La zona púrpura: SEMANA PAGANA SANTA



Sr. Director: 

Como ritual de cada año, asistimos estos días a la celebración de la semana Santa, que a los cristianos nos debería recordar la figura y obra de Jesús de Nazareth para ser más justos y bondadosos. 


En lugar de ello, asistimos a una especie de espectáculo turístico carnavalesco de comparsas-cofradíasdisfraces de colores, sotanas y capirotes, penitentes y costaleros desfilando a ritmo de tambores y trompetas, las calles e iglesias convertidas en sambódromos, creyentes que en una orgía de éxtasis cantan saetas y se flagelan, venerando y piropeando a la reina del carnaval y a su hijo. 


¿Qué pensaría María, la madre de Jesús, de esta puesta en escena sobre la tortura y muerte de su hijo? ¿Alguien medianamente cuerdo se atreve a ponerse en su carne?

Que sentiría cualquier madre o padre si después de ajusticiar a su hijo ahorcado, en la silla eléctrica, decapitado, a garrote vil, en cámara de gascada año se escenificase la ejecución para rememorar la injusta muerte. 

Si la asociación de víctimas del 11M cada año visionaran los cuerpos despedazados de los atentados terroristas de Madrid para recordar la memoria de las personas que fallecieron o si la asociación de víctimas del terrorismo cada año representasen en teatros el tiro en la nuca o los atentados de Eta para honrar la memoria de sus muertos. 


La exhibición de un hombre torturado y crucificado es propia del Marqués de Sade o de sectas satánicas, no del ideario Cristiano

¿Se imaginan a alguna madre ante un altar rezando a una silla eléctrica o una soga? Pues esto ha conseguido una religión como la católica

Como culminación de este rito macabro se celebra la resurrección del Mesías. Pero por el caso que se le hace a su mensaje, lo que se celebra en realidad es que esté muerto y bien enterrado, para no oír de su boca: “2 mil años de cristianos que se enriquecen a costa de otros cristianos”, pisoteando así su máximo mandamiento de amor al prójimo. 

Como obrero de iglesia pobre y seguidor de Jesús de Nazareth a través de la tradición oral, quiero denunciar el macabro espectáculo al que cada año nos someten las autoridades religiosas católicas, con el beneplácito de los poderes públicos; aquí no necesitamos ateos extranjeros que se mofen de Jesús como lo hacen de Mahoma, aquí es el propio clero que se mofa del carpintero de Nazareth, de sus sermones y parábolas

El cristiano Leo Bassi es censurado y escarnecido por provocar la risa; el clero, enaltecido por inculcar el sentimiento de culpabilidad.

Como pobres, al igual que el carpintero de Nazareth, queremos bajar a Cristo de la cruz, quitarle los clavos que en su día le clavó el sanedrín judío y que el clero católico bien se ha encargado de mantener clavados dividiendo a la sociedad en ricos y pobres. 




Mientras el Cristo no resucite en nuestros corazones seguiremos siendo fieles seguidores de organizaciones religiosas que en nombre de Dios se mofan, reprimen y enriquecen a costa de sus feligreses.

¿Qué pensaría el mismo Jesús de Nazareth de todo el montaje que se forma en torno a él? 

El, que amonestaba a los sacerdotes de su tiempo, diciéndoles que eran hipócritas, sepulcros blanqueados. 

Hoy, igual que ayer, mucho espectáculo, pero poca espiritualidad, fiestas de unos días para que todo continúe igual, el pan y circo religioso, el rico a su riqueza y el pobre a su miseria, mucho ritual y ceremonia, pero el hombre oprimiendo a la mujer, el especulador sigue especulando, el violento a su violencia, de nuevo el codicioso, el egoísta, el avaricioso, el explotador a la búsqueda de su víctima fervorosa o atea, dando rienda suelta a sus bajas pasiones después de la puesta en escena de sus días de arrepentimiento y pasión por Cristo. 



Padre Nuestro rico, Padre Nuestro pobre


“Padre nuestro que estas en los bancos, santificada sea la bolsa, venga a nosotros tu interés, hágase tu crédito así en la tierra como en el cielo, los dividendos nuestros de cada día multiplícalos hoy, perdónanos nuestras usuras y desfalcos, así como nosotros perdonamos el blanqueo de dinero en los paraísos fiscales, déjanos caer en la tentación, mas líbranos de la honradez de la justicia de Dios, porque mientras los pobres no despierten a su Cristo interno y envíen a paseo a todas las religiones, nuestro es el reino, el poder y la gloria del dinero, por los siglos de los siglos. Amen”


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