La zona Histórica: ALDEA DEL MEMBRILLO BAJO


El 6 de agosto de 1937, debido al hostigamiento de las guerrillas formadas por fugitivos que se refugiaban en lo más agreste del termino de Zalamea y de toda la sierra de Huelva, Queipo de Llano vuelve a declarar toda esta comarca como zona de guerra. 


 

Esto provocó que durante el mes de agosto de ese mismo año volviera a practicarse una represión si cabe más dura que la que tuvo lugar recién terminada la toma de la Cuenca Minera por parte de las tropas nacionales. 

De esta manera se agudizaron las represalias contra los fugitivos y sus familiares. Las tropas sublevadas se veían incapaces de acabar con la guerrilla y con los fugitivos de esta zona y, como reacción, algunos de los familiares de estos fueron encarcelados y algunas de sus mujeres fueron humilladas, rapándolas al cero y purgándolas con aceite de ricino para provocar la incontinencia de sus esfínteres y exponiéndolas al público en ese trance.



 

 

Los datos referidos a la represión durante 1937 y 1938 reflejan lo dicho anteriormente. En los meses de Febrero a Junio de 1937 se ejecutó a una persona cada mes. 

Sin embargo, a partir de agosto, como consecuencia del bando de Queipo de Llano, las víctimas se elevan a 6, en Septiembre de ese mismo año a 29 fusilados, mientras que en el mes de Octubre vuelve a descender a 7 las víctimas de la represión. 


 

 

A partir de marzo del 38 se contabilizarían sólo dos víctimas. Ya de manera más esporádica en el año de 1942 se contabilizó un total de 2 fusilados, aunque es necesario reseñar que durante este periodo fueron fusilados 10 personas del pueblo fuera del municipio.


En esta segunda fase se producen dos sucesos relevantes en el sistema de represión de los nacionales. Uno de ellos por su significación y otro como muestra documentada de ejecución por represalia.


El primero de ellos fue el incendio provocado por las tropas nacionales en la aldea de El Membrillo Bajo. Este hecho ocurre en el verano de 1937 y la acción tuvo lugar como consecuencia por un lado de las reclamaciones que los vecinos de esta aldea hicieron durante la república sobre los egidos o terrenos del común, lindantes con la aldea, de la que se habían apropiado un terrateniente de Zalamea y por otro lado la supuesta ayuda que los habitantes de El Membrillo venían prestando a los fugitivos que se refugiaban en los montes cercanos. 


UN PUEBLO BORRADO EN LA GUERRA CIVIL - El Membrillo Bajo fue destruido como represalia por un litigio de tierras. 
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<BR>MANUEL J. ALBERT - Huelva - 28/02/2008 
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<BR>El Membrillo Bajo, en Huelva, es un pueblo que está más que abandonado. Está arrasado hasta sus cimientos. Sus ruinas, invadidas por las plantas, atestiguan lo que una vez fue una pedanía de Zalamea la Real, habitada por algo más de 100 habitantes. Cada una de sus piedras tiene una fecha invisible grabada: 1937. Ese año, en mitad de la Guerra Civil, el pueblo fue borrado del mapa, incendiado y bombardeado por un grupo de milicianos de Falange y miembros del Ejército. Los habitantes de El Membrillo huyeron a pueblos cercanos como la misma Zalamea o El Membrillo Alto. 
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<BR>Detrás dejaron a una quincena de vecinos que, durante aquel año, habían sido torturados y fusilados o incluso pasados a cuchillo por los fascistas.
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<BR>"Esto fue una matanza", describe José Moyano, hijo de uno de los pocos testigos de entonces que sobrevive. Su padre tenía siete años cuando 'volaron' el pueblo y perdió a varios de sus tíos en la carnicería. "Mi padre recuerda que, cuando quemaron el pueblo, unos falangistas subieron hasta El Membrillo Alto, donde él vivía. Uno de ellos lo cogió en brazos, lo aupó para que pudiese ver cómo ardía El Membrillo Bajo y le dijo: '¿Ves lo que le hemos hecho a ese pueblo? Pues con el tuyo vamos a hacer lo mismo", dice José. 
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<BR>Por suerte, al final, las milicias que habían martirizado durante casi un año a los vecinos de El Membrillo Bajo, dejaron en paz a los de El Alto.  - Fotolog 

Lo cierto es que una mañana los habitantes de la aldea se vieron sorprendidos por un destacamento militar formado por soldados y falangistas que entraron en la población arrasando, incendiándola y poniendo en fuga a muchos de los vecinos y ejecutando a otros. Perecieron catorce personas como víctimas de tal masacre. 

Los supervivientes, algunos de corta edad, huyeron buscando refugio en casa de familiares de otras aldeas cercana o hasta la misma Zalamea. Hoy las ruinas de la aldea derrumbada continúan siendo testigos mudos de aquel trágico suceso.



En segundo lugar, y como muestra de represalia, a un matrimonio residente en la conocida Huerta del Cano , les fue practicado un registro domiciliario enel que se hallaron varias  revistas de índole anarquista el 4 de Marzo de 1938 . 

El motivo de estos registros fue el que el hijo de este matrimonio se hallaba huido y que ellos le ayudaban de alguna forma. En dicho registro se encontró documentación comprometedora por lo que las fuerzas del orden los detuvieron y los llevaron a la cárcel municipal, instruyéndoseles un proceso sumarísimo. 

Sin embargo el día 11 de Marzo, siete días después, fueron sacados de la cárcel, de madrugada y pasados por las armas en un paraje de la inmediaciones del pueblo. 


 

Días más tarde cuando el juez instructor se trasladó a Zalamea para practicar diligencias en relación con el proceso se encuentra que estas dos personas ya no estaban detenidas. Tras algunas averiguaciones comprobó que habían sido ejecutadas y decidió dar el sumario por cerrado sin más intento de hacer pesquisas.


La represión dejó, más que la propia guerra, una profunda herida en la memoria de la población.



Más:
Rapado, palizas, aceite de ricino y confesión ante el párroco.
¿es usted una mujer vejada en la época franquista?









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