ESPAÑA ME MATA : Los bebés perdidos de la Transición




Un matrimonio tuvo un hijo el 19 de marzo de 1977 en la vieja Residencia que oficialmente no vivió ni 24 horas y cuyo cadáver no llegó a ver 

Los datos sobre las causas y la data del fallecimiento, contradictorios.

Una familia de Ayamonte presentará una denuncia en la Fiscalía Provincial con el fin de que se abra una investigación por el supuesto robo de su bebé, nacido en marzo de 1977.

Visitaron la tumba de su hijo, en el cementerio de Huelva, en contadas ocasiones aquella primavera de 1977. 

Dolía demasiado. José Rodríguez y Manuela Romero decidieron retomar sus vidas tras la repentina e inexplicable muerte de su segundo vástago, apenas unas horas después de que Francisco Javier, así lo llamaron, se presentara en este mundo. 

Era el día del padre (19 de marzo). 

Un día, a José le dio un vuelco el corazón, casi de la misma intensidad al golpe que sufrió hace la friolera de 34 años, cuando perdió a su hijo sin entender la razón. 

Ahora, tres décadas después, la televisión le ponía delante varios casos, salpicados de Sur a Norte por el país, de robos de niños en los mismos hospitales en los que habían nacido. 

"Siempre pensé que algo pasó, pero eran otros tiempos...", se lamenta. 


José Rodríguez es el miembro 266 de la Asociación Anadir, dedicada a investigar y a denunciar adopciones irregulares, con casi 400 expedientes vivos en estos momentos. 


El matrimonio Rodríguez Romero ha puesto en manos del abogado Isaac Maestre la denuncia por el supuesto robo de su bebé y se sumará a la colectiva ante la Fiscalía General de Estado que presentarán todos los afectados. 



Manuela parió en el desaparecido Manuel Lois (la Residencia, se le llamaba entonces) sobre las 23:15 del 19 de marzo de 1977. 

Lo recuerdan los padres y así lo señala el Registro Civil (el nacimiento y la muerte de Francisco Javier se inscribieron el mismo día). 


"Lo vi a través de un cristal". Fue "la primera y la única vez" que José vio al bebé, que pasó toda la noche junto a su madre, mientras él estuvo en una especie de sala de espera. 

Hospital Manuel Lois, Huelva, antes de ser derruido.

A la mañana siguiente, una enfermera se llevó al niño para hacerle unas pruebas, según comunicó a la madre, que ya no volvería a verlo más. 


Pasadas dos o tres horas, según el relato de la familia, se personó el médico en la habitación y comunicó a la recién parida que su hijo había muerto a consecuencia de "una conmoción cerebral". 

Esa fue la explicación que el sanitario dio de palabra y que se contradice con el certificado de defunción, en el que se recoge una insuficiencia cardiorespiratoria como causa de la muerte, afirma el padre. 

No hubo más explicaciones. 


Dos días después, mientras el matrimonio esperaba el certificado para poder ir al Registro Civil, el médico lo hizo llamar al despacho -en la estancia había también otro hombre y una monja- para pedirle autorización por escrito para hacerle una prueba al cuerpo sin vida del bebé. José se negó en rotundo.


Un conserje le indicó posteriormente que fuera al depósito si quería ver el cadáver: el coche fúnebre que iba a trasladarlo al cementerio estaba a punto de llegar. 

El hombre que conducía el vehículo entró con un pequeño ataúd mientras el conserje sacó de la zona del depósito una tela "muy bien cosida y cerrada" que supuestamente tapaba al niño. 

"No llegué a verlo y por mucho que lo pedí, se me negó", afirma el padre. 

"Ahora sé -agrega- que en aquella tela que me enseñaron no estaba mi hijo". 



El pequeño cuerpo recibió supuestamente sepultura en el cementerio de Huelva: el ataúd se cubrió de tierra, nunca llegó a tener lápida. 

"Lo enterraron delante de mi y de dos de mis hermanos", indica el padre, para abundar en la lista de contradicciones que ha observado en los documentos oficiales. 

En el certificado ponía que tenía que ser enterrado en Ayamonte, donde reside la familia. 

Después de aquellas primeras visitas al Camposanto, fue la abuela del pequeño la que tomó el relevo a José y Manuela en las visitas al cementerio. 

Pasados algunos meses del entierro, el ataúd de Francisco Javier desapareció y en el lugar que ocupaba se enterró a otra persona.

En el libro de exhumaciones del cementerio municipal no consta la de aquel niño que nació y murió en menos de 24 horas.

Esta familia ha anunciado que pedirá al alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, que se inicie una investigación en el registro del cementerio onubense para comprobar si hay datos del entierro de este bebé por las fechas indicadas. 

Pedro Rodríguez, actual alcalde de Huelva. 




La Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir) ha registrado en los últimos meses en la provincia de Huelva 14 casos de familias a las que supuestamente les robaron su bebé allá por los años 70, nada más nacer y recibieron la noticia de que éste había fallecido.


Según han explicado fuentes de Anadir, en los últimos días han aumentado las peticiones para que se reabran los casos y se investigue acerca de ellos.


En cuanto a las situaciones de las familias que han acudido a Anadir --unas 400 en España--, han señalado que en muchos casos "han encontrado partidas de nacimiento falsas o féretros que, tras el paso del tiempo, han sido abiertos y no han encontrado nada y esto es muy duro". 

Del mismo modo, han asegurado que llega una gran cantidad de correos electrónicos todos los días para formar parte de la asociación.


Por ello, esta asociación denunciará ante la Fiscalía General del Estado alrededor de 400 supuestos casos de "hijos robados" en clínicas de España.

1 comentario:

  1. Ayyyy dios santo a la verdad que este mundo esta alreves.....yo tengo 2 bebes peque~os y si me hubiera pasado eso a mi.....estuviera loka ahora mismo....no cabe en mi cabeza como es q hay tanta maldad en este mundo

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