Baelo se situaba en lo que hoy conocemos como ensenada de Bolonia, en la provincia de Cádiz, cerca de la Punta de Tarifa.

Estrabón
En época romana Baelo llegó a ser un centro económico de primer orden en la zona, alcanzando el rango administrativo de municipio en época de Claudio (siglo I d.C.).



"Viene a continuación Menlaria -nos dice en su Geografía-, con industria de salazón y tras ella la ciudad y el río de Belón (Baelo).
Marco Aurelio
En el siglo II d.C. Baelo acusó los efectos de las invasiones moras que se produjeron en tiempos de Marco Aurelio.
Esas primeras invasiones africanas obligaron a reforzar de forma precipitada las murallas de las ciudades andaluzas.
El proceso seguirá luego, en el siglo III, con la llegada de los primeros pueblos germanos (francos y alemanes), que entran ahora en Hispania por el Norte.
Esas primeras invasiones africanas obligaron a reforzar de forma precipitada las murallas de las ciudades andaluzas.

A pesar de lo anterior, Baelo continuó siendo, hasta el siglo V, un núcleo comercial importante. En un momento que no se ha podido determinar, un terremoto destruyó la ciudad y todos sus monumentos.
Baelo pasó a ser uno de tantos despoblados y su memoria histórica, al estar situada en una zona aislada y entre montañas, se perdió.
Será ya en nuestro siglo cuando los arqueólogos, guiados por las referencias de los autores de la antigüedad, descubran nuevamente sus olvidados vestigios.
Diferentes misiones arqueológicas francesas, a lo largo de muchas campañas de excavación y estudio, han ido aflorando los restos de la antigua ciudad.

Será ya en nuestro siglo cuando los arqueólogos, guiados por las referencias de los autores de la antigüedad, descubran nuevamente sus olvidados vestigios.
Diferentes misiones arqueológicas francesas, a lo largo de muchas campañas de excavación y estudio, han ido aflorando los restos de la antigua ciudad.




Se utilizaban murenas, atunes o esturiones y se añadían, también, peces pequeños enteros. Todo ello se dejaba en salmuera y se exponía al Sol durante dos o tres meses.





En el siglo II a.C. Baelo ya se había convertido en una ciudad de importancia, que jugaba un papel destacado dentro de las ciudades del Mediterráneo Occidental.

El motivo, se relaciona con el ascenso de Baelo al rango administrativo de municipio.


Habitualmente, las puertas del recinto amurallado de la ciudad se encontraban en los extremos de esas dos calles principales.
En el caso de Baelo solamente el Decumano sigue esa norma urbanística de terminar en las puertas de la ciudad, que estaban flanqueadas por torreones laterales.
Se han conservado en el suelo los rebajes para goznes y pestillos en el umbral, que todavía hoy se pueden contemplar..

El suelo esta pavimentado con losas de piedra y sus laterales estaban porticados.
Siguiendo el modelo canónico de foro existe un sector religioso (templos) y una basílica ocupando una situación extrema.
En las zonas de los lados se han descubierto, en una parte, varios edificios públicos (entre ellos, otro templo, consagrado al culto imperial) y en la otra, varias tabernas (tiendas), establecimientos comerciales que también es usual encontrar en el foro de una ciudad clásica.

Los templos de la Triada Capitolina, excavados por Pierre Paris, están situados en una zona privilegiada de la ciudad, en la terraza más alta del foro, en la zona Norte del mismo.
Aquí recibían culto los dioses oficiales del panteón romano, la Triada Capitolina: Júpiter, padre de los dioses, asimilado al Zeus griego; Juno, esposa del anterior y diosa protectora de las mujeres, y Minerva, la Atenea griega, protectora de las actividades intelectuales.
Los tres templos tienen una estructura similar: son de tipo tetrástilo y pseudoperíptero.
Cuentan con cuatro columnas exentas en el frente, dos laterales en el pórtico y pilastras empotradas en los muros laterales del santuario (cella).
El destinado a Júpiter ocupa la parte central del conjunto, situándose el de Juno a su izquierda y el de Minerva a su derecha.
Cuentan con cuatro columnas exentas en el frente, dos laterales en el pórtico y pilastras empotradas en los muros laterales del santuario (cella).
El destinado a Júpiter ocupa la parte central del conjunto, situándose el de Juno a su izquierda y el de Minerva a su derecha.

Claudio Emperador
Es conocido que Roma acogía de forma favorable a los dioses de los pueblos que conquistaba, existiendo casos en que el culto de ciertos dioses originarios de países sometidos: Isis, Cibeles, Mitra, etc., se fue difundiendo gracias, sobre todo, a la acción de mercaderes y marinos que habían visitado esos países o a los propios miembros del ejército, que realizaban frecuentes desplazamientos militares y tenían así oportunidad de iniciarse, en sus estancias en las regiones orientales del Imperio, en los cultos de estas religiones de tipo mistérico.


La basílica era el lugar en el que se administraba justicia en las antiguas ciudades romanas.
Habitualmente estaban emplazadas en el foro, como sucede en Baelo, en donde su planta se ha reconocido en la zona Sur de la gran plaza enlosada, enfrente de los templos consagrados a los cultos capitolinos.

Por la dimensión de esta basílica se piensa que Baelo debió ser un núcleo jurídico de cierta importancia, que probablemente tuvo jurisdicción sobre una parte del Norte de África.
En otro caso no se entenderían las grandes proporciones de su basílica, si se tiene en cuenta que la población estable de la ciudad debía estar en torno a los mil habitantes, salvo en los meses de intensa actividad pesquera, en que acudía una ingente mano de obra especializada en esa actividad.

El interior de la basílica es una gran sala con veinte columnas que sostienen un piso en forma de galería. Las columnas inferiores son de orden jónico, en tanto que las del piso superior son compuestas.
Se han identificado los vestigios de tres puertas que comunicaban el edificio con el foro y otra más que permitía el acceso desde el Decumano Máximo.

En la basílica de Baelo, en los trabajos de 1981, se encontró una colosal estatua del emperador Trajano, de más de 2,5 metros de altura, que actualmente se expone en el Museo de Cádiz.
Este césar, oriundo de Hispania (Italica) dio al Imperio jornadas de máxima gloria con sus grandes victorias militares sobre otros pueblos. Con Trajano el Imperio llegó a su máxima extensión.
Como homenaje, la ciudad de Baelo le erigió esa estatua que colocó en un lugar privilegiado de su basílica.
Este césar, oriundo de Hispania (Italica) dio al Imperio jornadas de máxima gloria con sus grandes victorias militares sobre otros pueblos. Con Trajano el Imperio llegó a su máxima extensión.
Como homenaje, la ciudad de Baelo le erigió esa estatua que colocó en un lugar privilegiado de su basílica.
En el lado Oeste del Foro, detrás de una galería porticada, se han excavado las plantas de otros edificios típicos de una ciudad romana.
Son el santuario o templo consagrado al culto imperial, al que ya antes nos referimos; la curia, lugar donde se celebraban las reuniones del senado local, y, finalmente, una sala en la que posiblemente se realizaban las asambleas o reuniones municipales.

Vespasiano






Las termas romanas, con sus piscinas de agua caliente, templada y fría, no eran solamente un establecimiento para el baño, sino que se constituían como puntos de encuentro en los que los ciudadanos se reunían para conversar y disfrutar de la convivencia.


Contaba con un graderío formado por tres "caveas" (prima, media y summa), destinadas, respectivamente, a las clases sociales alta, media y baja (plebe). La "orquestra" estaba enlosada de mármol y en ella tomaban asiento los miembros del Senado local.

Se han identificado varias de ellas en la fachada oriental del Foro y a lo largo del Decumano Máximo, calle principal de la ciudad, orientada en dirección Este-Oeste.


Su entrada principal abre también al "Decumano Máximo" y en su interior, alrededor de un pequeño templete consagrado a Mercurio, dios del comercio, se disponían diez tiendas, formando una especie de elipse.


En el caso de Baelo se han identificado dos necrópolis, situadas en las inmediaciones de las calzadas que comunicaban la ciudad con Malaka y Gades, respectivamente.


La similitud entre esas esculturas y los "betylos" o piedras sagradas fenicias es, en ese sentido, especialmente clara.
Los "guardianes" de Baelo Claudia.
Isidoro Otero Rodríguez
Con la reanudación de las excavaciones arqueológicas a cargo de la “Casa de Velásquez “ en 1966, Isidoro Otero entró de capataz en el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia.
Más tarde es nombrado Guarda Oficial del yacimiento.
El Gobierno Francés le concedió la medalla al mérito de trabajo y la Medalla de Bellas Artes.
Incluso después de su jubilación, hasta su muerte, no dejó nunca de ser una fuente de información referente a las ruinas romanas.
Isidoro Otero Rodríguez y Emilio Moya Gómez, Sargento 1º de la Guardia Civil (SEPRONA); junto a la gran estatua, 1980.
Cultura denuncia la incursión de militares en Baelo Claudia
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