LA ZONA NATURAL: Alimentación macrobiótica


El mundo emocional influye completamente en el metabolismo y la rapidez con la que ganamos o perdemos peso. Las emociones trasmutan las energías y ralentizan el funcionamiento de nuestras glándulas responsables de la quema de las calorías, la transformación y la absorción de los nutrientes.




La alimentación macrobiótica define una manera de comer basada en el principio de equilibrio del Yin y el Yang y consiste en una adaptación de las tradiciones culinarias de Extremo Oriente, dónde alimentaciónmedicina e incluso espiritualidad a menudo se presentan imbricadas. 

Aun así, se encuentran principios equivalentes a los de la alimentación macrobiótica en la mayoría de cocinas ancestrales del mundo entero, incluso en las occidentales (en especial el hecho de tomar cereales y otras gramíneas como alimento de base, bajo forma de grano o de harina).


Fue traída a Europa desde Japón a partir de los años treinta por George Ohsawa (18931966), un filósofo japonés inspirado por las enseñanzas del doctor Sagen Ishizuka y los discípulos de éste Nishibata Manabu y Shojiro Gotoque. 

Ohsawa también llevó las enseñanzas de la teoría macrobiótica a América por los años cincuenta, donde sus pupilos Herman Aihara, Cornelia Aihara, Tomio Kikuchi,Michio Kushi y Aveline Kushi y posteriormente los alumnos de éstos, la difundieron.

La macrobiótica consiste en una enseñanza global que tiene como objetivo final el desarrollo del juicio o entendimiento humano. 



Desde este punto de vista, se la puede considerar como una técnica de evolución personal, de la misma manera que el yoga, el budō japonés en su esencia o las diversas disciplinas espirituales.

Fue presentada tal y como se la conoce actualmente por el pensador japonés George Ohsawa, quien consideraba que tras la mentalidad ancestral oriental hay un "principio único" o "principio universal" que permite captar de manera eficaz el funcionamiento del mundo, ayudando en la práctica a comprender y asumir las vicisitudes de la vida.


yin-yang

Este principio es el de la complementariedad entre el Yin y el Yang: dos "fuerzas", antagonistas pero inseparables, que constituyen la manifestación del Uno o el Todo. 
Según esta visión, todas las cosas de este mundo están regidas por la dinámica permanente entre estas dos fuerzas. Y esta dinámica constituiría "las leyes de la vida" o, como Ohsawa la denominaba, el "orden del Universo".

La filosofía oriental define el cuerpo, el pensamiento y el espíritu como partes de un todo. 

Ohsawa explica que si se come según este principio, el organismo entero se armoniza (en primer lugar físicamente y después mentalmente) haciendo que el entendimiento se vuelva más claro, capaz de percibir mejor la realidad. 



Así, el hecho de que una alimentación como ésta pueda mejorar poco o mucho el estado de salud, permite que también se la pueda considerar como una mera "higiene de vida" o régimen "sano".

Por otra parte, Ohsawa utilizaba a menudo la palabra "macrobiótica" para designar, de manera genérica, un comportamiento que según él corresponde a una actitud "justa" (es decir, en acuerdo con las "leyes de la naturaleza"). 

Por ejemplo, calificaba al cristianismo o al budismo de "enseñanzas macrobióticas", así como a ciertas personas que, sin conocer Yin y Yang, han captado intuitivamente este mecanismo o bien que han conseguido vivir de una manera "libre" e "independiente", "realizando sus sueños unos tras otros" (lo cual es, en definitiva, el objetivo que Ohsawa quería ayudar a alcanzar con su método ).

En este sentido, también utilizaba el calificativo "macrobiótico" para definir a las medicinas que toman en cuenta la totalidad, contribuyendo al desarrollo global del individuo, y que se interesan en curar las causas profundas de la enfermedad y no solamente los síntomas.



En definitiva, se puede definir la "manera macrobiótica de comer" de diversas maneras, todas ellas correctas: como un camino de desarrollo personal global, que permite mejorar el estado de conciencia, como un régimen bueno para la salud o incluso como una medicina natural; todo depende del nivel en el cual se la sitúa.

Este tipo de alimentación es una aplicación biológica y fisiológica del principio del Yin y el Yang, según el cual toda cosa está equilibrada por estas dos fuerzas respetando, en cada caso, una proporción determinada.

Según Ohsawa y sus predecesores, el equilibrio del organismo humano sería de cinco Yin por un Yang (esta relación correspondería a la de la presencia del sodio -Yin- y el potasio -Yang- en la composición de nuestra sangre). 

El principio de una buena alimentación sería, pues, el de tomar alimentos que respeten esta proporción para que sean bien asimilables.

En macrobiótica se considera que el proceso de asimilación de los alimentos consiste en un mecanismo de descomposición realizado a través de la digestión: las sustancias ingeridas se descomponen hasta la extracción de cada elemento molecular para ser introducidos en la sangre, la cual alimentará cada célula del organismo. 


ISHIZUKA SAGEN (1850 –1910
SAGEN ISHIZUKA  (1850 –1910)

En consecuencia, todo alimento demasiado alejado de esta composición fija de la sangre necesitará un esfuerzo digestivo más importante, y el organismo deberá fatigarse con el fin de transformarlo, cosa que, a la larga, puede acabar causando las enfermedades.

Así pues, los alimentos se clasifican según estas dos categorías (Yin o Yang) y, con el fin de equilibrarlos (permitir que se acerquen cuanto más mejor a esta relación de 5/1 que la sangre necesita), uno los yanguizará (hacer partir el exceso de Yin) a través de diferentes técnicas culinarias, como la cocción, la adición de sal, etc., o los yinizará (hacer partir el exceso de Yang) gracias a la fermentación, la maceración...

Este método se aproximaría, de hecho, al de cualquier cocina hecha con "sentido común": tradicionalmente, de una manera intuitiva, se equilibra una chuleta (Yang) con patatas (Yin), ensalada (Yin) y/o alcohol (Yin). 



La macrobiótica pretende hacer tomar conciencia del mecanismo que considera subyacente a este fenómeno para poder ser más precisos en caso de necesidad.

Por otra parte, también quiere atraer la atención sobre el siguiente hecho: tal como cuando se bebe demasiado alcohol el pensamiento o juicio se modifica, cualquier sustancia introducida en el organismo (incluyendo, pues, todos los alimentos) produciría el mismo efecto; así, el consumo habitual de ciertos alimentos provocaría angustias, otros agresividad, otros agudizarían la capacidad de concentración, otros la debilitarían, etc.

Los principios básicos

Si el objetivo final de esta enseñanza (y pues de este método) es proporcionar la mayor libertad posible, el camino para alcanzarla reclama, de manera dialéctica, una cierta concentración previa. 

Esta concentración debería propiciar una toma de conciencia que permita captar la importancia de la alimentación en tanto que es base de toda manifestación de vida: sin alimentación no hay vida; la calidad de la alimentación determina la calidad de la forma de vida. 

Una vez realizada esta toma de conciencia, se obtendría la libertad de actuar en verdadero conocimiento de causa por lo que respecta a la alimentación.


Para alcanzar este primer objetivo, uno de los leitmotiv que Ohsawa utilizaba para resumir este sistema alimenticio y de vida era la noción devivere parvo, es decir, "vivir de forma pobre" o "vivir sólo con lo que es necesario". 

La actitud que se desprende se puede traducir a través de unos principios básicos:

Comer tan sólo cuando se tiene hambre y sólo la cantidad necesaria (o ser consciente de que, fuera de eso, el resto son excesos, aunque sean bien placenteros y a menudo ciertamente innecesarios).

Tomar alimentos provenientes del medio en el que se vive y de temporada (éstos nos corresponderán de una manera más armoniosa, ya que el hombre, como los alimentos, también es un producto de su medio).

Evitar tomar demasiadas cosas extremadamente Yin con el fin de favorecer la fortificación del sistema nervioso autónomo (que se considera que constituye la base de un sistema inmunitario eficaz).

Tomar alimentos lo menos manipulados posible (integrales, sin abonos ni productos químicos, etc., aunque gracias a las manipulaciones culinarias los efectos de estas sustancias puedan ser parcialmente equilibrados), sobre todo si se trata de productos animales.

Masticar concienzudamente cada bocado (Gandhi dijo que "se deben masticar las bebidas y se deben beber los alimentos") y discernir en cada caso por qué se come (¿para crecer? ¿Por placer? ¿Para curarse? ¿Para evolucionar espiritualmente?...)

Los alimentos

A través del estudio de Yin y Yang aplicado a la alimentación, se puede situar cada alimento en relación a las diferentes necesidades u objetivos del individuo. 



Por ejemplo, para realizar trabajos que necesitan mucha fuerza física no se comerán las mismas cosas que cuando se realiza un trabajo sedentario; tampoco se tomará lo mismo cuando se es un bebé o un abuelo, ni cuando se está enfermo o en buena salud.

Eso implica una noción fundamental, la de que "cada uno tiene que encontrar su macrobiótica": se debe comprender, practicar y verificar por sí mismo, ya que cada caso es particular y que todo cambia en permanencia. 

La noción esencial que caracteriza esta enseñanza es la de non credo, es decir, "no creer ciegamente".

A partir de las observaciones acumuladas durante miles de años por las tradiciones extremo-orientales, George Ohsawa propone un cierto orden en la alimentación que tiene en cuenta las especificidades del hombre, especialmente el hecho de que es un ser destinado a desarrollar la conciencia:

Los cereales integrales

Según la macrobiótica, la base de una alimentación justa la constituyen los cereales, ya que su equilibrio Yin-Yang sería el que más se aproxima al de nuestro organismo. 

Éstos se consumen de preferencia en forma de granos integrales (cuando un alimento está refinado, lo que implica que se le ha quitado algo, por fuerza se lo desequilibra).

Es interesante constatar que la mayoría de civilizaciones han surgido en torno a este alimento, el cual sigue constituyendo la base alimenticia de gran parte de los pueblos de la Tierra.



Vegetales y productos animales

La macrobiótica no es ningún régimen vegetariano y se puede comer lo que se quiera; como se ha visto más arriba, la alimentación macrobiótica consiste en comprender las especificidades de cada alimento -según Yin y Yang- para obtener la libertad de utilizarlos según los objetivos y necesidades de cada uno. 

Por eso, decidir si se toman productos animales o no, de qué tipo, qué cantidad, etc., dependerá del resultado que se quiera obtener y lo interesante será saber equilibrarlos.

Con respecto a las verduras, pasa lo mismo: se tiene que saber si se introducen en un régimen vegetariano, si acompañan productos animales, etc. 

Desde un punto de vista Yin-Yang, cuándo se come más bien vegetariano, se aconseja tomar en primer lugar aquéllas verduras que crecen bajo tierra -raíces-, ya que serían las que complementan mejor a los cereales; a continuación vienen todo el resto.

Alimentos específicos

En macrobiótica se utilizan los llamados "alimentos específicos", como algas, derivados de la soja como el miso y el tamari, los tes verdes"de tres años", las ciruelas umeboshi, etc. 

Se les llama así, de una parte a causa sus cualidades a menudo medicinales y de otra porque, al principio, se utilizaban raramente fuera de este tipo de alimentación. A menudo se trata de productos de origen japonés, aunque se van fabricando cada vez más en Occidente.



Régimen curativo

Este régimen consiste en comer de una manera lo más equilibrada posible durante el periodo en que dura una enfermedad, con el fin de no agredir al organismo y permitir que se regenere según su propia lógica interna. 

Como la tendencia generalizada en la sociedad de consumo predominante es la de tomar demasiadas cosas Yin (o bien demasiada cantidad = Yin), y que es este exceso el que acaba por crear un desequilibrio, en general este régimen es más bien restrictivo (Yang o "yanguizante"); pero si uno se encontrara con el caso contrario (una enfermedad causada por exceso de Yang), un régimen curativo consistiría en tomar más bien alimentos Yin. 




El régimen "estandar o clásico"

Michio Kushi, un discípulo de George Ohsawa que estuvo afincado largo tiempo en los Estados Unidos, preconiza el uso de aquello que él llama un "régimen estándar" o "régimen tipo", conocido también como "régimen clásico", que consiste en comer según ciertas proporciones consideradas convenientes para la mayoría de la gente.



La macrobiótica y la ciencia

La alimentación macrobiótica se basa en el principio del Yin y el Yang, en vez de hacerlo en la concepción dietética científica, que toma en cuenta las calorías, las cantidades de nutrientes, etc. 

Georges Ohsawa consideraba que este acercamiento permite una visión más global que aquél estrictamente científico y decía a menudo: "Estudiad primero Yin y Yang y después estudiad todo el resto". Y también: "Estudiad con Yin y Yang; la ciencia ya confirmará". 

Aun así, existen diversos intentos para demostrar la correspondencia de la visión macrobiótica con la de la ciencia, especialmente aquellos desarrollados por las escuelas creadas por Michio Kushi.



Críticas

A pesar de todo lo dicho, y aunque las proporciones en la comida macrobiótica son similares a las que hay en muchas culturas tradicionales del mundo, algunos expertos nutricionistas de Occidente concluyen que, si se sigue de forma extrema la dieta puede causar daños a algunos individuos. 

Un ejemplo extremo de crítica es el de The Council of Foods and Nutrition de la American Medical Association así como el Committee on Nutrition of the American Academy of Pediatrics, que ha condenando a menudo la versión más restrictiva de la dieta macrobiótica debido a sus deficiencias nutricionales. 

Ambos mencionan en sus estudios que "el estricto seguimiento de la dieta puede causar escorbutoanemiahipoproteinemiahipocalcemia, pérdida de la función del riñón debido a la poca ingesta de líquidos, así como otras formas de malnutrición, e incluso la muerte."

Estas afirmaciones, sin embargo, se refieren a la versión extrema de aplicación de la dieta, basada en el único consumo de cereales integrales, que de todas maneras no se aconseja seguir sin consultar a alguien experimentado y siempre por un corto plazo de tiempo.
  
El sobrepeso y las emociones


En términos de sobrepeso, una de las causas fundamentales de este mal funcionamiento orgánico, son las emociones. 

El mensaje de nuestras emociones y la forma en la que asumamos los sucesos que nos rodean, las frustraciones, temores, tensiones, etc... Es muy claro en ocasiones. 

El sobrepeso emocional se procure por un mensaje de respuesta de nuestro organismo ante un estímulo agresor, nuestras emociones.

El organismo necesita defenderse del temor, la angustia, el miedo, la ansiedad o cualquier otra emoción alterada y nociva y generalmente, lo hace ingiriendo mayor cantidad de productos ricos en grasas y azúcares que provocan un efecto calmante de la tensión. 

Esta es la fotografía externa de una emoción alterada pero, internamente, el cuerpo que necesita esconderse y protegerse de ese dolor, genera capas adicionales de sedimentos grasos alrededor de los huesos y músculos que se transforman en un sobrepeso visible cuanto mayor sea la sensibilidad y menores los recursos mentales de la persona que sufre.

La rabia, una de las mayores enemigas

No cabe duda que la rabia se produce como respuesta ante un estado de impotencia en el que la aceptación de la realidad invariable, provoca un sentimiento violento que esconde el miedo y la inseguridad, la grasa corporal actúa de protector frente a la ira y se acumulará con mayor rapidez cuanto mayor sea la ira que acumulemos en nuestro interior.

Emociones y dieta emocional

Si hablamos de estímulos y respuestas tales como las emociones dañinas -ira, estrés, ansiedad, frustración, tristeza- y su reflejo en el sobrepeso, la acumulación de grasas y líquidos y el mal metabolismo de los alimentos, estamos en un escenario en el que debemos depurarnos, realizar una limpieza mental, espiritual y física.

Una dieta emocional es aquella en la que la depuración comienza desde nuestra mente y la forma en la que nos enfrentamos a nuestros pensamientos más dañinos y tóxicos.

Las fórmulas son tan variadas como las personas pero el núcleo fundamental de cualquier dieta emocional consiste en dejar de regodearse en el dolor y comenzar a trazar nuevas líneas y puntos de partida, desechando a un lado del camino aquello que nos daña y evitando caer en la autodestrucción permanente.

Pensamientos positivos, terapias naturales, práctica de deportes como el yoga o el Tai Chi son muy buenos ejercicios pasivos y nada extremos para bajar de peso, la generación de ambientes con base en el Feng shui y una alimentación rica en líquidos, frutas y verduras, son un estupendo punto de partida para comenzar la transformación y limpieza de nuestras emociones desde el interior hacia el exterior.

Consejos

Cuando esté a punto de darse un atracón de comida provocado por una situación tensa, dolorosa o frustrante, pare y piense conscientemente si realmente tiene hambre o si es sólo un sensación de necesidad provocada por las emociones.

Elija alimentos que incrementen los niveles de serotonina -química cerebral reguladora el ánimo- pastas, arroces y cereales son grandes aliados.

Evite la ingesta de pastillas para adelgazar si no han sido recetadas por un especialista tras la realización de pruebas específicas y el establecimiento de un diagnóstico. 

Recuerde que la automedicación puede ser muy peligrosa para su salud

La alimentación debe resultar placentera si la hora de la ingesta de alimentos no se desarrolla en un momento placentero, el cuerpo generará cortisol que ayuda a la retención de líquidos y ralentiza la función metabólica.

Por último, es importante que aprenda a quererse, ciertamente y por experiencia se que, si nos lo proponemos, especialmente la década de que transcurre de los 30 a los 40 años es para las mujeres la mayor fuente de crecimiento y conocimiento del Yo, quiérase mucho, aprenda a convivir con usted misma y su entorno, no se castigue, no se deje caer en la autocomplacencia, realice aquellas actividades con las que se sienta bien y relaciónese con personas que le aporten rasgos positivos de los que usted carece, olvídese de los convencionalismos y recuerde que… nadie es perfecto, pero el camino a la perfección se recorre cuando caminamos por la línea elegida por nosotras mismas y somos consecuentes con nuestros valores.


Nuestro cuerpo es nuestro templo donde vivimos y para conservarlo y mantenerlo ha de estar limpio, sano y puro. En un templo sucio, aun con tus mejores deseos e intenciones, no se suele alcanzar tu máximo potencial.
La comida es medicina para el cuerpo que provee la energía esencial para mantener el cuerpo, nutrir las células y transformarse en sangre, huesos, tejidos...

Hay mucha comida que es medicinal. ¿Qué hace la medicina? Lucha contra la enfermedad y da al cuerpo una oportunidad para recuperarse y regenerarse.
La medicina química es producida porque es más barata. La diferencia entre la medicina química y la orgánica es que la química es directa y más rápida (con más efectos impredecibles y no armónicos) y la orgánica es indirecta.

La medicina orgánica o natural nos afecta más despacio pero sus efectos son más duraderos y seguros. Ademas trata las causas de las enfermedades y no sólo los efectos.

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