LA ZONA DEL MISTERIO : Dorothy Townshend

La mañana del 19 de septiembre de 1936, el Capitán Hubert C. Provand, director de Arte de la firma comercial londinense Indra Shira Ltd., y su socio de la empresa, Mr. Indra Shira, expertos en fotografía, abandonaron la oficina de Picadilly para dirigirse juntos a una mansión señorial de la campiña inglesa: Raynham Hall, propiedad de los Marqueses de Townshend.



Habían recibido el encargo, hasta ahora inusual, de realizar varias fotografías interiores de la vasta mansión para la famosa revista "Country Life"; y digo inusual porque, en el caso de esos dos hombres, su negocio se centraba sobretodo en la exclusividad que tenían como fotógrafos para la corte de Justicia londinense, retratando a criminales.

En cualquier caso, el encargo de "Country Life" suponía un jugoso ingreso extra y no dudaron en aceptarlo. A fin de cuentas, se trataba de realizar varias fotografías de aquel palacio campestre por el interés arquitectónico que despertaba.

Raynham Hall se encuentra en la parte Este de Inglaterra, en el condado de Norfolk, y su nombre proviene de la misma localidad donde se erigió a partir de 1619: The Raynhams.

Fue a raíz de la gira europea de Sir Roger Townshend, 1er Baronet Townshend de Raynham (1596-1637), que Raynham Hall fue construída siguiendo, no el tradicional modelo inglés jacobino, sino el novedoso estilo italiano, tanto en los planos como en las formas. 



La arquitectura primitiva corrió a cargo del célebre Iñigo Jones, mientras que la decoración interna se debe en gran parte a William Kent, que tiempo atrás había sido un afamado pintor y decorador de carruajes reconvertido en diseñador interiorista de gran prestigio. 

Fue él quien se ocupó sobretodo de las posteriores extensiones y añadidos realizados a partir de la construcción primitiva de Raynham Hall, teniendo en cuenta que a lo largo de casi una centuria, la mansión fue ampliándose y modificándose al gusto de sus sucesivos propietarios, los Vizcondes Townshend, descendientes del constructor. Es pues a William Kent, que se deben los espléndidos interiores del Ala Norte de la casa señorial, y de otras estancias reformadas al gusto dieciochesco.

The Marble Hall o recibidor de mármol, de Raynham Hall, tal y como lo diseñó el interiorista William Kent para Lord Townshend, a finales del siglo XVII y principios del XVIII. En el artesonado del techo, luce en su centro las armas de la familia Townshend.

La noble casa se encontraba en medio de 20 acres de terreno cercado, con amplios jardines que, con el tiempo, fueron evolucionando al dictado de las modas paisajísticas.

Pero, volviendo a los dos fotógrafos, éstos acudieron al lugar para llevar a cabo su encargo, a sabiendas de las leyendas que pesaban sobre la casa. Poco o ningún interés tenían en cerciorarse si existían o no los fantasmas, como tampoco acudían allí para perseguirlos y dar fe que realmente existían. 

Como auténticos profesionales, se limitaron a realizar su tarea prioritaria: fotografiar tanto los exteriores como los interiores de Raynham Hall para la revista "Country Life", centrándose en el interés arquitectónico e interiorista de la mansión del siglo XVII.


Sir Roger Townshend 1596-1637

Hacia las 16h00, se encontraban ambos terminando la ronda fotográfica de los pisos superiores, fijándose en la emblemática y majestuosa escalera de roble que unía la planta baja a la planta noble. El Capitán Provand se preparaba para hacer la foto con la cámara junto con Indra Shira, sosteniendo éste el flash con el brazo alzado, en el último escalón inferior del tramo. De pronto, Shira se sobresaltó:

-¡Dios mío! Provand.... allí hay algo!

Provand no lo entendió y pensó que hablaba de la belleza de aquella escalera y, haciendo caso omiso a la advertencia, colocó el ángulo de tiro listo para el disparo.

Shira afirmaría posteriormente haber visto una forma etérea bajar por aquella suntuosa escalera de roble, dirigiéndose hacia ellos; pensó, de buenas a primeras, que se debía tratar de alguna broma pesada, pero aquello no podía ser, teniendo en cuenta el inmenso respeto que se tenía a la leyenda de los fantasmas de Raynham Hall.

Aseguraría que aquella forma etérea flotaba a escasos centímetros de los escalones y que se dirigió hacia ellos, convenciéndose de que aquello no podía ser otra cosa que un espíritu...

Por reflejo profesional, Shira apretó el obturador del flash cuando aquel espíritu flotante estaba a mitad de camino de ellos, y luego le entró la risa nerviosa. Provand sacó la cabeza de debajo del manto de la cámara para mirar a su alrededor, y se extrañó de que Shira hubiese disparado el flash sin esperar a su señal. Provand no había visto nada de nada en el objetivo de la cámara... nada más que la escalera.

-¡No lo creerás, Provand, pero en la cámara tienes la fotografía del fantasma de Raynham Hall! espetó Shira, sin dejar de reirse nerviosamente.

Provand se convenció que su socio había momentáneamente perdido la cabeza por culpa del silencio y del lúgubre ambiente del caserón. Pero una vez en el coche y de vuelta a Londres, Shira le apostó cinco libras de que, cuando se revelase la foto, no solo se vería la escalera.

Para acabar con la tontería de su socio, Provand no esperó al día siguiente para ir al laboratorio. Decidieron ambos abrir las oficinas, aún pasada la hora del cierre, y revelar las placas para así dar por terminada la apuesta y embolsarse las 5 libras de Shira.


Lady Dorothy Walpole por Charles Jervas

Shira buscó a una tercera persona, un testigo presencial para que viera con sus propios ojos la evolución del revelado. Echaron mano de un contable que, en ese momento, iba a marcharse; mediante un par de libras e insistentes ruegos, el contable aceptó el papel de testigo y contempló cómo la placa era colocada en la solución fijadora directamente desde la cámara.

El contable en cuestión aseguraría posteriormente:

"Si no hubiese visto toda la operación desde un principio, jamás lo hubiera creído!"

Ante los asombrados ojos de los tres hombres, fue apareciendo lentamente la escalera de Raynham Hall y... en la misma fotografía, una figura alta, etérea de una mujer vestida con ropas blancas y largas, sin facciones discernibles, aunque se podía apreciar que era una fémina de unos treinta años. Sus ropajes parecían ser un manto nupcial y una especie de capucha en la cabeza.

La famosa fotografía, junto con la narración de los hechos protagonizados por Shira y Provand, fue publicada el 6 de diciembre de 1936 en el "Country Life", y poco después en la revista norteamericana "Reader's Digest", no sin antes ser debidamente examinada por expertos, quienes aseguraron que la fotografía no había sido manipulada y que, por tanto, no se trataba de un fraude.

Subsistía, sin embargo, una pregunta inquietante: ¿Quién era el fantasma que bajaba por aquella espléndida escalera de roble?



¿Quién era el fantasma?

Tras un tiempo de lógicas preguntas y dudas, muchos fueron los que indentificaron aquella manifestación etérea con Lady Dorothy "Dolly", Vizcondesa de Townshend, que llevaba doscientos años muerta. Y es que la célebre Lady Townshend, o mejor dicho, su fantasma, llevaba precisamente dos centurias enseñoreándose por las estancias de Raynham Hall, asustando a sus ocupantes hasta el punto que, durante mucho tiempo, sus propietarios decidieron abandonar la mansión.

La mujer en cuestión fue Lady Dorothy Walpole (1686-1726), apodada familiarmente "Dolly", hermana del no menos célebre Primer Ministro Sir Robert Walpole, 1er Conde de Orford y señor de Houghton Hall, en Norfolk (1676-1745). 

En su época fue, desde luego, muy conocida por su extraordinaria belleza y con qué arte sabía sacarle partido para llegar a sus fines; también se tenía muy en cuenta su total desprecio por las convenciones sociales, las reglas del buen gusto y del fingimiento. A su parecer, las reglas eran para los demás, no para ella. Una conocida, acaso competidora suya durante un tiempo, la famosa escritora y cosmopolita Lady Mary Pierrepont Wortley Montagu escribiría de ella:

"Era una chiquilla de una belleza excepcional, que sabía usarla a la perfección. No había escándalo o pecadillo en el cual no estuviese involucrado su nombre. A la edad de 23 años, ya había sido vetada en dos hogares, uno de ellos destruído..."

Huérfana a temprana edad, pasó a los cuidados de su hermano mayor, Sir Robert Walpole. Pero la convivencia causó escándalo entre la buena sociedad británica cuando, gracias a rumores malintencionados, se dejó creer que existía algo más que amor fraternal entre Robert y Dorothy. La cuñada, Catherine Shorter, no tardó en poner de patitas en la calle a la indeseable hermana de su marido, creyéndola capaz de incesto, y cortando así de raíz las maledicencias.


Sir Robert Walpole, Baronet Walpole de Houghton y 1er Conde de Orford (1676-1745), Primer Ministro de Gran-Bretaña y primer inquilino del Nº10 de Downing Street.

Fuera como fuera, Dolly no entendió muy bien por qué su cuñada la echó de casa, o al menos no se dio por enterada como tampoco mostró arrepentimiento por ello.

Como era un miembro de la alta sociedad, no encontró dificultad alguna para encontrar almas caritativas que se ofrecieran a acogerla en sus casas. De este modo, fue a parar a la casa de los ricos y espléndidos Marqueses de Wharton, gente cercana a los Walpole desde hacía muchos años. Allí conoció al apuesto, guapo y derrochador heredero Lord Philip Wharton, cuyo abuelo del mismo nombre había sido magníficamente retratado por Van Dyck en su juventud. 

A Lord Philip le gustaban las mujeres y si eran tan guapas como la fascinante Lady Dorothy Walpole, mucho más. Flirtearon, se amaron y se separaron repentinamente cuando la marquesa, enterada del cancaneo que se estaba montando a sus espaldas, expulsó a la desvergonzada Dolly.



Lord Philip Wharton, 2º Marqués de Wharton y de Malmesbury (1698-1731), y 1er Duque de Wharton. Fue un personaje totalmente opuesto al carácter de su padre: muy poderoso, carismático, libertino, derrochador, miembro de los Whigs, masón, simpatizante del Jacobitismo y solicitado por el rey Jorge I, se le conocieron muchas relaciones adúlteras entre las cuales sobresalieron Lady Wortley Montagu y Lady Dorothy Walpole-Townshend...

El escándalo, por llamarlo así, fue mayúsculo ya que Lady Wharton había conocido a Dolly en la cuna, y la había acogido en su casa tratándola como una hija. Y aquella le había pagado con la traición y comportándose como una pequeña ramera.

Durante un tiempo, la bella Dolly hizo luz de gas y se desvaneció del escenario mundano hasta que aquella penosa historia dejó de interesar, de escandalizar... Y volvió a brillar nuevamente en los salones, provocando admiración y suspiros de deseo entre los caballeros, y no pocos recelos entre las damas.

Entre las relaciones políticas de su hermano, Dolly había conocido con anterioridad al que sería Lord Charles Townshend, 2º Vizconde Townshend y 4º Baronet Townshend de Raynham (1674-1738), rico terrateniente y distinguido miembro del Gobierno Whig. Éste se había enamorado de ella tiempo atrás y pretendido casarse con ella pero, por razones ajenas a su voluntad, se había visto forzado a contraer un ventajoso matrimonio con Lady Elizabeth Pelham, hija del Barón Pelham de Laughton, en 1698 y bajo las recomendaciones paternas.

A modo de introducción sobre el personaje, Lord Townshend pertenecía a una vieja familia terrateniente del condado de Norfolk, como los Walpole. 

Tras la muerte de su padre en 1687, Sir Horatio Townshend, 3er Baronet Townshend de Raynham, 1er Barón Townshend y 1er Vizconde Townshend (desde 1661 y 1682 respectivamente), se había hecho cargo de la considerable herencia familiar, entre la cual destacaba la finca y mansión de Raynham Hall. 

Educado y formado en los exclusivistas colegios de Eton y King's College, de la Universidad de Cambridge, inició su carrera política simpatizando con el partido Tory al posesionarse de su silla en la Cámara de los Lores, para luego pasarse al bando de los Whigs. Fue en el seno de ese partido que conoció a Sir Robert Walpole de Houghton Hall, y con el cual entabló amistad.

Durante un tiempo sin cargo, al ascender al trono la reina Ana, fue agraciado por ésta en noviembre de 1708 con el cargo de capitán de los gentilhombres de la Guardia y entró en el Consejo Privado de Su Graciosa Majestad.


Frederick Marryat afirmó haber visto a la Señora Brown en 1836

De 1709 a 1711, obtuvo el nombramiento de embajador extraordinario y plenipotenciario de los Estados Generales, tomando parte activa en las negociaciones preliminares del Tratado de Utrecht.

Llamado nuevamente a Londres, estuvo en gran parte ocupado en atacar los procedimientos políticos del nuevo ministerio Tory junto con Walpole, y en favorecer la entronización de Jorge-Luis, Elector de Hannover, como nuevo Rey de Gran-Bretaña e Irlanda.

Por la época de 1710-1711, Dolly recibe la propuesta de Lord Townshend, su antiguo pretendiente, de trasladarse a su casa y convivir con su esposa y cinco hijos. Sin dudarlo ni un momento, y aprovechando la ocasión, Dolly acepta encantada.

Sea por un casual o no, Lady Townshend fallece al poco tiempo de acoger a Lady Walpole en su casa (1711); el víudo y Dolly pueden entonces dar rienda suelta a sus pasiones sin temor a un nuevo escándalo y, tras un tiempo prudencial de luto, Charles contrae nuevamente matrimonio con su amada, tras obtener el beneplácito de Sir Robert Walpole, demasiado feliz de deshacerse de una hermana tan turbulenta.



Bien vista por la sociedad británica, pensando que se trataba de una alianza entre dos familias eminentes que reafirmaría la ya conocida amistad política entre Walpole y Townshend, ambos prominentes líderes del partido Whig, antojó ser supérflua por las personas más íntimamente ligadas a las dos familias...

Sea como fuere, la hermosa Dolly "rompehogares", sentaba definitivamente la cabeza para convertirse en la honorable Lady Dorothy Townshend, esposa de un ministro del Gobierno Británico y miembro de la Cámara de los Lores. Y, al paso de los años, la nueva señora de Raynham Hall fue cayendo encinta y pariendo siete retoños que se sumaban a los cinco del anterior matrimonio de Charles.

En 1715, por encargo de Lord Townshend, el entonces retratista de moda Sir Charles Jervas ejecutó el célebre retrato de Lady Dorothy Walpole, Vizcondesa Townshend, vestida "a la Turca", indumentaria muy en boga entre las damas de la alta sociedad británica que se hacían retratar por prestigiosos pintores como Jervas y Kneller, desde que la célebre Lady Mary Pierrepont Wortley Montagu había regresado de su viaje a Istanbul; en su caso en particular, apareció con un vestido de seda azul y blanco, y tocada con un turbante en el que se había prendido un broche frontal con una turmalina o rubí. En su muñeca derecha, lleva un brazalete con el retrato en miniatura de su marido.

Actualmente, este retrato se encuentra en las paredes de la primera planta de Beningbrough Hall, formando parte de las colecciones de los fondos de la National Portrait Gallery allí expuestas. Durante un tiempo, los expertos habían atribuido una identidad errónea a la retratada, pensando que se trataba de la famosa Lady Montagu -su contemporánea-, hasta que otros especialistas consiguieron identificarla como Lady Dorothy Walpole.

Pero la pasión inicial y el buen entendimiento de la pareja dejaron paso a la desconfianza, al recelo y a los celos de Lord Townshend. Se enteró, por medio de otras "buenas" personas, del antiguo idilio de su esposa con Lord Philip Wharton y de sus coqueteos de salón, cosa que le sacó de sus casillas. Indignado por las ligerezas de su esposa, mandó encerrarla en la alta torre del ala Sur de Raynham Hall, separándola de sus hijos y del resto del mundo.

En 1726, se notificó curiosamente la repentina muerte de Lady Dorothy Townshend, como desenlace final de la viruela. Se procedió a su entierro sin más, en medio de la mayor discreción, lo que alentó a que se hablase por lo bajini de tan misteriosa defunción entre damas y caballeros de la alta sociedad londinense.

A raíz de su muerte, los rumores, dires y diretes se dispararon, helando la sangre de los tertulianos. Unos decían que había contraído la viruela, enfermedad generalmente letal por entonces; los más osados, airearon las desavenencias de Lord y Lady Townshend, y hubo hasta un deslenguado sirviente de Raynham Hall quien aseguró"haber visto como a la señora la empujaban desde lo alto de la escalera de la mansión, rompiéndose el cuello..."
La leyenda estaba servida, profusamente alimentada por todo tipo de rumores escabrosos. Las sospechas recayeron, naturalmente, sobre Lord Charles Townshend, viudo por segunda vez, padre de doce hijos y ministro en el zénit de su apogeo.



Si algo de todo eso fue público y notorio entre la sociedad londinense, y que era la comidilla de las veladas aristocráticas, fue la incompatibilidad de carácteres entre "Dolly" y Charles, ya conocido popularmente como "Lord Nabo" o "Turnip Townshend" por su obsesión en cultivar nabos en sus tierras y promocionarlos. 

También se supo que, a la larga, la confinó en la extraña torre del ala Sur de Raynham Hall. Dijeron los sirvientes de la casa que allí se pasó más de diez años, sin ver la luz del sol, aunque este dato entra en conflicto con los 6 nacimientos que se produjeron en los años 1716, 1718, 1719, 1721, 1722 y 1724. 

¿Cómo puede una mujer parir a seis retoños en unas condiciones de cautividad semejantes? Y, ¿cómo se explica que, a pesar del repudio del que era víctima, Dolly recibiera a Charles en sus aposentos y mantuvieran relaciones sexuales contínuas?¿Acaso la violaba puntualmente hasta cerciorarse de que se quedaba encinta? Algo no cuadra, desde luego.

Dolly y Charles contrajeron matrimonio en 1713, naciendo el primer hijo en 1714 o 1715: George Townshend.

Luego vinieron Augustus en 1716; Horatio en 1718; Edward en 1719; Richard en 1721; Dorothy en 1722 y Mary en 1724.

El matrimonio duró, mes arriba o mes abajo, trece años. Al decimotercer año, Lady Townshend falleció por viruelas o asesinada.

La política de Townshend y de sus colegas de partido en el Gobierno, tras la revuelta Jacobita de 1715, se centra en la paz. Se opone a la intrusión británica en la guerra que opone Suecia a Dinamarca y promueve la conclusión de un tratado de alianza entre Gran-Bretaña, el Imperio y Francia.

Pese a sus éxitos políticos, la influencia de los Whigs es paulatinamente minada por las intrigas de Charles Spencer, 3er Conde de Sunderland, y por el descontento de los favoritos del rey Jorge I.

Lord James Stanhope, 1er Conde Stanhope (1673-1721).

En octubre de 1716, el colega de Lord Townshend, Lord James Stanhope, que acompaña entonces al soberano en su viaje anual a Hannover, es depuesto de su ministerio por Lord Sunderland, quien convence a Jorge I de que Lord Townshend y Sir Robert Walpole intrigan junto con el Príncipe de Gales para destronarle y reemplazarle por su heredero.

Por si acaso, Jorge I cesa a Lord Townshend en diciembre de 1716, y le nombra Lord Lugarteniente para Irlanda. En abril de 1717, Townshend abandona el Consejo, entrando en la oposición junto con Walpole.

Charles Spencer, 3er Conde de Sunderland (1675-1722).

A principios de 1720, una reconciliación tiene lugar entre él y Lord Sunderland y, en junio de 1721, se convierte en Lord Presidente del Consejo. Tras el fallecimiento de Lord Stanhope y el retiro forzado de Lord Sunderland, es de nuevo nombrado Secretario de Estado para el Departamento del Norte, con Walpole nombrado Primer Lord Tesorero y Canciller del Exchequer. Los dos amigos se convierten así en los hombres más poderosos de Gran-Bretaña hasta el final del reinado de Jorge I.


Thomas Wharton, 5º Lord Wharton y 1er Marqués de Wharton (1648-1715); un hombre de prestigio y peso político reputado por su honestidad y rectitud, merecedor del apodo de "Tom el Honesto".

Lo que ocurre entonces bajo su gobierno es, sobretodo, el descubrimiento del complot jacobita organizado por el obispo Atterbury y su destitución; el perdón y la rehabilitación parcial de Lord Bolingbroke; la burbuja especulativa de la Compañía de Los Mares del Sur, seguida del descalabro de sus acciones, y las rebeliones en Irlanda.

Lord Townshend obtendría el cese de su rival, John Carteret, futuro conde de Granville, pero pronto surgen disensiones entre él y Walpole, y debe afrontar serias dificultades en política exterior.

En junio de 1727, el rey Jorge I fallece y sube al trono su hijo Jorge II. Meses antes, fallece repentinamente su mujer en Raynham Hall (1726). Empieza el ocaso político de Lord Charles Townshend y la ruptura con su cuñado.



Aunque el rey Jorge II le detesta, Townshend sigue en el cargo pero va perdiendo, progresivamente, poder en el seno del gobierno en favor de Walpole. Serias disensiones concernientes a la política a adoptar de cara a Prusia y sobre la política extranjera en general conducen finalmente a una sonada ruptura entre ellos dos en 1730.

No pudiendo obtener el cese de un rival en provecho de un amigo personal, a causa de la intervención de Walpole, Lord Townshend dimite el 15 de mayo de 1730.

Se retira de la vida pública y abandona Londres, para pasar sus últimos años en su casa solariega de Raynham Hall, donde se ocupa sobretodo de agricultura y a promover el cultivo de nabos por toda Inglaterra de manera obsesiva, de allí su apodo de "Turnip Townshend" (Nabo Townshend). De hecho, hablar de nabos era el tema favorito de Charles, como apuntó Alexander Pope.

El 21 de junio de 1738, a sus 64 años, Lord Charles Townshend fallecía en Raynham Hall, unos 12 años después de que desapareciera su segunda mujer con tan solo 40 de edad.

Un corto espacio de tiempo después de que Lady Dorothy Townshend falleciera en extrañas y nada aclaradas circunstancias, su espíritu se manifestó de forma contínua ante los ocupantes de Raynham Hall, tanto delante de la que fue su familia como delante de la domesticidad de la casa. 

La servidumbre fue la primera en reconocerla vagando por las estancias de la mansión; para ellos, el espíritu de Lady Townshend estaba presente. La única diferencia era que la aparición se manifestaba enfundada en un amplio vestido de brocado pardo, con el semblante lívido, propio de una muerta, y con las cuencas de los ojos vacías, del que salían dos llameantes destellos rojos que aterrorizaban al más pintado.

Desde luego, aquella manifestación así descrita en la primera mitad del siglo XVIII, distaba mucho de la aparición capturada por el objetivo de la cámara de Provand y Shira de 1936. ¿Por qué?

Según los estudiosos en la materia, y me refiero a la parapsicología, ese paulatino "destiñe" del vestido de la dama, responde a la natural evolución espiritual del espectro de Dolly en el otro plano existencial paralelo al nuestro. Se refiere, sobretodo, al progresivo desapego de la difunta del plano material, al que pertenecía en vida, para ascender a un plano de espiritualidad superior. Esto es, cuanto más oscuro el ropaje, más apego al plano material, y cuanto más claro, más elevación y desapego por lo terrenal.

Dicha evolución del fantasma, que pasó del pardo negruzco al blanco impoluto, se operó a lo largo de más de doscientos años, gracias a los testimonios de los sucesivos testigos oculares de sus manifestaciones.

Fueron necesarios 206 años para que el más famoso espíritu de Raynham Hall se deshiciera de su "capa carnal" e iniciase su lento ascenso a un plano de existencia superior.

Se cree que, en el momento de su muerte, Dolly llevaba el famoso vestido de brocado pardo y que éste, al paso de sus sucesivas apariciones, fue decolorándose progresivamente en toda una gama de grises hasta alcanzar el blanco, señal de perfección.



La célebre fotografía de 1936, nos muestra entonces a un espectro blanco de aspecto levemente ceniciento aún, inequívoca señal de su proceso de "limpieza" espiritual.

Dada la frecuencia de las apariciones de la "Dama Marrón", con risotadas diabólicas y sollozos que helaban la sangre de sus descendientes, criados e invitados, los Townshend abandonaron prontamente Raynham Hall, confiando la gerencia de la finca y el mantenimiento de la casa solariega a una institución estatal que se ocupaba de esos menesteres desde el reinado de Elizabeth I.

Después de la muerte del marido de Dolly, la mansión fue desocupada hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX. Por entonces, empezaba la delirante moda del espiritismo, surgida de EE.UU.

Es en esa peculiar "fiebre espiritista" que asoló Europa, que dos caballeros con probados poderes psíquicos, propusieron al entonces Marqués de Townshend contactar con el espíritu de Lady Dorothy. Con el beneplácito del propietario, se pasaron dos noches seguidas invocando al fantasma desde el salón particular en el que ella, en vida, utilizaba cotidianamente para tomar el té. Los intentos fueron, aparentemente, vanos.

A la tercera noche, comenzaron a escucharse ligeros lamentos y sollozos; luego unas carcajadas nerviosas. Poco después, se materializó el fantasma vestido de brocado pardo, atravesando la puerta de la estancia como si fuera de aire. Uno de los mediums, Bill Stacey, decidió colocarse en el camino del espectro y éste, como si no existiera, le atravesó causándole un tremendo colapso. Stacey se desplomó inconsciente y frío como el mármol. Un médico tuvo que atenderle de inmediato, diagnosticando hipotermia por "súbito enfriamiento de músculos y huesos por causas desconocidas".

Tras ese encontronazo que casi mata al médium, Raynham Hall quedó vacío y desocupado, por miedo a que se reprodujera tan fatal incidente. Solo unos pocos guardianes custodiaban nerviosamente la mansión, haciendo las rondas por sus interminables pasillos y estancias, con el corazón en un puño.

Pocos años después, el Príncipe Jorge de Gales -futuro rey Jorge IV-, regente en nombre de su padre demente Jorge III, de paso por el condado de Norfolk, tuvo la extraña idea de alojarse en Raynham Hall, sin duda mal informado sobre lo que pasaba en esa casa.

Jorge Federico Augusto, Príncipe de Gales y Regente de Gran-Bretaña (1762-1830), futuro rey Jorge IV, y huésped ocasional de Raynham Hall.

Para ello, Lord Townshend mandó que se adecentara el caserón, retirasen las sábanas que cubrían los muebles y desempolvasen las estancias "de Estado" reservadas a los monarcas si se daba el caso de una visita y de una pernoctación ocasional; cosa que suponía un insigne favor para el propietario y, por lo general, un deber que ya venía implícito con el permiso de construcción de una mansión, llamado "derecho de alojamiento" y reservado a los reyes.

El caso es que el Príncipe-Regente, en medio de la noche, fue súbitamente despertado por sollozos y risotadas histéricas descubriendo, con gran estupor, que al pie de su cama estaba mirándole la "Dama Marrón", de cuyas cuencas oculares vacías salían llamaradas, mientras su rostro tenía una palidez espantosa.

Se puso a gritar, preso de pánico, acudiendo en tropel criados y ayudantes de cámara para ver qué ocurría. Aterrorizado por semejante visión nocturna, el Príncipe-Regente no pudo conciliar el sueño y ordenó que se hicieran los baúles, abandonando Raynham Hall al amanecer y jurando no volver jamás a aquel lugar maldecido por el Diablo.

Después de este segundo incidente, Raynham Hall volvió a sumirse en el silencio, inhabitada y fría.

Pasarían años antes de que los Townshend decidieran volver a pisar la casa y a vivir entre sus muros. Y, para celebrar el evento, en 1835, los marqueses organizaron una fiesta por todo lo alto, con baile incluído; se cursaron invitaciones a terratenientes vecinos y a otras amistades londinenses, para que acudiesen. Desgraciadamente para los Townshend, la "Dama Marrón" no faltó a la cita y les aguó la fiesta apareciendo delante de un centenar de personas allí reunidas!

Aterrorizados, muchos de ellos afirmarían posteriormente que el fantasma de "La Dama Marrón" era perfectamente visible en todos sus rasgos y que la misma tenía los cuencos oculares vacíos; llegaron incluso a identificarla con el retrato de Lady Dorothy Walpole-Townshend, que se hallaba colgado en el salón de retratos de la primera planta.

Ni que decir que el "reestreno" de Raynham Hall hizo sensación entre los ilustres invitados de los Marqueses Townshend, hasta el punto que fue el tema de conversación de la temporada en los círculos aristocráticos londinenses; las damas temblaban de pavor, con la carne de gallina, y los caballeros sentían escalofríos en la espalda al oír los testimonios de primera mano.

Otro huésped de los Townshend en Raynham Hall, el escritor Frederick Marryat, tuvo también su particular encontronazo con Dolly y sería justo decir en su caso que se había merecido con creces semejante "castigo".

El Capitán Frederick Marryat (1792-1848), curtido marinero, gran escritor de novelas e incrédulo personaje... que acabó creyendo en los fantasmas.

Catherine Shorter, Lady Walpole de Houghton (1682-1737); fue la primera esposa de Sir Robert Walpole y la cuñada de Dorothy...

Marryat era ante todo un personaje irascible, incrédulo, de maneras rudas, con voz grave, de estentor, de gran estatura y corpulencia, con una poblada barba que le hacía parecerse a un cazador de ballenas, como el héroe de Moby Dick. Siempre dejaba caer, a quien quisiera oirle, que deseaba encontrarse con un verdadero fantasma para demostrar que era mentira.

Su gran oportunidad, de demostrar que no era un bocazas, llegó cuando los Townshend le invitaron a pasar unos días en Raynham Hall. Era el año de 1836 y F. Marryat computaba entonces 44 años.

Prometió entonces que si había algún espíritu en aquel lugar lo espantaría de un balazo. De hecho, las dos primeras noches que pasó en Raynham Hall, durmió con su revólver bajo la almohada.

Marryat era un apasionado de las armas de fuego, pasión compartida con los dos jóvenes sobrinos de Lord Townshend. Es por ese motivo que, en la tercera noche de su estancia en el caserón, fue despertado por los dos chavales que querían su opinión sobre una nueva pistola que acababan de adquirir juntos. Marryat les siguió entonces hasta su habitación común y allí, durante media hora, discutieron sobre las cualidades del arma.



A eso de la 01h30 de la mañana, los dos sobrinos de Lord Townshend acompañaron de vuelta a su habitación al Sr. Marryat pero, en medio del pasillo, apareció una figura luminosa que avanzaba directamente hacia ellos.

"La forma o cosa estaba vestida como el cuadro que había en la sala grande (refiriéndose al retrato de Dolly, realizado por Jervas en 1715). Se detuvo frente a mi. Pensé que era algún intruso tratando de asustarme. Pero entonces me dí cuenta de que era Dolly en persona." Escribiría más tarde Marryat, relatando su extraordinario encuentro con el fantasma. Y añadió:

"Lo que más me impresionó fue su risa. Dolly o lo que fuera, rompió en una carcajada que no tenía nada de humana. Una especie de aullido demoníaco."

Los sobrinos de Lord Townshend temblaban de pies a cabeza, completamente paralizados por el miedo. Marryat, que pecaba de todo menos de timorato, sacó su revólver disparando a bocajarro sobre la aparición. Inmediatamente, el pasillo quedó a oscuras, como si alguien hubiese apagado un foco de gran potencia. Los sobrinos, apenas repuestos del tremendo susto, se hicieron con un candelabro, buscando algún rastro del disparo. En la pared frente a ellos, encontraron incrustada la bala disparada por Marryat.

El gran marino y escritor que era Marryat, nunca volvió a pisar Raynham Hall. Años después, publicaría una novela gótica sobre espíritus y fantasmas, reconociendo en su prólogo que estaba equivocado en su concepción del mundo que nos esperaba tras la muerte física.

Tras el episodio de Marryat, Dolly dejó de aparecer por la casa o, al menos, de materializarse ante testigos presenciales hasta 1849. Sorprendió al Mayor Loftus, yerno del 1er Marqués Townshend (estaba casado con Lady Elizabeth Townshend), y a su amigo Hawkins mientras jugaban una partida de ajedrez. Después de aquella fecha, pasaron 77 años en los cuales Dolly volvió a dejar de molestar a los ocupantes de la mansión.

Fue en noviembre de 1926, cuando el fantasma de Dolly se le apareció al último descendiente vivo de la familia Townshend: su tataranieto Lord Bruce Townshend, que tan solo tenía 10 años.

Éste afirmaría que había "conversado con la dama de blanco y que ella se mostró amable y lisonjera". Era, desde luego, la primera referencia positiva al cambio de color de indumentaria de Dolly, y a su actitud totalmente opuesta al carácter mundano de Lady Dorothy Townshend.

De 1849 a 1926, pasaron nada menos que 77 años exactamente, y según el testimonio de Bruce Townshend, Dolly ya era una dama blanca de trato afable y sonriente; muy lejos de aquella infernal aparición demoníaca de ojos llameantes y carcajadas de ultratumba de un siglo atrás. Eso era una señal inequívoca de que el espectro había ascendido a un plano espiritual superior.

Diez años después de ese encuentro entre Dolly y su tataranieto, se tomó la famosa fotografía del 19 de septiembre de 1936. Shira enviaría el negativo al insobornable Harry Price, director de la Sociedad de Estudios Psíquicos de Inglaterra, personaje de indudable seriedad y rigor. Se declaró convencido de la autenticidad de la extraña fotografía, tras analizarla detalladamente y a conciencia.

Harry Price

Hasta entonces, el fantasma de Dolly, a decir de testigos, iba vagando por las estancias de Raynham Hall en busca de sus hijos, de los cuales les había privado su marido Charles.

La incógnita del siglo XX era ¿por qué Dolly seguía paseándose por la mansión, si según las teorías modernas, su espíritu ya ha alcanzado el último escalafón en el plano astral?

Un eminente parapsicólogo norteamericano, Han Holzer, se interesó por el caso de la dama de Raynham Hall, hasta el punto de solicitar permiso a la National Trust que se hace cargo de la gerencia y preservación de la finca y de la mansión, para realizar una serie de pruebas in situ con un material mucho más moderno. Sin embargo, el permiso le fue denegado de manera taxativa por la organización.

Y es que Dolly no es el único fantasma que habita entre los muros de Raynham Hall. Se han visto a los espectros de dos niños con un cocker spaniel corretear por los pasillos de la mansión. También suele aparecer el famoso Duque de Monmouth, hijo natural del rey Carlos II de Inglaterra, seguido por su fiel perro de lanas, por las estancias del caserón... Y es que Monmouth, tan solo pernoctó durante un tiempo en Raynham Hall, antes de acabar con la cabeza en el tajo por rebeldía y alta traición; lo cual no deja de intrigar un poco que vaya andando por Raynham Hall... ¿Será un cruce accidental de dimensiones?¿Qué tiene Raynham Hall de especial para que varios fantasmas convivan en ella?

El séptimo marqués de Raynham Townshend y propietario de la Mansión logró el título cuando sólo tenía cinco años.

La National Trust es una organización no gubernamental, registrada como fundación caritativa y benéfica independiente y autofinanciada, que se encarga de la preservación de las costas, parajes naturales, fincas privadas, parques, jardines y edificios históricos de Gran-Bretaña (Inglaterra, Irlanda del Norte, País de Gales e Islas), desde su creación en 1895 por tres filántropos victorianos: Miss Octavia Hill, Sir Robert Hunter y Canon Hardwicke Rawnsley.



La misión principal de la National Trust consiste en salvaguardar del desarrollo urbanístico descontrolado, de la especulación salvaje y de la industrialización, sitios emblemáticos del campo, de las costas y de las ciudades británicas, considerados patrimonio de la Humanidad. Por ello, en sus 113 años de existencia, sus miembros se han dedicado a adquirir, salvar y proteger nada menos que 248.000 hectáreas de tierra repartidas en Inglaterra, Gales y Norte de Irlanda, además de 600 millas de costa y más de 200 edificios y jardines de gran interés artístico, arquitectónico, histórico y paisajístico. 

Muchas de estas propiedades, pertenecientes a las antiguas familias aristocráticas, se han salvado al acogerse a la organización, asegurandose así su preservación de posibles especulaciones, ventas arbitrarias y dispersión indiscriminada de obras de arte.

Cuenta actualmente con 2,7 millones de miembros suscriptores.

Existe una organización idéntica para Escocia y sus Islas, conocida como la National Trust for Scotland.

Charles Townshend, segundo vizconde (1674-1738) tenía 12 hijos, casada en 1698 con Elizabeth Pelham (n. -???? 1711) tuvo 5 hijos 

Charles Townshend, 3ro vizconde (1700-1764) 
Thomas Townshend (1701 - 1780) 
William Townshend (1702 - 1738) 
Roger Townshend (1708 - 1760)
Elizabeth Townshend (-???? 1785)

Casado en 1713 con Dorothy Walpole (b.1684???? -1726) tuvo 7 hijos
George Townshend (1714/15 - 1762/69)
Augusto Townshend (1716 - 1746)
Horatio Townshend (1718 - 1764)
Rev. Edward Townshend, Decano de Norwich (1719 - 1765) 
Richard Townshend (1721 - murió joven) 
Dorothy Townshend (1722 - 1779)

María Townshend (1724 - 1776)


Retratos de la Historia

Investigaciones recientes de Long Island Paranormal Investigators: Raynham Hall Oyster Bay















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