La zona Histórica: SECCIÓN FEMENINA




La Sección Femenina es una institución creada en España en 1934 constituida por la rama femenina de la Falange Española y que tuvo vigencia durante parte de la II República y prácticamente todo el franquismo.

Fue dirigida desde su constitución por Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio, fundador de la Falange. Compartía tanto el pensamiento como la estética propia de este partido. Convirtió a Isabel la Católica y Teresa de Jesús en modelos y símbolos de la Sección.

Durante la República y la Guerra Civil se dedicaba a prestar apoyo a la militancia falangista y asistencia a los presos del Partido o a las familias de los caídos en la lucha.

Francisco Franco les entregó el Castillo de la Mota de Medina del Campo como un símbolo de unidad entre el pasado y el presente. El Castillo llegó a ser el centro creador y propulsor de la Sección Femenina.

Finalizada la guerra su labor se centró en instruir a las jóvenes sobre como ser buenas patriotas, buenas cristianas y buenas esposas, relegando su papel como mujeres independientes a una subordinación total al hombre.

La creadora de esta asociación es Pilar Primo de Rivera y se va a basar en tres pilares fundamentales la educación de la mujer:

  • Realización de las tareas femeninas: las domesticas y la maternidad.
  • El absurdo de una competición con el hombre.
  • la abnegación como sublimación del quehacer de la mujer.

La misión de la sección femenina era la formación de la mujer para que actuase como reposo acogedor del hombre y para ser el elemento eficaz de la educación de sus hijos orientado a un mejor servicio a Dios y a su patria.

Era necesaria una educación política que llevara a la comprensión de la necesidad de capacitarse y al entendimiento de su esfuerzo que era necesario para ganar la guerra.

Para todo esto era necesario una formación previa y una cultura mínima.

Otro aspecto capital del ideario de la sección femenina es el referente a la educación religiosa. Por encima de todo está la enseñanza del nacionalismo y la doctrina de Cristo.

Las afiliadas debían prestar obediencia a estos principios religiosos:

  • Sumisión respetuosa y amorosa de la Jerarquía de la Iglesia, cuyas direcciones y consejos serán sagrados para ellas.
  • Orientación de las muchachas y mujeres hacia la parroquia como casa donde todos los cristianos deben ver un hogar.
  • Preocupación especial por la liturgia, oración auténtica de la Iglesia.

La tarea más significativa realizada por la Falange femenina en tiempo de guerra sin duda fue el “Auxilio Social”.

Actuaciones durante la guerra:

  • Auxilio social de 1936: crearon comedores, lavaderos y guarderías.
  • Servicio social de 1937; servicio militar para mujeres, era obligatoria durante seis meses para las muchachas de edades entre los 17 y 35 años. Básicamente se basaba en la realización de trabajos sociales.
  • Creación de la hermandad del campo a la Ciudad. Acogía a chicas del campo, les enseñaban a cuidar el campo, sus labores.
  • Formación de mandos, se formaban futuras dirigentes.
  • Escuelas de mujeres analfabetas: escuelas para quitar el analfabetismo y para adquirir cultura.

A principios de 1938 la sección femenina cuenta también con escuelas nocturnas para mujeres analfabetas y semianalfabetas. Después de la guerra se imparten durante dos horas al acabar la jornada laboral.

Años más tarde aparecen las Cátedras Ambulantes que era una semejanza de las Misiones pedagógicas de la República, recorren pueblos mas abandonados donde, a lo largo de 45 ó 60 días enseñaban aspectos relativos a la cultura, la sanidad, industrias rurales

La educación física también es parte integrante de la formación de la mujer falangista.

La actividad formativa de la sección femenina tuvo también su espacio en los campamentos de verano.

En ellos se enseñaba a las niñas, de acuerdo con el nuevo ideal de mujer, las labores de su propio sexo, la doctrina del nacional-sindicalismo, una severa moral y religión profunda y todo ello enmarcado en una vida auténtica milicia caracterizada por la obediencia, la disciplina, el trabajo y la jerarquía.

Finalmente, junto a la influencia de la sección femenina en la infancia y la juventud, se unió un hecho trascendental para la educación de este sexo en la España de la posguerra, el control que la sección femenina consiguió tener buena parte de la enseñanza primaria a través de sus maestras.

Un joven Santiago Carrillo.



La J.S.U. y la mujer.

Esta asociación será reprensada por un sector republicano. Tras los cinco años de República en los que el país había conocido importantes avances sociales y políticos y en los que la situación democrática, junto con el pluralismo ideológico, había propiciado un importante incremento del socialismo.

Las afiliadas a la J.S.U. fueron protagonistas activas en la guerra de España, no deben ocultar el papel secundario que en ella juegan, y no sólo a pesar suyo, sino también, en parte, con su beneplácito.

Se afilian muchas muchachas, y se propone que creasen su propia asociación, y es donde se crea la famosa “unión de muchachas”.

Los fines de estas eran unir y coordinar todos los esfuerzos que las mujeres realizarían durante la guerra, como ganar voluntades. Procurar la unión de todos los organismos antifascistas, acabar con las costumbres del régimen capitalista y formar y preparar técnica y profesionalmente a la mujer.

Era necesaria una educación política que llevara a la comprensión de la necesidad de capacitarse y al entendimiento de que su esfuerzo era necesario para ganar la guerra. Para todo esto era necesario una formación previa y una cultura mínima.

En cuanto a las tareas realizadas por la unión de muchachas encontramos:

  • Creación de hogares de las muchachas en las que se organizan charlas para analfabetas, cursos de cultura general y de formación política, bibliotecas y grupos deportivos.
  • Formación de enfermeras para los hospitales.
  • Instalación de comedores colectivos.
  • Instalación de lavaderos colectivos.
  • Creación de casas-cuna en las fábricas.

Estas tareas fueron llevadas a la práctica de la siguiente forma:

  • Asistencia al combatiente, se le enviaba ropa, tabaco, se le escribían cartas para las novias.
  • Labor asistencial en la retaguardia, mimaban a los combatientes, atendían sus heridas y les daban ánimos.
  • Educación y capacitación de los jóvenes.
  • Educación política y capacitación profesional, cursillos acelerados de enfermeras, conductoras…

Mientras tanto las universidades estarán cerradas durante la guerra, sólo la universidad de Ingeniería y la de Medicina permanecerán abiertas.

La formación será llevada a cabo mediante los citados hogares o casas de muchachas para tratar la alfabetización.

La creación de clubes de capacitación profesional. Creación de institutos para obreros en los que se formaba a la clase obrera, dando alternativas de mejora a las clases más pobres. De estos institutos sólo se erigieron tres. Se instalaron en Madrid, Barcelona y Valencia.

Escuelas de cuadros en las que se formaban los distintos mandos directivos, y las “escuelas Alerta” que se encargaban de la realización de actividades deportivas.

Finalmente cabe destacar que la derrota de la República sólo permitió que la unión de muchachas lograra iniciar sus actividades cuya valoración, por esto mismo, es imprescindible hacer; sólo nos es dado, en todo caso, conocer y apreciar sus aspiraciones explicadas anteriormente.








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