( Andes, hoy Pietole, actual Italia, 70 a.C.-Brindisi, id., 19 a.C.)
Los corazones reciben impresiones distintas, según que el tiempo haya o no cambiado, y que el viento empuje o no las nubes.
Alaba las fincas grandes, cultiva las pequeñas.
Feliz el que ha llegado a conocer las causas de las cosas!
¡Qué felices serían los campesinos si supieran que son felices!
El éxito les hizo fuertes: fueron capaces porque lo parecían.
De los tiempos el que más corre es el alegre.
No confíes demasiado en la belleza.
El sueño es hermano de la muerte.
Respetamos el dolor que no tiene palabras, el derecho que no tiene defensa.
La fortuna favorece a los valientes.
Feliz el hombre que ha pisoteado todos sus temores y puede reír ante la proximidad de la muerte que todo lo vence.
El tiempo que huye no puede ser recuperado.
Los dioses ayudan a los hombres que se ayudan a sí mismos, y esto es mediante el trabajo.
La poesía es tan grata al oído como el sueño al hombre fatigado.
Ellos pueden porque piensan que pueden.
La serpiente se oculta en la hierba.
La memoria de la desgracia es dulce y sirve de recreo en la prosperidad.
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