LA ZONA G8: La palabra "Indecente".


La palabra “indecente” va camino de convertirse en sinónimo de democracia.

Indecente, es que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un “Sr./Sra.” diputado de 3.996 €/mes, pudiendo llegar con dietas y otras prebendas a los 6.500 €/mes
Indecente, es que un Sr./Sra. catedrático de universidad o un Sr./Sra. cirujano de la sanidad pública ganen menos que un concejal de fiestas del ayuntamiento de un pueblucho de tercera;

Indecente, es que los políticos se suban los sueldos en el porcentaje que les apetezca, (siempre claro está, por unanimidad, y al inicio de cada legislatura);
Indecente, es comparar la jubilación de un diputado con la de una viuda o un viudo. Indecente, es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación y a los “Srs./Sras.” diputados les baste con solo siete años, y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima necesiten solo jurar o prometer el cargo;
Indecente, es que los diputados sean los únicos “trabajadores” de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF;

Indecente, es colocar en la administración a miles de asesores, amigotes con sueldos que ya desearían los técnicos más cualificados; o liberados con sueldo de partidos y sindicatos…
Indecente, es el millonario gasto generado por las televisiones autonómicas, tan zafias o más que las privadas, y creadas al servicio de la propaganda partidista para el mantenimiento en el trono de los políticos de turno;
Indecente, es la millonada destinada a sostener la maquinaria propagandística de los partidos políticos, aprobado por los mismos políticos que viven de ellos y lo que es más grave la “mala costumbre “de financiarlos de manera ilegal;
Indecente, es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer un cargo (y no digamos intelectual o cultural);

Indecente, es el coste que representa para los demás ciudadanos españoles sus comidas, sus coches oficiales, sus chóferes, sus viajes en primera clase o en aviones que pagamos todos y sus tarjetas de crédito ilimitadas que lo mismo sirven para un traje que para ir de putas;


Indecente, es que sus señorías tengan seis meses de vacaciones al año;


Indecente, es que sus señorías cuando cesan en sus cargos, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses;
Indecente, es que ex-ministros, ex-secretarios de estado y ex-altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de España que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público;
Indecente, es que se utilice a los medios de información públicos para transmitir a la sociedad el discurso del partido en el Gobierno… Es indecente, que encima, nos pidan ¡un esfuerzo!, a nosotros, para salir de la crisis en la que éllos nos han metido.

De izquierda o de derecha, la clase política española, todos y cada uno de ellos, son unos indecentes.
Lo ha dejado escrito Carlos Esparza en el NA:
Los españoles, todos los que vamos a votar, también somos unos “indecentes” precisamente por esa misma razón; POR VOTARLES, cada vez que se les ocurre convocarnos a ejercer ese gran derecho que hemos ( según éllos) conquistado ; “el derecho al VOTO”.
Y con ese derecho, pero sin trabajo, pobres, hambrientos y cabreados, puede que tengamos el derecho a ser enterrados si continuamos comportándonos tan “indecentemente”.

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