LA ZONA PÚBLICA: El dilema de la III República



La República es imparable, vendrá aunque los republicanos no movamos un dedo para ello, de hecho el sistema ya tiene amortizada a la monarquía borbónica, ya está descontada como dicen los mercados, la crisis económica no ha hecho más que empezar y como en defensa de sus intereses de clase no pueden asumir el verdadero origen de esta crisis, no existirá solución posible en la economía, y por ello cuando la situación se haga insostenible buscarán de esta forma una válvula de escape que les permita ganar tiempo.


La crisis actual está perfectamente descripta por Karl Marx, se trata de una crisis de sobreacumulación de capital, producto de las trasferencias de las rentas del trabajo a las rentas del capital desde los años setenta, el capital acumulado se reprodujo y se expandió con la globalización hasta que chocó con los límites de este planeta finito.


La competencia íntercapitalista por la tasa de beneficios originó un fuerte incremento de la productividad y por ello al ser, este planeta finito, se hace imposible el crecimiento exponencial perpetuo del PIB que precisa el sistema para funcionar, el factor trabajo, o sea la mano de obra necesaria para producir todos los bienes y servicios a nivel mundial, es cada vez más pequeña debido a ese fortísimo incremento de la productividad, inherente al moderno y tecnológico capitalismo, creando el ejercito de reserva de desempleados que decía Marx, pero que la tecnología actual ha hecho que el tamaño de ese ejercito ya sea demasiado desmesurado e insoportable.

El capital sobreacumulado se refugió en gran parte en el capital financiero creando una burbuja financiera de proporciones monstruosas hasta el nivel de que las transacciones financieras suponen varias decenas de veces el PIB mundial, lo cual es un verdadero dislate y demuestra que es dinero falso creado por los bancos sin base en la economía real.



Por ello en busca de rentabilidad el capital quiso recuperar la tasa de beneficios incitando al consumo con el crédito fácil, creando una burbuja financiera, que ahora ha estallado originando una crisis sistémica. Y no existe solución alguna que no sea un cambio de sistema, ya que dentro del sistema las soluciones históricas a este tipo de crisis fuero las guerras que destruían capital, pero ahora el arma nuclear ya no permite las guerras íntercapitalistas.

Volviendo a Marx, se demuestra que el capitalismo se autodestruye al no poder superar su contradicción básica que es el propio incremento constante de su productividad, en un mercado finito limitado por su tamaño planetario y por los recursos disponibles.

Como se ve este planeamiento no tiene nada que ver con los mantras financiero-monetaristas con los que nos están intoxicando, ni tampoco con las recetas keynesianas con las que la socialdemocracia bien intencionada, como Attac e IU intentan dar salida a la crisis, que lo único que conseguirían, de lograr imponerse, sería hacerla menos onerosa para las capas populares, se impone un cambio total del paradigma consumista como motor de la economía, asumiendo el decrecimiento, y eso solo es posible con algún tipo de socialismo que pueda asignar los recursos de forma equitativa, y además respetuosa con la naturaleza que estamos depredando a un ritmo frenético.


Por todo la anterior esta crisis sistémica, irresoluble y más extrema en el caso español debido a los excesos del sector inmobiliario, va a generar tensiones muy graves en nuestro país, el sistema ya tiene prevista una solución “gattopardiana”, cambiarlo todo para que no cambie nada, los Borbones serán el chivo expiatorio para salir del paso, y se dará el paso a una republica, posiblemente presidencialista, donde a los republicanos de izquierdas solo se nos conceda, o ni tan siquiera eso, la franja morada y el himno de Riego, es un peligro que tenemos que evitar a toda costa.

Esa III República sería una nueva estafa como la de la denominada transición, porque supondría la continuación con otro nombre del pantano inmoral y de corrupción al que nos ha arrastrado esta segunda restauración borbónica, la III Republica que deseamos debe de ser constituida por ciudadanos demócratas que crean firmemente en las virtudes republicanas, una republica laica que sea continuadora de la labor de aquella generación insigne de la II República masacrada por el fascismo.

Ignoro que están tramando, y donde estará situada la segunda operación Suresnes a la que de seguro recurrirán dado el éxito de la primera, pero una operación de ese tipo ya está en marcha de seguro, tengo mis premoniciones pero sería algo aventurado .por mi parte adelantarlas ahora, esta cuestión quizás ya se atisbe cuando, como es previsible, los actores intenten reeditar el Pacto de San Sebastián en versión moderna y neoliberal.

Si llegase esta III República entronizada desde la oligarquía, seguramente incluso para lavarle la cara podrían llegar a sacrificar algunos, pocos, de los privilegios eclesiásticos y harían algunas concesiones políticas a la Memoria Histórica, ya que muertos los actores no tendrían demasiados problema y además el fascismo descarado ya no es necesario para el capital, les basta el fascismo fáctico “democrático” que encubren bajo el epígrafe de “los mercados”.

En conclusión, la III República está a la vuelta de la esquina, para sorpresa de más de uno, pero los gatos son gatos y las liebres, son liebres. Seamos muy cautos para que no nos la roben..

“Curiosamente los ultraliberales de hoy son los descendientes de los antiliberales de ayer”

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