Demócrito, fue un filósofo griego presocrático y matemático que vivió buena parte de su vida en el siglo IV a. C. en Abdera, Tracia en 460 a. C., murió en 370 a. C.). Fue discípulo de Leucipo. Se le llama también "el filósofo que se ríe".
Su nombre significa "escogido del pueblo", conocido por el sobrenombre de Milesio o Abderita.
Estudió con magos y eruditos caldeos que el rey Jerjes de Persia dejó en la casa de su padre, cuando se hospedó en el hogar de este durante su campaña militar contra los griegos en las Guerras Médicas. Aprendió de ellos sobretodo astrología y teología siendo muy joven.
Es tradicionalmente considerado un filósofo presocrático. Aunque cronológicamente es un error, ya que fue contemporáneo de Sócrates y también es un error desde el punto de vista filosófico, la mayor parte de sus obras tratan de ética y apenas nada de physis, cuyo estudio caracterizaba a los pré-socráticos.
Fue conocido en su época por su carácter extravagante y se le adjudican numerosas leyendas. Realizó muchos viajes por Egipto, Persia y Mesopotamia, donde habría aprendido de magos persas y sacerdotes egipcios y caldeos.
Una leyenda dice que se arrancó los ojos en un jardín para que no estorbara en sus meditaciones la contemplación del mundo externo. Cuentase de él que presentía lo futuro, y entre sus obras más importantes se cita su "Gran Diacosmos", por la cual obtuvo, por plebiscito popular, el premio de 500 talentos.
Hiparco de Nicea asegura, según Diógenes Laercio, que Demócrito murió a los 90 años de edad; y todos los autores de la antigüedad que hayan hecho referencia a su edad, coinciden en que vivió más de cien años.
Según relatos solía reír muy a menudo. Se dice que viajó por Egipto, donde vivió cinco años y adquirió especialmente conocimientos de geometría, así como visitó Etiopía, Mesopotamia, Babilonia, Caldea y Persia y que incluso llegó a la India en busca de conocimientos.
Había adquirido dinero para viajar de la herencia que le dejó su padre a él y a sus dos hermanos; le correspondieron cien talentos. Posteriormente escribió precisamente el Gran Diacosmos para defenderse de las posibles acusaciones que se hacían a aquellos que malgastaban la herencia de sus padres.
Siendo ampliamente ignorado en Atenas durante su vida, la obra de Demócrito fue bastante conocida sin embargo por Aristóteles, que la comentó extensamente.
La razón de que no adquiriera fama fue que él mismo "no se cuidó de ser conocido; y aunque él conoció a Sócrates, Sócrates no lo conoció a él." Asimismo asistió a oir a los pitagóricos. Es famosa la anécdota que Platón detestaba tanto a Demócrito que quería que todos sus libros fuesen quemados.
De hecho Platón estuvo a punto de quemarlos mas se lo impidieron los pitagóricos Amiclas y Clitias aludiendo que era inútil pues ya sus escritos circulaban en muchas partes.
Hay anécdotas según las cuales Demócrito reía y se carcajeaba de todo y decía que la risa torna sabio, lo que lo llevó a ser conocido, durante el renacimiento, como "el filósofo que ríe" o "el filósofo hilário", o incluso como "el abderita hilário".
En la Grecia antigua, Protágoras de Abdera fue su discípulo directo y, posteriormente, el principal filósofo influenciado por él fue Epicuro.
En el renacimento muchas de sus ideas fueron aceptadas (por ejemplo, por Giordano Bruno), y tuvieron un papel importante durante el iluminismo. Muchos consideran que Demócrito es "el padre de la ciencia moderna".
Diógenes Laercio listó una serie de escritos de Demócrito que superan las 70 obras sobre ética, física, matemática, técnica e incluso música, por lo que Demócrito es considerado un autor enciclopédico.
No se conservaron tales escritos, de toda esta producción sólo nos quedan unos trescientos fragmentos menores, la mayor parte de los cuales son reflexiones morales de las cuales sólo conocemos fragmentos, sobre todo gracias a las alusiones de Aristóteles y de Teofrasto.
Existen diversas colecciones de esos fragmentos, como las de Diels-Kranz, Luria y Leszl. De acuerdo con Gelio, Tertuliano y Cicerón Demócrito se privó voluntariamente de la vida.
Entre los pensadores que influyeron en las doctrinas de Demócrito, cabe destacar a los geómetras egipcios y Anaxágoras, cuyas homeomerias son consideradas como el antecedente más inmediato de la Teoría de los átomos.
Junto con su maestro, Leucipo, Demócrito es considerado fundador de la escuela atomista. Se inscribe entre los pos-eleatas, en tanto que acepta los principios establecidos por Jenófanes y Parménides, pero desarrolla una filosofía pluralista como Anaxágoras o Empédocles.
Para Demócrito, la percepción, la razón por la cual piensa por ejemplo que tiene una pluma en la mano, es un proceso puramente físico y mecanicista; que el pensamiento y la sensación son atributos de la materia reunida en un modo suficientemente fino y complejo, y no de ningún espíritu infundido por los dioses de la materia.
La ética de Demócrito se basa en el equilibrio interno, conseguido mediante el control de las pasiones por el saber y la prudencia, sin el recurso a ninguna idea de justicia o de naturaleza que se sustraiga a la interacción de los átomos en el vacío.
Según Demócrito, la aspiración natural de todo individuo no es tanto el placer como la tranquilidad de espíritu (eutimia); el placer debe elegirse y el dolor, evitarse, pero en la correcta discriminación de los placeres radica la verdadera felicidad. Discriminando los placeres que a la larga producen dolor.
Al negar a Dios y presentar a la materia como autocreada, e integrada por átomos, se convirtió en el primer ateo y en el primer materialista (atomista).
Los cambios físicos y químicos se debian a la física no a la magia. Es más conocido por su Teoría Atómica pero también fue un excelente geómetra, ciencia que enseñaba a sus discípulos. Escribió numerosas obras, pero sólo perduran escasos fragmentos.
Escribió varios tratados de Geometría y de Astronomía, que se han perdido. Se cree que escribió sobre Teoría de los Números. Encontró la fórmula B*h/3 que expresa el volumen de una pirámide. Asimismo demostró que esta fórmula se la puede aplicar para calcular el volumen de un cono. Se le atribuyen dos teoremas:
"El volumen de un cono es igual a un tercio del volumen de un cilindro de igual base y altura".
"El volumen de una pirámide es un tercio del volumen del prisma de igual base y altura".
Usando la ciencia racional trata de buscar una explicación de todos los fenómenos naturales partiendo de un pequeño número de principios básicos.
Le preocupó también la naturaleza de la luz. Demócrito sustenta la teoría de la emisión según la cual la visión es causada por la proyección de partículas que provienen de los objetos mismos. La teoría de la emisión es costumbre atribuírsela a Newton, que la expuso muchos siglos después.
Para muchos filósofos, entre los que se incluye a Democrito, prevalecía un principio aritmético-geométrico para explicar muchos hechos. Así, Demócrito hasta el sabor de las cosas lo explicaba bajo este aspecto.
Le atribuía una forma geométrica especial a las cosas para dar tal o cual "gusto": la sensación de dulce se debía a la forma esférica de la sustancia que forma al cuerpo que la produce; lo amargo, se debía a la forma lisa y redondeada, y lo agrio o ácido a lo anguloso y agudo. Un origen e interpretación análogos le atribuía a los fenómenos del tacto.
Entre sus máximas más conocidas están:
"Los principios de todas las cosas son los átomos y el vacuo; todo lo demás es dudoso y opinable."
"Hay hombres que trabajan como si fueran a vivir eternamente. La vida sin fiestas es como un largo camino sin posadas."
"El que a nadie ama, me parece que por nadie es amado."
"El coito es un pequeño mal de corazón."
"La verdad está escondida en lo profundo."
"Dios es Mente, la cual está en una esfera ígnea, que es el alma del mundo."
"Sed tibios en todo."
"Las riquezas no consisten tanto en la posesión de los bienes como en el uso que de ellos se hace."
"Es hermoso evitar que otro cometa injusticia, pero si no, también lo es no ser cómplice de la injusticia."
"El que agravia es más infeliz que el agraviado."
"Ni en el cuerpo ni en las riquezas hallan los hombres su felicidad, sino en la integridad y la cordura."
"Muchos que cometen las acciones más vergonzosas arguyen las mejores razones."
"Todo lo que existe en el universo es fruto del azar y de la necesidad."
"Hay infinito número de mundos, sujetos a generación y corrupción."
Democrito desarrolló la “teoría atómica del universo”, concebida por su mentor, el filósofo Leucipo. Esta teoría, al igual que todas las teorías filosóficas griegas, no apoya sus postulados mediante experimentos, sino que se explica mediante razonamientos lógicos. La teoría atomística de Demócrito y Leucipo se puede esquematizar así:
Los átomos son eternos, indivisibles, homogéneos, incompresibles e invisibles.
Los átomos se diferencian solo en forma y tamaño, pero no por cualidades internas.
Las propiedades de la materia varían según el agrupamiento de los átomos.
Defiende que toda la materia no es más que una mezcla de elementos originarios que poseen las características de inmutabilidad y eternidad, concebidos como entidades infinitamente pequeñas y, por tanto, imperceptibles para los sentidos, a las que Demócrito llamó átomos, término griego que significa "que no puede cortarse".
Epicuro, filósofo posterior que toma esta teoría, modifica la filosofía de Democrito cuando le conviene, pues no acepta el determinismo que el atomismo conllevaba en su forma original.
Por ello, introduce un elemento de azar en el movimiento de los átomos, una desviación de la cadena de las causas y efectos, con lo que la libertad queda asegurada.
Los atomicistas pensaban distinto a los eleatas, pues mientras los eleatas no aceptaban el movimiento como realidad, sino como fenómeno, Leucipo y Demócrito parten de que el movimiento existe en sí. Habla por primera vez de la fuerza de la inercia.
Demócrito pone como realidades primordiales a los átomos y al vacío, o, como dirían los eleatas, al ser y al no ser. Para Demócrito, la realidad está compuesta por dos causas (o elementos): το ον (lo que es), representado por los átomos homogéneos e indivisibles, y το μηον (lo que no es), representado por el vacío.
Este último es un no-ser no-absoluto, aquello que no es átomo, el elemento que permite la pluralidad de partículas diferenciadas y el espacio en el cual se mueven.
Demócrito pensaba y postulaba que los átomos son indivisibles, y se distinguen por forma, tamaño, orden y posición. Se cree que la distinción por peso, fue introducida por Epicuro años más tarde o que Demócrito mencionó esta cualidad sin desarrollarla demasiado.
Gracias a la forma que tiene cada átomo es que pueden ensamblarse —aunque nunca fusionarse (siempre subsiste una cantidad mínima de vacío entre ellos que permite su diferenciación) — y formar cuerpos, que volverán a separarse, quedando libres los átomos de nuevo hasta que se junten con otros.
Los átomos de un cuerpo se separan cuando colisionan con otro conjunto de átomos; los átomos que quedan libres chocan con otros y se ensamblan o siguen desplazándose hasta volver a encontrar otro cuerpo.
Los átomos estuvieron y estarán siempre en movimiento y son eternos. El movimiento de los átomos en el vacío es un rasgo inherente a ellos, un hecho irreductible a su existencia, infinito, eterno e indestructible.
Al formar los átomos, por necesidad, un vórtice o remolino (dine), sus colisiones, uniones y separaciones forman los diferentes objetos y seres y la realidad con toda su diversidad.
Cada objeto que surge en el universo y cada suceso que se produce, sería el resultado de colisiones o reacciones entre átomos.
Aunque la cita "todo cuanto existe es fruto del azar y la necesidad" se atribuye a Demócrito, sus escritos enfatizan en la necesidad, al contrario de Epicuro que enfatizó en el azar.
El modelo atomista constituye un claro ejemplo de modelo materialista, dado que el azar y las reacciones en cadena son las únicas formas de interpretarlo.
Generalmente, una propuesta, antes de adquirir la condición de ley, parte de ser una mera generalización empírica que aspira a alcanzar un requisito crucial: ser explicada.
Una vez hecho esto, la estadística inductiva concreta su idea. Sus premisas dejan de albergar la posibilidad de que la conclusión no se cumpla, y de este modo se constituye la ley.
Pues bien, en el caso de Demócrito el desarrollo se invirtió. Demócrito comenzó ofreciendo una explicación a una parcela de la realidad la cual no tuvo la oportunidad de observar, ni, en consecuencia, falsar si hubiese cabido; y verificar como cupo en su momento.
El verificacionismo no podía ser un requisito esencial a la hora de dar credibilidad a su explicación y confeccionarla como ley, y Demócrito era consciente de ello:
"La mente del hombre estaría formada por átomos esféricos livianos, suaves, refinados y el cuerpo, por átomos más pesados. Las percepciones sensibles, tales como la audición o la visión, son explicables por la interacción entre los átomos de los efluvios que parten de la cosa percibida y los átomos del receptor. Esto último justifica la relatividad de las sensaciones."
"El conocimiento verdadero y profundo es el de los átomos y el vacío, pues son ellos los que generan las apariencias, lo que percibimos, lo superficial."
Las deducciones de Demócrito y los otros filósofos se realizaban desde la lógica, el pensamiento racional, relegaba la relevancia del empirismo a un último plano, y depositaba escasa fe en la experiencia sensorial, es decir la que apreciaba por los sentidos.
En su teoría del atomismo, explica muy bien el por qué: en el atomismo Demócrito defendía que la materia está compuesta por dos elementos: lo que es, representado por los átomos homogéneos e indivisibles; y lo que no es, el vacío, lo que permite que esos átomos adquieran formas, tamaños, órdenes y posiciones, y constituyan así la totalidad de la physis.
Demócrito explicaba las percepciones sensibles tales como la audición o la visión, con la interacción entre los átomos que emanan desde el objeto percibido hasta los organismos receptores. Esto último es lo que prueba con fuerza la relatividad de las sensaciones.
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