
Un Estado próspero honra a los dioses.
La fuerza de la necesidad es irresistible.
Quien no es envidiado, no es digno de serlo.
No considero nada vergonzoso honrar a los hermanos.
Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrase del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia.
Es una especie de enfermedad natural de los poderosos no poder fiarse de los amigos.
No es sabio el que sabe muchas cosas, sino el que sabe cosas útiles.
Ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino.
No hay un mortal de infortunio exento; nadie pasa la vida sin llevar la parte de su carga de males. Éste será hoy; aquel, será mañana.
En el dolor está la escuela de la vida; con él nos hacemos sabios.
Es una gran felicidad ver a nuestros hijos alrededor de nosotros; pero de esta buena fortuna nacen las mayores amarguras del hombre.
La mayor parte de los hombres, falseando la verdad, quieren aparentar ser mejores.
La mañana nace de su madre, la noche.
Lo mejor para el sabio es no parecerlo.
A los ojos de los hombres, el éxito es un Dios.
La obediencia es la madre del éxito.
Sólo de la rectitud del corazón nace la felicidad de todos requerida.
El que acaba de hacerse con el poder es siempre de condición severa.
Las palabras son una medicina para el alma que sufre.
Toda el agua de los ríos no bastaría para lavar la mano ensangrentada de un homicida.
Oye sólo a medias el que oye sólo a una parte.
La mejor salud tiene un límite.
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