Los restos de la ciudad romana de Pompeya, destruida por una erupción volcánica en el año 79 d. C., continúa proporcionando ideas interesantes e inesperadas sobre la vida romana, desde la dieta e higiene hasta la diferencia entre ricos y pobres.
La profesora de la Universidad de Cambridge, Mary Beard, junto a los esqueletos hallados y examinados en Pompeya
La despensa de un sótano debajo de un amplio almacén agrícola, en el pequeño suburbio de Oplontis estaba lleno de granadas. Para muchos de los pompeyanos que trataban de encontrar un refugio de la erupción del Monte Vesubio debió de parecerles fuerte y seguro.
Alrededor de unas 50 personas se refugiaron allí. Sabemos que lo hicieron, porque en 1980 los arqueólogos encontraron sus esqueletos bien conservados. No obstante, ellos se vieron vencidos por los escombros volcánicos y gases de combustión en el mismo lugar donde esperaban que se salvarían.
Sabemos cómo murió esta pobre gente y sabemos qué los mató. Pero estos esqueletos también pueden decirnos cosas fascinantes acerca de cómo vivía la gente, en realidad, en Pompeya. Hay algunas sorpresas muy simples.
Para empezar, a menudo nos imaginamos que los romanos, o cualquier persona en el pasado, para lo que es el caso, eran mucho más pequeños de lo que nosotros somos. Bueno, pues no es así. De hecho, en promedio, eran más altos que la población de la moderna Nápoles.
También nos imaginamos que los romanos debían morir jóvenes. Una vez más, este es otro mito, tal como muestran estos esqueletos. Hay un montón de mediana edad y gente anciana entre ellos.
La verdad es que la infancia era realmente peligrosa en esa época. Todo tipo de enfermedades para las que ahora tenemos vacunas, o podemos curar con antibióticos, eran devastadoramente mortales.
Sólo la mitad de la población habría llegado a la edad de 10 años. Pero, si lo lograban, podían esperar una razonable expectativa de vida en nuestros términos.
Curiosamente, las enfermedades infecciosas dejan marcas y líneas en el esmalte de los dientes de los niños. Muchos de los esqueletos en el sótano muestran estos resultados: una historia visual de las enfermedades que estas personas tuvieron.
Hay también algunos descubrimientos curiosos y sorprendentes.
Los esqueletos de un par de gemelos muestran, casi seguro, signos de sífilis congénita. Si eso es correcto, entonces habrá que descartar la idea tradicional de que la enfermedad fue traída a Europa desde el Nuevo Mundo por Cristóbal Colón y sus marineros en el S. XV.
Esto es interesante en sí mismo: vamos a tener que dejar de culpar a Colón, o a los americanos, por la sífilis.
Pero el descubrimiento nos dice aún más acerca de la antigua sociedad y familias romanas de lo que se piensa, tal como ha señalado Fabian Kanz, el antropólogo de Viena que examinó los huesos.
Fabian Kanz
Un par de niños con sífilis congénita necesitarían muchos cuidados y asistencias, explica. El simple hecho de que hayan sobrevivido muestra algo acerca de las redes de apoyo del mundo romano. Había familias que estaban dispuestas a dedicar tiempo, atención y habilidad, para cuidar a un par de hijos muy enfermos.
Pero estos 54 esqueletos revelan también otros aspectos de la sociedad romana.
Tan pronto como fueron desenterrados, los arqueólogos se dieron cuenta que estaban en dos grupos. Un lote, en un lado de la habitación, se encontraron sin nada, no eran más que cuerpos, sin ninguna pertenencia entre ellos. Los otros, en el lado opuesto de la sala, murieron con dinero en efectivo, oro y joyas, y toda clase de objetos preciosos.
Uno de estos esqueletos fue descubierto con casi la mayor cantidad de dinero encontrado en un solo lugar de cualquier parte de Pompeya. No era una gran fortuna en términos de los más ricos plutócratas de la ciudad de Roma (Pompeya era una ciudad pequeña, recuerden), pero que era una cantidad sustancial como ahorro en la vida de una persona.
Entonces, ¿cómo explicar estos dos grupos? Bueno, la arqueología no es una ciencia exacta.
Podría ser que los que se encontraron sin nada fueron los que tuvieron un lógico pánico y salieron corriendo, mientras que los que tenían riquezas hicieron una escapada más planificada.
O, tal vez, ese grupo eran delincuentes que habían hecho algún saqueo en su salida de Pompeya hacia Oplontis.
No lo podemos saber con certeza. Pero lo más probable es que se tratara de un grupo de pobres, sin posesiones, y de un grupo de ricos que tenían joyas y dinero en efectivo.
Respecto a ello, es interesante observar si podemos detectar diferencias en los esqueletos. ¿Es un grupo obviamente peor alimentado? ¿Es un grupo de gente más pequeña? La respuesta es no.
La exploración arqueológica de la ciudad de Pompeya y sus alrededores nos da una idea de cómo era la vida de los ricos y pobres.
Una de las conclusiones, si se excluye a los indigentes que no disponían de redes de apoyo, es que ambos, ricos y pobres, tenían en Pompeya una dieta decente. Es cierto que los ricos pueden haber tenido comedores más elaborados, pero los pobres comían también decentemente.
¿Cómo lo sabemos? El contenido de un pozo ciego que recogía la basura de los lavabos de un modesto edificio de viviendas en Herculano -pueblo muy próximo a Pompeya- muestra que la gente común de este bloque estaban comiendo una dieta maravillosa, desde erizos de mar a nueces e higos, huevos y pollo.
lirones
caracoles
higo
aceitunas
uvas y peras
nueces
semillas como cilantro e hinojo
pescado y erizos de mar
frijoles
huevos
semilla de opio (que podría haber sido mezclada en panes y otras comidas)
Y, tal como Andrew Wallace-Hadrill -quien excavó el pozo ciego- admite, usted no puede conseguir acercarse al mundo romano más que través de sus excrementos.
Ver vídeo:
Skeletons give insight into ancient roman healthcare
The roman jewels and life-savings of the Pompeii elitePOMPEYA Y HERCULANO
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