Enterrado a un metro de profundidad, envuelto en un saco de dormir y con una bolsa de plástico cubriéndole el rostro. Así encontró la Guardia Civil, el cadáver del cazador Antonio Fernández Muñoz, desaparecido desde el 30 de septiembre de 2013. Además, el cuerpo presentaba al menos un disparo, según confirmaba a ABC el abogado de la familia de la víctima, Jesús Lázaro.
Los dos hombres acusados de la muerte, que habían cazado en otras ocasiones con Antonio, se echarían la culpa mutuamente sobre la autoría del disparo. Tampoco aclararon por qué mataron a Antonio. Uno de los presuntos autores dijo que fue un disparo fortuito.
El cadáver, en avanzado estado de descomposición, fue hallado sobre las 23.00 horas en la finca «Los Baños», en el término municipal de Aldeanueva de Barbarroya. Fue en la misma zona en la que este ex empleado de banca de 49 años desapareció hacía cuatro meses y medio, después de una jornada de caza en compañía de dos hombres para, supuestamente, cobrar algunos venados.
Son los mismos individuos que fueron detenidos, junto a la esposa de uno de ellos, como los presuntos autores de la muerte de este cazador natural de Belvís de la Jara, que estaba casado y era padre de dos hijos.
Y son los mismos hombres sobre los que recayeron siempre las sospechas de la familia de Antonio, ya que dieron versiones diferentes de los hechos ocurridos un día en que las condiciones meteorológicas no eran idóneas para la caza: llovía, la visibilidad era prácticamente nula y, por tanto, ni se veía ni se oía a los animales.
Antonio Fernández Muñoz
Después de largas batidas por el campo y el pantano de Azután, en las que se llegaron a emplear helicópteros, buzos y perros adiestrados, la Guardia Civil descubrió entre diciembre y enero cuatro zulos que los detenidos cavaron en el mismo paraje donde se perdió la pista del cazador, un hombre de complexión corpulenta (1,89 metros de altura y 98 kilos de peso).
En uno de estos agujeros, estos individuos guardaron el rifle y la cartuchería de Antonio Fernández, concretamente dentro de un tubo de PVC enterrado. Además de cartuchería de escopeta y de otra escopeta con el número identificativo borrado, los investigadores también encontraron en estos escondrijos las prendas de vestir y objetos personales que la víctima mortal llevaba encima cuando desapareció misteriosamente en una zona que Antonio Fernández conocía a la perfección.
El hallazgo del forro polar, el jersey, una camisa, un pantalón, documentación personal, el zurrón y un sombrero condujeron a los agentes a confirmar que se trataba de un homicidio.
Los responsables de la operación «Rececho», en la que participaron decenas de agentes, decidieron ordenar la detención de los acompañantes de Antonio (R. G. G. y F. A. G.), naturales de Sevilleja de la Jara, y de la mujer de uno de ellos (G. H.). La pareja fue arrestada en el paraje «La Portiña» (término de Pepino) y F. A. G. fue apresado en Talavera de la Reina.
Además, en el interior de la vivienda propiedad de F. G. G., situada en la «Ciudad de la Cerámica», la Guardia Civil intervino un arma corta con munición detonadora, dos armas largas (una escopeta y otra con el número de serie manipulado), cartuchería de varios calibres, cuatro visores, dos prismáticos, grilletes y 720 euros en billetes fraccionados. Asimismo, en los exteriores de la vivienda, los agentes recogieron muestras de restos quemados, como prendas de vestir, que pasaron a ser analizadas.
Sin embargo, la Guardia Civil no informó sobre el móvil de la muerte de Antonio, cuyo último rastro visible antes de su desaparición fue su coche aparcado junto a un bar próximo a Aldeanueva de Barbarroya, en la carretera CM-4014.
En su pueblo natal, la tristeza se extendía entre los vecinos de Belvís de la Jara al conocer el hallazgo del cadáver de Antonio. El Ayuntamiento de este municipio de 2.000 habitantes convocaba un pleno extraordinario en el que se aprobaba decretar dos días de luto oficial.
El sombrero encontrado en una de las batidas es el mismo que luce Antonio en la imagen, que podría ser la última tomada al cazador con vida y que publicaba en exclusiva La Voz del Tajo
Los dos hombres ingresaban en prisión, comunicada y sin fianza, acusados de forma provisional de los delitos de homicidio/asesinato, tenencia ilícita de armas, hurto y falsedad. En cuanto a la mujer, quedó en libertad con cargos, acusada de un delito de homicidio/asesinato. Las imputaciones se concretarían a lo largo de la investigación judicial.
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