 'gracias' pero la mirada de sus hijas lo decía todo", explicó el agente.
"Hizo algo que nunca olvidaré: nos ayudó cuando nadie lo había hecho", reconocía Robinson sonriente.
Tras conocer su historia, una radio local de Kansas consiguió recaudar 6.000 dólares entre sus oyentes que fueron entregados al Departamento de Policía de Roeland Park y que serán enviados a la cuenta de Robinson.
De momento, el proceso por robo contra esta madre seguirá su curso y tendrá que declarar, aunque fuentes policiales han asegurado al New York Daily News que no creen que sea condenada más allá de la multa. "Tratamos de hacer que Roeland Park sea diferente y esta es una prueba de ello", asegura John Morris, jefe de Policía del lugar.
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