1908 / 1992


Entre 1932 y 1933 compuso d'Ascension la mejor página orquestal de su juventud.
Compuso diferentes piezas para órgano como Quatuor pour la fin de temps (1941), obra de cámara compuesta y estrenada mientras Messiaen se encontraba en un campo de prisioneros de guerra, Visions de l'amen (1943), obra en siete partes para dos pianos, Turangalîla (1946-1948), sinfonía en diez movimientos que utiliza una amplia gama de instrumentos exóticos de percusión, y La Transfiguration (1965-1969), oratorio para coro, instrumentos solistas y orquesta.

Muchos de sus alumnos de finales de la década de 1940 fueron cabezas de fila de la vanguardia europea, como, por ejemplo, Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen e Iannis Xenakis.
Boulez, a su vez, influyó en Messiaen y a principios de los años cincuenta ambos compusieron obras seriales siguiendo la técnica de Anton Webern quien, de entre todos los compositores de la Segunda Escuela de Viena, fue el que más lejos había llegado con el sistema dodecafónico.
A finales de la década de 1950, Messiaen se distanció musicalmente de sus alumnos, aunque su influencia queda patente en el brillante sonido orquestal de Boulez y en el espiritualismo de Stockhausen.

Esto dio lugar a una armonía con una fuerte disonancia dentro de un marco global de fuerte sabor tonal.

Estos recursos técnicos permitieron a Messiaen adoptar una dirección independiente en un momento en el que la mayor parte de los compositores europeos se dividían entre el neoclasicismo y el dodecafonismo.
Otro factor que acentuó su independencia fue su motivación espiritual, católica, y la temática de su obra.
Estas características se combinan en su ópera estrenada en París, Saint François d'Assise (1975-1983), en donde une el canto de los pájaros y la vida austera del santo con diversas técnicas musicales en una de las obras más importantes del siglo XX.
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