Una intoxicación alimentaria provocaba la muerte de tres miembros de una misma familia, un hombre de 61 años, su mujer de 50 y su hija de 14, en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), el 14 de diciembre de 2013, según confirmaba el Ayuntamiento de la localidad mediante un comunicado.
Otra hija, de 13 años, se encontraba ingresada en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, con pronóstico reservado y con náuseas y vómitos.
Fuentes de la investigación dijeron a Efe que los afectados vivían de la recogida de cartones y se alimentaban de comida caducada que le regalaban.
Según las primeras indagaciones, los afectados cenaron pescado y poco después comenzaron a sentirse mal.
El Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra mostraba su "dolor y consternación" por estas muertes.
La portavoz municipal, Miriam Burgos, señalaba que "la familia residía en Alcalá desde hacía algunos años pero no era usuaria habitual de los servicios sociales de la ciudad, aunque este año en el mes de octubre el padre (el hombre fallecido de 61 años) solicitó el salario social".
El caso permanecía bajo secreto de sumario, por lo que la portavoz había pedido prudencia para que la justicia pudiera seguir su cauce habitual y clarificara los hechos.
"Desde el Ayuntamiento se pedía respeto para que no se hicieran especulaciones hasta que no se levantase el secreto de sumario y se conocieran las verdaderas causas del dramático suceso", añadía el comunicado.
Estos hechos hicieron que se activara la Alerta de Salud Pública, de modo que el equipo de Salud Pública de la Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía realizara una muestra epidemiológica en el domicilio.
Las muestras se hallaban bajo investigación judicial para ser analizadas y determinar las causas de la intoxicación.
No obstante, fuentes de la investigación señalaron a Efe que estaban abiertas todas las posibilidades sobre las causas del fallecimiento.
El matrimonio fallecido se levantaba cada día a las siete de la mañana y salía a las calles para, con la ayuda de una pequeña furgoneta, recoger cartones, cajas de plástico y ropa vieja para obtener algún dinero.
Según La Voz de Galicia, esa actividad la mantenían hasta última hora de la tarde y también algunos sábados por la mañana, según los testimonios de sus vecinos.
Las donaciones de alimentos caducados o a punto de caducar, eran proporcionadas por algunos establecimientos comerciales. No percibían ayuda de Cáritas desde hacía algo más de dos años, lo que también habían hecho de forma no habitual.
Algunos vecinos declararon que cuando el hombre fallecido E.C. de 61 años, obtenía un palé completo de algún alimento, como zumos envasados en cajitas, ofrecía algunos a otras familias de su bloque y del barrio.
El fallecido era fontanero en paro, trabajó para una aseguradora y perdió el empleo al inicio de la crisis, y era padre de otros dos hijos mayores de edad, fruto de una unión anterior, un varón que vive en la Comunidad Valenciana y una mujer que tiene su propia familia, residente en Alcalá de Guadaíra y que, según fuentes municipales, se mostraba dispuesta a hacerse cargo de la hermana de 13 años cuando saliera del hospital.
Los familiares de los fallecidos mostraron su disgusto con las informaciones que habían asegurado que la familia buscaba comida en las basuras, según explicaba Mariló Rodríguez, quien calificaba a la familia de «bastante normalizada» aunque «con problemas económicos, como tantas familias en España».
El piso que habitaban, un bajo en un bloque de cuatro alturas sin ascensor, estaba embargado por una entidad bancaria desde hacía años, aunque no había orden de desalojo de la familia, según confirmaba Gutiérrez y los vecinos.
Las dos adolescentes asistían regularmente al instituto público y hacían una vida normal.
Un portavoz de la Consejería andaluza de Salud rehusaba pronunciarse sobre las causas de la muerte de la familia mientras siguiera bajo secreto sumarial y dijo que el equipo médico actuó según el protocolo previsto.
El portavoz de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales pedía prudencia sobre este suceso, cuando aún no se conocía el resultado de las autopsias a las víctimas y de los análisis toxicológicos de productos encontrados en el domicilio de los fallecidos.
También aseguraba desconocer posibles quejas o denuncias sobre la cobertura sanitaria prestada a los tres fallecidos y a la niña ingresada.
Según el comunicado divulgado por esta Consejería, las cuatro personas implicadas fueron atendidas en su domicilio por un equipo de urgencias, alertado por una posible intoxicación alimentaria mediante una llamada telefónica a las 2.55 horas del sábado 13 desde el domicilio de la familia.
Los cuatro familiares padecían náuseas y vómitos. Fueron atendidos por un Equipo Móvil del Dispositivo de Cuidados Críticos de Urgencias de Alcalá de Guadaíra, compuesto por un médico, un enfermero y un conductor.
Según el portavoz de la Junta, se siguió el protocolo médico establecido en estos casos.
A las 9.09 horas del sábado, el centro de urgencias atendió una nueva llamada desde el domicilio debido a un agravamiento de los síntomas y los médicos desplazados se encontraron a dos adultos en estado grave y a una niña de 14 años en parada cardiorrespiratoria.
Ante su estado médico, fueron trasladados al hospital de Valme donde, la mujer y el hombre murieron a las 17.15 horas y las 18.00 horas, respectivamente, mientras que la hija superviviente fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío, donde «evolucionaba favorablemente».
La delegada municipal confirmaba que la menor de 13 años hospitalizada desconocía que su hermana y sus padres habían fallecido.
El Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, en cuya fachada ondeaban las banderas a media asta, decretó tres días de luto oficial y suspendía una fiesta navideña prevista para esa tarde con atracciones infantiles en una de las plazas del centro de la localidad.
Alcalá de Guadaíra, muy próxima a la capital sevillana, tiene unos 74.000 habitantes censados, y Cáritas atiende allí a 690 familias como mínimo con una asistencia mensual, según confirmó su coordinador local, Antonio Muñoz.
Sólo en la Parroquia de San Agustín, a la que pertenece la barriada Rabesa, donde vivían los fallecidos, atiende habitualmente a doscientas de esas familias.
Antonio Muñoz, recordaba que Cáritas sólo distribuye alimentos no perecederos entre las familias necesitadas, asegurando que varias familias de Alcalá recogían alimentos de los contenedores de noche «para evitar la vergüenza».
El matrimonio fallecido se levantaba cada día a las siete de la mañana y salía a las calles para, con la ayuda de una pequeña furgoneta, recoger cartones, cajas de plástico y ropa vieja para obtener algún dinero.
Según La Voz de Galicia, esa actividad la mantenían hasta última hora de la tarde y también algunos sábados por la mañana, según los testimonios de sus vecinos.
Las donaciones de alimentos caducados o a punto de caducar, eran proporcionadas por algunos establecimientos comerciales. No percibían ayuda de Cáritas desde hacía algo más de dos años, lo que también habían hecho de forma no habitual.
El fallecido era fontanero en paro, trabajó para una aseguradora y perdió el empleo al inicio de la crisis, y era padre de otros dos hijos mayores de edad, fruto de una unión anterior, un varón que vive en la Comunidad Valenciana y una mujer que tiene su propia familia, residente en Alcalá de Guadaíra y que, según fuentes municipales, se mostraba dispuesta a hacerse cargo de la hermana de 13 años cuando saliera del hospital.
Los familiares de los fallecidos mostraron su disgusto con las informaciones que habían asegurado que la familia buscaba comida en las basuras, según explicaba Mariló Rodríguez, quien calificaba a la familia de «bastante normalizada» aunque «con problemas económicos, como tantas familias en España».
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Un portavoz de la Consejería andaluza de Salud rehusaba pronunciarse sobre las causas de la muerte de la familia mientras siguiera bajo secreto sumarial y dijo que el equipo médico actuó según el protocolo previsto.
El portavoz de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales pedía prudencia sobre este suceso, cuando aún no se conocía el resultado de las autopsias a las víctimas y de los análisis toxicológicos de productos encontrados en el domicilio de los fallecidos.
También aseguraba desconocer posibles quejas o denuncias sobre la cobertura sanitaria prestada a los tres fallecidos y a la niña ingresada.
Según el comunicado divulgado por esta Consejería, las cuatro personas implicadas fueron atendidas en su domicilio por un equipo de urgencias, alertado por una posible intoxicación alimentaria mediante una llamada telefónica a las 2.55 horas del sábado 13 desde el domicilio de la familia.
Los cuatro familiares padecían náuseas y vómitos. Fueron atendidos por un Equipo Móvil del Dispositivo de Cuidados Críticos de Urgencias de Alcalá de Guadaíra, compuesto por un médico, un enfermero y un conductor.
Según el portavoz de la Junta, se siguió el protocolo médico establecido en estos casos.
A las 9.09 horas del sábado, el centro de urgencias atendió una nueva llamada desde el domicilio debido a un agravamiento de los síntomas y los médicos desplazados se encontraron a dos adultos en estado grave y a una niña de 14 años en parada cardiorrespiratoria.
Ante su estado médico, fueron trasladados al hospital de Valme donde, la mujer y el hombre murieron a las 17.15 horas y las 18.00 horas, respectivamente, mientras que la hija superviviente fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío, donde «evolucionaba favorablemente».
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