Tenían guardado en bolsas de plástico 1,5 millones de euros en billetes de 500 dentro de un armario.
La policía decidió buscar a los ladrones, y a las monjitas les preguntan por el orígen..del dinero.
El Cuerpo Nacional de Policía está investigando, bajo la coordinación del juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza, la desaparición de 1,5 millones de euros en efectivo denunciada por las responsables del monasterio de Santa Lucía, una comunidad cisterciense femenina y de clausura que lleva casi medio siglo ubicada en el barrio zaragozano de Casablanca.
En realidad, el juez y la Policía indagan también el origen del dinero, ya que su tenencia en efectivo en una cuantía tan elevada resulta cuando menos llamativa al tratarse de una comunidad religiosa de este tipo.
A los responsables de las pesquisas también les llamó la atención desde el primer momento que, según las afirmaciones de las propias monjas, la mayor parte del dinero estuviera en billetes de 500 euros y que lo guardaran en unas bolsas de plástico dentro de un armario.
Las religiosas echaron en falta el dinero a primera hora de la mañana del lunes de la semana pasada, 28 de febrero.
Esa noche, mientras ellas dormían, alguien había forzado una de las puertas de acceso a uno de los edificios del convento y había revuelto su interior.
A la vista de cualquier profano, se trataría de un simple robo con fuerza en las cosas, una suerte delictiva que con la crisis supera en Aragón los dos centenares de episodios anuales, dos tercios de ellos en Zaragoza.
Sin embargo, en la comunidad se percataron rápidamente de la elevada cuantía del botín de ese robo.
Se trata, de hecho, de una de las principales cifras de dinero --si no la mayor-- sustraída en metálico jamás en Aragón.
PESQUISAS
A las ocho de la mañana, la Comisaría de Distrito de San José recibía, por vía telefónica desde el propio convento, la alerta que le ponía tras la pista del robo.
Los agentes de este puesto realizaron las primeras diligencias, a las que después se unieron efectivos del Grupo de Robos de la Brigada Provincial de Policía Judicial.
El cenobio, situado en la calle Maestre Racional, junto a Vía Ibérica, fue visitado poco después por agentes de la Policía Científica que inspeccionaron el inmueble en el que actuó el autor --o los autores-- del robo en busca de huellas dactilares, rastros genéticos o indicios de cualquier otro tipo --como huellas de pisadas-- que puedan llevar a determinar quién cometió el asalto.
Paralelamente, otros policías comenzaban a tomar declaración a las monjas en busca de datos que puedan facilitar la resolución del inusual caso.
Uno de los primeros aspectos que debe determinar la Policía es si el robo fue un episodio de fortuna de un ratero que se encontró una cantidad millonaria sin saber que podía encontrarla allí, o si, por el contrario, es el golpe de un ladrón de guante blanco que fue a buscar el preciado botín allí donde él sabía que se encontraba.
Ninguna de esas dos hipótesis es descartable a priori, aunque ambas tienen, al mismo tiempo, goteras.
¿Quién decidiría asaltar, con intención de robar, un edificio de gruesas paredes y plano desconocido habitado por una comunidad que, al menos en teoría, pasa con lo justo para sobrevivir?
Poca gente, parece.
¿Y quién podría poseer fuera de los muros del convento una información tan preciosa y precisa como el lugar en el que unas pías monjas custodian una fortuna en billetes de 500 euros?
Tampoco parece que pueda haber muchos candidatos.
COMUNIDAD
Las integrantes de la comunidad religiosa del monasterio de Santa Lucía, presidido por una abadesa, desarrollan varias actividades como la encuadernación y la restauración de libros, así como la recuperación de pergaminos.
Las religiosas tienen también una relación especial con la pintura.
De hecho, en Santa Lucía vive Isabel Guerra, la conocida ´monja pintora´, una artista cuya cotización aumenta cada año.
Isabel Guerra
Cualquiera de sus dibujos puede costar entre 2.500 y 12.000 euros y sus cuadros llegan a alcanzar los 48.000 euros.
Suele exponer cada tres o cuatro años y vende todo lo que expone.
De hecho, suele haber lista de espera de compradores en la galería Sokoa de Madrid, que lleva su representación.
En el año 2000 fue protagonista de una polémica pero exitosa exposición retrospectiva en La Lonja de Zaragoza, que vieron más de 120.000 personas.
Con el sombrero puesto
"Los obispos advierten que asignar a favor de la Iglesia en el IRPF contribuye a luchar contra la crisis".
De lo que se deduce que no son necesarias tantas reuniones de economistas: la forma de enfrentarse a la crisis es dar aún más pasta a la Iglesia católica.
El texto –una nota de la agencia Efe– detalla:
"La Conferencia Episcopal Española ha advertido a los contribuyentes que asignar a favor de la Iglesia en la declaración de la renta contribuye ‘en el fondo’ a luchar contra la crisis, dada la ‘impagable’ labor asistencial que realiza esta institución con los más desfavorecidos".
Y es verdad: hay sacerdotes (varones: primera categoría) y monjas (hembras: categoría inferior) que dedican su vida a ayudar a los desfavorecidos.
Pero también hay muchas otras personas que ayudan a los desfavorecidos y no son ni sacerdotes ni monjas.
Y también hay sacerdotes que, en vez de ayudar a los desfavorecidos, dedican sus esfuerzos a fomentar la carcunda, a encubrir a delincuentes sexuales, a alimentar el guerracivilismo...
Hay una cúpula eclesiástica que envía a sus obispos a presidir las manifestaciones cavernícolas, que se dedica a financiar fuentes radiofónicas de mentiras y de odio, que trata de forzar las leyes civiles para ajustarlas a su catecismo, que predica contra el divorcio y contra el condón, que ahora sale en defensa de los símbolos públicos islamistas para así poder luego defender ellos los suyos...
¿Para sufragar a esa gente hay que marcar ahora la casilla de la Iglesia católica en la declaración de la renta?
Visto que el año pasado consiguieron un diez por ciento menos de las declaraciones de la renta, monseñor decidió no perder el tiempo en menudencias y reiteró las bondades de la campaña, a ver si este año les va mejor con ese lema que han escogido:
"Yo también marco la x a favor de la Iglesia, ¿y tú?".
Pues yo miro a mi alrededor y no veo a mucha gente entusiasmada por marcar esa casilla para subvencionar a Rouco Varela, a los encubridores, a la Cope o al resto de guerracivilistas, por mucha o poca labor asistencial que realicen sus clérigos más abnegados.
Y este año veo además que mucha gente se acogerá a la posibilidad de no marcar ninguna de las dos casillas (ni la católica ni la de "otros fines sociales", como hacían muchos agnósticos) y eso porque se han enterado de que la mitad de ONG que reciben dinero de esta última casilla están también ligadas a la Iglesia católica, de forma que, esta, lo que no se lleva por un lado medio se lo lleva por el otro.
Y ahí sí que me quito el sombrero.
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