LA ZONA PÚBLICA: Con los ojos de un Burka

La introducción de esta prenda se produjo en Afganistán a principios del siglo XX, durante el mandato de Habibullah (1901-1919), quien impuso su uso a las mujeres que componían su numeroso harén, para evitar que la belleza del rostro de estas tentara a otros hombres.

Así pues el burka se convirtió en una vestimenta utilizada por la clase alta, quien de este modo se "aislaba" del pueblo llano, evitando así su mirada.

En la década de los 50 su uso se generalizó en la mayoría de la población,
si bien seguía siendo una prenda de las clases acomodadas.
Como ya se ha dicho se extendió entre todas las capas sociales en un acto de imitación de clase alta, ya que se consideraba un símbolo positivo de estatus social.

Emir Habbibullah 1872-1919

El burka no es un vestido, es una cárcel que somete a las mujeres a la terrible dificultad de no ver con claridad nada que no se encuentre a un metro de distancia frente a sus ojos.

Produce una visión de "anteojeras",
que les hace perder la vista de los ángulos laterales estrechando el campo visual que aparece, detrás de las celdas del tejido que se abre a la altura de los ojos, "enrejando" todo lo percibido.

El Burka y los Derechos Humanos.

En un comunicado, el director de la oficina de París de Human Rights Watch (HRW), Jean-Marie Fardeau, dejaba clara la postura de la organización para la que esta posible prohibición viola los derechos

Según él, "la
libertad de expresar la propia religión y la libertad de conciencia" son derechos fundamentales.

Además, asegura que "prohibir el
burka no conseguirá la igualdad de la mujer", sino que sólo agravará la "estigmatización y la marginación de las mujeres que lo usan".
Judith Sunderland, una de las representantes de esta organización en Europa, recuerda que aún no existe ninguna ley, ni siquiera un borrador de la misma, pero advierte que un paso más en este sentido daría lugar a una medida "discriminatoria por razones de género y religión".
Desde Milán, nos explica que "muchas veces puede tratarse de una obligación de su fe o de algo que para ellos es importante".
Y ha ido más allá sosteniendo que, sencillamente, muchas mujeres musulmanas lo escogen. "Es muy simplista dar por hecho que todas están obligadas y hay que plantearse que no siempre el burka es igual a opresión", subraya.
Para ella, el gran problema es que el discurso de Sarkozy y su gobierno "genera discriminación contra los musulmanes, que ya de por sí se sienten muy discriminados y marginados" en Francia. "Cualquier prohibición o restricción de la expresión religiosa sólo musulmana, sería una nueva señal para muchos musulmanes franceses de que no son bienvenidos en su propio país", apunta la activista.
Sunderland opina que cuando se dan casos de mujeres que realmente están obligadas a cubrirse con un burka o un atuendo similar, "hay otras maneras más eficaces y más respetuosas para enfrentar esta situación".

De acuerdo con ella, una de las grandes preocupaciones que hace que los europeos quieran prohibir esta vestimenta es la necesidad de identificar a las personas, "como por ejemplo, a las mujeres que van a recoger a sus hijos del colegio".
En este caso, apunta la representante de HRW, " hay medidas que ya se usan en algunos países de Europa, como que las mujeres enseñen sus rostros en privado a una persona".
Pero, por encima de todo, según ella, "legislar contra ello es la peor opción", ya que agravaría una situación ya de por sí penosa en muchos casos para estas mujeres.
Obligadas o no, la prohibición de llevar el burka en los lugares públicos, "implicaría que las mujeres que lo usan no salieran de casa o que vivieran encarceladas".
Sin poder salir de su casa por no poder mostrarse con burka en público, podrían correr el riesgo de aisladas del mundo y sin acceso a prestaciones básicas como sanidad o educación.
Las mujeres viajan en los maleteros de los taxis


Las miradas de estas mujeres están presas, como sus cuerpos.
Identificación de una mujer.

Las mujeres afganas tienen la prohibición de:
pasear solas por la calle, trabajar, estudiar e incluso recibir asistencia médica salvo en hospitales destartalados sin agua, ni electricidad, ni quirófano al que sólo se va a morir.
Ropa hospitalaria

La Maternidad Malalai está rodeada por un muro de cemento construido por los talibanes, con dos ventanucos diminutos.

Suraya Dalil

Del otro lado acampan los hombres que esperan a las mujeres internadas; sigue sin permitírseles entrar, como durante el gobierno de los talibanes, y hablan con sus esposas por los diminutos ventanucos.

"El régimen talibán ya no está -dice Suraya Dalil,
una médica afgana que participa en la Iniciativa Maternidad Segura, de Unicef-, pero su muro sigue en pie."
Nacer con burka.

Cuando una mujer está embarazada, los afganos dicen que está enferma.

En la Maternidad Malalai, la mayor del país, las mujeres son dadas de alta pocas horas después del parto por la enorme demanda de camas.

Pero el 97% de las mujeres afganas da a luz en sus casas porque tienen prohibido consultar a médicos varones y casi nunca dispo­nen de medios de transporte para llegar a un tratamiento médico.

Un informe reciente de Médicos por los Derechos Humanos
indica que el 40% de las mujeres que mueren durante su período de fertilidad es por complicaciones en el parto.
Hasta para bañarse en público tienen que ir tapadas totalmente.

A menudo,
la poca visibilidad que permite la pequeña apertura provoca,
al cruzar las calles, serios accidentes que llevan a estas mujeres a la muerte.
El adulterio está penado con la lapidación.

La mujer es metida en el suelo en un agujero
y tapada con tierra hasta el pecho.
A continuación los “hombres” le arrojan piedras hasta matarla.

Las piedras no deben ser ni tan grandes como para causarle la muerte rápida, ni tan pequeñas que no se puedan considerar “piedras”
Dibujo realizado por un niño afgano.

Debajo de la burka, la mirada de la madre no existe. No existe su rostro, su voz se distorsiona y es imposible el contacto con su piel.
Tampoco existe para estas mujeres la mirada del hijo al amamantar.No hay vínculo ni sostén a través de este soporte básico y constituyente de un Otro.

No hay mirada.






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