Siguiendo al pie de la letra, aquello de que nuestro destino está escrito, cabe preguntarse por quién, y para qué. Y entonces, muchos contestarían con una sola respuesta única y universal.
La conclusión a la que muchas personas han llegado cuando se han formulado esta pregunta ha sido la siguiente:
Hemos venido. Estamos aquí. Y sobrevivimos. Nos vamos, porque hay alguien que necesita experimentar algo que no ha experimentado mientras estamos aquí; la ausencia. Pero no nuestra ausencia momentánea, no. Sino nuestra ausencia física.
Mi conclusión en cuanto a la ausencia espiritual consiste en afirmar que, esa ausencia la experimentamos en nuestro cerebro con más o menos intensidad. Y, ese pensamiento volátil, es el que yo identifico con ese espíritu del ser que nos ha abandonado, y con el que luchamos a vida o muerte, y del que queremos apoderarnos, aunque lo hayamos perdido.
Mi conclusión también es, que cuando ese alguien se va de nuestras vidas, es sólo, porque no hemos experimentado suficientemente la ausencia de ese ser. Por lo que su objetivo es, ponernos a prueba, pero ya con todo perdido.
Eso, me parece una gran falta de respeto para los que vivimos. Pero, es una falta de respeto que ponemos en práctica diariamente.
Lamentablemente, no tenemos tiempo para esos menesteres en esta vida tan ajetreada.
Si nos quedamos, es casi por el mismo motivo, pero con distintos matices. No alcanzamos a leer el mensaje de el porqué nos empeñamos en permanecer juntos día a día, pegados como una lapa.
Mi conclusión va en la misma línea.
Debemos escoger el momento para leer ese “mensaje”. No nos hemos parado a mirar la silueta de esa persona que nos acompaña. No hemos mirado, ni siquiera, la sombra que proyecta cuando camina a nuestro lado.
Quizás se trate de un experimento absurdo. Pero ¿lo hemos hecho alguna vez?. El hecho de observar la sombra de la persona que está a nuestro lado durante unos minutos, sin observar su físico, nos da una idea de lo que tenemos al lado.
Nos dice que es algo más que una compañía o un número con carnet, nómina y sueldo.
En ese momento, empezamos a entender que lo que nos rodea, en este caso, esa persona, es algo más. Esa sombra, es lo que más cerca está de su espíritu. Entonces, esa imagen se almacena en nuestra mente para proyectarse en el instante en el que debamos poner a prueba su ausencia.
El día que eso ocurra, nuestra imagen de su espíritu, será esa silueta. Mientras esa presencia nos acompaña en nuestro día a día, somos incapaces, algunas veces de plantearnos las hipótesis de lo que veríamos realmente o sentiríamos, si esa persona se ausentara de nuestra vida.
No voy a entrar en la dinámica del empalagoso consejo de amarse a brazo partido de la mañana a la noche efusivamente para mostrar nuestro amor incondicional por los que nos rodean, que son nuestros hermanos y semejantes ante la justicia Divina, ni mucho menos.
No voy a entrar en la dinámica del empalagoso consejo de amarse a brazo partido de la mañana a la noche efusivamente para mostrar nuestro amor incondicional por los que nos rodean, que son nuestros hermanos y semejantes ante la justicia Divina, ni mucho menos.
Aquí de lo que se trata es de prevenir el mal mayor. Ese que un día nos coge desprevenido, porque no hemos aprendido a echar de menos lo que poseemos.
No nos hemos parado a pensar en que nuestro comportamiento se asemeja a un exhaustivo examen para con los que nos rodean. El resultado de ese examen, viene a veces, cuando hemos perdido muchas oportunidades para corregir preguntas que ya no hace falta contestarlas, porque no tenemos la hoja delante.
No nos hemos parado a pensar en, si eso que entendemos como un “atadero” , con respecto a nuestros seres más cercanos, no esconde alguna de esas preguntas. Y, lo que es más curioso.
No nos hemos parado a pensar en si el resultado de todo lo que hagamos, va a jugar en nuestra contra.
Lo que no hicimos, lo que no dijimos, lo que no preguntamos, lo que no aplaudimos.
Todo ello, se puede traducir en un elenco de asignaturas que un día pasarán a formar parte de esa gran carrera que aprobemos o no, queda grabada en ese gran fichero que es nuestro cerebro. El gran baúl de los recuerdos, tanto buenos como malos.
"Si me voy, es para que aprendáis a echarme de menos. Si estoy aquí, es para no perderte. Si me quedo, es para que no me olvides. Y, si estoy así, es para sentirte cerca".
Arturo65
MÁS:
Un gran cuento para valorar lo que tenemos
ACTITUD, GRATITUD Y VALORACIÓN
Causa Y Efecto
Aprendiendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA TU COMENTARIO