Santo silencio profeso:
No quiero, amigos, hablar;
Pues vemos que por callar,
A nadie se hizo proceso.
Ya es tiempo de tener seso:
Bailen los otros al son,
Chitón.
Que piquen con buen concierto
Al caballo más altivo
Picadores, si está vivo,
Pasteleros, si está muerto;
Que con hojaldre cubierto
Nos den un pastel frisón,
Chitón.
Que por buscar pareceres
Revuelvan muy desvelados
Los Bártulos los Letrados,
Los Abades sus mujeres.
Si en los Estrados las vieres
Que ganan más que el varón,
Chitón.
Que trague el otro jumento
Por doncella una Sirena
Más catada que colmena,
Más probada que argumento;
Que llame estrecho aposento
Donde se entró de rondón,
Chitón.
Que pretenda el maridillo
De puro valiente y bravo,
Ser en una escuadra cabo,
Siendo cabo de cuchillo;
Que le vendan el membrillo
Que tiralle era razón,
Chitón.
Que duelos nunca le falten
Al Sastre que chupan brujas;
Que le salten las agujas
Y a su mujer se las salten;
Que sus dedales esmalten
Un doblón y otro doblón,
Chitón.
Que el letrado venga a ser
Rico con su mujer bella,
Más por buen parecer de ella
Que por su buen parecer,
Y que por bien parecer
Traiga barba de cabrón,
Chitón.
Que tonos a sus galanes
Cante Juanilla estafando,
Porque ya piden cantando
Las niñas, como Alemanes;
Que en tono, haciendo ademanes,
Pidan sin ton y sin son,
Chitón.
Mujer hay en el lugar
Que a mil coches, por gozallos,
Echará cuatro caballos,
Que los sabe bien echar.
Yo sé quien manda salar
Su coche como jamón,
Chitón.
Que pida una y otra vez,
Fingiendo virgen el alma,
La tierna doncella palma,
Y es dátil su doncellez;
Y que lo apruebe el juez
Por la sangre de un Pichón,
Chitón.
Francisco de Quevedo
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