Los gitanos no matan a sus mujeres. Lo repetía como un mantra Sinaí Giménez, un hombre que se afana en Galicia en imponer la ley caló para evitar que dos clanes acaben a tiros. Los gitanos no matan a sus mujeres, pero José Luis Cortiñas pisoteó esa norma no escrita y acabó a cuchilladas con la madre de sus seis hijos, embarazada del séptimo, y abuela de sus dos nietos, antes de arrojarla al monte como un fardo viejo.
Pepe, como lo llaman, estaba comido de celos. Su guapa mujer, María Luisa Jiménez, con la que llevaba más de veinte años, había tenido que correr con sus cuatro hijos pequeños a esconderse en casa de su hermana para escapar de él.
El marido estaba obsesionado con que el bebé que esperaba no era suyo, sino de su propio hermano, y ni los ruegos ni los juramentos de Lupe -así la conocían- le hacían entrar en razón. «Lupe le había dicho que en cuanto naciera la criatura la llevara a que le hicieran la prueba de paternidad para que se quedara tranquilo, pero eso tampoco le servía», explicaba Giménez, secretario general de la Sociedad Gitana de Galicia.
Lupe nunca había denunciado a su marido. Vivía en un barrio de Lugo junto a los Cortiñas, los parientes de él. Su familia, los Jiménez, residían en Vilaboa (Pontevedra). Ella se trasladó a la capital lucense al casarse con José Luis. Su esposo fue detenido en una operación antidroga junto a otra decena de personas; luego quedó en libertad.
Momento del levantamiento del cadáver. Xoán Álvarez
Una mujer denunció entonces que Pepe pegaba a su esposa y la tenía aterrorizada. Lupe, al ser llamada a declarar, negó ante la juez ser una mujer maltratada. «Hizo lo que hacen las gitanas: pedir ayuda a su familia en vez de delatar a su marido. Acudió a la suegra y a las cuñadas, pero no hicieron nada.
Cuando hay estos problemas y no se pueden resolver toca llamar a la puerta de los patriarcas y al consejo de ancianos para que vuelva la paz a la convivencia, y si esto falla entonces se puede divorciar la mujer», explicaba Sinaí Giménez apelando a la fuerza implacable de la costumbre.
La ley gitana marca que pasado un tiempo tras ese divorcio el hombre puede volver a casarse, y después de él también la que un día fue su esposa.
A Lupe nada de estas leyes atávicas le alcanzó. Los Cortiñas no estuvieron de su lado, la llamaban loca y embustera, hasta que Lupe se refugió en su familia.
Las hijas de la mujer asesinada y otros familiares protagonizaron escenas de dolor y tuvieron que ser atendidas durante el entierro, al que asistieron más de doscientas personas.
Pepe se presentó en Vilaboa en casa de su cuñada. Con ardides trató de que su mujer lo acompañara a Lugo para ir a recoger los papeles de los niños. Le dijo que era para empadronarlos en Vilaboa. Ella se negó a ir; la subió a la fuerza en el coche ante la impotencia de las mujeres de su familia.
Funeral de la víctima en Pontevedra LALO R. VILLAR
Eran las dos de la tarde. Dos horas después, Lupe ya estaba muerta, tirada junto a la N-634, en O Pino, muy cerca del aeropuerto coruñés de Lavacolla, tapada apenas con unas hojas. Cortiñas llamó a la hermana y le dijo que la víctima se había escapado en una gasolinera. Cristina no le creyó e interpuso una denuncia.
En el cementerio de San Mauro, en Pontevedra.Gustavo santos
José Luis Cortiñas Romero, homicida confeso de María Luisa Jiménez, y su hermano fueron trasladados de la prisión de Monterroso a la comunidad de Castilla y León, según fuentes penitenciarias. Más.
Unas horas después lo detuvieron. Contó la historia de la gasolinera. La juez, que ya conocía los malos tratos negados por la víctima, consiguió que confesara. La tarde-noche del 24 de febrero de 2014 no lograron localizar el cadáver con las indicaciones del marido, pero sí al día siguiente.
Nada más conocerse quién era el autor, los patriarcas dictaron su sentencia: el destierro de los Cortiñas de Pontevedra y La Coruña (unas 50 personas), los lugares donde viven familiares directos de Lupe. «Es una orden de alejamiento para garantizar la paz y la convivencia», detallaba Giménez. «Están destrozados. Lupe era una buena cristiana, bella por dentro y por fuera». ¿Y él está seguro en la cárcel?, preguntamos. «Allí nosotros no entramos. Más les vale a los Cortiñas alejarse».
TEXTO ABC
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Delitos y razas
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VAS A MORIR PEPE TE KEDA MUY POCO TIEMPO PERO TAMBIÉN VAS A SUFRIR MÁS DE LO KE A SUFRIO ELLA
ResponderEliminarVAS A MORIR PEPE TE KEDA MUY POCO TIEMPO PERO TAMBIÉN VAS A SUFRIR MÁS DE LO KE A SUFRIO ELLA
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