En aquel tiempo, la nueva transformación que sufrieron los estados, no provocó ni una sola Revolución Social. El paso que había dado el hombre, supuso una salvación, que todos anhelaban furiosa y desesperadamente.
Hasta que el tiempo dio la razón a los detractores de aquel paso colosal.
Nunca hubiera imaginado el giro que daría mi vida, ni la historia. Viendo al hombre cobaya del hombre.
Porque, si el hombre era capaz de controlar la mente del hombre, ¿Cuál era el limite?
No parecía haber muchas leyes que demarcaran el límite. Y al final, volvíamos a repetir la historia, cometiendo los errores, que el hombre había cometido durante toda su singladura por la tierra.
El final siempre era el mismo punto de partida: el hombre lobo del hombre. Todo por controlar la “especie”.
Pero el fin que el hombre pretendía ultimo, realmente, era el de hacerles olvidar precisamente eso, que pertenecían a una “especie”.
Y pronto me vi inmerso, en una espiral que se tragaría al hombre.
El hombre controlaba la mente del hombre con todas sus consecuencias controlaba su llanto, su risa, su dolor, sus ideas, sus aspiraciones…todo.
Los primeros ensayos llevaban años realizándose, con voluntarios y no tan voluntarios.
El plan “control”, se instauro sin avisar. Conscientes de que, la sociedad no lo rechazaría, como así fue.
Los estados habían avanzado en sus políticas, para llegar a este punto, en el que se mostraba al hombre, la cumbre del éxito del hombre sobre el mundo. Haciendo creer a la sociedad que se trataba de un triunfo de todos, y de un paso extraordinario, pero del que solo saldrían beneficiadas algunas clases políticas, y las grandes multinacinacionales que controlaban los mercados.
Digamos que, el plan, seria muy fructífero para que el control imperase en la sociedad como único fin. Pero ¿quien maneja ese control? Si el control estaba en manos de unos pocos, estos seguían controlándose los unos a los otros. Por lo tanto, corrían el peligro de caer en la anarquía total. Era andar “en el filo”.
Al principio se realizaron solo unos pocos de implantes cerebrales. Al poco tiempo, ya había en todo el “Estado Global”, mas de 2000 implantes. El “Estado Global”, era lo que en un tiempo se conoció como los Estados Unidos.
El implante duraba una hora como máximo. Se colocaba en el cuero cabelludo. Y nadie era consciente del proceso que seguía, puesto que se realizaba con sedacion. A los pocos meses, se realizaba un segundo implante. Debías asistir escoltado desde tu domicilio, por dos agentes de seguridad que te acompañaban en todo momento, hasta que llegabas al Centro de Control Mental. Allí, el relevo lo hacían cientos de cámaras ocultas, sensores de movimiento y micrófonos.
Si tenias que dejar de asistir ese día, a tu puesto de transformación, lo que se conocía en otro tiempo como trabajo, entonces recibías un plus. Pues las empresas habían firmado un acuerdo con los Gobiernos, que las obligaba a participar del proyecto.
Proyecto que, sin duda, supieron aprovechar en su beneficio propio. Aunque se hicieron leyes que castiga
ban los excesos de empresarios sin escrúpulos.
El segundo implante te convertía en:”Ciudadano bajo Control”. Eso te daba beneficios y ventajas de ciudadano“A”.
Cualquier cosa que hicieras, desde comer, vestir, viajar, conllevaba ventajas a tu favor, solo por formar parte del nuevo “sistema” que, en poco tiempo seria el modo de vida estándar de todos los gobiernos englobados.
El primer implante se realizaba a los trece años. Luego, había un segundo y definitivo a los dieciocho. A este ultimo, se le concedían unos meses de plazo, si te declarabas “objetor provisional”.
Si finalmente, te declarabas ciudadano en negativa, pasabas a ser considerado en rebeldía.
Entonces pasabas a ser ciudadano “B”.
El grupo “B” no era más que un escalafón mas bajo socialmente, pero por una cuestión más política que social. Se podría decir que, era una similitud entre lo que en otros tiempos denominó el hombre como “preso político”.
Éramos confinados en zonas Residenciales apartadas. Nadie había sido “implantado” pero, a cambio éramos controlados por otros métodos.
Las cámaras ocultas y los micrófonos, formaban parte del material utilizado en su construcción como algo fundamental, en aquellas residencias colosal es.
En las que podías llevar tu vida como si nada estuviera ocurriendo a tu alrededor. Como si nada, ni nadie te “mirase”.
Éramos condenados, por tanto a vivir en una Semidictadura. Lo que en otros tiempos fue una lacra para cualquier sociedad, en estos tiempos el progreso la había readaptado a su política de estado, justificando una utilidad incomprensible para unas mentes como las nuestras.
En esta fase, nadie gozaba, naturalmente, de ninguna ventaja, ni beneficio social.
El proyecto de ciudadano “B”, era respaldado por todos los sistemas “globales” restantes.
Nuestro mundo estaba formado por cuatro Estados Globales, así denominados.
Estos Estados, estaban compuestos por una veintena de países o Estados, lo que se denominaba, después de su constitución, el “Bloque”.
Ese bloque, se convertía automáticamente en un estado autónomo, independiente del resto de bloques. No existía comunicación exterior, por parte de la ciudadanía, con el resto de bloques. Y cada bloque se consideraba a si mismo, continente.
Todos los Estados en consenso habían acordado prohibir una sola cosa: el armamento nuclear.
El nivel “C”, es en el que yo me encuentro. Es el de confinamiento. Vine a parar aquí, después de ser amonestado en mi domicilio. El nivel “C”, era el nuevo modelo de cárcel que el hombre había adaptado, respecto a su nuevo modo de vida.
Y esa cárcel no podía consistir más que en el confinamiento de lo más susceptible por las políticas nuevas del hombre nuevo: su cerebro.
En el nivel “C”, sí eras implantado, como lo fui yo.
Ahora eras un ciudadano de nivel A, B y C. todo en uno. Pero con una salvedad; el castigo conllevaba el no poseer privilegios.
Y el privilegio del hombre por antonomasia es: pensar
Los pensamientos que acudían a tu cerebro, eran secuencias programadas con mensajes disciplinarios del bloque. Toda una tortura. Esta era mi cárcel.
Y yo, huí de mi cárcel. Aquí la huida no era física, por supuesto, sino mental. Logre burlar el control mental gracias a un sublevado. Este, a su vez, había logrado burlar su sistema de seguridad por medio de un infiltrado Ruso. Este irrumpió en su sistema, y por medio de un mensaje telepático, le comunico el plan que se estaba fraguando dentro del bloque, en la clandestinidad. Un plan bastante delicado y frágil, en el que no me fue nada fácil entrar.
Ahora, al igual que en otros tiempos, se vuelve a repetir la historia. El hombre vuelve a la clandestinidad, como si de una norma se tratase, y hubiese habido que esperar a que el tiempo la rescatara.
Yo, sin embargo, sigo pensando que un día venceremos.
A.P.Z.
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