La zona púrpura: LAS OVEJAS PERDIDAS DE Cali



William de Jesús Mazo Pérez, párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, del barrio Alfonso Bonilla Aragón ingresó en la Cárcel de Villahermosa, como presunto responsable del delito de abuso contra un menor de 14 años.


Según la Fiscalía, el sacerdote habría abusado sexualmente de tres hermanos de 10, 11 y 12 años de edad, a quienes invitó a que se quedaran durmiendo en la parroquia, a cambio de dinero y regalos.

La madre de los menores denunció el caso en julio de 2009, desde entonces, se inició una investigación a través de seguimientos y entrevistas para comprobar la responsabilidad del religioso.

El Juzgado Tercero Penal Municipal de Cali tomó la medida luego de que la Fiscalía presentara como pruebas varias fotografías en las que el cura aparecía en ropa interior al lado de algunos de los menores de edad, entre los que estaban los tres hermanos de los que presuntamente abusó.


Las fotos fueron halladas por los investigadores en un paquete que Mazo Pérez pretendía arrojar a la basura, tras percatarse de la orden de captura en su contra.

Durante la audiencia, en la que el sacerdote guardó silencio, también se reveló por parte de los investigadores de la Sijín los resultados de las entrevistas hechas por psiquiatras y sicólogos a los menores supuestamente abusados, en las que quedaba claro la afectación que sufrieron las víctimas, según los profesionales de Medicina Legal.

De hecho, según la Policía, el párroco podría ser investigado por otros casos de presunto abuso sexual contra menores de edad residentes en el sector donde hacía tres años oficiaba como sacerdote.

La Fiscalía presentó la entrevista hecha a la madre de un menor que presuntamente convivió con el religioso durante un año. Un investigador dijo que la mujer acudió a las autoridades para denunciar el mal trato de que era objeto por parte de su hijo, a quien ella le había prohibido frecuentar al sacerdote luego de enterarse de que Mazo Pérez, al parecer, lo abusaba.

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La captura del sacerdote se produjo en medio de confusos hechos, pues inicialmente la Policía llegó hasta la iglesia del barrio Alfonso Bonilla, pero a raíz de las protestas de la comunidad y por solicitud del cura, el operativo se trasladó hasta la sede de la Archidiócesisde Cali, en el centro histórico de la ciudad, donde finalmente se permitió su detención.

Mediante un comunicado de prensa, la Archidiócesis de Cali dijo que el pasado 29 de junio, un día antes de su captura, la Iglesia había emitido un decreto mediante el cual retiraba de sus funciones al párroco William Mazo.

El padre Alfonso Llano pide no buscar a estos enfermos solo en la Iglesia. 


Tan ocultas como las historias sórdidas que tienen detrás, siguen en Colombia las cifras de sacerdotes que se han valido de su investidura para irrumpir sexualmente en la vida de muchos niños. 



Tanto, que la Fiscalía General sólo tiene en sus registros casos de Bogotá desde el 2005, y se quedan en 11.



En parte, porque no discrimina el abuso sexual de menores por la categoría del autor. 

Tres inadvertidas condenas de párrocos en Tolima, Caldas y Cúcuta en lo que va de año, recuerdan que la pederastia en la Iglesia Católica está lejos de ser un mal de otros países.

Esto sin contar lo que se queda escondido por las dificultades para probar el daño, o por el miedo y la vergüenza de las víctimas, casi siempre pequeños vulnerables por sus condiciones familiares y de pobreza. 

Dos desplazados de Tolima, hoy de 10 y 11 años, uno de los cuales está esperando una cirugía por el daño físico sufrido, son los protagonistas de una de estas tragedias. El sacerdote, que se escondía en su pueblo natal, fue capturado en abril pasado.

Y si bien en Colombia como en el resto del mundo las cifras son una incógnita, el portavoz oficial del episcopado colombiano, monseñor Juan Vicente Córdoba, acoge la cifra mundial de la Iglesia según la cual los sacerdotes pederastas son sólo el 0,2 por ciento.



Pero más allá de lo insignificante que parece el número, personas de la Iglesia aquí, que piden no ser citadas, advierten que hasta ahora no hay directrices para prevenir que pederastas camuflados en el hábito sigan violentando niños. 



En contraste, en 250 ciudades de Estados Unidos, donde los escándalos han sido mayúsculos, tiene líneas exclusivas para la denuncia.

Y aunque parcial, el estudio del periodista español Pepe Rodríguez para su polémico libro La vida Sexual del Clero, dejó ver que los pederastas que eligen el sacerdocio no son una suposición.

Sobre una muestra de 354 sacerdotes activos en España, que mantenían relaciones sexuales, encontró que un 74 por ciento las tenían con adultos, y un 26 por ciento, con menores (niños y niñas).

Si no por las cifras, sí por el daño que pueden causar los sacerdotes pederastas vale la pena tener en cuenta el testimonio que dio el cura australiano John Sidney, al admitir la violación a 39 pequeños: 

"Todo lo que puedo decir es que lo siento mucho. Me veo como un pedófilo repugnante que se aprovechó de su poder para abusar de los jóvenes".



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Y el clero sigue "tocando".





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