De nuevo un atropello —doble— mortal. Juventud, noche, coche, alcohol... La sociedad demanda medidas ejemplares, pero las víctimas siempre lo serán. Nada les devolverá al instante anterior: a la vida. La justicia es imposible, mas si cuando ha de llegar su veredicto no ejerce como tal resulta cruel. La desventaja comienza en el instante inmediato, mientras unos preparan la defensa otros organizan los entierros.

Las dos jóvenes fallecidas tenían 26 y 30 años, eran compañeras de trabajo, una de ellas vivía en Madrid, y regresaban de ver las procesiones del Sábado Santo cuando fueron atropelladas en el céntrico Paseo de Colón, cerca de la Torre del Oro.
Las dos jóvenes acababan de bajarse de un taxi y cruzaban el paseo de Colón por un paso de cebra para tomar el metro de Puerta de Jerez y desplazarse a Mairena del Aljarafe (Sevilla), donde residía la fallecida A.G.D., de 30 años.
El impacto, según la Policía Local, debió ser muy fuerte porque las víctimas fueron despedidas a unos 30 metros, de lo que los investigadores deducen que el coche debía circular a considerable velocidad.
La otra fallecida, P.A.H., de 26 años, residente en Madrid, se encontraba pasando la Semana Santa en casa de su amiga sevillana, con la que regresaba a Mairena del Aljarafe cuando se produjo el atropello.
El conductor, Fernando V.C., de 25 años, se encuentra en prisión provisional desde el mismo día del atropello, acusado de dos presuntos delitos de homicidio por imprudencia, si bien el juez no le acusó de omisión del deber de socorro por, presuntamente, haber huido del lugar sin auxiliar a las víctimas.
El imputado negó al juez haber huido del lugar del siniestro y lo mismo hizo su acompañante, un hijo de José María del Nido, presidente del Sevilla F.C., quien a través de un portavoz familiar precisó que se detuvieron en cuanto se percataron del accidente.
Como consecuencia del siniestro, un varón, identificado como A.R.H. de 18 años de edad, y una mujer, E.V.R. de 30 años, sufrieron sendas crisis de ansiedad.
Los agentes pudieron comprobar que el permiso de conducción del joven había perdido su vigencia, un dato que se añade al hecho de que el detenido dio positivo en el control de alcoholemia al que fue sometido, duplicando la tasa permitida por la Ley.
Así, por todos los delitos que se le pueden imputar, el joven podría ser castigado penalmente con hasta ocho años de prisión, según fuentes jurídicas consultadas por Europa Press.
Las fuentes precisaron que el delito de homicidio por imprudencia contempla una pena de entre uno y cuatro años de prisión, aunque al estar relacionado con infracciones contra la seguridad vial y el tráfico "la pena abarcaría la mitad superior del máximo contemplado y podría oscilar entre los 2 años y seis meses y los cuatro años de cárcel".
No obstante, las fuentes indicaron que, a partir de este momento, habrá que escuchar los distintos testimonios aportados, ya que "habrá que tener en cuenta si las dos víctimas se bajaron por la puerta del taxi que da a la acera o por la que da directamente a la carretera", lo que, "sin duda, tendrá mucha influencia en la pena a adoptar".
Asimismo, informaron de que el delito contra la seguridad del tráfico con resultado de muerte está penado con la retirada del carné de conducir y el pago de una multa, aunque las fuentes estimaron que "la suma del alcohol ingerido por el conductor con la velocidad que éste llevaba pueden llevar a calificar finalmente los hechos como conducción temeraria", que contempla una pena de seis meses a dos años de prisión.

Delito por conducir sin carnet
Además, indicaron que, "al haberse comprobado que el conductor circulaba sin carné de conducir, pues se lo habían retirado", se le puede imputar un delito de conducción sin carné, mientras que el supuesto delito por omisión del deber de socorro "es algo que se debe estudiar, pues para que éste se de es necesario que en la zona no hubiera nadie en el momento de los hechos".
No se dio cuenta del atropello
El conductor declaró a la Policía que no se había dado cuenta de nada pese a que, según el atestado, los cuerpos de las víctimas fueron desplazados una distancia de 38,7 metros, lo que da una idea de la fuerza del impacto y la velocidad a la que circulaba el coche.
De hecho, el Renault Clío verde que conducía el joven detenido, quedó destrozado por la parte frontal izquierda.
Uno de los testigos, el camarero del bar Veracruz, Fermín Gómez, afirma que vio cómo el vehículo se intentó dar a la fuga hasta que un taxista logró acorralarlo a la altura de la Maestranza, donde inmediatamente llegó un dispositivo de la Policía Nacional que detuvo al conductor y a su acompañante.
No obstante, el copiloto alegó que apenas vio nada porque sufre una retinosis bacteriana por la que de noche pierde el 70 por ciento de su visión.

Según la versión de los detenidos, no vieron a las víctimas, aunque notaron un golpe en el frontal del coche, razón por la que se detuvieron a la derecha en cuanto superaron los pivotes de Almirante Lobo.
Su explicación continúa afirmando que un testigo se acercó a su coche y les alertó de que habían atropellado a dos mujeres, pero que ellos no tenían la culpa porque las víctimas estaban cruzando por un sitio indebido tras haberse saltado el seto que separa la vía de la acera.
Pero la versión policial es diametralmente opuesta. Fuentes de la Policía Local aclaran que el presidente del Sevilla, José María del Nido (2), se personó en el lugar de los hechos junto con el testigo que supuestamente alertó del atropello a su hijo y al conductor, F.V.C., para que se recogiera el relato de éste.
Por otro lado, la Policía Local de Sevilla ha tomado declaración al taxista que interceptó al autor del doble atropello mortal de las dos chicas junto a la Torre del Oro, lo que aclarará si intentó darse a la fuga, como afirman algunos testigos.
Fuentes municipales han informado a Efe de que el taxista ha sido identificado gracias a la colaboración de las dos principales asociaciones del sector.
La declaración de este testigo se remitirá al juez de instrucción 9 de Sevilla, que investiga el atropello mortal.
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