CRISTINA FANJUL: “Que sea atleta, pero en la cárcel; yo bailaba y ya no puedo hacerlo”
CRISTINA FANJUL sufrió la más terrible de las violencias: al negarse a ser violada, su agresor le arrancó los ojos. Hoy vive sobresaltada ante la maniobra judicial del padre del condenado.Éste es su testimonio en primera persona

su perro, «Kraker», en su domicilio de La
Felguera. fernando rodríguez
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«Me da igual que quiera ser atleta; que lo sea en la cárcel. Yo también era peluquera y me gustaba mucho bailar y ya no puedo hacer ninguna de las dos cosas». Cristina Fanjul, la joven que en febrero de 2000 perdió los ojos tras ser brutalmente atacada en Avilés, recibió ayer con una mezcla de impotencia e indignación la noticia de que su agresor, Fernando S. V., podría recibir su primer permiso carcelario a lo largo de este año. La joven reclamó el cumplimiento íntegro de la pena, 25 años de cárcel, dictada contra el ex soldado avilesino. Fanjul, su familia y el Colectivo por Cristina (la plataforma que en 2004 recabó 200.000 firmas contra el indulto solicitado entonces por el condenado) anunciaron que estudiarán todas las medidas a su alcance, incluida la movilización, para evitar que Fernando S. V. salga a la calle antes de haber cubierto completamente su pena.
El agresor de Fanjul tiene ahora 28 años y lleva los últimos ocho recluido en la cárcel leonesa de Mansilla de las Mulas. Al haber cumplido al menos la cuarta parte de su condena, ya puede optar a un permiso carcelario. Su abogado confía en que Fernando S. V., que se ha volcado en los deportes y sueña con practicar atletismo fuera de la prisión, pueda recibir su primer permiso carcelario este mismo año.
Anteriormente, todas las peticiones presentadas por el agresor para salir de prisión fueron denegadas. Cristina Fanjul y su familia esperan que esta vez suceda lo mismo. «Es muy desagradable recordar lo que sucedió, aunque hayan pasado ocho años y yo consiguiera rehacer mi vida. No es admisible que pida salir a la calle para correr; no es normal. Puede ser atleta, albañil o lo que le dé la gana, pero dentro de la cárcel; nosotros vamos a seguir pidiendo el cumplimiento íntegro de la pena para que no salga a la calle», argumentó la joven.
Como consecuencia de la brutal agresión, que le hizo perder ambos globos oculares, Fanjul, que hoy tiene 31 años, tuvo que renunciar a su trabajo como peluquera. En la actualidad, la joven no se pierde los ensayos semanales de la agrupación de etnografía y folclore Reija, donde canta y toca la pandereta. Entre sus aficiones también figuran el cine y la lectura, una pasión que disfruta, gracias a los audiolibros editados por la ONCE, en compañía de su marido, también invidente. «Me casé hace dos años y, ahora, estamos intentando ampliar la familia», indicó ayer Fanjul en su domicilio de La Felguera, acompañada por su familia y por su inseparable perro-guía «Kraker».
La joven langreana reconoce que la noticia sobre el posible permiso carcelario para su agresor es «un caldero de agua fría». Junto al cumplimiento de la cuarta parte de la pena, el juez de vigilancia penitenciaria debe valorar otros factores como la posibilidad de reincidencia del recluso, su conducta y estado psicológico y la alarma social que podría generar su puesta en libertad: «La alarma social sigue estando ahí porque se percibe que la gente, en la calle, sigue pidiendo que cumpla la pena completa. Ya se vio hace cinco años cuando recogimos 200.000 firmas contra el indulto que pidió».
La decisión sobre la petición del permiso carcelario queda ahora en manos del juez de vigilancia penitenciaria. Sin embargo, Fanjul y su familia no van a permanecer quietos, según explicó la propia Cristina. «Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para evitar que salga a la calle y para lograr que cumpla toda la condena», indicó la joven langreana. En términos similares se expresó Lourdes Morales, miembro del Colectivo por Cristina. «El abogado va a revisar el caso y la próxima semana vamos a reunirnos con él para estudiar qué puede hacerse», indicó Morales que reconoció, sin embargo, que la situación actual es distinta a la planteada cuando la familia del agresor pidió el indulto.
«No es admisible que pida salir a la calle para correr; que haga lo que le dé la gana, pero en prisión»
«Ha sido un caldero de agua fría; es muy desagradable recordar aquello, aunque hayan pasado ocho años»
«La alarma social continúa estando ahí porque la gente, en la calle, sigue pidiendo que cumpla toda la pena»
«Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitar que pueda salir a la calle»
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