La zona roja : EPIDEMIA MORTAL



La obesidad es considerada la epidemia del siglo XXI. Es un mal crónico que se caracteriza por el acumulo exagerado de tejido graso en todos los rincones del cuerpo y es a su vez la causa de una serie grande de enfermedades asociadas. 





En Estados Unidos afecta a por lo menos 39 millones de personas, lo cual se traduce en más del 30% de todas las personas adultas y el 20% de los niños. Cada año se registran más de 300.000 muertes por este motivo; de hecho, es la segunda causa de muerte en ese país. En Colombia, más del 40% de la población adulta presenta algún grado de sobrepeso/obesidad.



Es de anotar que se ha convertido en el primer factor de riesgo de mortalidad, desplazando en los últimos dos años al tabaco.


Ésta es una enfermedad cuyas causas no están claramente determinadas, en la que el paciente alcanza niveles de peso muy altos y desproporcionados en relación con su estatura, sexo y edad. En la minoría de los casos puede atribuirse a trastornos hormonales o glandulares y en gran parte es consecuencia de la incapacidad de utilizar la grasa periférica.


Ciertas personas son más susceptibles que otras y esta enfermedad se manifiesta en diferentes formas dependiendo del contexto ambiental, social, cultural, económico y psicológico del paciente. 

En cuanto a las causas, está absolutamente descartado que se trate de un problema simplemente de comer mucho o de "falta de voluntad" para dejar de hacerlo. 



Hay serios argumentos de que fortalecen tanto el factor genético como el ambiental. Igualmente, se han encontrado alteraciones de los mecanismos reguladores del hambre y de la saciedad a nivel de los transmisores neurohumorales en los centros hipotalámicos (en el cerebro). 

También se ha determinado que pacientes con obesidad severa presentan menor gasto energético basal (consumo de energía durante el reposo).

En resumen, podríamos decir que son muchos los ingredientes que hacen que una persona se torne obesa.

Las consecuencias son múltiples y afectan todas las facetas de la vida, por ejemplo, pueden presentarse trastornos médicos, psicológicos, familiares, sociales y hasta laborales. 

Las principales complicaciones médicas son el desarrollo de diabetes mellitus, alteraciones del colesterol y triglicéridos, hipertensión arterial, problemas en las articulaciones principalmente de miembros inferiores (cadera, rodillas), así mismo, pulmonares como la apnea del sueño y no podemos olvidar que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares igualmente se incrementan a medida que el grado de sobrepeso aumenta. 

Es así entonces que el 80% de los pacientes obesos presentan alguna enfermedad asociada. Hablando de la diabetes tipo 2, el 30% de los pacientes obesos presentan diabetes, pero evaluando la otra cara de la moneda, el 90% de los diabéticos tipo 2 son obesos.


Aquí es importante anotar que no se requieren niveles muy elevados de obesidad para que se desarrollen estas enfermedades. Desde pequeños grados de sobrepeso se empieza a incrementar el riesgo de las enfermedades anteriormente anotadas.

El tema toma mayor importancia cuando se revisa la población infantil, donde vemos incrementos notables en el grado de sobrepeso de los niños y jóvenes al igual que severos aumentos en el número de jóvenes afectados (se calcula que por encima del 20% de las personas de menos de 18 años sufren de obesidad). 



Causa principal de este fenómeno es la disminución marcada de la actividad deportiva y lúdica, tanto en los colegios como en el interior de hogar, asociado con la facilidad de conseguir comida de mala calidad nutricional con altos contenidos calóricos.

El objetivo principal del tratamiento de esta enfermedad es mejorar la condición de vida del paciente obeso, de tal suerte que el riesgo de enfermedades y de mortalidad disminuya en forma dramática, al igual que la actividad diaria del paciente y su autoestima mejore.

El común denominador de todos los tratamientos para bajar de peso es la modificación de los hábitos nutricionales, tema que es fácil decir, pero que en la práctica es difícil de conseguir, y es por esto que debe ser tratada de una manera multidisciplinaria. 



El objetivo final es poder llegar a comer de una manera equilibrada, sin exclusión definitiva de ninguno de los alimentos de la canasta. Un paciente NO puede vivir haciendo "dieta"; debe lograr hacer cambios reales en sus hábitos alimentarios.

Como todas las enfermedades, la obesidad debe ser clasificada de acuerdo con el grado de severidad de la misma y la manera más práctica de llevar a cabo esta clasificación es con la utilización del concepto de Índice de Masa Corporal, que no es más que la relación del peso con la altura (peso/talla al cuadrado), siendo de 19 a 24,9 considerado un peso saludable. 



Por encima de 25 se habla de sobrepeso y por encima de 30 de denomina obesidad (leve, moderada, severa y superobesidad, de acuerdo con el IMC).

La cirugía bariátrica se desarrolló en la segunda mitad del siglo pasado básicamente debido al fracaso paulatino de los tratamientos médicos para la obesidad severa y se ha ido perfeccionando con el desarrollo de la cirugía laparoscópica a finales de la década pasada y principios de ésta. 



Es importante anotar aquí que la cirugía NUNCA es la primera opción terapéutica en el manejo de la obesidad; realmente es la última alternativa, después de demostrar el fracaso de otras modalidades terapéuticas.

Igualmente, una vez se determine la necesidad de un procedimiento quirúrgico para el manejo de la obesidad, el paciente debe ser evaluado en forma preoperatoria por diferentes especialidades, cuyo eje central debe ser un cirujano bariátrico (especializado en procedimientos para la obesidad) y que incluye principalmente evaluación nutricional, psicológica, endocrinológica y por medicina interna, básicamente para poder determinar su condición física y mental para poder ser llevado a una cirugía mayor y para conocer su capacidad para un cambio definitivo en su relación con la comida posteriormente.



El tratamiento quirúrgico está diseñado principalmente para pacientes obesos con IMC mayor a 32 y la presencia de enfermedades asociadas como la diabetes mellitas tipo 2, hipertensión arterial, etc., no son contraindicaciones del procedimiento, es más, es lo contrario; estas son indicaciones para llevar a un paciente más tempranamente a cirugía, ya que estas enfermedades asociadas seguramente mejoran o desaparecen con la cirugía.

Un dato relevante en el manejo quirúrgico de la obesidad es aclarar que la cirugía estética, como su nombre lo indica, es para mejorar las condiciones de belleza de los pacientes, pero no es un tratamiento válido para el manejo de la obesidad. Para esto se desarrolló la cirugía bariátrica, que maneja la enfermedad desde su base.




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