LA ZONA HISTÓRICA : Los Petroglifos de Campo Lameiro

Con casi 100 petroglifos de más de 4.000 años de historia y 22 hectáreas de extensión, el Parque Arqueólogico de Campo Lameiro (Pontevedra) abría sus puertas al público en 2011, destinado a convertirse e una de las referencias internacionales del arte rupestre. El proyecto, que empezó a gestarse ya en 1995 fue inaugurado oficialmente por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el secretario general de Relaciones Institucionales del Ministerio de Fomento, Fernando Puig de la Bellacasa.



El parque de Campo Lameiro, según destacó Feijóo, es el primer paso de la Rede Galega de Patrimonio Arqueolóxico. En ella se integran el Parque do Megalitismo da Costa da Morte, el de Cultura Castrexa de San Cibrao de Las, y el Parque da Romanización de Lugo. "Todos ellos darán fe de que Galicia posee una prehistoria que la acredita como cuna de nuestra civilización", señalaba el presidente.

El conjunto de petroglifos de Campo Lameiro es uno de los más grandes del continente europeo y el mayor del noroeste peninsular. El parque tiene una triple vocación, la investigación, la conservación y la difusión al público de la riqueza del arte rupestre gallego





Cuando se iniciaron los trabajos para su creación, los arqueólogos tenían localizados un total de 40 petroglifos, pero son ya casi 100 las rocas con gravados que han sido descubiertas. "Seguirán apareciendo a medida que vayamos investigando", subrayaba el director del parque, José Manuel Rey García, en una visita guiada por las instalaciones a las autoridades.

Un centro de interpretación y documentación constituye el punto de entrada en el parque. Con una superficie de 3.500 metros cuadrados y diseñado como un bloque pétreo para adaptarlo en el entorno, el edificio cuenta con dos plantas. La primera se dedica al espacio expositivo en el que se intenta explicar al visitante cómo era la vida en la Edad del Bronce, el momento de la prehistoria en la que se realizaron los petroglifos de Campo Lameiro



El segundo piso alberga las dependencias administrativas y los espacios dedicados a la investigación y documentación, el archivo, laboratorio y salas para los investigadores y para la realización de seminarios.

Pero el punto de mayor relevancia histórico-artístico, se encuentra en el exterior. El parque consta de 21,8 hectáreas de terreno de titularidad pública que recogen una importante muestra del arte rupestre. 




La zona tuvo que ser limpiada de matorrales, tojos y eucaliptos que ocupaban buena parte del terreno. Ahora el paseo por el área arqueológica se realiza por una red de senderos acondicionados y pasarelas de madera. 

En las piedras señalizadas aparecen gravados de formas geométricas o figurativas que recrean escenas de monta o de caza. Uno de los más importantes "por su valor plástico" es el de A Laxe dos Carballos. En él puede verse un gran ciervo con lanzas clavadas en el lomo exactamente iguales a las lanzas de la época encontradas en las prospecciones arqueológicas. 

Además de los petroglifos, el parque cuenta con la recreación de un poblado típico de la Edad del Bronce con la que se pretende acercar al visitante la vida cotidiana en la prehistoria.

El coste total del parque se acerca a los nueve millones de euros, de los que 5,2 se destinaron al centro de interpretación que fue sufragado por la Xunta de Galicia y el Ministerio de Fomento



El parque está llamado a convertirse en un importante reclamo turístico, una especie de Altamira gallega

Tras la apertura del parque, Sayáns se marcó un nuevo objetivo, "conseguir el reconocimiento de los petroglifos de Campo Lameiro como patrimonio de la humanidad". 

Además de la visita al centro de interpretación y a los petroglifos por libre, el parque también ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas para grupos. 

La dirección de las actividades  de investigación y documentación, la labor más científica del proyecto, dependen de la Consellería de Cultura. Sin embargo, la explotación del parque, la gestión de las visitas y los talleres ha sido adjudicada en concurso público a la empresa sevillana Ingeniaqed.



El Parque de Campo Lameiro y las áreas arqueológicas pontevedresas da Caeira (Poio), Tourón (Ponte Caldelas) y los petroglifos de Mogor (Marín) forman parte del proyecto Camiños de Arte Rupestre, junto a otras cien áreas europeas de gran interés científico, cultural y artístico.

En el entorno del parque es posible visitar otros conjuntos rupestres que fueron acondicionados para facilitar el acceso al público: Campo de Matabois, Outeiro do Pan Trigo, Rotea de Mendo y Chan da Lagoa, en el municipio de Campo Lameiro, y el de Fentáns en Cotobade. Además también existen yacimientos de otras épocas, como el castro de Penalba, y una interesante arquitectura civil y religiosa en las localidades inmediatas.


Las formas geométricas o figurativas que recogen los petroglifos del parque de Campo Lameiro aparecen también labradas en piedra de países como Australia, Egipto, Estados Unidos o Francia. En un vídeo del centro de interpretación del parque arqueológico se explica que a día de hoy no hay una teoría clara sobre su significado. Algunas hipótesis apuntan que podrían ser visiones mágicas, representaciones del poder de los guerreros o exaltaciones de la caza. 



Atraer al visitante y acercarlo a su antepasado a través del arte. Este es el objetivo principal del parque rupestre de Campo Lameiro. Su apertura al público supone el primer paso de la Red Gallega de Patrimonio Arqueológico, que intenta dar a conocer otras épocas históricas. 

En el territorio gallego conocemos al menos tres periodos con arte rupestre al aire libre: Neolítico (IV y III milenios a.C.), Edad del Bronce (II milenio) y Edad del Hierro (I milenio a.C. hasta el s. III d.C.).

En Galicia son los petroglifos la forma en la que aparece el arte rupestre. Los petroglifos más antiguos pertenecen al Neolítico y se asocian al mundo de los dólmenes, también existen grabados pertenecientes a la Edad del Hierro, pero sin duda los más conocidos son los de la Edad del Bronce.

Se localizan en peñascos y piedras graníticas, presentan un surco muy erosionado y, en ocasiones, difícil de observar. Existen dos tipos de diseños: figurativos, que son aquellos que es posible saber qué representan, como por ejemplo los ciervos, los caballos, figuras humanas y armas; y los abstractos, aquellos que no sabemos qué representan, como son las combinaciones circulares.



Los petroglifos no reflejan la vida cotidiana de las personas que los grabaron. Las comunidades de la Edad del Bronce practicaban la agricultura y la ganadería como base subsistencial. Pero en los grabados no aparecen estas actividades, los únicos temas representados son los relacionados con la caza y la guerra. Los petroglifos nos hablan de aquellas actividades que, posiblemente, la sociedad de la Edad del Bronce consideraba más prestigiosas: la guerra y la caza.

En las escenas cinegéticas el único animal cazado es el ciervo, esto puede estar relacionado con la importancia simbólica que este animal debía de poseer. En el mundo imaginario de estas comunidades la caza parece ser algo más que una función meramente lúdica o suministradora de alimento. 

Cuando observamos una escena de caza en un petroglifo estamos contemplando una actividad de fuerte contenido ritual y posiblemente iniciática. Los conjuntos de petroglifos se sitúan en las laderas de las sierras, en ocasiones se encuentran rodeando brañas y cubetas así como en las líneas de tránsito que comunican estas zonas con los lugares donde se encuentran los poblados. 




Desgraciadamente, esta imagen deja mucho que desear a cerca de la conservación del Parque.

La gente de la Edad del Bronce vivía en los llanos de la sierra y en áreas inmediatas a la costa. Los grabados se sitúan fuera de los poblados. Si observamos la distribución de petroglifos podemos comprobar que con frecuencia se disponen rodeando las sierras, como demarcando un territorio. 

Si a esto añadimos que los grabados presentan variaciones estilísticas por comarcas, esto nos puede llevar a plantear que pudiesen funcionar como delimitadores territoriales. En las sociedades prehistóricas el arte siempre estuvo relacionado con actividades de carácter ritual y religioso, es decir, que además de servir como marca territorial, los petroglifos pudieron funcionar como lugares de agregación de guerreros y como indicadores de sitios con una especial carga simbólica.







TEXTO Fuente : http://www.gtarpa.usc.es/petro/
elCorreoGallego.es

Más:
web www.paar.es/ 
Gallaecia Petrea
Museo de Galicia del Gaiás
Parque del Megalitismo de la Costa da Morte
Parque de la Cultura Castrexa de San Cibrao de Las
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